Horacio González, inspirador de “Carta Abierta” siempre me resultó de lectura compleja, algo metafísica para un contorneo impreciso de “lo popular”. Es lógico en temas de ciencias humanas la precisión extrema no es recomendable. Pero a pesar de esto realmente González era un cuadro intelectual de enorme envergadura que nadie podría discutir su pertenencia al “Campo popular” (algo también de borrosos contornos ja). Con varios fallecidos recientes (como Alcira Argumedo) inspiraron desde los 70 una corriente de pensamiento y acción que aportó mucho.
“Carta Abierta” surgió en un momento crítico. Mas allá de la
opinión sobre la medida en concreto, más o menos bien diseñada, se formó por la
lucha entorno a la 125 y el conflicto con “el campo”. Lo cierto es que (no esta
de mas señalarlo) no puede haber un conflicto con “el campo” ja. Puede ser con
los propietarios, los arrendatarios, empresas que operan en algún nivel del complejo,
los peones, los campesinos o alguna categoría económico social especifica.
Pero ese conflicto, categoricémoslo como sea, dividió aguas y
marcó el devenir político. Y fue uno de los hitos de nacimiento del kirchnerismo
como movimiento con personalidad propia. Carta Abierta surgió ahí. Quizás como
un intento de canalizar una corriente de intelectuales en el aporte hacia lo
que consideraban un nuevo movimiento popular, o una nueva forma popular del peronismo.
O sea, quizás, ser los intelectuales orgánicos (aunque todos entrarían en la categoría
de Tradicionales) de esta nueva etapa del movimiento popular que se imaginaban.
Siempre convivieron en su interior, progresistas y peronistas, de diferente matiz,
Y, justamente, la idea de “popular” es de gran flexibilidad, lo que lo hacía
posible; además el Kmo era una reconversión o reconfiguración del peronismo con
elementos de la izquierda progresistas posmoderna de matriz laclauiana, y de
los nuevos movimientos sociales, de articulación de diversidad. Esa idea de construir
fuerza a través de la articulación (no unión) de elementos diversos y hasta en
aspectos varios contradictorios. Algo no típicamente “nacional” ni de “clase”, aunque
no negador inmediato de esas dos categorías, si difuminado de las mismas. Eso abría
el cause a una gran parte de la izquierda tradicional pos crisis identitaria de
los 90.
Sin embargo, no podemos negar que el conflicto con las
patronales agrarias (una parte de ellas ya que las aceiteras, claves del
complejo, estuvieron en segundo plano), fue un conflicto de clase y por una interpretación
de lo que era, o debía ser, Argentina, o sea un conflicto nacional. Y no
relacionado con las teorías posmodernas de la diversidad. Allí, en ese contexto,
surgió Carta Abierta y se transformó en una usina de funcionarios y de ideas
para dar la batalla en ese campo y en el de las Universidades nacionales. Pero
no está de mas recordar que existía cierta variedad en sus integrantes, de
hecho no eran lo mismo un González que un Foster, o un Alemán que un Casullo.
Hoy ante una nueva coyuntura de graves implicancias para
nuestro país un grupo numeroso de intelectuales muchos de los cuales eran parte
de la Carta Abierta original sacan un nuevo documento que pretende ser un hito
en la aglutinación para apoyar al Frente de Todos en la coyuntura crítica.
La coyuntura en este caso es el acuerdo con el FMI impulsado
por el gobierno nacional y apoyado por la oposición de derecha liberal. Una situación
que todos reconocen colocará a la Argentina bajo una tutela estricta del organismo.
Y el enfrentamiento que se da ahora es entre los que sostiene la necesidad del acuerdo
y quienes consideran que las condiciones que este implica mantienen y
profundizan la dependencia y la pobreza. Sin dudas una coyuntura crítica, pero
donde las trincheras son muy distintas a las de “la 125”. Y, específicamente, distinta
es la ubicación de los intelectuales firmantes de esta carta. Bueno. Salvo quizás
que solo veamos la superficie, o que seamos tan diversos que el contenido de
clase o nacional de la coyuntura no nos parezca relevante. O que solo estemos
del lado del poder o del gobierno dador de puestos y prebendas. La propuesta de
estos intelectuales es “Salvar la unidad del Frente de Todos” asumiendo que la
aprobación del pacto con el FMI no es tan relevante como para “enojarse mucho”.
Y que unas piedras en ese contexto gravísimo, implican un acto que amerite ser
incluido y condenado en esa declaración. Pero lo que quiero señalar son una
serie de aspectos.
Uno. Desde una perspectiva de clase, es claro que “la 125”
era una medida de signo opuesto al acuerdo con el FMI. Segundo que la definición
de “campo popular” y su asimilación al “Frente de Todos” es al menos
discutible. La maniobra que llevo a la construcción del Frente fue hecha con el
objetivo superestructural de arrebatar al “enemigo” una parte de su personal
político y neutralizar una parte de las clases dominantes para lograr una victoria
fácil desde el armado superestructural dividendo el frente enemigo y evitando
que lo peor del proyecto de entrega y destrucción de la nación se consolidara.
Esto dio nacimiento al FdT, y con él a un gobierno con sectores populares en su
interior, pero también sectores enemigos del pueblo e inclusive de la Patria
(si es que ambos términos son separables). A lo largo de la gestión de Alberto,
en los aspectos sustantivos estructurales que podían anunciar algún nivel de cambio
o de no continuidad, sean la cuestión de “Vicentín” o la del Río Paraná, (para mencionar
dos evidentes e indiscutibles), el Ftd o cedió demasiado fácilmente a los intereses
dominantes o, con el presidente a la cabeza, fue quien impuso la continuidad del
régimen vigente. Y no esta de mas decir que para tomar la medida necesaria de
no pactar con el FMI era necesario construir el escenario social y económico
para ello, como por ejemplo recuperar parte del sistema agroexportador. O sea,
que el pacto contrario a los intereses nacionales es una consecuencia de una política.
No algo coyuntural. Negarse a pactar con el FMI las condiciones impuestas es
parte de iniciar un camino mucho mas amplio de recuperación de la soberanía.
El llamado a la unidad por esta Carta Abierta de Alberto respecto
del proceso de la 125, es ,desde una perspectiva científica, su opuesto. Claro cuando
uno lee el actual documento esta perspectiva esta ausente. Hay una metafísica
donde se asocia a un vago “capo popular” con el Ftd en forma sustancial. Hay mucho
“miedo a la derecha”. Hay una vaga definición de “progresismo” y “demandas diversas”
a satisfacer de a poco. Pero sobre todo miedo, y de allí la necesidad de
aceptar lo hecho y lo existente como lo único posible frente al “infierno tan
temido”. Es como si nos dijeran … ¡¡¡Cuidado!!! Que con Alberto no podemos comprar
carne¡!! ¡¡Pero si estuviera Macri no podríamos tampoco comer pollo!!”.
El documento no es muy largo, es leíble pero abstracto. Diría,
además, muy plano. Sin embargo, creo necesario mostrar dos párrafos donde esta
el núcleo de su ideología
"El optimismo de la voluntad es clave para construir
hegemonía, para que una multiplicidad de demandas pueda articularse en un
gobierno popular. La construcción de mayorías y de sentido común requiere de
una estrategia compleja, donde la propia diversidad es un potencial
enorme". Pobre Gramsci. Como se lo usa y tergiversa. Bueno serán “Pos”
algo, y sabemos que con “pos” se niega los originales. Usan el concepto de
hegemonía de Gramsci bajo la interpretación de Laclau. “Multiplicidad de
demandas”, no es hegemonía. O es la concepción de “populismo” de Laclau y otros
sobre como es la sociedad posmoderna; será como contribuir gobernabilidad y lograr
apoyos sociales para ella. Pero no es hegemonía, la que tiene la cuestión de
poder y la construcción de un proyecto nacional en el centro de su
problemática.
Y segundo. "Unidad para defender la democracia y los
derechos humanos. Unidad para repudiar la persecución política contra líderes
populares y, ahora mismo, contra la violencia inusitada contra nuestra
vicepresidenta en el Congreso. Unidad para construir la transformación material
progresiva sobre la cual se despliegue el día a día de los trabajadores y sus
familias. Unidad para fortalecer a nuestro gobierno y a nuestro Presidente".
O sea, la contradicción derecha-izquierda. No. Me equivoco, derecha-progresismo.
Democracia y derechos humanos en forma sustantiva, nada de Soberanía y transformación
social. Somo un imaginario progreso obtenido mágicamente donde los trabajadores
consigan que se les derrame algo mediante alguna negociación exitosa y a través
de representantes políticos posibilistas (en la ideología de estos
intelectuales). Una idea que avergonzaría el reformismo tradicional. Es claro que,
si sacamos del centro de nuestras preocupaciones a aspectos estructural económicos,
geopolíticos, a la cuestión nacional, si vemos desde las pequeñas reivindicaciones
diversas y no desde la case trabajadora, lo que pasó en el congreso con la legitimación
de la deuda más fraudulenta de la historia del siglo XX en el mundo quizás, y
el acto de sometimiento a tutelaje, carecen de relevancia, y el gobierno de
Alberto no debe ser siquiera discutido. Aunque estos intelectuales pierden de
vista algo evidente en la votación: el voto positivo muestra un frente de acuerdo
en el que el enemigo que ellos tanto temen está incluido.
La mayoría de los firmantes son “intelectuales tradicionales”
en el sentido de Gramsci (hay algún sindicalista ojo), que se plantean ser orgánicos
del proyecto que se construye en torno a un nuevo “albertismo”. Dudo que pueda existir
tal corriente más que como un espacio de reproducción de gestión y de
funcionarios. Ya que el proyecto es el de las clases dominantes. Una tristeza
en un mundo que cambia y abrirá oportunidades a los pueblos con audacia. Ellos no
entienden esto, más aún ven con miedo, son el miedo expresado en ideas. Lo que
sigue está muy trillado, pero me atrevo a repetirlo: “Un intelectual que no
comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante; y
el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no
en la historia viva de su tierra”. La nueva cara Abierta de Alberto es realmente
muy triste para los que la integran. Les reservaremos un lugar en la “antología
del llanto”. O más bien en la trinchera de la resignación.
Guillermo Martín Caviasca
Marzo 2022
Felicitaciones Guillermo! Muy claro y contundente tu análisis.
ResponderEliminarGuillermo te olvides que NESTOR acordó con el FMI para ganar tiempo juntar verdes y luego fletarlos???; No comparto tu crítica a la excelente carta de los intelectuales...
ResponderEliminarMuy bueno . El posibilismo hegemónico en el pensamiento nacional no es más ni menos que resignación
ResponderEliminarLamentablemente hay derrotados confesos que venden como "posibilismo" lo que es rendición. Intérpretes de la historia sin contexto. Te muestran una foto y te cuentan la película. No es la primera vez ni serán los últimos que se rinden y cambian de bando para calmar su conciencia. Intelectuales sin Patria que jugaron al "populismo" sin reconocerse nunca Pueblo
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