material en video, entrevistas, programas de TV

lunes, 30 de marzo de 2020

La defensa nacional en la era de la oligarquía financiera global

La defensa nacional en la era de la oligarquía financiera global

“La guerra entablada por una comunidad -la guerra entre naciones enteras-, y particularmente entre naciones civilizadas, surge siempre de una circunstancia política, y no tiene su manifestación más que por un motivo político” Carl Von Clausewitz

Esta típica definición se encuentra desafiada hoy a un nivel de complejidad producto de las nuevas relaciones de dominación a nivel mundial: una transnacionalización, anonimato y diversidad de formas que nos obliga a pensar la organización de nuestras comunidades nacionales y su defensa de nuevas y más complejas formas
Partimos de una serie de definiciones a priori. Una, el ejercicio de la soberanía (como, quienes la ejercen) es un asunto principal de toda comunidad. El Estado es la forma política actual aún vigente de organización de las comunidades. Entendemos como “comunidad” la formación social específica ligada por diversos lazos estructurales, económicos, políticos y culturales. El ejercicio de la seguridad interior y la defensa exterior, son atributos básicos de la soberanía, sin ellos no existe tal cosa. No hay soberanía sin defensa, no hay defensa sin FFAA (aunque puede haber FFAA sin defensa ni soberanía)
Una visión completa de cualquier aspecto de la vida social en general debe ser pensada en el marco de la etapa historia en que se encuentra la sociedad en cuestión, tanto en su desarrollo propio, como en relación con el desarrollo del resto de la humanidad.
En general tendemos a pensar “la defensa” con los criterios a los que estamos acostumbrados: el de los Estados-nación de los siglos XIX y XX. Sin embargo todas las sociedades humanas han tenido alguna forma particular de ejercicio de la fuerza, tanto hacia dentro de las mismas como en relación con otras comunidades.
Si el capitalismo (el socialismo también, y en la practica con mayor esfuerzo que el capitalismo) creo Estados-nación que se definían en forma precisa frente a los demás. A partir de esto se calificaba su nivel de desarrollo e independencia entre la comunidad de Estados del mundo (imperialistas de primero o segundo orden, sub-imperialistas, dependientes, semi-coloniales, coloniales). En la actualidad pareciera que el capitalismo de esta nueva época tiende a disminuir notoriamente la capacidad de esos Estados creados a lo largo de los siglos para ejercer la soberanía en el territorio que los mapas les asignan, aún como entidades administrativas dependientes.

Soberanía nacional o transnacional

¿Que es la soberanía?: Es un término sustantivo, en teoría política es la categoría que designa la autoridad suprema que posee el poder último e inapelable sobre algún sistema de gobierno. En diferentes formaciones sociales, esta autoridad puede residir en Dios, en el Monarca, en una casta o clase social privilegiada, en otro país o comunidad ocupante, en alguna institución, o en el pueblo en general con diferentes grados de mediación.
¿Cómo se manifiesta la soberanía en concreto? Uno de sus aspectos necesarios es el ejercicio de la autoridad, el monopolio de la coerción. Pero la autoridad soberana debe tener un alto grado de consenso, debe ser “legítima” o sea aceptada. En ese sentido la soberanía, es lo que hace a la existencia de la comunidad, y el sistema político que la expresa hace al grado de participación de los integrantes en la referida comunidad. En ese sentido se define quien y cómo se detenta esa soberanía y se expresan dos de sus atributos centrales: la seguridad interior y la defensa exterior
La soberanía es más que el control militar y de seguridad de un territorio. Desde el vamos un Estado no existe como Estado-nación si su mercado nacional no tiene múltiples intereses y vinculaciones internas, más que externas. Como tampoco existe la soberanía en las sociedades industriales, financieras, interrelacionas, en las sociedades capitalistas modernas en general, si la autoridad de la comunidad no se extiende a esos “territorios” industriales o financieros. O sea si la defensa y sus atributos de fuerza no son capaces de garantizarla en esos “territorios”. O mas bien, por la negativa, la soberanía, o parte de ella, reside en quienes detenten la autoridad sobre esos territorios industriales o financieros (podríamos extenderlo a culturales ahora que se ha mercantilizado y concentrado en gran medida la producción de la cultura, etc.).
Como vemos en la actualidad la presencia de las multinacionales, del capital globalizado, la difuminación de las fronteras en lo que hace a la circulación de capitales y mercancías es una política que con fuerza viene imponiéndose en el mundo de forma avanzada desde la década de los 80/90. Esto no es novedad si lo analizamos desde una perspectiva amplia, históricamente. Cuando la era del imperialismo, y aun décadas antes, las potencias del siglo XIX imponían la apertura de  mercados a cañonazos. Solo debería venir a nuestra mente tanto las invasiones inglesas como la guerra del Paraná.
Sin embargo la novedad es la dimensión de la apuesta actual, ya que en los siglos XIX y XX el rol de los Estados como sujeto últimos de soberanía no era cuestionado abiertamente ni en teoría, en todo caso las instituciones estatales locales “mediaban” con la potencia dominante.
Hoy (y esto si es novedad) una serie de instituciones globales y organizaciones sociales, financieras y políticas transnacionales se ubican por sobre los Estados. Son financieras, políticas, de “libertad de prensa”, de comercio, ecologistas, de DDHH, productoras de recetas para la legislación laboral, previsional, comercial, de salud, hasta penal… O sea funciones estatales, con sus respectivas instituciones y legislación transnacional, que buscan ubicarse sobre el Estado nacional: colocar la soberanía aun más lejos de los pueblos.
Allí vemos los países sometidos a tribunales extraterritoriales para cuestiones que son patrimonio indiscutible de la propia definición como comunidad soberana. Tribunales de justicia o de arbitraje ubicados más allá del “común acuerdo de que un tercero medie”. Sino que aparecen instituciones en las que el Estado “delega” parte de su soberanía, tal como las provincias argentinas lo hacen en el Estado nacional. Para mencionar solo algunos de los más conocidos y reconocidos por nuestro país: GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), que controla el flujo de capitales. El CIADI, dependiente del Banco Mundial, mediante el cual Argentina reconoce un espacio de resolución de conflictos y fiscalización transnacional en donde el Estado es litigado por cualquier privado en temas de tratamiento de deudas, nacionalizaciones etc. Los consabidos BM o FMI. La CIDH (Comisión Interamericana de DDHH) cuyo rol intervencionista al ser un organismo de esta institucionalidad global es claramente sesgado. Instituciones aun no reconocidas, pero que se presentan con “fiscales” o “dadores” de políticas y asesoramiento, como la SIP en prensa u organizaciones, empresas y ONGs paraestatales transnacionales, en ecología, salud, DDHH, género, cultura, etc. Instituciones que a través de su presencia capilar dentro de la formación social nacional, y con ONGs tributarias, actúan imponiendo sus agendas.
Es de destacar que en la constitución de 1994 se incorporaron algunos tratados internacionales en pie de igualdad, desterritorializando así parte de la soberanía. Ese fue un paso en la construcción de la soberanía institucional transnacional. Algunos “parecen” justos y “lógicos”. Pero la lógica global de esta transnacionalización de la soberanía no es el respeto a la vida de las personas, sino la “provincialización” de los Estados. Aun así sus símbolos exteriores se mantienen, como sus instituciones, aunque parecen tender a ser degradas a instituciones de gobierno y administración de un espacio de negocios.
Lo mismo pasa con las FFAA, instrumento por antonomasia de la soberanía. Es en este marco de evolución, de derrota de los pueblos, de perdida de derechos por la clase trabajadora, que debemos pensar la cuestión de la defensa nacional y las FFAA. Porque en el terreno de la historia, al no ser lineal ni positivista, sabemos que es definido por la lucha. Que el rumbo y la forma que se definan las nuevas instituciones que pretende crear el capitalismo para hacerse mas eficiente en su saqueo, será consecuencia de esa lucha. Y allí juegan las formas de organización de la defensa y las FFAA que propongamos. De esta definición multidireccional salen nuestras hipótesis de defensa.

La defensa nacional en la nueva era de dominación integral del capital

A partir de estas definiciones proponemos pensar cual es la forma alternativa en la que se puede intervenir para construir un desarrollo histórico de liberación. Como disputar el tipo de progreso a las clases dominantes que lo conducen sin caer en anacronismos. O en resistencias de tipo “luddistas”. Y específicamente como pensar esto en el tema de la defensa, las FFAA y la soberanía nacional, en un mundo que nos impone una defensa y soberanía transnacional. Porque no hay soberanía sin defensa, y no hay defensa son Fuerzas Armadas. Puede haber FFAA sin soberanía pero al revés nunca.
Una cuestión que creemos que es importante aclarar es que, como ya Marx hace mucho tiempo señaló, “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal”. Se refería a la comuna de Paris de 1848 y sus identidades. A que los revolucionarios de todas las épocas visten sus proyectos hacia el futuro con el legado de la historia. Es así que, advertimos, aunque estemos planteando que nuevas formas de dominación requieren nuevas respuestas, estas se vestirán del lenguaje y las categorías de las luchas por la liberación del pasado, de las tradiciones que son conciencia colectiva. Que mucho de lo que se hace contra el avance de relaciones de dominación y enajenación mas sofisticadas o nuevas, parece sólo “resistencia”. Pero es también ofensiva. Todo tiene su aspecto de resistencia y de ofensiva, de pasado y de futuro. Por eso la reivindicación de la autoridad del Estado-nación, y de la defensa nacional es futuro y ofensiva.
Creemos que cada formación social tiene sus propias expresiones militares y sus propias ideas de defensa, como ya Clausewitz señalo hace casi 200 años. Esto es así aun dentro del mismo modo de producción capitalista. Los ejércitos de masas que se enfrentaron en trincheras en la Primera guerra mundial o la revolución rusa, distan de los de la Segunda y aun más de la guerra de Vietnam, de las luchas de liberación o de Malvinas. Hoy la guerra tiene nuevas formas y requiere nuevas doctrinas que van de la mano del desarrollo de los Estados, de la conciencia de los pueblos sobre la agresión, la defensa y de la tecnología que se aplica a las actividades humanas. Y la guerra es una actividad humana por excelencia, casi primigenia, tal como lúcidamente señalaba Marx en sus escritos sobre las Formaciones económicas precapitalistas.
Pero, no existe una instancia de “paz” separada completamente de una instancia de “guerra”. De la guerra pura  a la paz pura (si es que esas cosas existen) hay un continuo de situaciones que son las más comunes, tanto en lo interno de cada sociedad como en las relaciones interestatales. Y a su vez es imposible (y esto sólo lo intuyó muy lateralmente Clausewitz, pero si lo vieron algunos marxistas) discriminar las luchas “civiles” de las internacionales. Esto, en la actual etapa que vivimos, pareciera cobrar una fuerza desgraciadamente muy real que debemos tener en cuenta, sin esconder la cabeza como el avestruz. Conflictos que van desde Venezuela a Siria, desde Bolivia a Irán tienen ambos aspectos: “La guerra es un camaleón porque en cada circunstancia cambia de carácter” ya había señalado Clausewitz.
A pesar de autoinhibirnos en lo que hace a FFAA y defensa ¿Es impensable que estas situaciones se den en Argentina? Recordemos la muy acertada definición de De la Guerra “la guerra no empieza por la acción del agresor, sino por la voluntad del agredido de resistir”.

Doctrinas del Estado global

Actualmente se nos imponen en el mundo formas militares de organización surgidas de un desarrollo acorde al domino de la oligarquía global y sus formas estatales. La oposición a esto, y las alternativas militares y de defensa necesaria, deberán esta acorde a las nuevas formas  y desafíos que esto implica. En lo político, económico, tecnológico, etc.
El gobierno de la oligarquía financiera nos propone una defensa nacional acorde a la existencia de una fuerza militar global incontrastable, por fuera del control de los Estados-nación saqueados, y unas fuerzas nacionales destinadas a garantizar el funcionamiento razonable de los Estados-nación como espacios de negocios. O sea una fuerza que, en nuestro caso, estaría cercana a una Gendarmería o Prefectura reforzada. Su doctrina debe ir acorde a cumplir con la misión de actuar contra las “nuevas amenazas” que nos presenta el orden global: delitos complejos transnacionales, narcotráfico, terrorismo… Quizás alguna insurrección de envergadura.
Si nuestra política, basada en mantener la soberanía los mas cercana al pueblo de cada país, es impedir y recuperar la capacidad de ejercer el pleno gobierno: sobre “territorios” controlados por el capital transnacional y sus instituciones de gobierno. Las FFAA que debemos disponer deben estar acorde a esas amenazas a esas hipótesis de conflicto.
Una, muy clásica, es la del atlántico sur, Malvinas y Antártida. Pero las posibles amenazas financieras, y desestabilizaciones que surgen de ellas, implican a la defensa en general,  la defensa del ciberespacio, la de las redes de producción y difusión cultural, transporte y logística, la recuperación y defensa de nuestra fuentes de recursos de las que hoy estamos desposeídos o a los sumo cobramos un impuesto (útil para el mantenimiento de nuestro gobierno “provincial”). Frente a esto, el desarrollo de una base económica  y tecnológica para la autonomía nacional y la ocupación concreta del espacio aéreo, marítimo y espacial. Para empezar, de estas amenazas y necesidades salen las necesidades de nuestras FFAA.
Y volviendo a la tradición y memoria popular, las ideas básicas del peronismo expresadas en 1944 en la UNLP, por el entonces coronel Perón: Defensa nacional, justicia social, “nación en Armas” y desarrollo económico independiente, eran temas articulados. Estas ideas sirven de base. Por todo esto la defensa no es una cuestión sólo de militares, lo es de todo el pueblo.
La defensa nacional es un tema ausente en la democracia. Si antes de los ochentas lo que estaba en juego era la pelea entre DSN y de Defensa nacional, entre un desarrollismo anticomunista y un antiimperialismo peronista o no. La democracia desde 1983 careció de política de defensa, en consonancia se produjo un vaciamiento de las FFAA. Y consideramos que no es casualidad que esto haya ido de a mano con la colonización del capital transnacional y con los “Acuerdos de Madrid” firmados en la época de Menem con Gran Bretaña. O sea este periodo de gobiernos legitimados por elecciones periódicas tuvo “política hacia los militares” pero no “políticas de defensa”. Lo malo no es la existencia de una política de “control civil” (que debería llamarse de integración de las FFAA con la nación y su pueblo) o de “democratización”, ni menos de juzgamiento y castigo de los crímenes cometidos en todos los planos. Lo grave, sí, es la “confusión” de esto con “políticas de defensa”, es más, la contraposición que parece promoverse entre defensa y DDHH. Esto es urgente de superar.

Como construir la defensa nacional

Dicen los economistas burgueses que toda crisis es una oportunidad. Y desde un punto de vista marxista podríamos pesar que la crisis es una oportunidad de pensar en el cambio y/o la construcción de nuevo. En el caso de las FFAA su crisis (que es la crisis de nuestra nación) las ha llevado a un piso. Hoy está casi todo por hacer. El cambio de gobierno iniciado con Alberto Fernández puede ser un momento histórico en ese sentido. Para empezar hay que tener un proyecto de país y una voluntad política, de allí saldrán las FFAA para defenderlo y hacerlo posible en lo que corresponde. Remitiendo nuevamente a Clausewitz y sin intención de aburrir “Así, el objetivo político, como causa original de la guerra, será la medida tanto para el propósito a alcanzar mediante la acción militar como para los esfuerzos necesarios para cumplir con ese propósito. En sí misma, esa medida no puede ser absoluta, pero, ya que estamos tratando de cosas reales y no de simples ideas, lo será en relación con los dos Estados oponentes. Un mismo objetivo político puede originar reacciones diferentes, en diferentes naciones e incluso en una misma nación, en diferentes épocas. Por lo tanto, cabe dejar que el objetivo político actúe como medida, siempre que no olvidemos su influencia sobre las masas a las que afecta”
El problema de la defensa nacional en Argentina parte de dos condicionamientos básicos. Uno presupuestario y otro cultural.  El presupuestario es el hecho que nuestras FFAA han subsistido con una asignación de entre el 0.8 y 1% lo que las coloca entre las fuerzas militares que menos dinero reciben en el mundo. Ubicándose entre los 20 países que gastan menos del 1%, varios de los cuales son Kosovo (país credo por la OTAN y protegido por esta) Malawi, Mauricio, Panamá, Suiza, para poner ejemplos. Y muy por debajo de los promedios elijamos del grupo de países que queramos (zona euro, países pobres, ricos, grandes o pequeños), cuyo promedio ronda entre el 1.5 y 2% depende lo conflictivo de la zona.
Nuestras FFAA reciben una asignación presupuestaria que se ubica también por debajo del mínimo estimado para que una fuerza armada se pueda sostener en tiempo de paz. Argentina tiene el presupuesto militar de países cuya defensa se recuesta en otros más poderosos, o de países vencidos en guerra, u ocupados. Aunque el presupuesto militar lo hemos comparado en forma absoluta, también lo debe ser estudiado forma relativa de acuerdo a dos categorías. Una, los países de la región, y dos los países de similar PBI o índice de desarrollo. En ambos casos Argentina se encuentra muy por abajo de nuestros vecinos estadísticos. 1.3% en promedio en America latina (Uruguay 2%, Brasil 1.5% Chile 1.9% Bolivia 1.5%, ojo! Panamá y Haití 0%). Y si lo comparamos con otros de similar envergadura, como Turquía, Irán, Sudáfrica, por ejemplo también estamos muy atrás
De esta forma, en la práctica, el conjunto del presupuesto militar argentino se asigna a sueldos. En sus escalones más bajos los salarios militares están en torno al nivel de pobreza, lo que sumado a la pérdida de prestigio y al veto a que un militar, por mas idóneo que sea, ocupe algún puesto en el Estado etc. ha ahuyentado a las clases mas acomodadas de la carrera militar. También se ha incrementado el porcentaje de gente del interior del país por sobre las de las zonas centrales que forman parte de las fuerzas. La asignación presupuestaria no alcanza para el mantenimiento en condiciones de las instalaciones, ni para la alimentación adecuada de las tropas. Y sólo muy pocas maniobras se pueden realizar. Llagando los pilotos de la Fuerza Aérea a carecer de las horas de vuelo necesarias. El ultimo gobierno de Mauricio Macri, como cierre de una etapa, desfinanció y/o produjo la parálisis de los centros de investigación y desarrollo y las fabricas vinculados a la defensa. Llegando inclusive, acompañados de representantes de la embajada norteamericana, a concurrir al CITEDEF y ordenar la destrucción de los misiles en desarrollo.
En este breve resumen vemos el deterioro de las FFAA cuyo derrumbe es sin dudas desde los 90, aunque después de Malvinas haya comenzado el intento de desarmarlas desde el exterior, y la “desmalvinizacion” haya aparecido como política de Estado. Solo con Menem se pegó el gran salto hacia atrás. Vale destacar también el deterioro o envejecimiento del material en general. Algunas variables llegaron a un piso y se estabilizaron, otras mantienen una caída que al llegar al borde de 0 se tornan asintóticas. Salvo una, que es el personal militar: unas 105000 personas para las tres fuerzas que permanece estable desde que se creó el sistema de soldados voluntarios. Aunque con una pirámide poco razonable al tener unidades con oficialidad y sub oficialidad pero muy pocos soldados: Regimientos del tamaño de compañías y compañías de la dimensión de pelotones. Brigadas aéreas sin aviones y bases navales sin barcos. Sin embargo la calidad del personal parece sostenerse en esta situación desfavorable.

Como y para que recuperamos las FFAA

Para recuperar la defensa nacional hay que responder varias cuestiones
¿Creemos que argentina necesita FFAA? Esta pregunta se responde en las primeras páginas de este artículo. Pero la cuestión es si la “sociedad argentina” hoy esta dispuesta a sostener la construcción de unas FFAA de las dimensiones necesarias que sean el sostén de las aspiraciones soberanas de territorio y recursos que proclamamos. Teniendo en cuenta además que, de acuerdo a las hipótesis de defensa que se deducen de este trabajo, esta es una cuestión de todo el pueblo.
En este sentido un desafío de base es trabajar los que llamamos “cultura de la defensa”. Hacer una pedagogía nacional que instale en las masas a través de la educación, el deporte, los trabajos solidarios y los aparatos culturales del estado y privados, los desafíos geopolíticos y los problemas de largo plazo de nuestro país. Y en ese programa pedagógico integral de masas, incluir la cuestión de la defensa y las FFAA. El pueblo y sus organizaciones deben ser “sujeto de la defensa” y las FFAA uno de sus pilares.
Para ello debemos pensar la defensa en dos sentidos. Uno en sentido amplio: la defensa como señalaba el entonces Coronel Perón en exposición de 1944 en la UNLP, es mucho más que la fuerza armada. Son todas las fuerzas materiales y espirituales de la nación, organizadas para garantizar la independencia y el derecho a decidir autónomamente nuestro rumbo. Por los tanto defensa es las finanzas, los recursos naturales, la industria, el bienestar de las masas, la cultura, la integridad territorial que es la base de los demás, la ocupación por argentinos y por trabajo argentino de todo el territorio de la patria. Unas FFAA construidas para defender todo esto y enfrentar las agresiones que implica esta decisión. Las FFAA tal como están concebidas desde la primera mitad del siglo XX fueron un pilar de la industrialización independiente y el desarrollo científico tecnológico y deben recuperar ese rol, pero sobre todo esa conciencia. Sin embargo es el pueblo el que esta antes.
Podemos ver claramente las “hipótesis de conflicto” (que llamamos “hipótesis de defensa”). Porque desde la concepción integral del conflicto, las disputas en el mundo actual despliegan guerras y agresiones contra los Estados que luchan por su independencia. Pero una independencia de nuevo tipo contra las nuevas cadenas de dominación. Esas agresiones guardan diversas formas y son combinadas. Una agresión financiera o la rebelión de de un grupo de ricos locales, puede ser combinada con presiones diplomáticas y/o militares. Y con intentos de generalizar la violencia en la sociedad agredida, y eso se frena tanto interna como externamente con una fuerza militar sólida y conciente de nuestros enemigos, de sus obligaciones con su pueblo y con la nación. Pero fundamentalmente, como esas agresiones son integrales, capilares, se deben frenar en cada terreno y para ello es el pueblo organizado el que debe actuar como actor de la defensa nacional integral.
La defensa en sentido estricto es lo que hace principalmente a las FFAA su doctrina, equipamiento, formación y despliegue. En nuestra concepción debe incluir a las masas populares y las Organizaciones Libres del Pueblo que las encuadran. Las tareas de reconstrucción y liberación solo se pueden cumplimentar con una amplia participación de las masas, también en las cuestiones militares. Para ello es necesario poner en debate la estructuración de un “servicio civil de defensa y reconstrucción nacional”, en relación con las FFAA, ofreciendo estas sus capacidades, logística organizativa y técnica.  Allí se puede organizar las áreas de catástrofes y otras de asistencia crítica, y permitirá a los sectores populares formarse y trabajar en tareas colectivas periódicas. Esto a su vez acerca a las FFAA al pueblo, a los problemas cotidianos graves y es una vía de formación en la “cultura de la defensa”, fuera del individualismo, en un servicio colectivo.
El desafío inmediato y estratégico es la Antártida, Malvinas islas y mares circundantes. Allí hay que ocupar con política y trabajo argentino. Ampliar las bases antárticas y crear un polo antártico en Tierra del Fuego, con una flota y aeronaves que garanticen la más y mejor vinculación entre el continente blanco y el resto del mundo. Hay que transformar las bases, hoy dependientes de cada fuerza en bases conjuntas, en consonancia a la evolución de nuestras FFAA en el mismo sentido. Hay que ocupar el mar argentino con pesca argentina y desalentar la pesca con base en Malvinas y/o depredatorias. Hay que activar astilleros y producir pesqueros y pesquería local ampliando la industria tanto naval como alimenticia, bajo bandera nacional. Ampliar los puertos en la Patagonia y astilleros en la misma región. De debe construir una base conjunta en la costa sur patagónica de cierta proyección.
Se esta en condiciones construir una serie de plataformas asentadas en nuestro mar y subsuelo como base de vigilancia e investigación al norte y sur de Malvinas, con helipuertos y amarraderos, con proyectos de control de pesca , como “torres de vigilancia” en nuestro amplio mar, esto es posible hoy, mas rápido y barato que una flota de guerra. Sobre todos estos temas existen proyectos en carpeta dentro del Ministerio de defensa, sujetos a las discusiones, presiones y concesiones que debemos evitar.  Se debe avanzar en la relación con los vecinos, ya que hoy tanto Uruguay como Chile son la logística de Malvinas y del saqueo del sur. Básicamente son aliados de Inglaterra y adversarios nuestros, aunque sorprenda y sea en parte por nuestra responsabilidad.
No nos podemos extender en este tema con aspectos técnicos, pero si podemos decir que hay otras dos áreas estratégicas de defensa nacional de este tipo geopolítico amplio. La Cuenca del plata en la recuperación de la llamada “hidrovía”, hoy completamente extranjerizada (hemos perdido la guerra del Paraná sin disparar un tiro). Y la que hace a recursos del suelo y subsuelo, muy relacionado con la enajenación de tierra de frontera, para ello hay que reconstruir una ley de fronteras nacional inspirándose en la ley de 1944 firmada por Farrel y Perón. Aunque el limite de la constitución de 1994 y la provincialización de los recursos naturales es un tema jurídico macro que debe ser revisado ya que atenta contra la Defensa nacional desde al concepción que sustentamos.
La carencia de un plan para la construcción de las FFAA de largo plazo, no sujeto a contramarchas políticas, es uno de los principales problemas de las FFAA. Así, aún en estas décadas de retroceso se dilapidan recursos. Por ejemplo cuando se moderniza el TAM o se anuncia un nuevo modelo de avión, o se pone en marcha misilística o aviones no tripulados en los centros de investigación y desarrollo, nunca se llega a salir del prototipo, se ignora el avance o se los destruye. La puesta en marcha de la producción sufre condicionamientos que no se relacionan ya con lo económico, sino con lo político. Para los aviones Pampa por ejemplo se decide usar recursos por mas de 160 millones de U$S en 12 Texan de entrenamiento, inferiores a los Pampa, en vez de acelerar la producción, mejorar la fabrica para establecer una línea de producción y clocar en el mercado en condiciones nuestros aviones, que son buenos y competitivos en su rubro. Pasan los años y la modernidad de los mismos se pierde, o los pedidos caducan. Lo mismo con los tanques TAM, que modernizados son aceptables como tanques medianos para equipar el ejercito. Hace unos 10 años se fabricó el prototipo mejorado más rápido y más preciso. O la marina. En argentina existen varios astilleros casi paralizados, en su época fueron de punta. Existen planos para la fabricación en el país de lanchas patrulleras oceánicas de calidad (que cubrirían nuestras necesidades en ese embrionario sentido) con un buque con capacidad de combate. Además dando trabajo y desarrollando tecnología y experticia para proyectos mayores. Además de poder entrar al mercado de países del tercer mundo con un barco de combate barato y competitivo. Sin embargo se invirtieron 350 millones de Euros en 4 patrulleras francesas desarmadas para seducir al país galo en que nos “ayude” a que se apruebe el nefasto convenio MERCOSUR-Unión Europea.
Un inicio embrionario casi un gesto pero con proyección es la creación del FONDEF que aportará unos cientos de millones de dólares, y cuyo objeto es tener dinero extrapresupuestario para garantizar proyectos de largo plazo relacionado con equipamiento y desarrollo militar científico y técnico.
Dentro de los temas de defensa en sentido restringido se encuentra la formación militar. Allí hay un núcleo duro para contar con nueva camadas de militares patriotas comprometidos con su pueblo y concientes de los desafíos y posibilidades de argentina en el mundo. La clave se encuentra en las escuelas de guerra, de inteligencia, conjunta; en general en el trabajo capilar al interior de esas instituciones de formación de militares. Son instituciones prestigiosas, pero cuyo personal en lo que hace a la las áreas que transmiten concepciones sociales, históricas, doctrinales y geopolíticas, tiene una fuerte presencia de docentes civiles y militares cuyo horizonte es el occidente noratlántico, sus problemas y “modo de vida”, y aun con resabios de intelectualidad “gorila” oscurantista. Allí hay que operar con una intervención que vaya más allá de inicuos cursos de género o derechos humanos, o de programas que son puestos en manos de docentes reaccionarios. Quizás con una “aproximación indirecta”. Nuestra Armada por ejemplo pareciera tener la concepción hegemónica de que solo existe un “norte” en el norte de America. Las relaciones internacionales de nuestras fuerzas deben ser diversificadas y usadas para nuestro interés, para aprender de doctrinas y conflictos en el mundo, y no para que nuestros militares sean cooptados, ideológica y económicamente. Hay que diversificar, no es necesario negar a los EEUU, pero existe Europa, Rusia, China, y sobre todo países como India, Sudáfrica, Irán u otros que nos peden aportar. Sin dejar de lado el horizonte  latinoamericano como espacio geopolítico que debe tender a la defensa conjunta. Aunque es claro que ese desafío hoy esta en suspenso con el desarme del UNASUR y sus organismos de defensa.

A modo de cierre

En la primera parte del texto hablamos de que nos paramos en lo conocido, el pasado pero para pensar el futuro. ¿Cómo son los conflictos de hoy? ¿Cómo operan las FFAA en ellos? ¿Cuáles son los nuevos frentes de combate? Y entonces ¿Cómo deberían ser las FFAA que proyectamos para dentro de 5, 10 y 20 años? Sirve de muy poco invertir en equipamiento que sea obsoleto en pocos años. Las FFAA del futuro ¿Cómo serán? Sin dudas debemos preparar la las FFAA para ocupar nuestro territorio y especialmente el Atlánticos sur. Pero esto no será útil si no nos preparamos para la guerra en el ciberespacio, para tareas de inteligencia estratégica, comunicaciones avanzadas, detección y control temprano sobre todo el territorio. Ya hablamos de una guerra, hoy, desarrollándose en el mundo. Misiles, aviones no tripulados, submarinos, armas antiaéreas tácticas y estratégicas. Unidades militares de armas combinadas, perdiendo la compartimentación entre Fuerza Aérea, Marina y Ejército. Y una población preparada para la defensa territorial integral. Con la conciencia de los que consideramos “nuevos territorios” sujetos de soberanía.
Muchas mas cuestiones técnicas, podrían ser planteadas respecto a las FFAA y su equipamiento. Lo mismo una evaluación de viabilidad económica. Pero no lo desarrollaremos. Mas que por extensión, porque creemos que Argentina debe recuperar un sentido de marcha, un horizonte, un proyecto nacional, una “cultura de la defensa”.
Los tiempos y los recursos deben surgir de allí. Debe recuperarse el consenso social en la necesidad de la defensa nacional. Nuestro debate debe se en torno a como y que FFAA construiremos en el corto, mediano y largo plazo. Salir del círculo vicioso del pacifismo y el desarme, que es parte de la estrategia de saqueo e indefensión.
La historia de nuestro país no es la de unos pocos años de la perspectiva individual, ni siquiera la de nuestra generación. Nuestra historia es parte de una mucho mas grande que abarca los que nos precedieron y los que nos sucederán. Es la historia por construir y defender una comunidad nacional. Y debemos construir proyectos que abarquen varias generaciones.
Hay que tener la confianza en nuestra fuerza como nación, hay que tener la decisión de decir que no. De debe que avanzar a recuperar los que es nuestro. Y para poder decir que no, hay que tener con que decir que no.

Guillermo Martín Caviasca
10/3/2020






No hay comentarios:

Publicar un comentario