Elementos para un
balance crítico de las elecciones:
En primera instancia debemos separar el
análisis de los fenómenos estructurales de los Electorales, que como procesos
dados en la superestructura son condicionados fuertemente por los primeros. Las
elecciones son solo una muestra, una “encuesta” hecha a la población en un
determinado momento. Y como toda encuesta está condicionada su respuesta por el
tipo de preguntas y la forma en que se plantean. Pero, para hacer honor a la
verdad, debemos señalar que esta encuesta tiene resultados políticos muy
concretos en la redefinición de la superestructura institucional, la cual se
arma con nombres y apellidos de acuerdo al resultado de esta particular
“encuesta”. Entonces, como no caemos en la vulgarización de que las
superestructura (sea esta política, cultural, ideológica, etc.) solo “refleja”
lo que pasa en la estructura económica, consideramos que el resultado influye
sobre el flujo de los acontecimientos: no es lo mismo que hubiera habido una
segunda vuelta entre Menem y López Murfi, ni que el porcentaje de ausentismo y
votos negativos hubiera llegado al 40% o que la “izquierda hubiera sacado el
10%.
Debemos también insertar la coyuntura electoral
en el balance de un proceso mas amplio que podríamos acotar entre el 20/12/01
(aunque también las elecciones de octubre del 2001, con un 45% de votos
negativos y abstenciones, fueron una clara señal de agotamiento de las masas) y
la actualidad, pero que en realidad deberíamos como mínimo remontar sus raíces
en la redefinición radical de la argentina hecha por el neoliberalismo
menemista. Si simbólicamente el Santiagazo en argentina y el levantamiento
Zapatista en México marcan el inicio de la resistencia popular contra el
neoliberalismo; la derrota de Iraq y el repliegue manifestado por las masas en
nuestro país nos señalan derrotas o repliegues en esta lucha (entre estos dos
hitos hay otras tantas victorias de los pueblos como del imperialismo). Es así
como en todos estos 10 años de lucha hubo diferentes momentos de avance y
recrudecimiento de la resistencia y momentos de pasividad o repliegue.
La resistencia popular
se da, como planteaba Lenin, por oleadas o sea, no es un paseo de victorias hasta la
victoria final, ni un momento apoteótico de insurrección o huelga general que
nos colocará en el poder luego de barrer las estructuras del sistema.
La cuestión es que cada oleada nos deje
enseñanzas como para construir nuestra organización y nuestra teoría
revolucionaria. En este sentido el 20/12/01 se dio el punto mas alto de una
oleada de resistencia popular que no debe ser separada de marea abstencionista
de las elecciones de octubre anterior y que se prolongó hasta el 26/12 cuando
el bloque dominante, hasta ese momento desorientado, acordó una salida hacia la
estabilización política. Debemos remarcar que fue la oleada de lucha mas
importante de los últimos 20 años y que no fue sorprendente que despertara
grandes expectativas sobre la posibilidad de la apertura de una etapa
revolucionaria. Es por ello que las mismas clases dominantes y sus siervos
políticos y divulgadores estuvieron tan alarmados.
Es importante aclarar que cada revolución mas
allá de que se nutre de toda la experiencia histórica de lucha de las masas
tanto a nivel nacional como internacional, es una experiencia nueva que implica
nuevas respuestas en todos los planos, por eso anclarnos en manuales o dogmas
nos lleva al fracaso en la tarea de constituir una dirección política del
proceso de lucha. En este sentido debemos alejarnos de las tradicionales
posiciones de llamar a las masas desde una posición esclarecida, por el
contrario debemos pararnos con las masas en sus posiciones y luchar por la
dirección con las tendencias reformistas y reaccionarias a cada paso. Las
últimas elecciones muestran la victoria de la burguesía en la orientación
política de las masas.
Debemos analizar separadamente el
comportamiento de los diferentes “actores” sociales, económicos y políticos
intentando identificar los intereses que representan y pasarlos a un análisis
de clase que nos permita definir con claridad la situación de los campos
enfrentados. Las corporaciones que representan los intereses de los grupos
capitalistas dominantes (Adeba, Abra, UIA, SRA, CAME, Privatizadas, faltan)
como las corporaciones estatales represivas (policía, ejército, gendarmería,
marina, aeronáutica, etc.) son cada vez mas públicamente actores políticos que
expresan apoyos públicos o semipúblicos. Las corporaciones represivas fueron
destinatarias centrales de la campaña electoral de Menem y menos evidentemente
de Murfi, y la gran mayoría de las corporaciones económicas estuvieron mas
cerca de estos candidatos (aunque esto no las inhabilita para poner fichas en
todos las canastas). Solo las intereses vinculados al mercado local, la
exportación de bienes de diferente tipo demostraron mayor interés público en
Krichner (recordemos que somos importantes exportadores de productos alimenticios
y que la destrucción del mercado interno solo deja a los agonizantes sectores
industriales la opción del Mercosur).
Menem y Murfi eran, probablemente la
liquidación de esta fracción de la burguesía como clase (no obviamente del los
grandes terratenientes si probablemente de los chicos) o sea un atajo hacia la
guerra civil. Pero por el lado contrario Krichner no es la liquidación de los
otros sectores; quizás por eso un gobierno Menemista era inviable sin “guerra”
en cambio el de Krichner es aceptable en principio por todos ya que ofrece
posibilidades de negociación.
Quizás también por eso los sectores mas duros
de la burguesía apoyaron candidatos duros en la primera vuelta (y demostraron
su poder electoral, con el 42% de los sufragios, lo cual no es menor sobre todo
después del 20/12, aunque un porcentaje no nos habilita a un juicio categórico
sobre la conciencia de esos votantes) pero no se esforzaron por sostenerlos
para la segunda. Su resultado en la
primera vuelta colocará a la fracción proyanqui de las clases dominantes (como
clase no como “políticos”) como interlocutores privilegiados del nuevo gobierno
y además, demuestra que pueden articular una importante legitimidad electoral.
No es menor que los candidatos de derecha captaran a través de diferentes
estrategias una masas de votantes tan grande, debemos tener en cuenta que el
régimen político no necesita del concurso activo de las masas para
reproducirse, Por eso, si bien es cierto que la “gente” no votó nuestra muerte,
ni que la bandera yanqui flamee en la rosada, quedó demostrado que la derecha
política y económica es capaz de ganar batallas políticas de masas mejor que el
campo popular.
Por otro lado, Menem con su excesiva apelación
a las fuerzas represivas choca con el principal objetivo de todas las
fracciones de las clases dominantes en este momento: reconstruir el escenario
institucional. Podemos recordar la anécdota de Murfi disertando ante los
empresarios hace alrededor de un año, cuando les habló de que había que ordenar
la economía y la sociedad a “tambor batiente y paso redoblado” (metáfora
claramente militarista) la reacción de los propietarios allí reunidos fue de
desagrado y reprobación (quizás por eso Murfi moderó sus apreciaciones
posteriormente y se volcó a la campaña con un perfil “republicanista”)
El enemigo jugó en bloque todas sus cartas a la recomposición del terreno institucional
(cuestionado masivamente el 20) como arena de resolución de las disputas de la
lucha de clases. El estado es un elemento clave en la dominación cuando es capaz
de garantizar los intereses estratégicos del bloque dominante, si deja de serlo
articularán políticas para recuperarlo a cualquier costo ya que es la
herramienta clave para la organización social y económica. En una sociedad
capitalista compleja como la nuestra los conflictos no son tan transparentes ni
dicotómicos como una lectura simple de la teoría sugiere (burguesía vs.
proletariado) ya que hay diferentes capas de la burguesía que disputan entre si
y que pueden tener graves contradicciones; del mismo modo hay diferentes capas
del proletariado cuya contradicción con el bloque dominante no se expresa de la
misma manera ni necesariamente contra la misma fracción de este (y también
existen otras clases). Además, si tenemos en cuenta que las ideas dominantes de
una época son las de la clase dominante, la capacidad de los oprimidos de
identificar claramente a su enemigo es velada por una densa nube de ideología
(propaganda, valores, educación, etc.) que solo en las mas duras tormentas se
corre parcialmente como sucedió en torno al 20/12 .
Es evidente hoy que “se nos pasó el cuarto de
hora” esos meses en los que la desorganización del enemigo fue muy grande (la
mayor desde el 76) y la conciencia de las masas estuvo abierta para propuestas
audaces. La maquinaria propagandística del enemigo aprovecho muy bien nuestra
incapacidad de articular una propuesta de poder que nuestros compañeros
pudieran tomar como propia y transitable con posibilidades de éxito (las masas
no pelean para perder ni para dar testimonio y eso no lo entiende la izquierda)
ante esta ausencia, las opciones del sistema aparecieron como las únicas. Mas
allá que en el voto siempre hay una cuota de esperanza (que debemos tomar en
cuenta en nuestros próximos pasos: o sea salir a darle a Krichner como si acá
no hubiera pasado nada sería una actitud miope de nuestra parte) la misma
dispersión muestra que fue un voto “de última” con un alto grado de
descompromiso y que el bloque dominante no consiguió articular su unidad tras
un programa de entrega único. En este sentido podemos afirmar que, si bien el escenario institucional está
reconstruido, se encuentra mucho mas débil que antes del 20/12 (aunque
mucho mas fuerte que lo que nuestras expectativas luego del 20/12 previeron). Esto
es positivo, disminuye el margen de maniobra no solo del próximo gobierno, sino
también de las clases dominantes en su conjunto (al menos dentro de las
instituciones). Krichner es débil, no es
el hombre del poder ni tiene un
apoyo electoral significativo, esto en muy malo para las clases dominantes que
deberán luchar por cada medida. Por ello mas allá de que no es su hombre todos
están hoy intentando reforzar una imagen de mayor apoyo a través de los medios.
Los próximos meses veremos.
Es interesante responder a la pregunta de si
¿habrán también reconstruido los mecanismos de consenso en el seno de su bloque
para presentársenos de ahora en mas con unidad frente a los sectores populares?
Creo que la respuesta debe ser negativa, y eso es un buen dato para el campo
popular ya que la desunión entre “ellos” es un prerrequicito fundamental para
que “nosotros” tengamos una de las condiciones necesarias para avanzar en un
camino revolucionario.
La burguesía no puede sacrificar hoy a
alguna de sus facciones sin correr un alto riesgo de hundirse en bloque porque
las masas han aparecido como un actor independiente y si la sangre llega al río
en las disputas interburguesas pueden darse condiciones óptimas la lucha
popular. Pero lo paradójico de esta situación esta justamente en que las
contradicciones del capitalismo argentino en la actual etapa requiere el
sacrificio de alguna facción burguesa en el futuro cercano, la resolución de la
crisis interburguesa no puede ser pospuesta indefinidamente y recargado sobre
las masas el sacrificio para salvar al conjunto de la burguesía que opera en (o
desde) Argentina como durante el Menemismo.
La identificación de la diferencia entre clase
en si y clase para si nos ayuda a comprende mejor el resultado de este proceso
electoral y la pasividad de la clase obrera desde el 20/12. Esto se relaciona
con el tema de las ideas dominantes. ¿por qué las masas actuaron contrariamente
a sus intereses en este proceso electoral? Una parte de la respuesta ya la
dimos en lo inmediato no había alternativas de poder aparte de la presentadas
por la burguesía. Pero mas allá de eso las condiciones materiales de vida no
determina en forma inmediata la conciencia, hay una serie de mediaciones que
oscurecen el panorama. La clase existe por su ubicación en el modo de
producción pero, solo es “clase en si” cuando puede elaborar sus propias ideas
sobre como resolver sus problemas políticos y económicos, y esto es muy difícil
para los oprimidos, privados del acceso a la educación y al ocio constructivo.
Por último es necesario definir el rol político
que nos corresponde y una caracterización de las tareas a realizar acorde a la
visión que tengamos de la etapa.
No perder de vista la situación internacional:
derrota de Iraq, Revaival del imperialismo clásico pero sin burguesías
nacionales (al menos en el tercer mundo) y con una sola gran potencia militar.
Crisis económica capitalista. América latina en un tembladeral y sin
posibilidades de discutir dentro del sistema. Etc.
¿Que sucedió el 20/12? La rebelión popular que
sacudió al país y que tuvo su epicentro políticamente mas destacado en Bs. As.
(solo aquí se vieron claras reivindicaciones políticas acompañadas de una lucha
violenta por imponerlas) ¿abrió una situación revolucionaria? Esto es planteado
por la mayoría de nuestros compañeros de la izquierda. Pero si lo comparamos
con el Cordobazo, una rebelión mucho menor (no solo bajo parámetros absolutos,
sino también relativos) y acotada a la ciudad de Córdoba, pareciera que los
cambios en los niveles de conciencia, radicalidad de la lucha y movilización
popular que abrió esa rebelión fueron superiores a los del 20: Surgieron
poderosas organizaciones armadas, la discusión sobre la necesidad del
socialismo ganó terreno en las masas y
en la clase obrera, la burocracia sindical si bien no fue desplazada si fue
acorralada en su cúspide y a pesar de que el enemigo también concedió
elecciones es claro que para amplios sectores de las masas Cámpora representaba
“la patria socialista”.
El 19/20 3m de personas salieron a la calle y
mas allá que la movilización se fue debilitando, las calles fueron nuestras
hasta el 25 de enero y al menos hasta el 26 de junio la iniciativa y el
consenso pareció estar del lado del campo popular mientras que el enemigo no
podía articular mas que salidas apresuradas, y sus órganos de difusión masiva
navegaban en la pérdida de credibilidad.
Pero a partir de ese momento todo comenzó
a ordenarse nuevamente. La situación social y política se descomprimió, a pesar
de que no hubo mejoras en la situación económica ni cambios políticos de ningún
tipo, solamente se llegó a un piso de deterioro en el que navegamos desde
entonces. La protesta se fue agotando, girando sobre si misma como corriéndose
la cola.
Lo cierto es que las masas populares (en el
sentido mas amplio del término) se movilizan tras propuestas de poder que vean
materializables, y si la expulsión de De La Rua en el marco de la plaza sitiada
por las masas fue visto por astas como una victoria de la movilización, a
partir de ese momento no se registró ninguna victoria contra, ni concesión
significativa desde, el poder. Toda la audacia que la ruptura del 20 permitió
en el campo de las ideas: no al neoliberalismo, basta de autonomía de la “clase
política”, no a la represión y cuestionamiento a sus agentes; o sea un reclamo
generalizado de profundos cambios en el régimen político y en el “modelo”
económico, se diluyó ante la imposibilidad de encontrar vías de organización y
lucha para su concreción. Pero ¿realmente se diluyó? Creemos que no. Y creemos
también no pecar de optimistas al considerar que estamos varios pasos adelante
respecto al 2000.
Si consideramos
al 20/12, en vez de la apertura de una etapa revolucionaria, un paso (si
bien muy importante) mas en el avance de
la resistencia popular nuestro desazón por el resultado electoral cobra la
dimensión que realmente tiene. La resistencia según Rodolfo Walsh es una etapa
en la cual las masas no se cuestionan el poder y “resisten” dispersas los
ataques del enemigo. De allí se deducen tareas inmediatas: conseguir victorias
en las luchas parciales que vamos dando para fortalecer la confianza en la
resistencia, aumentar la capacidad organizativa de las organizaciones que
luchan, superar la dispersión y dar la batalla contra la ideología de las
clases dominantes en el seno de las masas. En una situación de repliegue las
masas se recuestan sobre terrenos conocidos y “seguros” que ya conocen, es
parte del “sentido común” y mas allá de que debamos luchar por superarlo, lo
cierto es que en ël hay siempre algo de verdad; en nuestro caso ¿qué le
ofrecíamos nosotros para gobernar la argentina hoy o en un plazo visible?
Pero Lenin decía que cuando las clases
dominantes pierden su unidad y no pueden reproducir su sistema de dominación y
las clase oprimidas ya no dan consenso a ese sistema y no quieren seguir siendo
gobernadas como hasta ese momento, hay una situación revolucionaria. Creemos
que hubo un periodo de tiempo, quizás entre el 20/12 y el 26/6, en que estas
dos circunstancias se dieron en diferente grado; pero, como la historia no es
una determinación estructural en la que a los sujetos solo les cabe transitar
un sendero inmodificable, la situación es una oportunidad que si no se
aprovecha se diluya y no se consolida. Indudablemente si una organización
revolucionaria de masas hubiera surgido de este proceso (o varias) y
movimientos sociales se hubieran consolidado tras una perspectiva antirégimen
el bloque dominante no hubiera tenido éxito en reconstruir el escenario
institucional y las masas no se hubieran replegado a él. En ese caso la
situación propicia dl 20/12 hubiera catalizado en la apertura de una etapa
revolucionaria.
Hay dos realidades que debemos tener en cuenta
de cara al futuro desde el plano económico. El modelo neoliberal tal como lo
conocimos con Menem está agotado. La devaluación va a producir una leve
sustitución de importaciones y una fuerte restricción de estas. Por otra parte
es probable que los acreedores externos acepten algún tipo de renegociación o
que el gobierno la imponga (como ya lo está haciendo, ya que no se puede pagar
lo que no se tiene) . También es claro que el modelo Menemista dejó a
fracciones del bloque dominante varadas y con variados intereses que, hoy, no
pueden ser satisfechos de conjunto lo que va a generar disputas en el seno del
poder. En el plano político cebemos ver que el enemigo tomó nota del cimbronazo
del 20 y que por ello pactó un acuerdo de mínima entre todas sos fracciones
para la reconstrucción del consenso institucional.
Para las clases dominantes las elecciones
fueron un triunfo. Bastaba ver a sus principales voceros mediáticos festejar la
masividad de la concurrencia y claramente Grondona agradecer a los argentinos
su opción institucional. ¿Por qué las masas consideraron no atendibles las
opciones antielectorales o el voto a la izquierda? Creo que esto se explica por
la cuestión del poder: las masas no apoyan alternativas que no ven viables y
por diferentes razones tanto la izquierda tradicional como la “revolucionaria”
y la nueva izquierda “social” no aparecen como alternativas de poder.
El trabajo del enemigo es claro para
deslegitimar a las alternativas mas o menos peligrosas
Repliegue táctico y avance estratégico
Diversificación de los métodos de lucha.
Avance en la calidad organizativa, la
combatividad y el nivel de definición del movimiento sin perder la amplitud y
generando ámbitos propicios para esto (estructuras de cuadros ancladas en el
movimiento).
Definición de tareas tácticas y estratégicas
acordes a la etapa:
Agitación y propaganda para pelear la
legitimidad ante el resto del pueblo de nuestra lucha, nuestro trabajo y
nuestro proyecto
Confluir con otras organizaciones políticas o
sociales que acuerden en la necesidad de, poder popular, liberación nacional, y
que planteen la lucha y la organización de las masas trabajadoras para acceder
al poder,.
Profundizar nuestra política principalmente
hacia las clases estratégicamente interesadas en la revolución y en
contradicción principal con el sistema (clase obrera, desocupados, trabajadores
explotados en general) y en segunda instancia hacia la clase media y
profesionales sumándolos desde su adscripción a nuestro lucha.
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