material en video, entrevistas, programas de TV

sábado, 6 de diciembre de 2014

ANALISIS DE LA NUEVA LEY DE HIDROCARBUROS Y DE LA ORIENTACION DE LA POLÍTICA PETROLERA KICHNERISTA

Guillermo Martín Caviasca (UBA/UNLP) 
helicópterox@yahoo.com.ar 

ANALISIS DE LA NUEVA LEY DE HIDROCARBUROS Y DE LA ORIENTACION DE LA POLÍTICA PETROLERA KICHNERISTA 



Parte I
Introducción 

Recordaba el General Enrique Mosconi en sus escritos que un día, cuando era director de Aeronáutica militar, fue a buscar combustible para sus aviones. Lo recibió el gerente de la compañía Wico que era una filial de la Standar Oil (antecesora de la contemporánea Chevrón). El ejecutivo de la empresa le negó el combustible, aduciendo que el Estado no pagaba a tiempo. Allí, impotente ante el escritorio del gerente de la multinacional, “me juramenté atacar a los trust, a destruir a los trust por todos los medios legales” recordaba tiempo después el gran patriota. 
Además nos advertía contra cualquier ingenuidad en la colaboración con el gran capital, afirmando "Si para la explotación de los yacimientos fuimos partidarios, en un principio, de las organizaciones mixtas constituidas por el Estado y por el capital privado, dándole a aquél la dirección política y consideramos que contemporáneamente podía mantenerse el sistema de acordar concesiones a las compañías privadas, la experiencia de las luchas incesantes que la organización fiscal ha debido soportar con las compañías privadas durante todo el tiempo que la hemos dirigido, nos condujo a la conclusión de que tales organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan dos intereses antagónicos, destinados a vivir en lucha, de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatal." 
El tema era claro, el combustible es un bien del subsuelo que tiene la particular característica de ser como la sangre que nutre las venas de un cuerpo. La civilización evolucionó en el siglo XIX y XX hacia la dependencia de los recursos hidrocarburíferos. Sin petróleo nada funciona. Por eso algunos militares como Mosconi y Baldrich intuyeron inteligentemente que ser dueños del petróleo y del conjunto del proceso de extracción, refinación y comercialización, era una cuestión de defensa nacional, de soberanía, que no se relacionaba solamente con negocios o cuestiones de mercado; inversiones privadas y demás cuestiones del discurso económico liberal. Ya que el desenvolvimiento de la economía, los costos de producción industrial, el costo del movimiento de la población, de la industria, del campo, depende de la disponibilidad de petróleo. No disponer de él genera una dependencia grave, que ata de manos a cualquier gobierno, ya que paraliza la economía. 
También, y solo como cuestión agregada a la anterior, los ingresos de la renta petrolera pueden ser tan importantes que permitan apoyar el desarrollo de otras fuentes de energía, permitan al estado disponer de recursos suficientes para mejorar el bienestar social e impulsar otras ramas de la industria y transporte. Pero eso nunca puede ser interés del capital privado y sin dudas menos aun de las corporaciones transnacionales. Sabemos que el precio del petróleo esta sometido a vaivenes especulativos que lo eleva a niveles que poco tienen que ver con su precio de producción y por lo tanto las empresas privadas que juegan en el mercado mundial buscan vender al precio de mercado y no al precio básico que se pueda sostener para otorgar combustible barato a la economía local. 
Por ello la cuestión petrolera fue tomada históricamente como un tema “estratégico” cuya resolución debía escapar a las coyunturas del mercado. Es claro para cualquier persona que el petróleo se agota. Un buen yacimiento puede durar 40 o 50 años en una explotación intensiva menos. Tenemos la experiencia de la privatización y de su evolución profundizadora que incluye 10 años de kichnerismo. REPSOL y sus socios nacionales incorporados por Nestor explotaron intensivamente los pozos sin reinvertir en el país, ni balancear la explotación con exploración, ni capitalizar la empresa, ni mucho menos pensar en como ahorrar petróleo invirtiendo en otras formas de generación de energía que permitieran más sustentabilidad y diversificación de nuestra petróleo/gas dependiente matriz energética. 
Al igual que las minas permitir la libre concurrencia del capital privado con mínimos controles y con un perfil exportador pensando el los ingresos de divisas, es dilapidar recursos agotables. No sirve la explotación de estos recursos no renovables si no se hace pensando en el desarrollo de la economía local, en la generación de industrias locales que los transformen, en explotarlos planificadamente, de acuerdo al interés estratégico de la nación.