El 4 de junio de 1846 se peleó en la provincia
de Santa Fe la batalla de Punta de Quebracho. La escena del combate está ubicada
unos 5 kilómetros al norte de San Lorenzo, el paraje contaba con una cruz de
homenaje a la acción, la que hoy (paradójicamente) fue removida por la empresa
Cargill, que compró el terreno para exportar libremente mercaderías por el rio
libremente navegable.
Allí las fuerzas de la Confederación se
enfrentaron contra la escuadra anglo francesa. El combate fue una victoria
clave, estratégica, de las fuerzas federales. En la que, sufriendo solo una
baja mortal contra unas 60 invasoras, y sin perdidas apreciables de su
artillería, destruyeron 6 mercantes, causaron daños de diversa magnitud a
varios de las unidades navales militares extranjeras y quedaron dueñas del
terreno.
La campaña Anglo-francesa por el Paraná
durante 1845/46 fue parte de una gran guerra iniciada en 1836 cuando una coalición
de intereses locales y extranjeros realizaron un golpe de estado en la
Republica Oriental contra el presidente Manuel Oribe. En ese golpe, los
liberales y “unitarios” argentinos exiliados en Montevideo, los militares
rebeldes al mando de Lavalle, el partido colorado conducido por Fructuoso Rivera,
las casas comerciales asentadas en Montevideo, las finanzas y fuerzas armadas
de francesas más los intereses de Inglaterra, convergieron en un plan
estratégico sobre la Cuenca del Plata. Garantizar los intereses del libre
comercio mediante la libre navegación de los Ríos (impedida por Oribe y por
Rosas quien había sancionado una ley con altos aranceles a las importaciones es
mismo año). Para ello los argentinos exiliados en Montevideo, Chile, Bolivia, y
sus enviados en Francia e Inglaterra, impulsaron una serie de políticas. Entre
ellas la Guerra con la Confederación Peruano Boliviana, la rebelión de Corrientes,
el asesinato del líder Tucumano y jefe del ejército del Norte, Heredia. Los terratenientes
del sur de la provincia de Buenos Aires se alzaron porque querían exportar sin
restricciones, en esperando la ayuda francesa y la invasión de Lavalle y los
colorados orientales. En el norte los “unitarios”, federales disidentes e
intelectuales tomaron el gobierno en varias provincias, al mando de otro famoso
militar, el general Lamadrid.
Los liberales buscaban coordinar con los
intereses imperialistas/colonialistas, impulsar su intervención, yendo atrás de
las ideas de las potencias sobre cómo se debía organizar el país, la económica
y el comercio internacional. Además de la libertad económica absoluta pata los capitales
y comercio extranjeros, se pensaba en un protectorado en la Banda Oriental para
Francia, crear una república también protegida por Inglaterra y Francia en la
Mesopotamia etc. Esta coalición enorme de intereses contaba además con la
concurrencia de Brasil, que aspiraba a adueñarse directa o indirectamente del
Uruguay, y sancionar como propios los territorios arrebatados a la otrora
provincia oriental.
Frente a esto la Confederación movilizó sus
fuerzas internas, sorprendentemente, solo con fuerzas internas enfrento esa
imponente coalición. La mayoría de la población de todas las provincias. Los
soldados y unidades completas lavandas por los rebeldes desertaban en masa o se
`pasaban a las fuerzas federales. Disponía de la mayoría de las tribus
indígenas. Y de una cantidad de jefes y oficiales de renombre y experiencia,
que condujeron las exitosas campañas que, desde la frontera boliviana hasta las
murallas de Montevideo, desde Mendoza hasta las tolderías, derrotaron uno a uno
los ejércitos de Lavalle, Paz, Lamadrid, los terratenientes, los Colorados ,
los mercenarios italianos, los franceses e ingleses.
La guerra duró desde ese año 1836 hasta que en
1850 los franceses aceptaron las condiciones rosistas para la paz. Y durante
ella el punto mas alto, el hito en el cual los liberales no dudaban que se
pondría de rodillas al país, fue la decisión coaligada de Francia e Inglaterra
de enviar una escuadra numerosa y moderna para imponer a los cañonazos, el
libre comercio, la apertura de los puertos y el ordenamiento geopolítico de la
región. De todas sus acciones, saqueos, depredaciones, la más famosa es la
campaña sobre el Paraná de 1845/46, cuando intentaron abrir el río al comercio
internacional y establecer una logística común entre los rebeldes del general
Paz en Corrientes con las bases de Montevideo. Esa campaña contó con otra
paralela realizada (también con buques de guerra de los anglo-franceses) por
los “voluntarios” italianos de Garibaldi que saqueó Colonia, Gualeguaychú,
Salto, Concordia, Paysandú durante meses intentado llegar a Corrientes por el
Uruguay, pero fue frenado por los ejercito federales de la zona.
Pero el más famoso de los combates es el de la
Vuelta de Obligado, del 20 de noviembre de 1845. El primer intento efectivo y
con recursos de detener a los invasores. Los imperialistas pasaron a un alto
costo, aunque las bajas para las fuerzas federales fueron numerosas.
Sin embargo, se pierde de vista que el
combate, fue solo eso, un combate. La estrategia federal era parte de una campaña
de mayor envergadura, de hacer de la presencia extranjera en el Paraná una
batalla peramente. En esta campaña se destacaron varios líderes de gran
capacidad. Pero señalaremos a dos. El General Lucio Mansilla y el coronel Juan
Bautista Thorne. Mansilla en general es conocido. Un guerrero de la
independencia, combatiendo de todas las guerras desde su tierra juventud en las
invasiones inglesas. Un profesional especialista en Artillería, pero capaz de organizar
y conducir milicias o tropas de línea, defensas fijas o campañas móviles etc. Fue el planificador de la guerra en el “teatro de
operaciones” del Paraná.
Thorne es menos conocido, nacido en Nueva York
en 1808 llego al rio de la Plata como marino y se incorporó a las fuerzas de Guillermo
Brown con las que lucho varios combates con éxito contra los brasileños,
después fue marino de la Confederación 8al igual que Brown) y el primero en
navegar el río Colorado durante la campaña de Rosas. Pero evidentemente su
vocación era también la artillería. Al frente de la misma estuvo en todas las
batallas del ejército federal bajo el mando de Pascual Echague al principio y
de Manuel Oribe después. Dirigiendo con éxito siempre el centro del dispositivo
militar rosista en cada batalla, y ganándose el elogio del general Paz. Thorne
fue artillero en Obligado y herido gravemente. Recuperado, quedo a cargo de la
defensa en la Punta de Quebracho donde se libró la batalla clave que aquí
recordamos.
El “tetro de operaciones” del Paraná fue organizado
por Mansilla con baterías a lo largo de la costa sobre lugares donde hubara
barrancas y recodos o angosturas del río que favorecieran al defensor y
perjudicaran a los navíos. Con la movilización de las milicias para prevenir
cualquier desembarco y así hacer insostenible a los extranjeros la campaña. Lograr
que solo dominaran el terreno donde sus barcos estaban y no pudiera hacer pie
en tierra. Además de perseguir con baterías volantes y las fuerzas móviles de
caballería a los barcos enemigos cañoneándolos en la oportunidad que se diera o
donde algunos mercante o militar se hubiera detenido.
Numerosos combates que sería extenso detallar.
Vuelta de Obligado, San Lorenzo, Tonelero, Quebracho, Rosario, etc. Lo
interesante es que las fuerzas argentinas, cada vez obtenían mejores
resultados. Y esto encuentra su punto más elevado en Quebracho.
El 4 de junio favorecidos por el viento norte
los invasores se apretaron a cruzar por las defensas argentinas. No sólo
cruzar, sino que debían destruir la posición, sino no existe “libre comercio”.
Eran 95 barcos mercantes que volvían desde Corrientes y 12 de guerra que los
escoltaban. Seis vapores, dos goletas, dos bergantines y una corbeta. Montaban
85 cañones y obuses de calibre 24 hasta 80, una batería de cohetes, balas
explosivas y cañones rayados de mayor alcance y precisión.
Mansilla dispuso 17 cañones con 600 infantes y
150 carabineros. Una reserva de 200 infantes y dos escuadrones de lanceros de
Santa fe, más su escolta. La batería principal y la infantería en el centro del
dispositivo estaba al mando de Thorne. Sin embargo, las fuerzas argentinas se
encontraban ubicadas en una posición de difícil alcance para las baterías de
los barcos, sobre una alta barranca, y que por el contrario favorecían el
alcance y fijación de objetivo para los cañones nacionales en lo angosto de río.
La batalla comenzó a las 11 hs. con el fuego
patriota y se desarrolló favorablemente. Las baterías nacionales hacían
estragos en loas barcos enemigos y no podían ser silenciadas por la superior
artillería de estos. Esta vez las municiones no se acabaron y los mercantes
eran victimas de impactos. Los buques de guerra debían interponerse para salvar
el convoy y eran a su vez dañados. Ante la imposibilidad de un blanco limpio
los invasores desembarcaron en la orilla opuesta sus baterías de cohetes, pero
con resultado infructuoso. La batalla se saldo con el cruce de la flota, con
graves daños a varios buques de guerra y el hundimiento de seis mercantes con
su carga. Una gran perdida en dinero y vidas para los invasores. Que dejaron 60
bajas (solo entre los militares) contra sólo un muerto y cuatro heridos
federales. Los extranjeros no se atrevieron a desembarcar al no poder silenciar
los cañones y por lo tanto se apresuraron a ganar rio abajo, mientras eran
perseguidos por las baterías volantes de Mansilla. Mientras que la posición de
Quebracho permanecía en pie. El rio no se podía navegar, esta incursión seria
en único intento y no se repetiría, los costos tanto económicos como militares
no lo permitían. Solo con numerosos refuerzos y la ocupación permanente del
territorio sería posible
La evaluación de los jefes de la flota fue que
era imposible comerciar por el Paraná si no se invadía por tierra al país. Y
que eso requería de un ejército de 10000 ingleses y 10000 franceses, y por lo
tanto una movilización mucho mayor desde las metrópolis. La situación en el
Plata comenzaba a saldarse a favor de la Confederación esta vez. A diferencia
de en China, Egipto, Argelia, México etc. las flotas europeas no impondrían su
orden mediante la fuerza. Poco tiempo después, primero británicos y luego franceses
firmarían la paz en las condiciones acordadas entre Rosas y Oribe. El general Paz,
sin sustento extranjero, al mando del ultimo ejercito “unitario” seria
derrotado en Corrientes, Colonia seria recuperada y Montevideo al borde de la
capitulación. Pero en ese momento surgiría una defección interna que daría por
tierra con las victorias anteriores. Imponiendo la libre navegación de los
ríos, como primera medida ante los encargados de negocios británico y francés.
Es significativo que, en la constitución de 1949, en su artículo 18, esta ignominia
se revierte. Sin embargo, eso es otra historia.
La batalla de Quebracho, dentro den la gran
guerra que se dio esos años por el derecho a decidir independientemente el
destino de la región, es uno de los hitos mas importantes, porque dejó a las
fuerzas militares extranjeras fuera del juego, sin las cuales los liberales
locales carecían de fuerza.
Es un hecho que nos debe mover a reflexión que
hoy donde se libró esa batalla, la multinacional Cargilll sea la dueña del
territorio. Y que, por los puertos del río, exactamente en la misma zona donde
las baterías de Quebracho, Obligado, San Lorenzo, Tonelero etc. obtuvieron sus
victorias, sean extranjeros y penetren los barcos extranjeros tal como los
invasores imperialistas intentaron hacerlo por la fuerza hace 175 años.
Guillermo Caviasca
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