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jueves, 1 de noviembre de 2012

Balance y propuestas después de las elecciones del 2003


Elementos para un balance crítico de las elecciones:
En primera instancia debemos separar el análisis de los fenómenos estructurales de los Electorales, que como procesos dados en la superestructura son condicionados fuertemente por los primeros. Las elecciones son solo una muestra, una “encuesta” hecha a la población en un determinado momento. Y como toda encuesta está condicionada su respuesta por el tipo de preguntas y la forma en que se plantean. Pero, para hacer honor a la verdad, debemos señalar que esta encuesta tiene resultados políticos muy concretos en la redefinición de la superestructura institucional, la cual se arma con nombres y apellidos de acuerdo al resultado de esta particular “encuesta”. Entonces, como no caemos en la vulgarización de que las superestructura (sea esta política, cultural, ideológica, etc.) solo “refleja” lo que pasa en la estructura económica, consideramos que el resultado influye sobre el flujo de los acontecimientos: no es lo mismo que hubiera habido una segunda vuelta entre Menem y López Murfi, ni que el porcentaje de ausentismo y votos negativos hubiera llegado al 40% o que la “izquierda hubiera sacado el 10%.
Debemos también insertar la coyuntura electoral en el balance de un proceso mas amplio que podríamos acotar entre el 20/12/01 (aunque también las elecciones de octubre del 2001, con un 45% de votos negativos y abstenciones, fueron una clara señal de agotamiento de las masas) y la actualidad, pero que en realidad deberíamos como mínimo remontar sus raíces en la redefinición radical de la argentina hecha por el neoliberalismo menemista. Si simbólicamente el Santiagazo en argentina y el levantamiento Zapatista en México marcan el inicio de la resistencia popular contra el neoliberalismo; la derrota de Iraq y el repliegue manifestado por las masas en nuestro país nos señalan derrotas o repliegues en esta lucha (entre estos dos hitos hay otras tantas victorias de los pueblos como del imperialismo). Es así como en todos estos 10 años de lucha hubo diferentes momentos de avance y recrudecimiento de la resistencia y momentos de pasividad o repliegue.
La resistencia popular se da, como planteaba Lenin, por oleadas o sea, no es un paseo de victorias hasta la victoria final, ni un momento apoteótico de insurrección o huelga general que nos colocará en el poder luego de barrer las estructuras del sistema.
La cuestión es que cada oleada nos deje enseñanzas como para construir nuestra organización y nuestra teoría revolucionaria. En este sentido el 20/12/01 se dio el punto mas alto de una oleada de resistencia popular que no debe ser separada de marea abstencionista de las elecciones de octubre anterior y que se prolongó hasta el 26/12 cuando el bloque dominante, hasta ese momento desorientado, acordó una salida hacia la estabilización política. Debemos remarcar que fue la oleada de lucha mas importante de los últimos 20 años y que no fue sorprendente que despertara grandes expectativas sobre la posibilidad de la apertura de una etapa revolucionaria. Es por ello que las mismas clases dominantes y sus siervos políticos y divulgadores estuvieron tan alarmados.
Es importante aclarar que cada revolución mas allá de que se nutre de toda la experiencia histórica de lucha de las masas tanto a nivel nacional como internacional, es una experiencia nueva que implica nuevas respuestas en todos los planos, por eso anclarnos en manuales o dogmas nos lleva al fracaso en la tarea de constituir una dirección política del proceso de lucha. En este sentido debemos alejarnos de las tradicionales posiciones de llamar a las masas desde una posición esclarecida, por el contrario debemos pararnos con las masas en sus posiciones y luchar por la dirección con las tendencias reformistas y reaccionarias a cada paso. Las últimas elecciones muestran la victoria de la burguesía en la orientación política de las masas.
Debemos analizar separadamente el comportamiento de los diferentes “actores” sociales, económicos y políticos intentando identificar los intereses que representan y pasarlos a un análisis de clase que nos permita definir con claridad la situación de los campos enfrentados. Las corporaciones que representan los intereses de los grupos capitalistas dominantes (Adeba, Abra, UIA, SRA, CAME, Privatizadas, faltan) como las corporaciones estatales represivas (policía, ejército, gendarmería, marina, aeronáutica, etc.) son cada vez mas públicamente actores políticos que expresan apoyos públicos o semipúblicos. Las corporaciones represivas fueron destinatarias centrales de la campaña electoral de Menem y menos evidentemente de Murfi, y la gran mayoría de las corporaciones económicas estuvieron mas cerca de estos candidatos (aunque esto no las inhabilita para poner fichas en todos las canastas). Solo las intereses vinculados al mercado local, la exportación de bienes de diferente tipo demostraron mayor interés público en Krichner (recordemos que somos importantes exportadores de productos alimenticios y que la destrucción del mercado interno solo deja a los agonizantes sectores industriales la opción del Mercosur).
Menem y Murfi eran, probablemente la liquidación de esta fracción de la burguesía como clase (no obviamente del los grandes terratenientes si probablemente de los chicos) o sea un atajo hacia la guerra civil. Pero por el lado contrario Krichner no es la liquidación de los otros sectores; quizás por eso un gobierno Menemista era inviable sin “guerra” en cambio el de Krichner es aceptable en principio por todos ya que ofrece posibilidades de negociación.
Quizás también por eso los sectores mas duros de la burguesía apoyaron candidatos duros en la primera vuelta (y demostraron su poder electoral, con el 42% de los sufragios, lo cual no es menor sobre todo después del 20/12, aunque un porcentaje no nos habilita a un juicio categórico sobre la conciencia de esos votantes) pero no se esforzaron por sostenerlos para la segunda. Su  resultado en la primera vuelta colocará a la fracción proyanqui de las clases dominantes (como clase no como “políticos”) como interlocutores privilegiados del nuevo gobierno y además, demuestra que pueden articular una importante legitimidad electoral. No es menor que los candidatos de derecha captaran a través de diferentes estrategias una masas de votantes tan grande, debemos tener en cuenta que el régimen político no necesita del concurso activo de las masas para reproducirse, Por eso, si bien es cierto que la “gente” no votó nuestra muerte, ni que la bandera yanqui flamee en la rosada, quedó demostrado que la derecha política y económica es capaz de ganar batallas políticas de masas mejor que el campo popular.
Por otro lado, Menem con su excesiva apelación a las fuerzas represivas choca con el principal objetivo de todas las fracciones de las clases dominantes en este momento: reconstruir el escenario institucional. Podemos recordar la anécdota de Murfi disertando ante los empresarios hace alrededor de un año, cuando les habló de que había que ordenar la economía y la sociedad a “tambor batiente y paso redoblado” (metáfora claramente militarista) la reacción de los propietarios allí reunidos fue de desagrado y reprobación (quizás por eso Murfi moderó sus apreciaciones posteriormente y se volcó a la campaña con un perfil “republicanista”)
El enemigo jugó en bloque todas sus cartas a la recomposición del terreno institucional (cuestionado masivamente el 20) como arena de resolución de las disputas de la lucha de clases. El estado es un elemento clave en la dominación cuando es capaz de garantizar los intereses estratégicos del bloque dominante, si deja de serlo articularán políticas para recuperarlo a cualquier costo ya que es la herramienta clave para la organización social y económica. En una sociedad capitalista compleja como la nuestra los conflictos no son tan transparentes ni dicotómicos como una lectura simple de la teoría sugiere (burguesía vs. proletariado) ya que hay diferentes capas de la burguesía que disputan entre si y que pueden tener graves contradicciones; del mismo modo hay diferentes capas del proletariado cuya contradicción con el bloque dominante no se expresa de la misma manera ni necesariamente contra la misma fracción de este (y también existen otras clases). Además, si tenemos en cuenta que las ideas dominantes de una época son las de la clase dominante, la capacidad de los oprimidos de identificar claramente a su enemigo es velada por una densa nube de ideología (propaganda, valores, educación, etc.) que solo en las mas duras tormentas se corre parcialmente como sucedió en torno al 20/12 .
Es evidente hoy que “se nos pasó el cuarto de hora” esos meses en los que la desorganización del enemigo fue muy grande (la mayor desde el 76) y la conciencia de las masas estuvo abierta para propuestas audaces. La maquinaria propagandística del enemigo aprovecho muy bien nuestra incapacidad de articular una propuesta de poder que nuestros compañeros pudieran tomar como propia y transitable con posibilidades de éxito (las masas no pelean para perder ni para dar testimonio y eso no lo entiende la izquierda) ante esta ausencia, las opciones del sistema aparecieron como las únicas. Mas allá que en el voto siempre hay una cuota de esperanza (que debemos tomar en cuenta en nuestros próximos pasos: o sea salir a darle a Krichner como si acá no hubiera pasado nada sería una actitud miope de nuestra parte) la misma dispersión muestra que fue un voto “de última” con un alto grado de descompromiso y que el bloque dominante no consiguió articular su unidad tras un programa de entrega único. En este sentido podemos afirmar que, si bien el escenario institucional está reconstruido, se encuentra mucho mas débil que antes del 20/12 (aunque mucho mas fuerte que lo que nuestras expectativas luego del 20/12 previeron). Esto es positivo, disminuye el margen de maniobra no solo del próximo gobierno, sino también de las clases dominantes en su conjunto (al menos dentro de las instituciones).  Krichner es débil, no es el hombre del poder ni tiene un apoyo electoral significativo, esto en muy malo para las clases dominantes que deberán luchar por cada medida. Por ello mas allá de que no es su hombre todos están hoy intentando reforzar una imagen de mayor apoyo a través de los medios. Los próximos meses veremos.
Es interesante responder a la pregunta de si ¿habrán también reconstruido los mecanismos de consenso en el seno de su bloque para presentársenos de ahora en mas con unidad frente a los sectores populares? Creo que la respuesta debe ser negativa, y eso es un buen dato para el campo popular ya que la desunión entre “ellos” es un prerrequicito fundamental para que “nosotros” tengamos una de las condiciones necesarias para avanzar en un camino revolucionario.
La burguesía no puede sacrificar hoy a alguna de sus facciones sin correr un alto riesgo de hundirse en bloque porque las masas han aparecido como un actor independiente y si la sangre llega al río en las disputas interburguesas pueden darse condiciones óptimas la lucha popular. Pero lo paradójico de esta situación esta justamente en que las contradicciones del capitalismo argentino en la actual etapa requiere el sacrificio de alguna facción burguesa en el futuro cercano, la resolución de la crisis interburguesa no puede ser pospuesta indefinidamente y recargado sobre las masas el sacrificio para salvar al conjunto de la burguesía que opera en (o desde) Argentina como durante el Menemismo.
La identificación de la diferencia entre clase en si y clase para si nos ayuda a comprende mejor el resultado de este proceso electoral y la pasividad de la clase obrera desde el 20/12. Esto se relaciona con el tema de las ideas dominantes. ¿por qué las masas actuaron contrariamente a sus intereses en este proceso electoral? Una parte de la respuesta ya la dimos en lo inmediato no había alternativas de poder aparte de la presentadas por la burguesía. Pero mas allá de eso las condiciones materiales de vida no determina en forma inmediata la conciencia, hay una serie de mediaciones que oscurecen el panorama. La clase existe por su ubicación en el modo de producción pero, solo es “clase en si” cuando puede elaborar sus propias ideas sobre como resolver sus problemas políticos y económicos, y esto es muy difícil para los oprimidos, privados del acceso a la educación y al ocio constructivo.
Por último es necesario definir el rol político que nos corresponde y una caracterización de las tareas a realizar acorde a la visión que tengamos de la etapa.

No perder de vista la situación internacional: derrota de Iraq, Revaival del imperialismo clásico pero sin burguesías nacionales (al menos en el tercer mundo) y con una sola gran potencia militar. Crisis económica capitalista. América latina en un tembladeral y sin posibilidades de discutir dentro del sistema. Etc.

¿Que sucedió el 20/12? La rebelión popular que sacudió al país y que tuvo su epicentro políticamente mas destacado en Bs. As. (solo aquí se vieron claras reivindicaciones políticas acompañadas de una lucha violenta por imponerlas) ¿abrió una situación revolucionaria? Esto es planteado por la mayoría de nuestros compañeros de la izquierda. Pero si lo comparamos con el Cordobazo, una rebelión mucho menor (no solo bajo parámetros absolutos, sino también relativos) y acotada a la ciudad de Córdoba, pareciera que los cambios en los niveles de conciencia, radicalidad de la lucha y movilización popular que abrió esa rebelión fueron superiores a los del 20: Surgieron poderosas organizaciones armadas, la discusión sobre la necesidad del socialismo ganó terreno en las  masas y en la clase obrera, la burocracia sindical si bien no fue desplazada si fue acorralada en su cúspide y a pesar de que el enemigo también concedió elecciones es claro que para amplios sectores de las masas Cámpora representaba “la patria socialista”.
El 19/20 3m de personas salieron a la calle y mas allá que la movilización se fue debilitando, las calles fueron nuestras hasta el 25 de enero y al menos hasta el 26 de junio la iniciativa y el consenso pareció estar del lado del campo popular mientras que el enemigo no podía articular mas que salidas apresuradas, y sus órganos de difusión masiva navegaban en la pérdida de credibilidad.
Pero a partir de ese momento todo comenzó a ordenarse nuevamente. La situación social y política se descomprimió, a pesar de que no hubo mejoras en la situación económica ni cambios políticos de ningún tipo, solamente se llegó a un piso de deterioro en el que navegamos desde entonces. La protesta se fue agotando, girando sobre si misma como corriéndose la cola.
Lo cierto es que las masas populares (en el sentido mas amplio del término) se movilizan tras propuestas de poder que vean materializables, y si la expulsión de De La Rua en el marco de la plaza sitiada por las masas fue visto por astas como una victoria de la movilización, a partir de ese momento no se registró ninguna victoria contra, ni concesión significativa desde, el poder. Toda la audacia que la ruptura del 20 permitió en el campo de las ideas: no al neoliberalismo, basta de autonomía de la “clase política”, no a la represión y cuestionamiento a sus agentes; o sea un reclamo generalizado de profundos cambios en el régimen político y en el “modelo” económico, se diluyó ante la imposibilidad de encontrar vías de organización y lucha para su concreción. Pero ¿realmente se diluyó? Creemos que no. Y creemos también no pecar de optimistas al considerar que estamos varios pasos adelante respecto al 2000.
Si consideramos al 20/12, en vez de la apertura de una etapa revolucionaria, un paso (si bien  muy importante) mas en el avance de la resistencia popular nuestro desazón por el resultado electoral cobra la dimensión que realmente tiene. La resistencia según Rodolfo Walsh es una etapa en la cual las masas no se cuestionan el poder y “resisten” dispersas los ataques del enemigo. De allí se deducen tareas inmediatas: conseguir victorias en las luchas parciales que vamos dando para fortalecer la confianza en la resistencia, aumentar la capacidad organizativa de las organizaciones que luchan, superar la dispersión y dar la batalla contra la ideología de las clases dominantes en el seno de las masas. En una situación de repliegue las masas se recuestan sobre terrenos conocidos y “seguros” que ya conocen, es parte del “sentido común” y mas allá de que debamos luchar por superarlo, lo cierto es que en ël hay siempre algo de verdad; en nuestro caso ¿qué le ofrecíamos nosotros para gobernar la argentina hoy o en un plazo visible?
Pero Lenin decía que cuando las clases dominantes pierden su unidad y no pueden reproducir su sistema de dominación y las clase oprimidas ya no dan consenso a ese sistema y no quieren seguir siendo gobernadas como hasta ese momento, hay una situación revolucionaria. Creemos que hubo un periodo de tiempo, quizás entre el 20/12 y el 26/6, en que estas dos circunstancias se dieron en diferente grado; pero, como la historia no es una determinación estructural en la que a los sujetos solo les cabe transitar un sendero inmodificable, la situación es una oportunidad que si no se aprovecha se diluya y no se consolida. Indudablemente si una organización revolucionaria de masas hubiera surgido de este proceso (o varias) y movimientos sociales se hubieran consolidado tras una perspectiva antirégimen el bloque dominante no hubiera tenido éxito en reconstruir el escenario institucional y las masas no se hubieran replegado a él. En ese caso la situación propicia dl 20/12 hubiera catalizado en la apertura de una etapa revolucionaria. 

Hay dos realidades que debemos tener en cuenta de cara al futuro desde el plano económico. El modelo neoliberal tal como lo conocimos con Menem está agotado. La devaluación va a producir una leve sustitución de importaciones y una fuerte restricción de estas. Por otra parte es probable que los acreedores externos acepten algún tipo de renegociación o que el gobierno la imponga (como ya lo está haciendo, ya que no se puede pagar lo que no se tiene) . También es claro que el modelo Menemista dejó a fracciones del bloque dominante varadas y con variados intereses que, hoy, no pueden ser satisfechos de conjunto lo que va a generar disputas en el seno del poder. En el plano político cebemos ver que el enemigo tomó nota del cimbronazo del 20 y que por ello pactó un acuerdo de mínima entre todas sos fracciones para la reconstrucción del consenso institucional.
Para las clases dominantes las elecciones fueron un triunfo. Bastaba ver a sus principales voceros mediáticos festejar la masividad de la concurrencia y claramente Grondona agradecer a los argentinos su opción institucional. ¿Por qué las masas consideraron no atendibles las opciones antielectorales o el voto a la izquierda? Creo que esto se explica por la cuestión del poder: las masas no apoyan alternativas que no ven viables y por diferentes razones tanto la izquierda tradicional como la “revolucionaria” y la nueva izquierda “social” no aparecen como alternativas de poder.
El trabajo del enemigo es claro para deslegitimar a las alternativas mas o menos peligrosas   


Repliegue táctico y avance estratégico
Diversificación de los métodos de lucha.
Avance en la calidad organizativa, la combatividad y el nivel de definición del movimiento sin perder la amplitud y generando ámbitos propicios para esto (estructuras de cuadros ancladas en el movimiento).
Definición de tareas tácticas y estratégicas acordes a la etapa:
Agitación y propaganda para pelear la legitimidad ante el resto del pueblo de nuestra lucha, nuestro trabajo y nuestro proyecto
Confluir con otras organizaciones políticas o sociales que acuerden en la necesidad de, poder popular, liberación nacional, y que planteen la lucha y la organización de las masas trabajadoras para acceder al poder,.
Profundizar nuestra política principalmente hacia las clases estratégicamente interesadas en la revolución y en contradicción principal con el sistema (clase obrera, desocupados, trabajadores explotados en general) y en segunda instancia hacia la clase media y profesionales sumándolos desde su adscripción a nuestro lucha.

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