Guillermo Martin Caviasca UBA/UNLP
Docente de grado de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata – Docente de posgrados de la Universidad Nacional de Rosario.
helicopterox@yahoo.com.ar guillermo.caviasca@gmail.com
La Relaciones internacionales de la Argentina contemporánea. Debates y alternativas
En el siguiente artículo nos centraremos en la
esfera de las RRII presentando un análisis de las doctrinas imperantes en
Argentina las últimas décadas. Y en forma subsidiaria haremos observaciones de
diplomacia o geopolítica. Definimos estas tres categorías interrelacionadas:
“diplomacia”, “relaciones internacionales” y “geopolítica”. Tienen
especificidades distintas y que abarcan de diferente forma la vida, historia y
proyección de los grupos humanos políticamente organizados. En estas
disciplinas se construyen teorías que expresan visones del mundo e intereses
distintos. O sea, tanto la “relación” entre ellas como las “adscripción
teórica” a alguna doctrina hace a la política concreta que se lleva adelante
por el grupo humano en cuestión.
Hablamos de “grupos humanos” cuando lo más
común es hacerlo de “estados” o “naciones”. Lo hacemos porque no en toda la
historia la diplomacia, la geopolítica, las RRII tuvieron como sujetos Estado
nación modernos. Aunque evidentemente la “diplomacia” moderna con sus embajadas
y relaciones permanentes es propia de los siglos XVI en adelante, en Europa
occidental, y el sistema de RRII solo se ve con claridad desde la Paz de
Westfalia. Sin embargo, es innegable que existe una geopolítica del imperio
Romano, de Atenas, de Persia o Egipto, etc. Como que hay relaciones
diplomáticas entre Estados nación y tribus o pueblos sin estado, como se ve
claramente en Argentina, aun entre provincias de una misma protonación.
Vemos claramente en el siglo XX y más aún en el
siglo XXI son sujetos de RRII y de concepciones geopolíticas, tanto organismos
supranacionales, sean financieros, sociales, u organizaciones supraestatales;
como grandes asociaciones de capitalistas, corporaciones o sociedades
económicas “sin estado”. Como también estructuras religiosas, tales como la
iglesia católica, diversos grupos musulmanes, judíos, etc. Grupos armados supra
o intra estatales, aparecen como sujetos, no solo de la vida interna de un
pueblo, sino de las relaciones entre pueblos con implicancias geopolíticas de
envergadura y, por lo tanto, sujetos de diplomacia y RRII[1]. Por lo
tanto, si bien el Estado como forma moderna de organización y estructura en la
cual se encuadran las personas, empresas, u organizaciones libres del pueblo de
diverso tipo, es el vector central de las RRII, el principal estructurador de
diplomacias, y la principal herramienta de despliegue de la geopolítica de una
comunidad humana, debemos tener claro que no es la única. Ni hacia dentro del
ámbito del Estado, ni hacia a fuera o por sobre él.
La forma en que se definan la geopolítica, las
RRII y la diplomacia permite ubicar el proyecto que expresan los actores de
este complejo. Nosotros aceptamos que existe una escala que desciende desde la
geopolítica, pasa por las RRII y termina en la diplomacia. En breves palabras,
la geopolítica es la disciplina que estudia las tendencias de largo plazo de
los estados o grupos humanos organizados y con un nivel de “soberanía”, en el
contexto geográfico regional y mundial. Teniendo en cuenta temas económicos,
culturales, geográficos, militares, demográficos, etc. Puede ayudar a
interpretar las tendencias de esas comunidades; expansivas o contractivas,
pacificas o violentas, mercantiles o territoriales, etc. Y permite predecir
posibles conflictos, o desarrollos internos y externos de esas comunidades, y
dotarlas de políticas coherentes de largo plazo
Las RRII son los lazos de todo tipo
(institucionales, entre organizaciones civiles, económicos, culturales, etc.)
que se establecen entre comunidades políticamente organizadas y con algún nivel
de soberanía. Hacen referencia a la disciplina académica que trata sobre el
estudio de los asuntos extranjeros y de las grandes cuestiones del Sistema
Internacional en materia política, económica, militar, jurídica y diplomática.
La diplomacia engloba las relaciones oficiales
que dos Estados, o entre comunidades políticamente organizadas aceptadas por el
derecho internacional (o por otra comunidad de hecho). Se mantienen por medio
de misiones permanentes, o bien, las relaciones que mantienen entre sí los
Estados por intermedio de los agentes diplomáticos que acreditan unos ante
otros.
Los conceptos anteriores, como se ve, engloban
desde temas más amplios a más restringidos. La geopolítica seria “la gran
estrategia” nacional[2].
Las RRII al conjunto de vínculos que en el mundo se establecen entre entidades
con capacidad de incidencia “soberanas” de derecho o, de hecho. Y la
diplomacia, se restringe (aproximadamente) al ámbito de las relaciones
jurídicas interestatales o con grupos humanos que son reconocidos como
equivalentes por su influencia. Y se suelen restringir a los aspectos políticos
fundamentales que afectan directamente el ejercicio de la soberanía nacional
frente a otra clase de relaciones como las comerciales, económicas, culturales,
científicas o de cooperación técnica que se efectivizan por otros canales.
Para las dos últimas, la definición canónica,
dice que se enmarcan en el seno del Derecho Internacional. Las primeras están
reguladas por el Sistema de Derecho Internacional de las Naciones Unidas[3]
y las segundas, con una visión de carácter diplomático, inherentes a la esfera
del protocolo, son reguladas por la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas[4].
Como vemos, “formalmente” estas definiciones serian ajenas a las relaciones de
poder y las luchas de clases, grupos etc. extraestatales. Como nosotros
consideramos que el derecho en general, pero mucho más el derecho internacional,
es una cuestión de relaciones de fuerzas, creemos que la idea “formal” solo
debe tomarse como marco en que las personas que actual en ese campo “creen” que
se mueven, siendo ingenuas, o siendo funcionarios de estas instituciones
producto histórico de RRFF. Esta aclaración es importante, ya que no es lo
mismos contar con un personal burocrático del Estado de carrera y profesional
de las RREE que se consideran parte de un sistema jurídico internacional, que
contar con un personal del mismo tipo que actúa en ese sistema, pero en nombre
de una doctrina propia y en competencia con otros intereses.
***
La concepción geopolítica argentina vivo tres
etapas. Una la liberal en la que se construyó el Estado nación y se estructuró
una relación de dependencia respecto de Inglaterra acorde a una visión positiva
de la división internacional del trabajo. En esta concepción, lo territorial
era importante, se fijaron las fronteras y de pensó al país como socio en las
relaciones con la potencia dominante y a los vecinos inmediatos como
competidores geopolíticos. En RRII una vez consolidado en estado nación, la
argentina sostenida en una independencia relativa respecto de los emergentes
EEUU, buscó limitar la capacidad de la potencia del norte para hegemonizar en
la región. Apareciendo nuestro país como alternativa, y sentado las bases de
algunas doctrinas de RRII exitosas[5]
frente a las agresiones de potencias sobre países de la región[6].
En ese sentido nuestro país sostuvo la idea de independencia y políticas
estatales singulares para cada país sin apostar en la época realista liberal a
acuerdos regionales que sustrajeran al país de su asociación “privilegiada” con
Europa.
Posteriormente con el nacimiento y crecimiento
en fuerza de corrientes industrialistas en las FFAA (Brown, 2010: 271.
Caviasca, 2017) y nuevas clases sociales con intereses en el desarrollo
autónomo, como los obreros y empresarios productores de bienes de consumo
masivo, se produjo una ruptura. Se expresa en el peronismo. Cuya doctrina de la
“tercera posición”[7]
(Perón, 1964) puede representar tanto aspectos geopolíticos como de RRII
concomitantes. Argentina buscó distanciarse de Inglaterra sin caer en la órbita
de EEUU, pero manteniendo una relación buena con el mundo occidental en el que
el país se enmarcaba. Es de destacar que con Inglaterra se buscó más que una
ruptura escandalosa, un distanciamiento negociado, dando cuenta del ocaso de
este país como metrópoli y aprovechando su situación de debilidad de posguerra.
Se orientaron las RRII hacia la construcción de
un bloque sudamericano, y a trabajar la unidad con los vecinos más importantes,
como Chile y Brasil[8]
(el famoso y boicoteado ABC). Extendiendo estas propuestas a organizaciones
sociales, culturales y sindicales[9]
(como al ATLAS). Proyectando la argentina hacia la región. La geopolítica
nacional fijó objetivos complementarios. Uno la región; el otro la proyección
hacia el Atlántico sur y la Antártida, reafirmando los derechos argentinos en
Malvinas y delimitando nuestro sector en el continente blanco. Si bien estas
ideas no fueron monolíticas, se conservó una orientación industrialista en todo
el periodo. El mayor “realismo” competitivo en la región y una orientación
geopolítica “anticomunista” de adscripción a las hipótesis de conflicto
noratlánticas, primó después de 1955 en las dictaduras y semidemocráticas
antiperonistas. Mientras que el peronismo, (también realista) se orientó hacia
el llamado “tercer mundo” y a políticas “autonomistas” de un distanciamiento
relativo y lento de ese bloque. Una tercera posición geopolítica.
Finalmente, desde 1983
argentina carece de una visión geopolítica hegemónica ya que no existe un
consenso de que hacer. El consenso neoliberal[10] carece de
una visión geopolítica propia. Las RRII se orientaron hacia lo que se llamó
“Realismo Periférico”, una rearticulación de la dependencia que no ha sido
estabilizada hasta hoy. Habría que pensar si en la nueva etapa del capitalismo
la “estabilidad” de los espacios nacionales (inclusive su existencia tal como
se conocieron desde la modernidad) es un objetivo de los poderes hegemónicos
(pero esto es tema de otro trabajo). El realismo es una doctrina de la que se
pueden encontrar antecedentes desde la antigüedad clásica y cuya vigencia en el
despliegue de las RRII de los estados modernos fue dominante (aunque en
competencia con visiones idealistas o liberales). Lo cierto es que el realismo
aun el más agresivo se atiene y se encuentra enraizado en las condiciones
nacionales concretas de cada país y eso lo hizo más eficaz. Sin embargo, es en
la posguerra cuando surge como una doctrina coherente. Su referente más
importante en RRII es Hans Morgenthau, alemán nacionalizado estadounidense, en
su libro La política de las naciones de 1948 (Morgenthau, 1948) define
seis principios que caracterizan el pensamiento de esta escuela. Es importante
presentar brevemente esta escuela ya que fue hegemónica en la posguerra y
enmarcada en doctrinas geopolíticas nacionales rigió la política de RRII de los
EEUU y otros estados durante décadas. Además, y esto es lo central en este
trabajo, tanto el “realismo periférico” como su antagonista la “autonomía” se
construyen con este referente como marco.
Primero. La política, como
la sociedad en general, está gobernada por leyes objetivas arraigadas en la
invariable naturaleza humana; por lo tanto, es posible desarrollar una teoría
racional que refleje estas leyes objetivas. Segundo. El rasgo principal del
realismo político es el concepto de interés, definido en términos de “poder”.
DE esto se deduce un orden racional como objeto de la política y hace posible
la comprensión teórica de la política. Hace hincapié en lo racional, lo
objetivo y lo no emocional. Tercero, se asume que el poder es una categoría
objetiva universalmente válida, pero no estable. El poder es el control del
hombre sobre el hombre, esto elevado a las relaciones interestatales. Cuarto.
El realismo es consciente de la tensión entre la moral y las exigencias de la
acción política eficaz. Pero la doctrina no se mete en cuestiones de moral.
Quinto. El realismo político se rehúsa a identificar las aspiraciones morales
de una nación en particular con las leyes que gobiernan el universo. Es el
concepto de interés definido en términos de poder, por lo tanto, la moral y la
política de bajo nivel, son excluidos. Sexto el realista político sostiene la
autonomía de la esfera política. Se pregunta: ¿cómo afectará esta política el
poder de la nación? El realismo político está basado en una concepción
pluralista de la naturaleza humana. Un hombre pura y exclusivamente político no
sería más que una bestia, pues carecería por completo de límites morales. Sin
embargo, para desarrollar una teoría autónoma del comportamiento político, el
"hombre político" debe abstraerse de los demás aspectos de la
naturaleza humana.
El centro de la
discusión frente al orden mundial está en el concepto de “anarquía en las RRII”[11].
Concepto que se deduce de las premisas del realismo, si cada nación sigue más
allá de cualquier otra premisa, el interés nacional y la cuestión del poder
está en el centro de las relaciones humanas, no puede existir un orden
universal natural aceptado por todos. Por el contrario, existen múltiples
intereses nacionales en pugna, y el orden mundial es solo una relación de
poder.
La efectividad de la
teoría realista se relaciona con el tipo ideal weberiano de “acción racional
con arreglo a fines” y con el reconocimiento de la realidad concreta de cada
nación. En la secularizada relación interestatal de los siglos XIX y XX, se
hizo ampliamente aceptable. Es positivista en muchos aspectos, se ve claramente
en su señalamiento de los conceptos de “razón”, “ciencia”, “poder nacional”,
“Estado nacional”; pero descree del “orden universal” positivo anunciado por
Comte. De la misma forma el realismo es antagónico del ideal Kantiano de “Paz
perpetua”, al que no considera un objetivo lógico, y sin dudas entraría en lo
que el realismo consideraría una “moralina” nociva.
Breve descripción de la
política de RRII argentina.
Existe un “campo”[12]
de las RRII una tendencia a observar el panorama internacional vigente en un
momento histórico y ver de él un “foto”. O sea que las relaciones de fuerzas
existentes permanecerán inalteradas y las hegemonías naturalizadas. Aunque se
tomen en cuenta los conflictos y las posibles alteraciones de las relaciones de
fuerzas entre los forjadores del sistema (y al interior de cada formación
social), pareciera pensarse el mundo como un escenario de un teatro clásico
donde las reglas no se alterarán. Es una visión ahistórica, o a lo sumo
cortoplacista, que responde a las necesidades inmediatas. Perdiendo de vista
que (solo en el siglo XX) ha habido cambios de hegemonías, se han desarmado
imperios coloniales, surgió y cayo la URSS, o nuestro país paso por toda la
experiencia del peronismo, la industrialización, etc. Ignora que el capitalismo
dominante en sí mismo encierra varias etapas disímiles en sus RRFF
internacionales y en la forma de organización interna. Lo único que permanece
como líneas orientativas generales para entender el problema de las RRII son
las doctrinas geopolíticas en los estados que las tienen.
Por otro lado, existe
la tendencia en los estudios de RRII a crear teorías para adaptarse al mundo y
sus statu quo de manera más o menos hegemónica o subordinadas. Sin
embargo, casi ninguna teoría da cuenta de cómo es creada. La cuestión es que
las teorías no surgen en abstracto, ajenas a las condiciones sociales y
materiales de la sociedad en que viven los que las crean y/o asumen. Por el
contrario, son parte intrínseca de estas.
Proponemos dos polos en
los que podemos agrupar el pensamiento en RRII: el cosmopolita y el nacional.
El que llamamos cosmopolita asume que las RRII de un país están subordinadas a
la geopolítica de la o las potencias que ejercen influencia o domino en la región.
Proponen desplegar la acción del Estado en los intersticios que la
subordinación estratégica permite sin arriesgarse a alterarla. En general
piensa al país desde el mundo, desde las hegemonías e instituciones
internacionales. Tiene un cierto parentesco con el “idealismo”,[13]
con la salvedad no menor de que este último cree en un orden internacional
“justo y equilibrado”, mientras que el cosmopolitismo en RRII asumidos desde
los países dependientes da como un dato incuestionable la desigualdad.
La que denominamos
nacional, piensa las RRII desde los objetivos de la comunidad que tiene como
base, para servir a los objetivos estratégicos de la nación. Toma al mundo como
un escenario competitivo/cooperativo que desafía a la nación y que debe ser
interpretado. Puede ser más “materialista histórico”, partiendo de lo local a
lo general, de las condiciones materiales concretas de la nación y viendo las
contradicciones múltiples existentes en el escenario nacional y mundial. Aunque
también puede ser idealista, tomando al Estado como un objeto trans histórico y
fin último de toda acción política, en este caso de las RRII, dejando de tomar
en cuenta las realidades materiales y condicionamientos objetivos. Sin embargo,
cualquier doctrina cosmopolita, lleva en sí misma la tendencia a crear una
elite de funcionarios de carrera, un “campo” trasnacional, de diplomáticos,
funcionarios, técnicos e intelectuales, cuyo espacio de identidad se asienta en
instituciones globales, sean estas estatales, supraestatales o privadas.
O sea, el foco de
nuestro análisis está en la discriminación entre doctrinas de RRII (y políticas
de los gobiernos) que tienden a pensar desde la acumulación de poder local para
lograr mayor capacidad de autonomía, y doctrinas que tienen a sostener que las
RRII se orientan por adecuarse a los equilibrios de fuerzas mundiales
expresados por las instituciones internacionales. Aclaramos que una perspectiva
desde lo local (aun una agresiva) no niega la existencia de equilibrios
internacionales, ni una cosmopolita ignora la situación nacional. Como veremos
más adelante.
El “Derecho
internacional” es un elemento clave en el orden internacional contemporáneo. El
derecho internacional público son una serie de normas jurídicas que regulan el
comportamiento de los Estados y otros sujetos internacionales, en sus
competencias propias y relaciones mutuas. Es el ordenamiento jurídico de la
comunidad internacional. Esta construido a través de los diversos tratados
firmados por los Estados en los que subordinan, delegan en forma directa u
opcionalmente parte de sus soberanías en algunos asuntos que se consideran de
implicancia extra nacional. Lo realizan dando jurisdicción a tribunales
internacionales tanto en lo penal, financiero, etc. Abarcan orbitas de DDHH,
relaciones económicas y financieras internaciones tanto públicas como privadas,
etc. Los organismos políticos de diverso tipo, algunos reconocidos globalmente
al estar integrados por todos los estados, otros parciales. Algunos de
competencias supraestatal reconocida, otros no, pero que en la práctica operan
como si fueran organismos supraestatales. Algunas de estas normas son
construcciones que se les pude adjudicar una amplia legitimidad[14],
otras son la consecuencia de victorias en guerras, militares, económicas, etc.,
de un grupo de naciones. Pero en todos los casos la legislación y/o las
instituciones son emergentes o condicionadas por dos cuestiones. Una el poder
absoluto y relativo de quienes detentan la hegemonía en un momento histórico,
que pueden transformar una institución legitima en una herramienta de presión
política por intereses hegemónicos, (como los organismos trasnacionales de DDHH,
por ejemplo). Otra, que existe de hecho un diferencial de poder y de intereses
que hacen que cualquier institución o derecho sea objeto de disputa, y que los
detentadores de ese diferencial de poder son los que construyen los
dispositivos internacionales en los que opera la diplomacia. Esto debe ser
tenido en cuanta cuando en RRII se elaboran doctrinas para guiar el comportamiento
de la política internacional de una comunidad política.
La Autonomía
heterodoxa. La primera teoría de las RRII de origen nacional.
Juan Carlos Puig llegó
a ser ministro de Relaciones Exteriores un breve periodo de mayo a julio
durante el gobierno del FREJULI en 1973, como muchos es ese tiempo fue víctima
de las luchas internas. Sin embargo, su actuación esos meses dejo una serie de
acciones en el área de las RRII que muestran desde el Estado la implementación
de las teorías que desarrollaba desde “Escuela Superior de Ciencia Política y
Relaciones Internacionales” de la Universidad nacional de Rosario. Su teoría de
la autonomía es el primer desarrollo en el ámbito académico de RRII desde un
país que en ese tiempo se denominaba Tercer Mundo[15]. Sigue cobrando
relevancia porque la Teoría del Realismo Periférico de Carlos Escude está
construida con este antagonista, aunque este difuso como ya veremos
(metatextual).
Durante el tercer
gobierno peronista el canciller Puig, Jorge Vásquez como subsecretario de RREE,
Jorge Carcagno como comandante del Ejército y José Ber Gelbard como ministro de
economía, desarrollaron una serie de iniciativas a nivel internacional que
tuvieron como eje la concreción de reformas al sistema interamericano
(diplomático, económico y militar), la creación de un dialogo entre los países
latinoamericanos que diera cuenta del problema de la “dependencia”, el
acercamiento a países del tercer mundo, convenios comerciales con países fuera
de la órbita occidental, que permitiera una base de autonomía tecnológica
económica etc. sustento para la autonomía geopolítica[16], etc.
Políticas que se continuaron bajo la presidencia de Perón, con el ingreso a los
No alineados y los acuerdos económicos con Cuba, por ejemplo[17].
Es interesante este punto porque Carlos Escudé
en su “Historia de las Relaciones Exteriores” (Escudé, Cisneros, 2000) señala
dos cosas (que profundizaremos más adelante). Una que el sucesor de Puig,
Alberto Vignes[18]
intento revertir estas políticas saboteando el ingreso de Argentina a No
Alineados y otras contra políticas similares. Y segundo que la política de RRII
tanto de Perón como de la “Revolución Argentina”, la dictadura del “Proceso” o
inclusive Alfonsín no variaron en forma sustancial. Con sus variantes, todos se comportaron como si Argentina pudiera ser un
actor que fijara sus políticas por sus intereses particulares. Poniendo de relieve que la adopción del
“Realismo Periférico” era un cambio casi “revolucionario” en las RRII de
nuestro país[19].
Para Puig (Puig, 1984) la autonomía es la
máxima capacidad de decisión propia que se puede lograr, teniendo en cuenta los
condicionamientos objetivos del mundo real. Se puede considerar emparentada con
los principios del Realismo que señalamos más arriba, sin embargo, los autores
realistas no se refieren a los múltiples y diversos condicionamientos que
limitan las posibilidades de un país dependiente. El realismo es claramente
“estado céntrico” y vemos que doctrina de la autonomía no lo es. Para el
realismo el Estado es el sujeto único y su orientación es la maximización de
poder, sosteniendo que la esfera política (de RRII) es autónoma de las demás.
Mientras que la doctrina de la autonomía, relacionada con la teoría de la
dependencia, parte de la constatación de que los Estados no son iguales, ni
absolutamente libres. Existen condicionamientos del orden económico,
financiero, comercial, tecnológico, cultural, etc. más allá del militar y la
acumulación lineal de poder estatal. El autonomismo no niega estos factores de
poder estatal, pero ve el rol de las multinacionales, en intercambio desigual,
los condicionamientos históricos, la existencia de conflictos de clases y
organizaciones políticas y económicas nacionales y transnacionales.
La doctrina de Puig parte de la existencia de
un mundo bipolar y una cantidad mayoritaria de estados del “tercer mundo”
dependientes (o carentes de autonomía) en diferente grado. O sea, de la
descripción del mundo de las décadas del 60/70/80, y sabemos que la
“bipolaridad” terminó con la caída de la URSS. Lo cierto es que, vista con
flexibilidad y como marco conceptual, la doctrina otorga una serie de
categorías operativas y líneas acción para orientar las RRII que parecen
trascender el horizonte de la guerra fría. Toma en cuenta con claridad la
existencia de actores al interior de los estados. No ve a los estados como
unidades monolíticas con objetivos similares, sino que los objetivos están con
relación con la situación particular y la existencia de una “elite nacional”
que tenga un proyecto. Esta “elite”[20] (en términos weberianos, o de bloque histórico en términos
gramscianos), es la que otorga la coherencia a las RRII de un estado, pero
no garantiza que el objetivo sea la maximización de poder o autonomía. Puede
existir una “elite” que negocie condiciones coloniales, o de dependencia,
inclusive que confronte a fondo con las potencias.
Entonces la idea de autonomía toma en cuenta
que el resultado de la política exterior está condicionado por la relación de
fuerzas internas al país en cuestión. O sea, no ve al Estado como la expresión
de un todo homogéneo. El Realismo tenía este problema. Al igual que Clausewitz,
concebía la guerra (el conflicto) solo entre estados. Sin embargo, para el
Prusiano, y su teoría de la guerra esto no era grave, ya que la teoría puede
ser adaptada sin demasiados problemas a conflictos al interior de un estado,
concibiendo la necesaria homogeneidad del frente propio el que también aparece
como problema. Pero en RRII no ver la diversidad de intereses al interior de un
país, los que operan sobre el Estado, es más complicado, ya que no permite
entender las “causas internas”[21]
de situaciones de semicolonialidad, o dependencia, ni la existencia de “elites”
no “nacionales” que no conduzcan el Estado con los principios del realismo. La
“anarquía” del realismo, sigue presente, pero con la inclusión de más actores
internos y externos, la incorporación de jerarquías entre estados y bloques. Y
con el cálculo racional en torno a la “cuantificación de costos” de ser parte
de un bloque o de abandonarlo.
La teoría además sostenía dos líneas de
contradicción: este oeste y norte sur. Pareciera claro que la contradicción
“norte sur” (o sea países desarrollados, potencias vs. países débiles o
dominados) se sostiene en general. Como podemos ver que a lo largo de la
historia de la humanidad siempre determinados actores políticos sociales,
comunidades políticamente organizadas, han desarrollado aspiraciones de dominio
sobre otros pueblos. Lo que no se sostiene es la contradicción este oeste,
menos aún en su clivaje ideológico (capitalismo-comunismo). Sin embargo, la
contradicción entre potencias, bloques de potencias, desarrolladas y con
aspiraciones de dominio sigue existiendo. No en forma Este – oeste, pero si en
una disputa entra potencias o grupos de potencias en múltiples escenarios donde
los agrupamientos de los bandos no son necesariamente en dos, ni siempre se
repite en mismo alineamiento de acuerdo al tema de lucha[22].
Los tipos ideales del autonomismo en las RRII
son: Dependencia colonial, en la cual la elite dirigente nacional no conserva,
ni está interesada en hacerlo, márgenes de libertad de acción. Se encuentra
asociada íntimamente a la potencia dominante. Es una situación colonial o
semicolonial.
Dependencia nacional, la típica de argentina de
los siglos XIX y mitad del XX (y continuada desde fines del mismo siglo). Donde
existe una élite nacional con un proyecto propio pero los márgenes de acción de
la misma están limitados por los intereses estratégicos de la potencia
hegemónica y las ramificaciones capilares dentro de la formación social que
hacen a la pérdida de libertad de acción. Es una situación de dependencia.
Autonomía heterodoxa, representa la propuesta
de Puig para transitar desde la situación de dependencia nacional. Implica
buscar los máximos niveles de autonomía sin intentar confrontar en todos los
planos con la potencia dominante, Buscando consensos en algunos temas que a la
potencia le sean claves, e intentado recuperar capacidad de decisión en otros.
Por el hecho de considerar el riesgo de una confrontación a fondo. La
“autonomía heterodoxa” sostiene la posibilidad de un equilibrio entre temas
clave de confrontación para la nación, y temas clave de negociación con la
potencia. Esta línea de acción tiene el límite de que estos temas se pueden
solapar, (y de hecho esa situación se da, sobre todo cuando la potencia es
avasallante). Aquí entra el cálculo de costo-beneficio de la confrontación y el
nivel de la misma que se puede desplegar, el nivel de potencia nacional
alcanzado, y el marco de alianzas regional. Parece aproximarse a la política
tradicional del peronismo respecto de EEUU.
Por último, la autonomía secesionista. Es la
que busca separarse abiertamente del bloque en que el país se encuentra,
confrontado con la potencia dominante. Esto, considera Puig, tiene dos riesgos.
Uno caer en la protección de otra potencia, con lo que de hecho la autonomía no
se lograría. Y segundo la posibilidad de ser aplastado por la diferencia de
poder existente entre la potencia y el país dependiente, que se manifiesta en
muchos planos. Puede referirse al caso de Cuba en su época, o al de Venezuela
hoy[23].
Complementariamente con lo que venimos
describiendo el autonomismo como proponía orientar las RRII hacia el
subcontinente, para lograr políticas defensivas comunes. Es de destacar que
esta doctrina esta pensadas desde países de la periferia y para países de la
periferia.
Carlos Escude y la diplomacia semicolonial
arlos
Escudé[24]
politicólogo y especialista en Relaciones internacionales. Fue beneficiado con
una beca Fullbright en los setentas y se graduó en la universidad de Yale. Fue
profesor del ISEN, de la UNC e investigador del CONICET entre otros centros de
formación como el CARI y el Seminario rabínico latinoamericano. Personaje
histriónico de bastante presencia en los medios con tesis provocativas frente
al nacionalismo, la izquierda o el tercermundismo. Fue asesor especial del
canciller Di Tella[25]
durante los primeros años del Menemismo cuándo se diseñó la reorientación de la
inserción internacional de argentina. En 1992 publicó Realismo periférico[26]
(Escudé, 1992) donde da cuenta de la política internacional naciente durante
esos años. En otras dos obras precursoras editadas por el Instituto Di tella de
donde de 1990 “El Fracaso del Proyecto Argentino: Educación e Ideología”, y de
1987 “Patología del Nacionalismo: el Caso Argentino”, se anuncia un proyecto de
pedagogía en torno a “ablandar” los valores nacionales que supuestamente
encorsetan el accionar argentina en RRII para establecer una relación
privilegiada con la potencia dominante. Como vemos ambos están editados por el
Instituto Di Tella, futuro ministro de RREE.
La principal tesis de Escudé es el “Realismo
periférico” (RP). Doctrina de RRII que hegemoniza la diplomacia argentina desde
la década de 1990 y que, con intervalos y matices, es la política de los
gobiernos nacionales. Está basada en un diagnóstico real del éxito de la
transición capitalista de los 70 y 80 con la hegemonía financiera (el
“neoliberalismo”). Sumado al cambio radical del escenario geopolítico con la
caída de la URSS. Sin embargo, el RP tal como lo enuncia Escudé, no solo parte
de un diagnóstico oportunista de situación, sino que se le adjudica una
proyección retrospectiva. Supuestamente debía haber sido la política racional
de nuestros gobiernos desde los 40, cuando se extravió en un nacionalismo
económicamente costoso, como veremos más adelante.
Con este escenario pone su artillería intelectual
para golpear las doctrinas que plantean algún tipo de autonomía contra el
hegemón mundial (anunciado en los 90 como definitivo). Fuerza las similitudes
en todas las RRII argentinas antes del periodo “menemista”, con ejemplos
puntuales que incurren en falacias. Especialmente exagera la voluntad de
confrontación de peronistas, militares o radicales, adjudicando el “fracaso
argentino” a esta actitud. No es que Escudé afirme que todos estos diversos
gobiernos eran “antiyanquis” o “antiimperialistas”, sería algo muy burdo, por
el contrario, su propuesta es seria. Va a cuestiones estructurales más
profundas. Señala que la “voluntad de autonomía” (y aquí se ve el interlocutor
metatextual) estaba presente en todos, y que esto lleva a la confrontación.
Fueran, la “tercera posición” peronista, la idea de los militares de ser
“socios” igualitarios y moverse independientemente, o cierto idealismo de los
radicales.
La idea de que un país se puede mover en el
escenario mundial como si fuera plenamente soberano lleva, para Escudé, a la
confrontación. Fuera por la intención militar de fabricar submarinos, misiles o
venderle granos a la URSS. O que los peronistas intentaran crear instituciones
propias competitivas con las de la potencia, u orientase al tercer mundo. O la
radical de creer en un mundo de RRII igualitarias o asociarse con la
socialdemocracia para compensar la influencia de los EEUU. Se ensaña con
Malvinas, tanto como cuestión que condiciona las RRII, como muy especialmente
con la guerra que dañó la posibilidad del Estado de mostrarse confiable a
occidente. Por eso es su insistencia muy destacada en la necesidad de hacer
políticas exteriores que borren esa acción y difuminen ese reclamo. La teoría
es desatacada porque no es un burdo entreguismo verbal y coyuntural, sino que
pretende ser expresión orgánica de la dependencia estructural como dato
irrevocable.
***
Señalaremos en este trabajo dos de las obras de
Escudé que nos parecen fundamentales. Historia de las RREE (Escudé,
Cisneros. 2000), y Principios Realismo periférico (Escudé. 2012). El
primero es una obra sin dudas destacada y de consulta, 15 tomos que abarcan
hasta el año 2000. Con 14 colaboradores que desarrollan diferentes partes de la
obra, bajo la supervisión de Escudé y la revisión de Cisneros. Una obra de
consulta con un gran número de fuentes muy valiosas, amplias citas, etc. La
obra, la más amplia de su género, es de referencia y debe ser de formación para
quienes este en el ámbito de las RRII, obviamente. Tiene una orientación cuya
llave es la “interpretación” como en todas las obras de las ciencias sociales.
En ella el núcleo está en una de las definiciones
clave de Escudé: la política exterior Argentina tuvo un antes y un después con
Menem[27].
Por eso puede poner énfasis en mostrar que no hubo diferencia entre los
cancilleres de Onganía, Lanusse, Cámpora, Perón, Isabel, en ese corto periodo
tan radical y diverso. Porque sin dudas todos (de derecha o izquierda)
intentaron hacer políticas como si argentina fuera independiente. Con Menem
Argentina se comenzó a comportar como receptor de políticas de las potencias. Y
Escudé consideraba que él tenía una parte del mérito de este cambio, con el que
califica de su “amigo” Di Tella.
El último tomo de la Historia... está
redactado por Francisco Corigliano[28] y
cuenta con un elogioso prólogo de Escudé. Allí señala que
A partir de la asunción de Carlos Menem a la presidencia en julio de
1989 y muy especialmente tras la decisión presidencial de participar en la
Guerra del Golfo, adoptada en agosto de 1990, los vínculos entre Argentina y
Estados Unidos ingresaron al paradigma de "relaciones especiales".
(…) “señalando la alta vinculación de la política exterior a la resolución de
los problemas económicos con ayuda externa, y esta se obtendría con una alianza
estratégica con EEUU[29].
(Escudé, Cisneros, 2000)
Continua la, en apariencia aséptica, descripción.
“Dichas medidas implicaron cambios tanto en la agenda bilateral como
multilateral, provocando efectos multiplicadores que otorgaron mayor densidad y
complejidad al conjunto de la agenda. (…) la participación argentina en la
Guerra del Golfo y la posición asumida por la administración menemista en las
sucesivas crisis entre los gobiernos de Estados Unidos e Irak; las medidas
adoptadas por las autoridades de la Casa Rosada y el Palacio San Martín en
materia de política nuclear, no proliferación y tecnologías sensibles; la
desactivación del misil Cóndor II; las medidas adoptadas por el gobierno
argentino para revertir las falencias de seguridad en el aeropuerto de Ezeiza;
y la posibilidad de la participación argentina en un esquema de intervención
multilateral en Colombia -"Plan Colombia"- auspiciado y dirigido por
el gobierno de Estados Unidos” (Escudé, Cisneros. 2000).
Son las medidas que se destacan como
características del giro argentino. Sumadas a un notorio cambio del signo de
las votaciones argentinas en la ONU y otras cuestiones del nuevo perfil
diplomático. Siguiendo el contenido de este capítulo, donde se presenta la obra
en política de RRII de la década de 1990, se puede encontrar con más precisión
la práctica del RP. En la introducción a este capítulo Escudé señala con
beneplácito la audacia de algunas decisiones del equipo de gobierno neoliberal:
“¿Puede imaginarse una impugnación mayor de ciertas dimensiones de nuestro
llamado "ser nacional"? Creo que no”. Creemos que esta afirmación es
clave y se estructura con la de “ciudadano cosmopolita” sostenida por el RP[30].
El
“Realismo Periférico”
La obra específica más destacada es Realismo
periférico de 1992 y cuenta con una actualización en el 2012 que será la
que analizaremos brevemente. La doctrina del RP no daba cuenta de qué hacer
cuando la hegemonía “indiscutible” de una potencia se acababa o se veía
seriamente cuestionada, ante la aparición de nuevos actores en el escenario
mundial. La “foto” del 92 era, 20 años
después en el 2012, muy distinta, Y se podía vislumbrar que seguiría cambiando
(tal como sabemos que sucedió). Existen nuevas potencias en ascenso y con
vínculos importantes con Argentina (tal el caso de China actor determinante en
el complejo agroexportador, y en el mundo en la producción de manufacturas),
Rusia desafía nuevamente, y Alemania (y la UE) parecen seguir un camino de
mayor autonomía. Por lo tanto, el RP necesitaba actualización. Escudé era un
intelectual inteligente y formado, y su doctrina no pretende ser una paparruchada
(tipo “el fin de la historia”), sino una guía teórica de largo plazo de la
diplomacia argentina. Era, además, notorio en el 2012 el fracaso del RP en sus
objetivos “ciudadano-céntricos”: los beneficios económicos individuales para la
población no habían sido tales.
Pero los años de vigencia del RP dejaron cambios
estructurales. Es importante señalarlo, ya que una coherencia con 20 años de la
nueva diplomacia de “relaciones carnales”, asociados a los cambios generales de
la estructura política, social y económica del país, hacen de esta doctrina una
guía política en RREE que se transformó en un estilo inercial de la burocracia
del área.
Señalaba en el 2012.
“Entre fines de 1989 y fines de 1999, las políticas exteriores y de
seguridad de Argentina fueron sometidas a un singular experimento liberal, (…) No
sólo se remplazó el perfil previo de confrontaciones sistemáticas con Occidente
(subrayado nuestro), por un alineamiento con Estados Unidos en materia de
seguridad internacional. La capacidad del país para librar la guerra se redujo
voluntariamente a casi cero. El presupuesto militar sufrió una reducción
drástica, la industria de armas fue desmantelada y el servicio militar fue
abolido. Las políticas exteriores y de seguridad de Argentina dejaron de
responder a una lógica estado-céntrica, e intentaron aproximarse a una lógica
ciudadano-céntrica y cosmopolita” (Escudé, 2012).
El párrafo no tiene desperdicio. Para empezar por
el periodo de tiempo del que habla. Allí se firmaron las “Declaraciones de
Madrid” (Caviasca. 2018), una verdadera rendición incondicional de una guerra
terminada 7 años antes. Se privatizaron y en gran parte destruyeron o
extranjerizaron todas las empresas de carácter estratégico, de armas o
vinculada a la defensa nacional, puertas de entrada y salida de productos del
país (como ríos, puertos, trenes, rutas, etc.), o industrias de base y
servicios. Y, en una confesión sorprendente, coloca la abolición del servicio
militar en una estrategia de desarme no de modernización. La idea de “desarme”
como señal para ganar el favor de EEUU es central la argumentación de Escudé,
está planteada de tal forma que parece hacha para provocar, y merece ser
problematizada, ya que el poder militar es para las RRII y la geopolítica uno
de los vectores reconocidos como indispensables en el juego de las RRII.
Primero es de destacar que el “realismo”, el
“autonomismo” y en general todas las doctrinas (menos el “idealismo”) sostenían
que entre los vectores que dan forma al poder del Estado al sentarse en una
mesa de negociaciones se encuentra la capacidad militar del mismo. Con
diferente nivel de importancia desde más militaristas, más demócratas o
socialistas y de acuerdo al tamaño del Estado. Con funciones en razón de
hipótesis de conflicto tradicionales o de nuevo tipo, lo militar constituía un
hecho de la historia. La “ultima ratio”, donde se muestra la convicción de una
reivindicación.
En este sentido, por primera vez y unilateralmente,
por voluntad propia una doctrina plantea el desarme, que la carencia de
voluntad de lucha es un hecho positivo en las RRII, y central para una nueva
política. En realidad, el planteo se parece más a un “protectorado” en el que
el país no tendría doctrina militar propia y si debiera responder ante algún
desafío siempre en concordancia con la potencia hegemónica esta se encargaría
de dotar al país de los necesario para fuerzas de apoyo.
Escudé sostenía de forma extrovertida y exagerada
que el desarrollo del Misil Condor II (un vector de vanguardia en su época,
único en el tercer mundo), al ser desmantelado sin miramientos se transformó en
una señal definitoria, al igual que otras, como la intervención en Irak junto a
Inglaterra y EEUU. Y eso había permitido que EEUU nos dotara de armas de
descarte. Si bien el aporte argentino fue insignificante, lo importante no era
la cantidad de fuerzas, sino el hecho de que esa acción fuera de impacto en
América latina[31].
Es claro que estas políticas de acercamiento
exagerado a EEUU, sumado a los Acuerdos de Madrid, la desregulación,
privatizaciones, etc. fueron en su conjunto un cambio “revolucionario”.
Argentina fue en el escenario mundial algo muy distinto antes y después de
Menem y el RP (también cada vez más insignificante en todos los planos medibles
estadísticamente).
Este cambio estructural es el sustento, la “base
material” del RP. Cuando Escudé enfatiza los “enfrentamientos” de todo pasado,
hacía hincapié en los riesgos y sugería eliminar todos los factores de ese
riesgo, que pudieran ser leídos por la potencia dominante como embriones de
posibles desafíos. Y claramente lo hacía
contraponiendo sus ideas a las del Autonomismo, pero necesitaba exagerar la
confrontación para lo los riesgos tomaran forma y su propuesta se hiciera
creíble.
***
Veamos cómo funciona el “realismo periférico”. Para
Escudé existen cuatro variables asociadas. 1) Soberanía: como capacidad de
comportarse en forma autónoma en el plano de las RRII. 2) Libertades
individuales: como beneficios que las personas obtienen en su vida privada de
las políticas de estado. 3) Tamaño de la economía del país: desarrollo, PBI y
otras variables que hacen a la potencia nacional. 4) Beneficios económicos:
como el rédito real de la economía en función de su política de RRII.
Asocia estas variables de la siguiente forma. La
capacidad de hacer política independiente en el mundo está relacionada con la
potencia nacional y esta, sólo e irrevocablemente, corresponde a un grupo de
países. EEUU en primera instancia, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón, China,
Rusia (y para ese 2012 suma a India), como vemos usa variables del realismo.
Solo EEUU tiene esa capacidad plena sin afectar las libertades de las personas.
Ni Alemania, ni Francia, o Rusia o China la obtienen (catalogándolas de casi
dictaduras como consecuencia de sus políticas independientes). El resto lo
debemos deducir de esta premisa. Países menos desarrollados solo podrán
intentar acceder a políticas independientes transformándose en dictaduras.
Sacrificaran bienestar económico y libertades individuales de sus ciudadanos a
cambio de defensa nacional y RRII autónomas. Sin embargo, aun así, fracasarán
indefectiblemente, salvo que sean China o Rusia, cuya base es enorme. O se
transformarán es “estados paria” como Corea o Irán. Por eso al asumir algunas
premisas del realismo tradicional, establecer una escala de potencias y
cruzarlo con la idea de “ciudadano cosmopolita”, la conclusión lógica del RP es
inmediata. ¿Qué hacen los países “desiguales”? no se deben intentar subsanar la
desigualdad a nivel Estado, sino saltar a la esfera del bienestar individual.
Porque el intento de políticas autónomas, no alineadas o enfrentadas al hegemón
produciría dos efectos, problemas graves a la economía nacional, pobreza y
pérdida de libertades para los ciudadanos individuales.
Sostiene una idea filosófica de ciudadano
cosmopolita en contradicción con el Estado. El fin sería la libertad del
ciudadano individual en un marco global regulado por potencias “forjadoras de
normas”. Con el resto de los estados como “receptores de normas”. Señalaba en
sus trabajos de formación para oficiales de las FFAA argentinas, por ejemplo
“El orden interestatal es jerárquico y está constituido por tres tipos
de Estados: los que tienen el poder de forjar normas (que son también los
mayores violadores de las mismas); los que carecen de ese poder y son por eso
tomadores de normas; y los rebeldes, que, sin tener el poder de forjar normas,
se rebelan contra las reglas establecidas por las grandes potencias” (Escudé,
2013)
Como vemos se señala la realidad de que las
potencias en cada época historia ponen las reglas de la forma que sea, y las
usan a su antojo, expresándonos con las formas coloquiales de Escudé. Pero a
partir de ese punto la consecuencia y solución que el RP propone no se puede
verificar en ningún momento de la historia, y es fundamentada con ejemplos
seleccionados arbitrariamente. Y solo está pensada en el marco de un periodo histórico
de décadas recientes (a partir de los ochentas) para “jugar” con la memoria
corta de las personas.
Escudé, parte de una premisa del individuo aislado
fuera de la comunidad o grupo como fin en sí mismo. Cuando los teóricos y
filósofos[32]
que hablaron de individuos lo hicieron en forma abstracta para encontrar un
punto de partida no histórico a sus teorías. Salvo los neoliberales lo que no
debe dejar de hacernos notar la afinidad[33]. El
ser humano es tal tan solo en comunidad con otros seres humanos. Se puede
discutir al “Estado” como comunidad ideal, pero no la idea de comunidad. Pensar
desde el mismo Estado una diplomacia basada en individuos aislados,
cosmopolitas, a los cuales políticas impulsadas por el Estado, destinadas a
fortalecerse a sí mismo frente a otros, estarían quitando libertad y bienestar
a los integrantes de la comunidad, suena una contradicción lógica. Y hacerlo en
nombre de un sistema mundial de Estados o corporaciones es poco convincente. En
realidad, en la teoría del capitalismo más “proempresarial” el estado tiene una
función definida: ser facilitador de negocios y subsidiario a los intereses del
capital privado. En cada época histórica el capital empresario exigió al Estado
ser una herramienta de sus negocios y desarrolló políticas distintas de acuerdo
a la etapa de desarrollo del capitalismo. Por otra parte, hablamos de una ética
de la competencia, en la cual el individuo solo busca la maximización de su
beneficio individual, tal como indicaba la “Escuela Austríaca”.
La historia muestra ejemplos con resultados
inversos a la propuesta de Escudé sugiere y que nuestra cancillería despliega
de una forma que parece ingenua[34].
Todos los países que son potencias alguna vez fueron débiles, o subordinados o
colonias. La misma Alemania es un país más reciente que Argentina y en algún
periodo histórico no muy lejano era una colección de señoríos de variable
significación, tutelados y de escaso desarrollo. Y podríamos hablar de cada una
de las grandes potencias mencionadas. O Israel, un país fundado muy
recientemente sobre un territorio poblado por otro pueblo, y que ha llegado a
un nivel de poder y autonomía importante. Que puede considerarse superado su
carácter de protectorado de occidente.
O sea, parece, sino una regla, sí una tendencia el
hecho de que para pasar de una posición de subordinación hacia una de autonomía
existe un periodo de “insubordinación fundante” tal como una doctrina planteada
recientemente sugiere[35]
(Gullo, 2008). Decisión política de la élite (como señalan Puig, Jaguaribe o
Gullo) o la constitución de un bloque histórico (tal como interpretamos
nosotros) que encare “tareas nacionales”. Estas tareas pueden llevar
lógicamente al enfrentamiento con factores de poder nacionales e
internacionales (clases, grupos empresarios, grupos de funcionarios,
corporaciones, centros de formación ideológica, ONGs, etc.) que son parte del statu
quo afectado por la alteración de las relaciones de tipo “periférico” o
“dependientes”. La idea de “insubordinación” tiene sin dudas un plano militar,
pero es centralmente constituida por el desarrollo de las fuerzas productivas y
la potencia humana de la nación. Y sólo es posible mediante la toma de control
por parte de esta elite a través de las herramientas del estado, de las
palancas centrales que “mueven” las FES, para llegar al umbral de poder
necesario.
No es necesario discutir la teoría de Escude
proponiendo que Argentina sea la potencia mundial rectora, ni seguir el poco
cuestionable ejemplo de Israel. Sino señalar que entre ser una potencia mundial
y ser “protectorado” o paria existieron y existen muchas alternativas. Y que
las teorías elaboradas al respecto distan de ser simples enfrentamientos
irracionales, ideológicos o sentimentales con las potencias. Eso sí, todas las
alternativas implican “insubordinación”. Pero sobre todo patriotismo, inteligencia
como “valores” de un bloque histórico que desarrolle esas tareas. Y también
debemos señalar con énfasis basado en la evidencia, que la asunción de
políticas subordinadas no implica de ninguna manera una mejor situación para el
país, y mucho menos para las personas individuales o la economía nacional. Para
ese ejemplo basta mirar la historia de Argentina, que es el paradigma mundial
de hacia dónde conducen los planteos del RP.
***
Un tema que llama la atención es la obsesión de
Escudé con Irán que va de la mano del periodo de su mayor simpatía con Israel.
Y está inscripta en un momento histórico en el que el Medio Oriente aparecía en
el centro de las preocupaciones internacionales de las potencias occidentales.
Escudé señala en sus trabajos la especial importancia de que Argentina
acompañara a EEUU en las decisiones de intervenir. El conflicto no produjo el
triunfo de EEUU, sino la destrucción de los Estados nación de la región, la
derrota de los nacionalismos árabes y los palestinos, el caos y el terrorismo.
Pero incrementó el saqueo de esos territorios por las corporaciones
transnacionales, y ayudó (con victorias y derrotas) al triunfo de Israel sobre
sus amenazas inmediatas (al menos eso es la “foto actual: 2021). Sin embargo,
sorprende su interés tan destacado por un escenario que para una teoría
“egoísta” asentada en los intereses individuales, como el RP, no parece lógica[36].
Esto lo llevó a hacer afirmaciones extemporáneas a
nuestra política exterior.
El accionar de los persas (Irán: ndr) supone que el orden mundial es una
selva sin reglas, donde es legítimo promover los intereses propios a través de
cualquier medio, incluso el terrorismo. Esos intereses son definidos, sin
consulta con la gente, por la cúpula teocrática del régimen. Su política se
basa en la premisa de que todos los Estados son igualmente soberanos, (…) En
contraste, el comportamiento argentino desde 1990 se basa en el supuesto
implícito de que en el orden interestatal hay reglas escritas y no escritas, y
que, mal que nos pese, los Estados más poderosos tienen un papel preponderante
en el establecimiento de esas normas.
En esta definición no encontramos nada raro, por
demás es un reconocimiento de la “impostura” de los organismos internacionales.
Se debe coincidir, fuera de todo idealismo de la diplomacia, las RRII no son
relaciones entre caballeros sino un espacio de construcción de poder, de
relaciones de fuerzas y hegemonías donde hay ganadores y perdedores. Aquí está
el ejemplo práctico sobre el rol de los “dadores de normas” y de los
“receptores” de las mismas. Y también otro de los puntos que guía a nuestra
política exterior del realismo, del autonomismo, etc. El párrafo indica no
existe “anarquía” en las RRII. El sistema de estados está organizado, debe ser
asumido y respetado. Los resquicios solo existen en donde los estados poderosos
lo permiten, Violar la jerarquía (casi divina, “idealista) de este “orden
cósmico” es un riesgo que solo produce, pobreza y estados “parias”. Por eso el
RP considera las doctrinas argentinas anteriores erróneas, porque no comprenden
este hecho fundamental: la jerarquía. Promueven la asunción de ideas autónomas
(sean de derecha, de izquierda, liberales o nacionalistas) y las consecuencias
son graves. Si tradujéramos este pensamiento a lenguaje religioso podríamos
decir: el mundo fue creado por Dios, con un orden fijo y eterno, no
comprenderlo es no comprender a Dios. Implica violar el orden divino y por los
tanto sufrir las consecuencias de la ira de Dios.
Luego siguiendo este razonamiento (preocupado por
cuestiones geopolíticas de Israel) habla del desarrollo de armas nucleares por
parte de Irán y considera natural que EEUU (e Israel obviamente) las tengan,
porque así es el ordenamiento mundial. O sea, la doctrina del RP va más allá,
llegando a actuar activamente a favor de la “amoralidad” de otros. Señala como
una virtud, (no como que como una cuestión de prudencia) la aceptación de ese
orden. Afirma que
el comportamiento argentino desde 1990 reconoce en forma implícita que
el hecho de que Estados Unidos a veces arme y financie organizaciones de
insurgentes en el extranjero, no nos habilita para seguir su ejemplo. Todo lo
contrario de Irán, que financia el Hamas en Palestina y el Hezbolá en el
Líbano.
Escude habla de una realidad no lo olvidemos. Lo
que él señala es así. Lo interesante es que la acepta y propone enfrentar a los
que no lo hacen. No callar, o sostener una ambigüedad por “prudencia”. callar.
Lo que sí nos llama la atención es el estudio naturalizado de estas ideas en
materiales de formación de diplomáticos (y militares)[37].
Rastreemos otros dos trabajos que permiten definir con
más claridad el marco de ideas que perfilan al RP: “The Falklands Will never be
Argentine” (Escudé. 2003) y Gran Bretaña
Estados Unidos y la declinación argentina 1942-1949 (Escudé.
1983). Los títulos de estos dos escritos definen su concepción. Demostrar que
las Malvinas no son argentinas, que su reivindicación eficiente hace perjudica
una política de RRII. Y que a partir de la implementación de “industrialización
agresiva” comenzó la “declinación argentina”.
La primera idea es clara. Implica un trabajo
sistemático, para instalar en el funcionariado estatal principalmente en el
área específica, pero también en los medios de divulgación masiva, la necesidad
de aceptar el statu quo vigente en el Atlántico Sur. Lo que implica
negociar Malvinas asumiendo la posición de fuerza de Inglaterra. ¿Por qué?
Porque para el RP Inglaterra forma parte de las potencias dadoras de normas y
es parte del pináculo en la jerarquía del orden mundial. Desafiar el statu
quo, para el RP, convierte al país en “paria”, y esto trae como
consecuencia problemas económicos a los individuos. Para el RP aceptando a
Inglaterra se pueden hacer negocios. Como vemos las “Declaraciones de Madrid” y
las leyes y políticas implementadas a partir de estas van en esa dirección. Y
también podemos interpretar la agresiva política probritánica de la diplomacia
durante la gestión de la alianza Cambiemos, y encontraremos en los acuerdos
Foradori-Duncan[38]
un ejemplo muy claro de RP.
En la Declinación argentina, señala que
la “asociación” a Gran Bretaña permitió un gran desarrollo del país hasta la
década de 1930. La crisis de esta asociación y no haber podido establecer una
igual (o equivalente) con EEUU marca nuestro declive. Esta idea se relaciona a
dos cuestiones caras a los sectores liberal conservadores. Una al “Plan Pinedo”
(Rapopport, 2000: 256) y la propuesta del sector más lucido de la oligarquía de
los treintas de redireccionar la dependencia de nuestro país hacia la nueva
potencia hegemónica (los EEUU), reordenar la estructura productiva interna en
relación a la nueva etapa del capitalismo y su desarrollo de producción de
bienes y servicios. Segundo, y esto es más sutil, que en definitiva el
peronismo nacionalista de los 40 es el origen de todos los males. Siguiendo este
razonamiento, si viviera Arturo Jauretche incluiría a las ideas de Escudé
dentro del “Manual de zonceras argentinas” y al RP como un nuevo “Estatuto
legal del coloniaje”[39].
La potencia histórica de estas ideas les da una relevancia mayor que otras anteriores,
porque es un componente político, ideológico, institucional de una nueva etapa
de desarrollo (o subdesarrollo) de la argentina.
Sin embargo, si mantenemos las premisas de
Escude (una de ellas el bienestar económico de la población) es claro que el
periodo peronista y su orientación fue de la mano con una mejora enorme (un
salto) de las condiciones de vida de la población que impactó por décadas, solo
revertido partir del periodo que él consideraba positivo y “realista”. De aquí
se desprende una cuestión más compleja. Como valoramos los factores macro y
micro económicos; los agregados nacionales; y los éxitos del “progreso
individual” y/o colectivo[40].
El 22 de agosto de 2013 en una conferencia para
diplomáticos dictada en el CARI[41]
Escudé señaló algunos lineamientos concretos para seguir trabajando en la línea
del RP en el tema Malvinas. La conferencia se llamaba “Cuestionando lo
incuestionable: hacia el intercambio negociado de tierra por recursos
marítimos” (Escudé 2013), se preocupó de dejar claro que los
derechos argentinos sobre Malvinas eran una fantasía escolar patriotera que
hace daño a la eficacia de una política exterior que tenga como fin ventajas
económicas. Básicamente el texto va orientado a que Argentina reconozca los
derechos de los isleños a hacer lo que quieran, a cambio de la participación en
la explotación de los recursos. Política que permanentemente está presente en
nuestras RREE en todos los periodos desde las Declaraciones de Madrid[42].
Es interesante ver dos temas que se pueden asociar con esta definición. Una, la
política desarrollada durante el gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019,
cuya acción en el tema Malvinas fueron los mencionados acuerdos Foradori
Duncan, al poco de asumir. Segundo, la campaña realizada por varios medios de
prensa masivos a través de columnistas destacados e intelectuales y políticos
de derecha liberal, y también progresistas. Intentar generar corrientes de
opinión para favorecer la apertura de negociaciones del lado argentino para
“ceder soberanía por negocios económicos”.
Pero Escudé no es un simple político de poca
comprensión de la realidad, sino que veía con claridad que la estrategia
seguida desde los 90 solo implicó retrocesos en todos los planos. Entre ellos
en el provecho económico, que debía redituar en el bienestar individual tal
como sostiene su doctrina. Y, por lo tanto, sostuvo que inclusive para ceder
soberanía por beneficios económicos debe llevarse una política más firme. Lo
que en sus últimas incitaba a realizar es una especie de “extorsión”. Advertir
a Inglaterra que, si no comparte los recursos de la zona, los problemas
seguirán y podría surgir un loco que complicara las relaciones desde nuestro
país. Pero que si comparte cederemos la soberanía y se descomprimiría
estratégicamente la situación.
“mi planteo es de un auténtico nacionalismo de fines,
entendido como legítima consecución del interés nacional y de los objetivos
estratégicos posibles, aconsejando incluso una limitada violencia
extraoficial (subrayado nuestro) cuando no haya más remedio”. (Escudé.
2013)
En definitiva, la negociación propuesta es el
título de la conferencia “soberanía por negocios conjuntos”.
También ante el ascenso de China, Escudé llamo
a comprender con realismo esta situación y orientar el RP hacia el nuevo
equilibrio de fuerzas que se anuncia en la geopolítica planetaria. En una
discusión que tiene reminiscencias de la controversia de 1940 entre el grupo de
Pinedo, Prebish y otros que anuncian el ascenso de EEUU y la necesidad de
orientar las relaciones argentinas teniendo en cuenta el nuevo hegemón, contra
los oligarcas más anquilosados en la hegemonía británica[43].
Estas correcciones o precisiones fueron una
respuesta de Escudé al insostenible fracaso del RP aplicado desde el 90.
Sosteniendo sus principios centrales. Pero esta doctrina adolece de un problema
mayor dentro de su propia lógica, especialmente la “adaptativa” de su última
reformulación. El RP implica la disminución relativa (y en nuestro caso
absoluta) del poder nacional, y por lo tanto la imposibilidad de corregir, aun
dentro de los principios de Escude, la alineación elegida sin costos. Cualquier
decisión de presionar lleva a romper con el “Realismo periférico” o a
retroceder en la decisión, pero cada vez se es más débil.
Como vemos para el caso Malvinas que sin dudas
es de resultados catastróficos. La política fue seguida desde las
“Declaraciones de Madrid” y el establecimiento del “Paraguas de la soberanía”[44],
Ahora en la nueva corrección de la segunda década del milenio se apela a una
vuelta de tuerca más. Pasado mucho tiempo de la guerra y claramente mucho más
debilitado nuestro país, se puede (según Escudé y gran parte de los
diplomáticos de carrera) dar un paso más. Reconocer en los hechos la soberanía
inglesa y negociar acuerdos económicos. Pero es un dato se simple observación
que cada cesión argentina solo redituó en avances británicos y negocios para
grandes empresas pesqueras, petroleras, turísticas etc. en las cuales la
participación de empresarios argentinos es nula o menor (aunque las hay, ya que
el patriotismo del capital como sabemos va en inversa a la ganancia).
Para finalizar
Los treinta años de vigencia del RP nos dejan
muchas enseñanzas ya que podemos ver las consecuencias de su implementación con
perspectiva histórica. Las políticas de RRII inspiradas en esta doctrina fueron
aplicadas con una energía y profundidad superior a ningún otro país de alguna
significación, el fracaso de las mismas dentro de sus propios parámetros es
evidente. La dependencia y sus costos no se solucionaron con una dependencia
con convicción y subordinación mayor. La cuestión de la autonomía de los
Estados (o de las comunidades políticamente organizadas soberanas) y la
presencia en el mundo de poderes diversos, cambiantes y de diversa magnitud, no
es una cuestión que se establezca en forma permanente en un orden dictado por
el más poderoso, y un “mercado de las RRII” adjudicaría a cada actor menor un
lugar beneficioso si se aceptan libremente las reglas.
Segundo, sabemos que las teorías no son neutrales.
Aun una técnica es “ideológica” cuando se selecciona para resolver una
necesidad. Existe en el Estado, en los ámbitos diplomáticos y de defensa, y aun
dentro de un sector del activismo político, poca comprensión de las
implicancias profundas de las diversas doctrinas de RRII. En este sentido
parece un éxito del diagnóstico del RP que sentencia que hay que actual guiado
por un “cortoplacismo economicista” e individualista. Y de allí pareciera que,
a pesar de su evidente falta de logros para la comunidad nacional, se sigue
discutiendo su vigencia.
Tercero, y de gran importancia. Nuestro cuerpo
diplomático de carrera necesita una revisión radical. De su formación, de sus
ideas respecto de las instituciones mundiales y el rol de Argentina, de sus
objetivos como cuerpo y como individuos que realizan esa carrera. El cuerpo
diplomático debe ser un espacio de profesionales al servicio de un proyecto de
país, cuya carrera y aspiraciones no estén pensadas en el mundo de la
diplomacia global y cosmopolita, cual abogados de grandes empresas extranjeras.
Nuestra diplomacia, nuestra teoría de las relaciones internacionales debería
sustentarse en una idea geopolítica que expresara un proyecto de largo plazo,
ser tributaria de los intereses nacionales, ser expresión estatal de un bloque
historico que exprese un proyecto estratégico. En la conciencia que el mundo de
las RRII es un espacio de relaciones de poder. Pero la historia muestra, y lo
está haciendo ahora, es fluido con las décadas, abre posibilidades y brechas,
donde países de alto potencial y mediana envergadura pueden desarrollar sus
políticas independientes y racionales. Cumplir objetivos geopolíticos,
construir un bloque de aliados y amigos, y sostener una independencia frente a
los poderes mundiales.
Porque existe una frontera política y frontera
geopolítica, que indica invisible en los mapas la realidad del país en
cuestión.
“Así como existe una frontera política materializada
geográficamente a caballo de un límite, tiene vigencia la frontera geopolítica enmarcada
en un espacio que normalmente está alejada de la primera. La frontera
geopolítica es una zona, área, región del país, allende la de frontera física,
(…) La frontera geopolítica pude ubicarse en estados vecinos o bien en otros
continentes (Diaz Loza. 1987. Pag 35).
Las potencias despliegan y disputan sus
fronteras geopolíticas en todo el mundo. Rusia sostiene su frontera geopolítica
en Ucrania, Bielorrusia etc. EEUU disputa hoy con China fronteras geopolíticas
en el Atlántico sur junto a Inglaterra y en el Pacífico occidental. Alemania,
en Europa y Europa en el mundo. Brasil por ejemplo compite por establecer
fronteras geopolíticas en todo Sudamérica con negociación/disputa con EEUU
depende el gobierno, y a su vez tiene fronteras geopolíticas de otras potencias
en su interior o con intenciones de hacerse de partes de su país. Otros países
como Argentina tienen sus fronteras políticas inclusive no asentadas y su
frontera geopolítica mucho más pequeña que su frontera política. Y como nuestro
ejemplo existe muchos, la mayoría de los países dependientes. “La frontera
geopolítica es algo vivo, dinámico” a diferencia de la frontera política cuyos
cambios son traumáticos y tiende a ser estable. “en ella se desarrollan
enfrentamientos del orden cultural, económico y financiero, sin descartar (…)
la lucha armada”. (Diaz Loza, 1987).
Es el dominio soberano del espacio geopolítico
es el que permite al estado resolver las cuestiones como el crecimiento del
bienestar de la población mediante la utilización de los bienes y la
orientación de la economía.
Siguiendo estas definiciones podemos ver que
una política de RRII sea liberal, realista, autonomista, o periférica,
contribuye a alguna tendencia de la geopolítica. Parece deducirse de las
definiciones de Escudé y de la práctica de la diplomacia de las últimas décadas
que la idea de Frontera geopolítica tiende a ser anulada. O sea, incorporar
nuestras fronteras políticas como parte de las fronteras geopolíticas del
estado hegemónico (de múltiples poderes extranjeros, estatales o no). Esta
tendencia adolece del error que venimos marcando para muchas doctrinas de RRII:
que miran una “foto” de la situación internacional. O sea, nadie augura la
estabilidad el hegemón del que los realistas periféricos consideran estratégico
y necesario, complacer. Por el contrario, la dinámica mundial parece ser más
cercana a la doctrina realista de cierta “anarquía” en las RRII. El tema es que
el concepto anarquía confunde. Existe normas, existe el derecho internacional,
y existen derechos internacionales de hecho, que imponen ordenamientos en
muchos planos. Lo que sucede es que la historia de las sociedades humanas es
dinámica y cambiante, y por ello el escenario internacional lo es. Por lo
tanto, una hegemonía que parece solida puede desaparecer, surgir mejores
negocios (que en definitiva es la opción del realismo periférico para orientar
las RRII) los que se pierden en una adscripción “carnal” hacia un hegemón de un
periodo. No pareciera ser la apuesta de menor costo para un pueblo plegarse con
“con armas y bagajes” al que es dominante en un momento. Menos aún si ese
dominio es un límite para el aumento de la potencia nacional, lo que es una
consecuencia de una política de RRII que aumenta la dependencia.
Hemos realizado un pantallazo general de la
política de RRII del Estado argentino. Con un eje en traer a la luz de la
doctrina imperante las alternativas históricamente existentes y ver de este
modo el problema de las RRII en el contexto del proceso histórico nacional e
internacional. Creemos que una “autonomía racional” que tienda a aumentar el
“poder nacional” y con él la capacidad de decisión es la mejor alternativa para
cualquier país que tenga como proyecto estratégico de ser soberano. Lo es tanto
económicamente para la nación como para los individuos entendidos estos como
“pueblo nación”. Es una tarea que ningún país lleva adelante en abstracto, ni
tarea que pueda acometer un gobierno, sino de un “bloque histórico”, requiere
una visión geopolítica adaptada a la realidad nacional e internacional. A su
vez en el escenario de la RRII es la mejor forma de establecer un mundo más
justo y equitativo, con beneficios reales para el progreso de los pueblos que
logren ese nivel de autonomía.
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[1]Solo para mencionar dos organizaciones políticas que no son “estados” y que
son o fueron sujetos de RRII: Hizbollah en el Líbano o Las FARC en Colombia.
[2]Remitimos a la definición de “gran estrategia” de Sir Basil Lidell Hart, en
“La aproximación indirecta”. Si bien es pensada para las cuestiones militares,
como nosotros asumimos que la guerra no es otra cosa que política y que es una
forma de RRII cuando las formas pacíficas no llegan a un fin aceptable para una
de las partes. Como que en el plano de las grades políticas de estado, la “gran
estrategia” es la misma para políticos, diplomáticos, militares y economistas.
[5]Doctrina Drago etc.
[6]Citar intervenciones extranjeras y acción diplomática argentina.
[7]La “Tercera posición” se
encuentra resumida en una serie de principios y citas del propio Perón. Allí se
define que el peronismo se encuentra alejado del comunismo y del capitalismo
liberal, del colectivismo y del individualismo, del bloque socialista tanto
como del bloque occidental. Aunque Argentina es parte del occidente cristiano
en forma independiente. Podemos ver además el comportamiento de Perón a lo
largo de los tres periodos que encabezó el estado.
[8]Es de tomar nota que el ABC no era similar al Mercosur. Era una propuestas
más integral, más geopolítica y orientada hacia la construcción de un “poder
nacional” entre los tres países. O sea que, si es cierto que implicaba la
construcción de un mercado común, estaba pensado más “geopolíticamente” que
económicamente (aunque ambas cosas no se puedan escindir). (Guglialmelli, 2007)
y (Guerra, Telechea 2018).
[9]El ATLAS
era una organización latinoamericana de trabajadores inspirada en los
principios sindicales del peronismo.
[10]Podemos señalar que
estructuralmente existe un bloque de clases en el cual se asienta una
estrategia “neoliberal”, globalizadora, de libre mercado. Este bloque implica
una visión geopolítica coherente y que se expresa en RRII a través del Realismo
Periférico. Pero no se ha constituido un “bloque histórico” que garantice una
hegemonía estable a través del consenso a esa estrategia. Quizás porque a
diferencia de otras épocas donde si existió cierto consenso, en la actual las
consecuencias de la misma son incomunicables a las masas de la población.
[11]No existe para el
realismo una autoridad superior a los Estados nacionales. Por los tanto, los
Estados son los actores principales en el contexto internacional; deben
defender sus intereses vitales y ser cuidadosos en no exceder sus capacidades;
la anarquía internacional guía las acciones de dichos Estados; y a causa de la
anarquía existente los Estados se encuentran constantemente en conflicto y se
rehúsan a cooperar incluso cuando tienen intereses comunes. La naturaleza de
las relaciones entre los estados sería hobbesiana, existe “lucha de todos
contra todos” solo limitada por la diferencia de fuerzas y los riesgos que
implica el conflicto.
[12]Utilizamos
la noción de “Campo” definida por Pierre Bourdieu en Sociología y cultura
(Bourdieu, 1990). Como un conjunto de instituciones, costumbres, reglas de
hecho o derecho, relaciones, limitaciones, encuadramientos y fuerzas que rigen
el comportamiento de las personas en un área específica de desarrollo
profesional. Incluye otros conceptos básicos como habitus y capital.
[13]Un típico “idealista”
fue el presidente norteamericano W. Wilson. Al menos así se presentó ante el
mundo durante la primera guerra mundial
[14]Por
ejemplo, la “Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, a la
que se apeló por el intento de secuestro de la Fragata escuela “Libertad” por
parte de un juez de un estado africano para cobrar deuda a un fondo de
inversión. Es una norma jurídica que declara buscar “la conveniencia de
establecer por medio de esta Convención, con el debido respeto de la soberanía
de todos los Estados, un orden jurídico para los mares y océanos que facilite
la comunicación internacional y promueva los usos con fines pacíficos de los
mares y océanos, la utilización equitativa y eficiente de sus recursos, el
estudio, la protección y la preservación del medio marino y la conservación de
sus recursos vivos, que tiene un tribunal donde se realizan reclamos”. Tiene un
articulado que como todas las normas (y hasta los mismos organismos financieros)
está encabezado por una declaración de buenas intenciones. Esta declaración
tiene como ente ejecutor al “Tribunal Internacional del Derecho Del Mar” que
`puede ser un organismo como todos los existentes sujetos a presiones. Pero un
estudio más atento puede hacer notar que existen organismos más equilibrados y
otros dende el poder de estado y organismos no estatales transnacionales
demuestra el real orden de las cosas. Indudablemente una propuesta
revolucionaria que alterara el derecho del mar, encontraría resistencia en este
tribunal, sin embargo, es aceptable que las normativas de la Convención puedan
ser equitativas.
https://www.un.org/Depts/los/convention_agreements/texts/unclos/convemar_es.pdf Por otro lado, tenemos al GAFI (Grupo de acción financiera internacional).
Un organismo creado por las grandes potencias más la Unión Europea, cuyo
objetivo es vigilar el flujo de activos financiero en el mundo. Con la
justificación de base dada por la necesidad de evitar la financiación del
terrorismo. Sin embargo, sus resoluciones abarcan una cantidad de herramientas
de vigilancia y control que penetran ampliamente a la soberanía financiera de
los Estados https://www.argentina.gob.ar/uif/internacional/gafi. O el CIADI que es una institución del Grupo del Banco Mundial creada para
arbitrar una solución a las disputas entre gobiernos por una parte y personas
físicas o jurídicas (inversores, empresas, incluyendo empresas multinacionales)
de otros Estados que hayan invertido en los Estados anteriores. Declara que una
de sus finalidades es” dotar a la comunidad internacional con una herramienta
capaz de promover y brindar seguridad jurídica a los capitales de inversión
internacionales”.
https://icsid.worldbank.org/es/servicios/arbitraje Estas dos últimas instituciones globales no pertenecen a la ONU (al igual
que el FMI o el BM). Pero tienen capacidad jurídica de sanción a los estados o
personas por arriba de las soberanías nacionales. Argentina pertenece todas, y
son transparentes organismos de la hegemonía geopolítica de un grupo reducido
de potencias, empresas transnacionales y grupos financieros. Una expresión del
orden mundial construido después de la caída del orden de posguerra: el llamado
“neoliberalismo” y correlato económico del “Consenso de Washington”. O sea que
el entramado de instituciones y legislación internacional no aparece en su
conjunto sino como herramientas que van más allá de la potencia de un grupo de
estados “dadores de normas” en un sistema ordenado. Sino de un sistema de
exacción de riquezas y disciplinamiento muy desigual. Cuyo norte es el
mantenimiento del orden más que de la paz, en el sentido del garantizar el
libre flujo de capitales como sinónimo de libertad. Debemos aclarar que hay
organismos de las Naciones Unidas y otros que son externos a estas. Pero todos
en su conjunto forman parte de la hegemonía/dominio.
[15]La teoría de la
Autonomía cuenta con el desarrollo también contemporáneo y precursor del
brasileño Hélio Jaguaribe.
[16]No
es intención de este trabajo entrar en las polémicas sobre las posibilidades de
independencia económica bajo las relaciones de producción capitalista. Eso
tiene que ver con las etapas históricas, en nivel de desarrollo de las FFPP
globalmente y el grado local de desarrollo de las mismas. Solo señalamos que en
los setentas existía un escenario internacional con diversas potencias
autónomas entre sí y experimentos de desarrollo independiente de diverso tipo.
El horizonte del “neoliberalismo” podía estar en germen corrompiendo las
estructuras vigentes, pero no era visible con claridad para los protagonistas
de la época, como también es cierto que una estructura económica fuerte e
integrada nacionalmente podía encararla nueva etapa con un piso de
amortiguación superior.
[17]Es
importante destacar que las peorías de Puig se encuentran emparentadas con las
más generales y contextuales ideas de Perón sobre “Tercera posición”. Y que las
políticas en el plano internacional de argentina, muestras Perón vivió (y con
Gelbard de ministro de economía) mantuvieron una orientación “autonomista”.
[18]Alberto
Vignes, miembro de la logia Propaganda 2. Era un hombre de la derecha e intentó
en su gestión un cierto giro de acercamiento a EEUU. Fue canciller entre julio
de 1973 y agosto de 1975. En realidad, la política de Vignes cercana al grupo
de López Rega, intenta disputar a Brasil la preferencia en el trato con la
potencia del norte, implantando un nacionalismo occidentalista frente a un
nacionalismo tercermundismo que se asocia la política de Puig y de Perón.
Fracasó ya que EEUU (y Henry Kissinger lo puso en claro) tenía una relación
estratégica con Brasil.
[19]En
realidad, si consideramos esta política de RRII una parte consustancial del
proyecto de país consolidado en los 90, la idea de que el RP es una “revolución
en las RRII argentinas, no es lejana a la realidad. Si quitamos toda categoría
valorativa positiva al concepto de “revolución” y lo ajustamos a una cuestión
estrictamente estructural, lo cambios de la década de 1990 en nuestro país
fueron tan radicales que pueden ser considerados una.
[20]Elite política nacional,
es para Puig, es la que debe existir en un país para tener una política de RRII
de lago plazo. Nosotros podríamos ver esta idea en términos de geopolítica, o
sea, la existencia de un sentido del desarrollo histórico de un grupo social
con estado. Lo que Puig ve para el caso argentino es que en la segunda mitad
del siglo XIX y la primera mitad del XX, existió una elite (la “oligarquía”)
que tuvo un proyecto. El cual se enmarcaría en una “dependencia nacional”. Y
que en la segunda mitad del siglo XX se estaría consensuando un nuevo proyecto
con una nueva “elite” para una “autonomía heterodoxa” de la cual el Peronismo
(y su alianza de cases y factores de poder) sería un sujeto claro. Nosotros
podemos encuadrar la categoría de Elite de Puig con la de Bloque histórico de
Gramsci que toma en cuanta con mayor claridad la dinámica de clases al interior
de la nación.
[21]La
teoría de las causas internas, fue presentada por Mao en “sobre la
contradicción” (Mao. 1973) y reelaborada para argentina por Rodolfo Puiggros en
“Historia de los partidos políticos” (Puiggros, 1986)
[22]Esta contradicción entre estados poderosos y la existencia de estados
menores en medio de estos conflictos que son víctimas de disputas, pero también
encuentran posibilidades de sostener o conquistar mayores niveles de
independencia, es un escenario geopolítico que viene desde lo profundo de la
historia. Y puede ser rastreado en los conflictos entre egipcios e Hititas,
Romanos y Persas etc.
[23]Para
que este ejemplo no quede en el aire, podemos ver que Cuba logó un gran
progreso, y EEUU no pudo terminar con el gobierno surgido de la revolución.
Pero resistió gracias a trabar una sólida alianza con la URSS lo que implicaba
perder márgenes de autonomía a nivel de las RRII, y quedar incluida en la geopolítica
de otra potencia (inclusive el diseño económico nacional). El caso de Venezuela
marca el segundo de los riesgos, el país bolivariano no puede lograr un nivel
sustentable de vida económico y bienestar social para su gente (a diferencia de
Cuba).
[24]Personaje pintoresco,
hasta simpático en la relación personal, bastante erudito, con actitudes
llamativas. Sociólogo de la UCA y con varios posgrados. Se convirtió al
judaísmo hace unos años, lo que puede significar su adhesión al sionismo, no
necesariamente ya que judaísmo y sionismo no son lo mismo. Era profesor del
Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall T. Meyer de la corriente judía
conservadora. De acuerdo a sus tesis respecto del ordenamiento mundial podía
estar en amplia sintonía con el apoyo a las políticas de la hegemonía del
consenso de Washington.
[25]Ministro
de RREE del gobierno de Carlos Menem entre 31 de enero de 1991-10 de diciembre
de 1999.
[26] Esta obra tiene dos
precursoras El Fracaso del Proyecto Argentino:
Educación e Ideología,
Buenos Aires: Ed. Tesis/Instituto Torcuato Di Tella, 1990. Y Patología del Nacionalismo: el Caso Argentino,
Buenos Aires: Ed. Tesis/Instituto Torcuato Di Tella, 1987.
[27]“Hasta el advenimiento
del gobierno de Menem, en 1989, y desde la primera Conferencia Panamericana de
1889, Buenos Aires y Washington tuvieron relaciones que, con pocas excepciones,
fueron antagónicas. La Argentina confrontó a los Estados Unidos en foros
diplomáticos y (al contrario de Brasil) fue neutral durante las dos grandes guerras.
No obstante, hasta la Segunda Guerra Mundial estuvo bajo la esfera de
influencia del Reino Unido”. “El protectorado argentino y su indefensión
actual: un análisis desde el realismo periférico” ver: Escudé, C. http://web.isanet.org/Web/Conferences/FLACSO-ISA%20BuenosAires%202014/Archive/65a131c1-0f66-4ae3-810b-8f020f0d755b.pdf Se puede encontrar este trabajo en el repositorio
digital de la Escuela de Guerra Naval. Como material de formación de nuestros
oficiales en el presente. Señalamos el éxito de esta doctrina en transformarse
en “oficial” y “oficiosa” de los cuadros estatales de las áreas más sensibles
de las RRII,
[28]Doctor
en historia de la universidad Di Tella, miembro de Flacso, y autor de
materiales de formación para la educación pública y para diplomáticos. Como
vemos el bloque pedagógico del RP se articula profundamente con el sistema
educativo estatal, con los centros de generación de identidad y de formación de
funcionarios.
[29]“Por cierto, esta
alianza estratégica y económica con los Estados Unidos y los países
desarrollados de Occidente procuró responder a los datos provenientes del fin
de la Guerra Fría en los contextos global y regional: el colapso de la Unión
Soviética, las transformaciones políticas y económicas en los países
socialistas de Europa del Este, China y Cuba, el fortalecimiento de la posición
hegemónica de los Estados Unidos y la expansión de la influencia de las
instituciones multilaterales a ella ligados –Naciones Unidas (ONU), Fondo
Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Acuerdo de Tarifas y
Comercio (GATT), Organización Mundial del Comercio (OMC)-, la aceleración de la
globalización económica y financiera y la consolidación de la tendencia hacia
la democratización en la región iniciada durante la década de 1980” Historia de
las RREE, Tomo XV introducción.
[30]Debemos
destacar, para no ser injustos, que Escudé no es el único sostenedor de la
necesidad de difuminar el sentimiento nacionalista de las masas. Por ejemplo,
Luis Alberto Romero sostuvo en la misma época posiciones teóricas similares. Y
con ellos una cantidad importante de intelectuales de izquierda y derecha.
[31]Acción realizada contra la nación (Irak) que según Escudé, participaba con Argentina en el
desarrollo del Misil Condor.
[32]Los filósofos
contractualistas como J.J Rousseau, Thomas Hobbes,
J. Locke.
[33] Se pueden encontrar afinidades con Ludvik Von Misses, Fredrik von Hayek,
la escuela de economía política austriaca. O Milton Friedman de la escuela de
Chicago. Aunque los primeros ponen más énfasis en el individuo.
[34]Pongamos
un ejemplo. El acto reflejo de nuestra cancillería cuando Rusia ocupó Crimea,
fue de condena, en alineamiento con el hegemón occidental. Tuvo que intervenir
el gobierno nacional (en esa época estaba Cristina Kirchner) para desandar
tamaño error ajeno a nuestros intereses que nos colocaba en enfrenamiento a
Rusia sin necesidad.
[35]La
doctrina de la Insubordinación fundante fue plantada en años recientes por el
politicólogo y especialista en RRII Marcelo Gullo. Discípulo de los planteos de
la “Autonomía” Gullo plantea que es necesario un “umbral de poder” nacional que
se debe acumular internamente para desplegar luego políticas en el escenario de
RRII que lleven a la autonomía. “Así, por “umbral de poder” entenderemos, en lo
sucesivo, un quantum de poder mínimo necesario, por debajo del cual cesa la
capacidad autonómica de una unidad política. “Umbral de poder” es, entonces, el
poder mínimo que necesita un Estado para no caer en el estadio de subordinación
en un momento determinado de la historia”. La teoría toma en cuenta factores de
desarrollo económico, cultural, tecnológico, militar etc., como constitutivos
de ese quantum. Y la decisión de la élite dirigente del país de emprender esa
tarea. Pone como ejemplo Alemania o EEUU, pero también se aplica a Irán, Rusia
comunista, Vietnam o Canadá.
[36]Cuando
se ponen ejemplos de cómo se expresa en la practica el RP, aparece la idea de
acompañar a la potencia dominante en sus intereses estratégicos con los que se
debe coincidir. Y para el caso argentino cambiar la política tradicional de
neutralidad en conflictos ajenos.
[37]No
es algo secundario que estos planteos en forma de apuntes, Conferencias o
currícula son materiales de formación del personal de carrera. Y no
críticamente. También deberíamos tener en cuenta si este énfasis
de Escude en hechos ajenos a nuestros intereses geopolíticos no iban de la mano
de la “causa AMIA” y toda la maniobra de inteligencia que se desarrolló en
torno a Irán con las lamentables acusaciones contra una serie de políticos y
militantes. Cuestión que por razones que se llevó a la tumba revisó hace poco
tiempo. Pero que creemos se deben originar (esto es una apreciación subjetiva)
en el “cambio de fichas” en el escenario nacional e internacional, no en algún
análisis objetivo.
[39]Nombre con el que el
Forjista Arturo Jauretche tituló al Pacto entre Argentina y Gran Bretaña para
que esta última nos siguiera comprando carnes a cambio de una serie ce muy amplas
concesiones económicas. SE debe articular con otra categoría Jauretcheana la de
“Colonización pedagógica” con las que intentaba exponer un marco conceptual
integral para comprender la predisposición a la “dependencia” por parte de las
elites.
Un PBI puede
crecer por valores financieros, por una coyuntura favorable de los precios de
los “commodity”, etc. y derrumbarse en poco tiempo; un PBI puede crecer y la
población empobrecerse, etc.; o un PBI puede crecer y si la estructura se
encuentra transnacionalizada no tener efectos positivos sobre la población,
etc.
[41]El CARI (Consejo
argentino de Relaciones Internacionales). Es un think tank local (del
que Escudé era parte), fuente de ideología y que es un grupo de presión
extraestatal que influye en las políticas exteriores de nuestro país
notoriamente. Es un organismo paraestatal proveedor de funcionarios de carrera,
realizador de lobby, etc.
[42]Y
de las leyes y acuerdos que las hacen vigentes: petróleo, pesca, militares,
etc.
[43]Pacto
Roca Runciman - Plan Pinedo etc.
[44]Al
finalizar este artículo, sin dejar de remitir al artículo específico que
citamos antes de nuestra autoría, hacemos una mención al “paraguas de la
soberanía” clave de la política de RP, acordado en el Madrid I: “nada en el
desarrollo de la presente reunión (...) será interpretado como: a) un cambio de
la posición de la República Argentina acerca de la soberanía o jurisdicción
territorial y marítima sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich
del Sur y los espacios marítimos circundantes; b) un cambio en la posición del
Reino Unido acerca de la soberanía o jurisdicción sobre las Islas (...) y
espacios circundantes; c) un reconocimiento o apoyo de la República Argentina o
del Reino Unido acerca de la soberanía o jurisdicción territorial marítima
sobre las Islas Malvinas (...) y espacios marítimos circundantes”. (Caviasca,
2018) Como ya explicamos la nueva política de RRII requería una actitud
sumamente pragmática en cuestiones de soberanía, en función de resolver
cuestiones económicas. Para ello la prioridad estaba, como dijo el Canciller Di
Tella, alienarse claramente con occidente (“No por amor sino pro pragmatismo”),
específicamente con el líder de este mundo, los EEUU. Por lo tanto, también se
requería la normalización de las relaciones con Gran Bretaña, el principal
aliado de EEUU e importante miembro de la UE en ese entonces. El paragua fue
bien visto por Inglaterra ya que favorecía el Statu Quo. La explotación
pesquera (en ese entonces y aun la más importante de la zona) despegó en forma
exponencial, en toda la región mediante la colaboración argentino británica,
las islas pasaron a ser superavitarias para Inglaterra, y (siendo esto un éxito
diplomático central de los británicos). Las Malvinas recibieron de parte de la
legislación argentina un trato que se asemeja a un “Estado ribereño” de hecho.
El gobierno de Carlos Menem, reivindicó como uno de sus éxitos fundamentales,
la expansión de la pesca. Aunque es muy discutible el rédito real que este
aumento implicó a la economía y/o el desarrollo nacional. Es tema de otro
trabajo. Peor si es clara la visión “economicista” de las RREE en este periodo
de establecimiento del RP.
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