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lunes, 2 de junio de 2014

Situación internacional (parte I y II)



Guillermo Caviasca

Parte I
Ucrania. Una nueva batalla de la tercera guerra mundial

A simple vista el conflicto en Ucrania no debería implican una gran dificultad de posicionamiento para cualquier organización popular. De un lado está occidente: Europa y los EEUU. Y del otro Rusia. Los “occidentales” son nuestro problema y los rusos no. La conclusión es clara.
Sin embargo las cosas no son tan sencillas, tal es así que numerosos grupos de izquierda o “progresistas” han vacilado en su posicionamiento o directamente se han manifestado a favor de los “revolucionarios” de la Plaza Maidan de Kiev. Nos adentraremos en la importancia y complejidades de este nuevo conflicto.
Consideramos que para abordar el problema, como todos los que se vienen desarrollando en los últimos tiempos en la arena mundial, hay que pensar tres planos distintos y después ver la combinación de ellos. 1) la situación geopolítica mundial y como opera el conflicto a ese nivel. 2) las características nacionales, las contradicciones regionales, las características políticas estatales del enfrentamiento, la naturaleza del los gobernantes.3) el bloque de clases que se alinea en cada bando sus intereses y potencialidades.
Esto implica en concreto por ejemplo: Rusia es una potencia que busca discutir su rol como tal en el mundo a los EEUU (lo mismo China). No es un país socialista, ni contrario a los grandes capitales saqueadores. Pero es una potencia “alternativa” que reinstala la “disputa” y eso abre espacios, grietas que pueden ser aprovechados para que los países dependientes encuentren mayores márgenes de autonomía para liberarse.
Abordando el problema desde el plano interno, por ejemplo: Cuando hablamos de movimiento de masas que, en general, no son estrictamente movimiento de clase, la cuestión debe verse en forma “compleja”. Antonio Gramsci aconsejaba  cinco punto para caracterizar la progresividad o no de movimientos en apariencia (solo en apariencia) similares “1) contenido social de la masa que adhiere al movimiento; 2) ¿qué función tiene en el equilibrio de fuerzas que se va transformando (…)?; 3) ¿qué significado, desde el punto de vista político y social, tienen las reivindicaciones que presentan los dirigentes y que encuentran una aprobación? ¿a qué exigencias efectivas corresponden?; 4) examen de la conformidad de los medios con el fin propuesto; 5) sólo en última instancia y presentada en forma política y no moralista, se plantea la hipótesis de que un movimiento tal será necesariamente desnaturalizado y servirá a fines muy distintos de aquellos que esperan las multitudes adheridas”.
Un movimiento democrático o de autonomía nacional en el seno de Siria, que se apoya en el imperialismo occidental y se alía con conservadores y reaccionarios es claramente contrario a los intereses progresistas de las masas Sirias y de los pueblos oprimidos del mundo. Sin embargo el movimiento autonomista popular que las provincias del este de Ucrania, que aparece enfrentado a la coalición fascista neoliberal golpista, es claramente progresista y coloca a la “nacionalista” potencia rusa en un desafío que va mas allá de sus intereses hegemónicos de gran potencia. Una visión parcial nos puede hacer ver al nacionalista Putin como un líder antiimperialista o, inversamente, a cualquier protesta de masas sea la egipcia, brasileña, libia, siria, venezolana, o la de Kiev, como progresista, por el contrario todas son de naturaleza distinta y sus potencialidades muy diferentes.

Un poco de historia

Los ucranianos y los rusos son eslavos de religión ortodoxa. El primer núcleo de entidad política de la zona fue la Rus de Kiev allá por el año 900, que es identificada por los rusos como su primer entidad “nacional”. La historia de Ucrania, el sur de Rusia y Crimea se desarrolló con sucesivas invasiones. Por allí estaban unos pueblos denominados Escitas, pasaron godos, Alanos, Cazaros, Hunos, etc. Algunos de ellos formaron reinos que convivieron o se fusionaron con la población griega. Tal es así que la soberanía Bizantina (muchas veces teórica otras efectiva) fue reconocida hasta el siglo XV en Crimea. Los mongoles destruyeron de Kiev y masacraron a su población. Aunque también la toma del último asentamiento Genovés (Feodosia/Kaffa) fue seguido de la masacre de sus pobladores.  La “Rus” fue arrasada por los mongoles y el núcleo estatal se traslado al Moscovia. A partir del siglo XIII se fue expandiendo hasta construir el Imperio Ruso. Pero la región de Ucrania tuvo un devenir diferente. No podemos encontrar en ella una unidad estatal continua hasta su unificación bajo los Zares. Y aún allí, una parte de lo que hoy es Ucrania, fue durante siglos provincia de los estados Polaco/lituano y Austrohúngaro. Recién los soviéticos después de la segunda guerra mundial unificaron las actuales provincias Ucranianas. La Ucrania con capital de Kiev solo gozo de independencia en dos periodos. 1) entre el 18 y el 20 con las tropas alemanas primero y la reacción anticomunista apoyada por occidente después. Y 2) entre el 41 y el 44 bajo la protección de las tropas alemanas con un régimen Nazi.       Con la desintegración de la URSS en 1991 por primera vez los ucranianos tuvieron un estado soberano plenamente. De este muy sintético relato se puede inducir las diferencias entre ucranianos y rusos en términos étnicos/culturales/económicos etc. no son muchas. Muchos rusos son habitantes de Ucrania. Pero, al interior de Ucrania existen diferencias más importantes basadas en historias regionales diferentes, en una mayor identificación con occidente o rechazo a Moscú.
Es clave para entender el conflicto que las regiones del Este y Sur de Ucrania se encuentran mas rusificadas desde el siglo XVIII y que tuvieron una mayor participación en la revolución. Sin embargo es de destacar que hubo una importante resistencia de masas a los bolcheviques entre el campesinado ucraniano del centro y oeste. Y que a su vez los Bolcheviques fueron vistos en muchos casos como invasores. Esa fue la base de un nacionalismo ucraniano desconfiado de Rusia
Otro detalle a tener en cuenta es que las regiones “prorusas” son las industriales y mineras de más fuerte presencia proletaria. Esto no es una novedad ya que allí se asentaron los programas quinquenales de industrialización soviética. Tal es así que solo dos de las regiones rebeldes (Lugansk y Donetsk) representan el 16,5 % del PBI ucraniano centralmente originado por la minería y la industria pesada.

Las revoluciones de colores

Ucrania fue una de las más destacadas experiencias de “revolución” procapitalista y prooccidental de nuevo tipo. O sea de creación y movilización de masas para derribar un gobierno díscolo a los mandatos de occidente y del mercado (que es lo mismo). Con esta afirmación debemos destacar dos cosas. 1) que en varios casos (el ucraniano entre ellos) los gobierno acosados por occidente y sus masas “democráticas”, son corruptos o/y autoritarios y/o gobernados por una oligarquía burguesa rapaz. Pero poco confiables para occidente, y/o miembros de bloques antagónicos a occidente. 2) que los movimientos de masas generados que se identifican como “revoluciones de colores”, la “revolución naranja” ucraniana del 2004 son, en verdad, movimientos de masas. Con amplia participación juvenil, de sectores populares, de ONGs, de movimientos sociales por libertades sectoriales, legítimas en general.
Es interesante destacar como desde el imperialismo occidental se incentivan y manipulan una serie de reivindicaciones sectoriales, culturales, étnicas, ecológicas, de género, de libertades individuales, juveniles, etc. Algunas reales, otras generadas. Algunas progresistas, otras no tanto o utópicas. Pero el hecho que se debería intentar pensar es como y por que desde el imperialismo se consigue hacer pié al interior de otros estados para debilitarlos o deslegitimarlos a través de reivindicaciones que son (en varios casos) legítimas. Aunque su concreción no afecte dos cosas: una el rol hegemónico de las potencias occidentales, y dos la apropiación de plusvalía (obrera y/o nacional) por los grupos económicos. Sin embargo también es tomar como alarma que los movimientos nacionales, de resistencia, o de clase, deberían tener más en cuenta estas cuestiones.
El ex oficial de inteligencia Vladimir Putin ha sido perspicaz, y es consecuencia de comprender esta estrategia occidental que marcamos más arriba, su insistencia que el mundo del futuro debe “respetar las tradiciones culturales de cada país”. En realidad Putin lo que esta proponiendo es una plurinacionalidad de Estados con sus culturas nacionales y sus propias definiciones sobre estos temas, con soberanía plena. Frente a la idea de “multiculturalidad” que viene de los EEUU y definiciones universales sustentadas por la ONU como organismo regulador de la soberanía.
La lucha es integral y a fondo entre dos propuestas de capitalismo distintas, y de funcionamiento del sistema de estados opuesta. Como se ve, leyendo con atención en la misma prensa occidental, enormes cantidades de dinero fluye para financiar estos movimientos “pacíficos” y una también enorme campaña de legitimación mediática, produjeron reiterados éxitos, sobre todo en países donde sus gobiernos eran ampliamente criticables. Como el caso Ucraniano, tanto en el 2004 y como el actual 2014 contra Yanucovich. Es una estrategia de ejercicio de esta “soberanía mundial”.
En el 2004 la acción de “colores” tuvo éxito y las elecciones dieron un ajustado triunfo a los políticos prooccidentales (también oligarcas supermillonarios y corruptos pero vinculados a occidente). Vinculo que implica alejarse de la esfera política, económica, militar y cultural rusa por una paulatina incorporación a la europea y yanqui.
La política neoliberal y la existencia de una fuerte oposición en las regiones industriales y cercanas a Rusia (que incluyen grandes empresarios industriales) le enajenó rápidamente el electorado y en la siguiente compulsa electoral el referente del “partido de las regiones” representante de la oligarquía industrial Yanucovich ganó, frenando el proceso de incorporación a “Europa”.
Las “revoluciones de colores” bajo pantalla democrática, lo que proponen estructuralmente es la incorporación al mundo económico europeo en forma subordinada: planes de ajuste, desmantelamiento del sistema social e industrial heredado de la URSS y por lo tanto desindustrialización, desocupación y un destino de trabajador barato migrante en Europa occidental.
En realidad nosotros conocemos el “modelo”: es el “neoliberalismo” más crudo, receta sistemática que sostiene “el occidente democrático” para los países que busca colonizar. El de Menem casi calcado, con su supervisión del FMI y su discurso de las bondades de la democracia de mercado. Pero los ciudadanos ucranianos de las regiones industriales fueron más “avispados” que nosotros. Y resolvieron no entregarse, aunque sus empresarios fueran tan vende patrias o corruptos y explotadores como los nuestros. Sin embargo estos empresarios tenían la seducción del sostén que la Rusia de Putin les ofrecía como sebo. Con la promesa de mantenimiento del viejo aparato industrial y una asociación económica proteccionista que ya tiene éxito en Bielorusia. Era la opción para los ucranianos: las libertades propagandizadas por los medios de comunicación o intentar defender su trabajo y estabilidad.
Se buscó conscientemente aprovechar las debilidades del gobierno oligárquico pro-ruso e incentivar el nacionalismo Ucraniano (frente a Rusia, no contra occidente). Sin embargo no pudieron imponer mediante presiones diplomáticas, económicas y movilizaciones pacíficas la asociación a la UE y despejar el camino para la OTAN en la región. Entonces las protestas “democráticas” o “liberales” avanzaron hacia el golpe de estado de derechas.

Devenir de la lucha y su radicalización

Las movilizaciones de masas en Plaza Maidan se iniciaron con el rechazo por la mayoría en el parlamento de la propuesta de la UE de asociar a Ucrania. Por el contrario Yanucovich optó por la política opuesta: un acercamiento a Rusia y su propuesta de crear una comunidad económica común con otras repúblicas ex soviéticas (alternativa y competitiva con la UE y los EEUU). A partir de allí se rompió el precario compromiso político que permitía la gobernabilidad de la ex república soviética. Los prooccidentales elevaron la apuesta a un nivel cada vez mayor buscando la destitución del gobierno; y el gobierno apeló a la represión.
Ante esto la oligarquía prooccidental jugó una vieja y riesgosa carta: dio rienda suelta a los partidos y bandas pronazis. El crecimiento del fascismo como movimiento de masas popular es un fenómeno en auge en Europa, y merece una mención especial. Primero es de destacar que las características de los nuevos fascismos son distintas en Europa del Este respecto a Europa del oeste. En las ex repúblicas de la esfera comunista, para empezar, no aparece como un problema destacado la migración masiva de trabajadores baratos de países del tercer mundo. Es mas los eslavos son también trabajadores baratos en occidente. La cuestión es distinta. Hay un irredentismo nacional (con componentes reales e inventados en diferente dosis), un odio al atraso (frente al espejismo occidental), un rechazo a la experiencia comunista, en general implantada desde afuera (o que es sentida como al) fracasada.
La combatividad de un fascismo, con cierto arraigo y tradición local, en medio de movilizaciones de masas contra un gobierno desprestigiado que tenía su base social y económica en las regiones más lejanas, definió la situación y Yanucovich cayo. La alianza oligárquico-neoliberal con el nazifascismo demostró ser un cóctel que impedía cualquier nuevo compromiso y la situación avanzo hacia una nueva etapa.
Los gobernantes que se hicieron del poder en Kiev tienen la convicción de derrotar definitivamente a sus adversarios, alejarse de Rusia, y eliminar a los oponentes “prorrusos” como alternativa política suprimiéndolos política, económica y culturalmente: eliminaron el ruso como lengua, firmaron los pactos con occidente y anularon los hechos con Rusia, y comenzó a hablarse de la incorporación a la OTAN.
Así fue que las regiones que la prensa presenta como “prorrusas” (en realidad las zonas industriales, cuya subsistencia corre riesgo con el modelo neoliberal), avanzaron en un incontenible proceso secesionista, tanto mayor cuanto mayor cuanto menor era dentro de ellas la presencia de oligarcas y estructuras posibles de ser captadas por la propuesta occidental. Primero Crimea clave estratégica para Rusia, y luego las provincias de Lugansk y Donetsk pidieron la independencia o la federalización.
La presencia del fascismo fue brutal en otras regiones “prorrusas”. 4000 milicianos de “Sector Derecho” cayeron en el industrial puerto de Odessa sembrando el terror y produciendo una masacre en la Casa de los Sindicatos digna de condena internacional (que ni siquiera se esbozó) y procedieron a asesinatos y detenciones selectivas en Kharkov la mas grande ciudad del este. Mediante el terror y la defección de los oligarcas prorrusos asustados por el cariz radical que tomaba el enfrentamiento, algunas regiones fueron “pacificadas”, o la menos frenado su camino hacia la insurrección, por ahora.
En dos provincias la rebelión se hizo del poder mediante los clásicos métodos insurreccionales de masas, creando órganos populares de gobierno, desconociendo al gobierno golpista de Kiev. De hecho una embrionaria situación de doble poder se estableció en el país. Como toda situación de doble poder no puede ser indefinida, ni pacífica.

La geopolítica de Europa.

Son en primera instancia las “causas internas” las que permiten el desarrollo de los conflictos. Esas “causas” pueden ser espontáneas o generadas, pero deben existir. La geopolítica en el nivel de las disputas entre potencias, es tan potente que es imposible permanecer ajeno a ellas. Una política nacional que no tenga una doctrina geopolítica propia esta destinada al fracaso o a ser una hoja en la tormenta.
Garmsci presentaba una propuesta metodológica para entender las relaciones de fuerzas en los diferentes planos. Decía que “1) Una relación de fuerzas sociales estrechamente ligadas a la estructura (…) 2) Un momento sucesivo es la relación de las fuerzas políticas; es decir, la valoración del grado de homogeneidad, autoconciencia y organización alcanzado por los diferentes grupos sociales”. Y agregaba que en ese plano era la conducción del Estado nación “como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del mismo grupo” era clave para el despliegue concreto de las políticas estructurales. “3) El tercer momento es el de la relación de las fuerzas militares, inmediatamente decisivo según las circunstancias. (…) en él se pueden distinguir dos grados: uno militar en sentido estricto, o técnico-militar y otro que puede denominarse político-militar. “Un ejemplo típico (extremo n de r), es el de la relación de opresión militar de un Estado sobre una nación que trata de lograr su independencia estatal. La relación no es puramente militar, sino político-militar”.
El quiebre de la situación en Ucrania implica un desafío a la política Rusa y altera la relaciones de fuerza en los tres planos que sugiere Gramsci, “transformándose en una coyuntura estratégica”. Es un golpe que de concretarse implicará una victoria para occidente y los EEUU en frenar el rol internacional que Putin estaba desempeñando, claramente, a partir de su freno (junto con China) a la invasión a Siria. Pero no es Occidente un único bloque monolítico. Europa, especialmente Alemania (la principal potencia económica) jugaron sus cartas de “conquista” en Ucrania. Sabemos que el capitalismo en crisis necesita nuevas zonas de colonización para descomprimir sus propias contradicciones: nuevas zonas de saqueo: una permanente “acumulación primitiva”; tesis de Marx que creemos correcto corregir por “acumulación por desposesión” (como sugiere David Harvey, ya que da cuenta del carácter permanente se saqueo, la especulación  y la expropiación violenta).
Sin embargo Alemania, y detrás de ella el resto de Europa (menos Inglaterra socio de los EEUU), quedaron embretadas por la intervención Yanqui que jugó sus cartas a golpear a fondo a Rusia. Alemania quedó con poco margen de acción y Europa apareció nuevamente como furgón de cola de la política yanqui. La agresividad norteamericana impide cualquier compromiso o reparto de zonas de influencia (federalización), haciendo caer mas escalones la autonomía europea (vergonzosamente cuestionada con el “secuestro” de Evo Morales). Son reales las apelaciones de Putin a que Alemania y Europa tengan su propia política y no se dejen llevar por EEUU.
Por otra parte Rusia jugó hasta ahora sus cartas con sorprendente eficiencia. Anulando la posibilidad de que la OTAN se quede con Crimea, la ocupó con sigilo y rapidez. Pero la intransigencia del neoliberalismo fascista transformó las protestas en el Este del país. Los rebeldes avanzaron en la creación de dos “repúblicas populares” (Lugansk y Donetsk) cuyo liderazgo parece avanzar hacia un frente popular (con la convocatoria a la movilización de los sectores populares para la resistencia a Kiev, proponiendo reformas y nacionalizaciones). Eso es un desafío para Rusia, el cual no sabemos si será superior a sus fuerzas y convicciones. El gobierno nacionalista Ruso encabeza una formación social capitalista donde también existen poderosos intereses oligárquicos, que temen jugadas demasiado audaces y que se encuentran vinculados al capitalismo global (aunque tengan contradicciones). O sea los oligarcas no gobiernan Rusia pero son un poder enorme en su interior.
En el momento que escribimos estas líneas una ofensiva militar en regla se lanza sobre estas “Repúblicas populares” y los muertos se cuentan en cientos. El pedido de incorporación a Rusia de estas provincias parece un tema de resolución más complejo que Crimea. En Crimea Rusia tenia títulos suficientes y la península un estatus particular. Pero los resistentes en el Este se encuentran provincias ucranianas y su programa de acción evoluciona hacia posiciones de mayor radicalidad política. Sin dudas la apuesta de Rusia era recuperar Crimea, federalizar Ucrania y pactar con Europa una suerte de partición encubierta que satisficiera a todos los bandos. Eso parece hoy bloqueado, las nuevas autoridades oligárquicas salidas de una elección convocada por los golpistas cuentan con la legalidad internacional para lanzar su ofensiva e ir por todo, como era el pacto inicial entre neoliberales y fascistas.
La situación de Rusia queda entonces atada a la capacidad de resistencia de los rebeldes de Lugansk y Donetsk; que el terror negro del fascismo sea revertido en otras regiones por los sectores obreros y populares; que los “nacionalistas” descubran que la “revolución” de Maidan solo les augura una dependencia peor; y que las masas de jóvenes liberales se desencanten del espejismo occidental. Por el lado de la política internacional, estará por verse la posibilidad de que Rusia este en condiciones de operar internacionalmente para “bloquear” la maquinaria militar ucraniana, viendo la posibilidad de imponer algún tipo de protección militar estratégica a las zonas donde surja resistencia a Kiev, sin intervención directa: al estilo ya conocido de la OTAN en Yugoslavia, Libia, etc.

Guillermo Caviasca

Parte II
Digresión sobre Crimea, Malvinas y la posición Argentina en un escenario mundial “pluri-imperialista”

Comparar el caso de Crimea con un hipotético caso de Malvinas en que decidan su destino en plebiscito sus pobladores es un desconocimiento de la cuestión. No solo eso, aparece como la defensa de un statu quo donde la verdad, la democracia, los límites o atributos de la soberanía, quedan bajo el manto de “la ONU”. Siendo que este organismo, tal como esta configurado hoy, es una herramienta de expresión de intereses tal como se organizaron después de la caída de la URSS y el fin de los No Alineados.
Permitir que se la ONU la que defina las soberanías nacionales, los derechos humanos, las posibles acepciones del concepto libertad, etc. es resignarnos al gobierno global del imperio occidental y su escala de valores, regido por los EEUU. Pero la crisis, la emergencia de nuevas potencias y los desafíos que estas imponen abren oportunidades que pueden ser aprovechadas por países como los nuestros que debe darse un proyecto nacional propio acorde a la nueva etapa.

Conozcamos historia

Si consideramos que la historia comienza cuando se “civiliza” un territorio, o sea cuando hay pueblos ciudades, actividad agrícola, comercial y artesanal. La historia de esa península tiene una continuidad evidente desde el 700 ac cuando los griegos (milesios) fundaron numerosas colonias comerciales y de poblamiento en torno al mar Negro y principalmente en Crimea. Había población griega en amplios territorios clave como lo que es la zona del hoy Sebastopol y toda la franja sur de la península al menos. (Esto también era así en el resto del Mar Negro). Esta situación de pobladores griegos creo una cultura de ciudades y comercio que existió muchos siglos y es la raíz de la historia de esa región casi sin interrupciones hasta el presente. La península y sus alrededores pasaron de un conjunto de poblaciones griegas a ser el “Reino del Bósforo” luego a soberanía Romana, de allí a soberanía Bizantina, luego a dómino Genovés (decenas de miles de genoveses poblaban sus ciudades comerciales). Hasta el ataque y conquista otomana de Constantinopla allá por el 1453, que rompió los lazos comerciales de la península con su metrópoli y la transformó en breve en una provincia: el Kanato de Crimea vasallo de Sultan otomano. Ya desde el año 1200 mongoles y turco-tártaros venían avanzando en la región y debilitando los señoríos griegos.
Los nuevos ocupantes hegemónicos turco-tártaros establecieron una nueva civilización que desde tribus nómades crearon un Estado: el Kanato de Crimea y su dominio se prolongó allí hasta la ocupación Rusa (primero polaca en la mayoría de Ucrania central y occidental, no en Crimea ni en la parte oriental dato no menor). Pero no eliminaron ni a la antigua población de Crimea ni de Ucrania.
Tampoco durante esos siglos desaparecieron las poblaciones antiguas sino que convivieron con sus dominadores que no fueron mayoritarios ya que el Nomadismo no puede suplantar al sedentarismo y las tribus al Estado.
Cuando los rusos ocuparon esa región en el siglo XVIII derrotando al Sultan y destruyendo en Kanato de Crimea, se establecieron sobre una base poblacional previa y desde allí surgió la nueva urbanización Rusa de la península, mientras que los Tártaros quedaron relegados.
Esto provocó que tártaros (al menos un aparte) fueran partidarios de las tropas alemanas cada vez que llegaron (en el 18 y en el 41, los “blancos en la guerra civil y los occidentales cada vez que pudieron como en la guerra de Crimea): defendían su interés como minoría oprimida nacionalmente. La excusión de los tártaros por Stalin dejo a los rusos, que ya estaban desde antes en mayoría (eran el una parte destacada en la época de Carolina la grande y la primera minoría a principios de siglo XX). Stalin (un georgiano) aumento la rusificación. Pero los tártaros también habían sido invasores solo dos siglos antes y destruido la civilización anterior.
Indudablemente Stalin buscó aumentar la homogeneidad étnica y cultural del país, la cual es la base que sustenta un Estado nación en el tiempo. Pero no invento a los rusos en Crimea. Y la vinculación de Crimea a Ucrania es una acción de Kruchev para disminuir las tensiones internas de la URSS.
Es un lugar estratégico para Rusia desde siglos (al igual que Malvinas lo son, cada vez más a medida que van pasando las décadas. Era imposible que la Rusia de Putin, que busca recuperarse después del colapso pos soviético, aceptara que esa región pasara a ser parte de una Ucrania miembro de la comunidad europea y la OTAN. Y tenia títulos y apoyo popular para evitarlo y así lo hizo, creemos que correctamente.

Malvinas: argentinas o colonia imperial

Nuestra presentación sobre el tema Crimea se debe a que nuestro gobierno (Argentino) cometió el grave error inicial del equiparar Crimea con Malvinas. Preguntamos ¿donde están los centenares de miles de “Kelpers” con una economía y una tradición de miles de años que desean ser parte de su patria inglesa? No existen. En cambio si vemos un enclave militar con un par de miles de civiles que viven del saqueo colonial a 16000 km. de su metrópoli. El mínimo poblacional necesario para continuar el saqueo y la amenaza militar del imperio en la región. Las islas eran un territorio despoblado hasta su descubrimiento por Franceses/Ingleses/Españoles. Después de una disputa de algunas décadas, allá por el siglo XVIII, basada en su ubicación estratégica y no en derechos de sus habitantes ni antecedentes históricos, quedo para los españoles que establecieron una base con una pequeña población. Con la independencia del Virreynato, que paso a ser las Provincias Unidas del Río de la Plata, Malvinas quedó bajo su jurisdicción específicamente del Estado de Buenos Aires. Luego de un periodo corto de cierto abandono el naciente Estado nacional se hizo cargo. Hasta el ataque yanqui primero y británico inmediatamente después Malvinas tuvieron autoridades, población y actividad económica. Modestas pero las tuvo, unas 130 personas habitaban las islas antes del ataque yanqui. La sorprendente excusa del ataque de la corbeta estadounidense Lexington se debió a que consideraba “piratería” el hecho de que las autoridades Argentinas cobraran impuestos por pesca a los navíos de esa nacionalidad que operaban en la cosa patagónica: una tradición que las potencias mantienen en el tiempo inalterable.
La población fue desalojada por los británicos y después de una resistencia de unos meses de los gauchos de la zona los ingleses establecieron sus autoridades coloniales. Quizás 130 personas parezcan pocas, pero para la época no lo eran. Ya que hoy las islas cuentan en la con unos 3000 habitantes que dependen en gran parte de la presencia militar inglesa para sostener la mayor base extranjera en America latina, y la vida económica que esa presencia permite, sino la población sería menor. Si los ingleses hubieran instalado hace 100 años 10000 colonos y hoy hubiera 100000 ingleses en las islas la situación seria irreversible.

Que es una nación o como ser una nación
La política internacional de un país independiente

Como vemos Crimea es absolutamente diferente y que el gobierno haya tenido esta confusión es un dato significativo de su percepción respecto del mundo en que se desarrolla nuestro país: Para crear una nación existe lo que se suele denominar “principio de umbral”. Esta muy discutido cual es. ¿Crimea es una nación? no creo, es una región con identidad propia en el marco de una nación mayor, eso parece mas lógico. ¿Lo son las provincias del este y sur que hoy luchan contra el gobierno golpista de Kiev? Quizás, sin dudas en el marco de un equilibrio regional y bajo protección Rusa.
Malvinas no llegan ni por aproximación a ese principio. Pero aquí la discusión es otra. Quizás la creación de nuevos estados nación en base al fraccionamiento o desgajamiento de algunos existentes, puede preocupar a España (caso catalán y vasco). Destruyo a Yugoslavia y siguió fraccionando a Serbia hasta hoy. Inclusive puede ser problemático para Chile y su unidad nacional por el caso mapuche si este evoluciona en un nacionalismo antichileno. Pero sin dudas no puede ser el caso Malvinas salvo que aceptemos como “principio de la ONU” microestados que en realidad son protectorados que no son sustentables ni política, ni demográfica, ni económicamente. Los ejemplos que hemos puesto hablan de la ambigüedad de la lucha nacional, que debe ser analizada en cada caso ya que no es unívocamente ni progresista ni nacional, puede o no serlo. Para el caso Ruso (como fue para el Serbio, en parte) hablamos mas que de una independencia, la adhesión de determinados grupos de población significativos a un estado distinto al que viven. “Análisis concreto de la situación concreta” recomendaba Lenin
En lo que hace a la geopolítica Argentina, regional y a la cuestión de las relaciones de fuerzas que permitan mayores márgenes de maniobra a política nacionales: un mundo donde haya varias ponencias en disputa, es mejor. Es mejor un mundo “pluri-imperialista” que la hegemonía yanqui.
Chávez hablaba de un nuevo mundo “multipolar”, pero creemos que esa apreciación, correcta en general; es en parte utópica, porque el término elegido es “neutro”. Nos vemos encaminados a un mundo “pluri-imperial”. Aunque es claro la resistencia Yanqui a perder la hegemonía absoluta, y la incapacidad demostrada por los países europeos de hacer política más allá de los EEUU. Pero el avance de China, Rusia y otras sub “potencias” regionales muestra que el mundo unipolar, o el ·”imperio” de los posmodernos, carece de viabilidad histórica.
El tema es no ser ingenuos y creernos que hay “potencias buenas” que piensan en un destino colectivo de la humanidad equilibrado. La cosa no es “cambiar de collar, sino dejar de ser perro”. Creemos que nos encaminemos hacia un mundo de potencias competitivas y con tendencias pluri-imperiales, un mundo mas fluido, quizás con cierto parecido al mundo anterior a la segunda guerra mundial. Sin que esta afirmación signifique subestimar el hecho de la mayor transnacionalización del capital de esta primera mitad del siglo XXI respecto de las décadas en torno al 1900. Esta realidad hace mas complejas y contradictorias las políticas imperiales nacionales y las de los grupos económicos.
Pero es claro que en ese juego de intereses no santos, algunos espacios serán posibles de negociación, de abrirse paso entre las brechas conflictos de intereses y resquebrajamientos de hegemonías. Trazar acuerdos que abran caminos que permitan desbloquear el desarrollo nacional, al aparecer posibilidades diversas, competencia que vuelvan menos monolíticos los controles imperiales occidentales.
Y si relacionamos el caso ruso/crimeo/ucraniano con Malvinas, con el nuevo escenario geopolítico a partir del fin del dominio absoluto de los EEUU. Habría que preguntar a los fetichistas de la ONU y a los que defienden una política diplomática como esfera con independencia de las demás (militar, económica, cultural) si creen que mediante peticiones formales en la ONU vamos a lograr algo. Si vemos como fueron los votos en el consejo de seguridad en este caso y lo comparamos con los votos a lo largo de la historia con el caso Malvinas ¿de donde piensan que vamos a sacar apoyos para recuperar las islas? cuya recuperación nunca NUNCA va a ser posible si no se realiza una presión económica, militar etc. mucho mayor que la actual. Eso se logra con un marco de alianzas adecuado. Deberíamos dejar de creer que vamos a convencer a alguien en la ONU, menos a nuestros enemigos. En La ONU podemos conseguir los votos del bando opuesto al que hoy nos alineamos.
Pero deberíamos pensar como se presiona a un apotencia como Inglaterra, podríamos hipotetizar que valdría mas para recuperar Malvinas comprar aviones al Rusia o China y no a Israel como se esta haciendo. etc. etc. Que Rusia o China o alguna país más equivalente en su dimensión con el nuestro aceptarían transferirnos tecnología, y no frenar nuestro desarrollo. Tuvimos el complejo militar industrial mas grande de America latina y no fue una carga para el país al contrario fue un impulsor y padre de industrias. Y esto podría extenderse al campo financiero y demás. El tema es que visión geopolítica del mundo tiene nuestro país y como se ubica a partir de ella. Nuevamente chinos y rusos en su juego de TEG han tomado nota de la importancia Argentina (potencial, material) y Putin invito a Cristina ala cumbre de los BRICS.
Pareciera que nuestra clase dominante y nuestra “elite” (o estamento) de políticos cuando hablan del mundo y nuestro aislamiento o posibilidades se refieren automáticamente a Europa occidental y los EEUU. Hasta cuando piensan las relaciones con China las establecen con el mismo criterio de los oligarcas del 80 o del 30. Hay un universo posible, solo es necesario y proyecto nacional estratégico y un poco de audacia.
Nuestra diplomacia leguleya y cipaya se alineó automáticamente con “los principios de la ONU” que son de conservación y proyección del statu quo del mundo unipolar de los 90. Afirman que “hay un doble estándar”, que se “niega el referéndum en Crimea y se acepta en Malvinas”; extraño argumento ya que la votación de los Kelpers pareció claramente un fracaso, donde unos mil ingleses votaron seguir siendo ingleses. Finalmente una llamada de Putin a Cristina sirvió para que la diplomacia tuviera que corregir su error (sin dudas con alguna sugerencia “crematística”), pero el “error” espontáneo habla de cual es la concepción estrecha en temas geopolíticos y militares de nuestra elite dirigente.

Guillermo Caviasca mayo 2014

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