Guillermo Martín Caviasca
UBA/UNLP helicopterox@yahoo.com.ar
Guerra, política y lucha de clases. Una
relación productiva y conflictiva
Ponencia presentada en las jornadas de sociologia de la UNLP el 56 y 7 de diciembre del 2018
Introducción
Abordaremos en
esta ponencia una breve presentación de las relaciones entre teoría de la
guerra y lucha política. Desarrollaremos tres apartados. El primero con una
presentación sintética de algunos aspectos claves de la teoría de la guerra
iniciada en Clausewitz y de sus críticos de mayor influencia. Luego, otros dos,
cada uno con una corriente política que encaró mediante la incorporación de
categorías militares la resolución de sus ideas estratégicas para los problemas
nacionales y mundiales: el peronismo original, el marxismo clásico y los
movimientos de liberación nacional. Dejamos de lado el desarrollo político
militar de los contrarrevolucionarios de la seguridad nacional por necesidades
de extensión de este trabajo y porque parten de ideas distintas a las
prusianas, aunque seria pertinente ya que es otra vertiente de gran influencia
en la relación de lo político y lo militar. Tampoco desarrollaremos las ideas
que desde los teóricos críticos a Clausewitz aparecen en el campo político y
social.
Hemos agrupado
sintéticamente a “los marxistas” sabiendo que podríamos dividirlos al menos en
tres corrientes: el marxismo clásico hasta Lenin y Gramsci; el marxismo de la
URSS y la tercera internacional que abarca a los PCs clásicos del mundo; el
marxismo tronquista y los Movimientos de Liberación Nacional. Sabemos que en
este trabajo no podemos desarrollar a fondo cada uno de los problemas que se
abren, pero el objetivo es dejar plantadas hipótesis para su análisis
posterior. Buscaremos definir algunas líneas de interpretación de la formación
de teorías políticas globales desde sus raíces viendo sus influencias y los
caminos de desarrollo alternativos. Intentaremos también presentar inicialmente
algunas ideas sobre los problemas prácticos que pueden surgir al incorporar
linealmente desarrollos de teoría militar a un conflicto político que no llegó
al plano militar.
Señalaba
Cristopher Hill en Los orígenes
intelectuales de la revolución inglesa que “en mi opinión, los sistemas
intelectuales que desempeñan un papel importante en la historia –el de Lutero,
el de Rousseau, el del propio Marx- deben su éxito a que responden a las
necesidades de grupos significativos en la sociedad en la que arraigan”.[1] Es
interesante ver como las concepciones de Carl Von Clausewitz aparecen como un
sistema de ideas que tiñe en diferente grado, pero siempre en forma destacada,
el pensamiento político moderno. Continúa el historiador británico “soy
escéptico en lo que se refiere a los árboles genealógicos de las ideas. A está
influenciado por B, que recogió sus ideas de C, lo que explica la acción Z.
Siempre es fácil construir cadenas causales una vez que se conoce lo que se
quiere explicar”[2]. Esperamos
a lo largo de este trabajo evitar esa tentación y que el lector tenga presente
esta advertencia cuando analizamos las posibles “influencias” que hacen a la
formación de las ideas. Por ello asumimos el concepto recién mencionado de
“influencia”, contorneado por Hill, como alternativo al de sumatoria
aritmética. No es nuestro objetivo demostrar como las concepciones militares de
los actores que estudiamos fueron formadas por el pensamiento militar de
predecesores calificados, sino por el contrario ver como las teorías políticas
se desarrollaron con elementos de teorías militares, acorde al clima y
necesidades de la época.
Creemos con Marx
en uno de los Borradores más conocidos, Las
Formaciones económicas precapitalistas, que uno de los primeros trabajos
colectivos de las comunidades humanas es la guerra “Por eso es la guerra uno de
los trabajos más originarios de todas estas entidades comunitarias naturales,
tanto para la afirmación de la propiedad como para la nueva adquisición de ésta
(…) Las dificultades que encuentra la comunidad sólo pueden provenir de otras
comunidades, que ya han ocupado esa tierra o que molestan a la comunidad de
ocupación. La guerra es entonces la gran tarea común, el gran trabajo
colectivo, necesario para ocupar las condiciones objetivas de la existencia
vital o para proteger y eternizar la ocupación de las mismas”[3]. La guerra
es así una de las experiencias humanas más antiguas de las que aprender cuyo
origen genético puede rastrearse en las mismas comunidades primitivas.
Se desarrolla
posteriormente bajo un orden estamental, o de castas/clases, que se estructura
en torno a la relación, balance de poder y lucha entre los diferentes grupos
internos de la comunidad por la producción y distribución, y el conflicto con
otros grupos ajenos a la comunidad propia. Hasta llegar a la época de la
revolución burguesa donde la guerra adquiere su carácter mas elevado al
involucrara a toda “la nación”, como nueva forma de comunidad humana mucho mas
“total”. Para Clausewitz es claro que la guerra moderna es un fenómeno social
que tiende a abarcar a toda la nación. Que su “forma” concreta en cada época
proviene de “las ideas, los sentimientos y las circunstancias dominantes en el
momento y si quisiéramos ser verdaderamente sinceros, debemos admitir que este
fue el caso real, aun cuando la guerra tomó su carácter absoluto es decir, con
Bonaparte”[4].
En
este sentido el prusiano está atento a que cada época histórica tendrá su forma
de guerra y organización militar acorde al tipo de formación social. Siendo la
época moderna la que caracteriza una forma de guerra que implica a toda la
sociedad. Destaca que no eran los ejércitos franceses mas “fuertes” que los
antifranceses, sino que estos últimos perdieron por socialmente “anacrónicos”.
Clausewitz en el origen de la teoría moderna de la guerra y su
implicancia social
Las pasiones que deben prender en la guerra tienen que
existir ya en los pueblos afectados por ella; el alcance que logrará el juego del
talento y del valor en el dominio de las probabilidades del azar dependerá del
carácter del comandante en jefe y del ejército; los objetivos políticos, sin
embargo, incumbirán solamente al gobierno
Para los
marxistas (y los revolucionarios del siglo XX en general), pero no solo para
ellos (por ejemplo el conservador Raymond Aron[5] le da
una sustancial importancia) Clausewitz aporta el tema central del armamento del
pueblo y la guerra de guerrillas, temas que también serán retomados décadas
después por Von der Goltz de forma mas amplia, moderna y relacionada con el
nuevo estatus imperial alemán. Para Clausewiz dos son los puntos que hacen a la
participación popular necesaria: uno, la guerra moderna implica el armamento del
pueblo, es una guerra de masas y por lo tanto amplifica la política, antes
dirigida en las sombras por gabinetes de los monarcas, hacia la implicar al
conjunto de la población. Quizás es a partir de aquí de donde Engels, hacia el
final de su vida, presenta la tesis de que los ejércitos de masas europeos eran
una democratización de la política que favorecía la revolución.
Segundo: el
general prusiano hace un gran esfuerzo en el plano de las reformas prácticas,
sociales e ideológicas, del estado prusiano, e impulsa el debate para propiciar
el levantamiento de las masas populares y campesinas contra el ocupante francés.
Lo teoriza y presenta formas de acción de milicias populares y guerrillas, que
sabe son contundentes en desestabilizar cualquier ocupación. Conoce y estudia
la resistencia española, los levantamientos de la Vendeé, la resistencia
popular a la ocupación alemana y saca conclusiones correctas. Tal es así que
podemos suponer que en sus escritos sobre la Revolución en España Marx debió conocer a Clausewitz y aprender de
él temas específicos; y si no lo hizo, sin dudas las afinidades son llamativas.
Claramente la
visión clausewizciana es parte de la filosofía moderna y es apta para ser
tomada como fuente por los teóricos de la insurrección. “La guerra popular,
como algo vaporoso y fluido, no debe concentrarse en ninguna parte en un cuerpo
sólido; en caso contrario el enemigo envía una fuerza adecuada contra ese
núcleo y lo rompe”. Es sorprendente la similitud con los conceptos de Mao, como
señala Raymond Aron.[6]
De igual manera,
Clausewitz ha formulado rigurosamente el doble principio -defensa estratégica;
ofensiva táctica- que Mao empleó y teorizó como parte de la doctrina militar de
la Guerra popular prolongada. “Con este gran medio de defensa estratégica,
jamás o muy raramente es necesario buscar la defensa táctica. La tropa popular,
el Landsturm[7], debe
dispersarse y proseguir la defensa por medio de ataques inesperados en lugar de
concentrarse y correr el riesgo de verse encerrado en un refugio estrecho sobre
una posición defensiva exacta”.
Escribe Aron que
Engels, que acababa de leer a Clausewitz, escribía a su amigo Marx. “qué manera
tan notable de filosofar. Pero substancialmente muy buena”, a lo cual Marx
respondió algunos días más tarde que “el atrevido tiene sentido común, un buen
sentido, que linda en lo genial”.[8] Hacia
1888 Engels mencionará a Clausewitz como una “estrella de primera magnitud”. A
lo largo de sus escritos (si ser específicamente abocados a temas militares
como los de Engels) esporádicamente mencionará el general prusiano
elogiosamente. En cuanto a Lenin[9], estudió
la obra Vom Kriege capítulo por
capítulo y reprodujo largos extractos de ella en un cuaderno, según su método
de estudio. Este cuaderno, y las demás menciones leninistas, aseguran a
Clausewitz en la Unión Soviética, un lugar en el panteón entre los pensadores
burgueses cuya herencia el marxismo-leninismo recoge y con la que nutre su
propia teoría revolucionaria.
Clausewitz se vale del punto de vista general de la tradición
estética alemana que su profesor Raphael Kiesewetter (difusor de la obra de
Kant) definía como “la unión de imaginación y razón”. Fue Gerhard von Sharnhorst
(reformador, director de la Academia Militar y también divulgador de Kant) de quien tomó las elaboraciones que
concernían al “conflicto innato” entre teoría y realidad[10].
También el clima nacionalista de la época es de gran influencia, especialmente
Fitche[11].
Pero inclusive Maquiavelo es parte sustancial de la base teórica. Encara los
problemas de la guerra con la misma “neutralidad” que el italiano lo hace con
los políticos.
Sir Basil Lidell
Hart, fuertemente crítico, acusa a Clausewitz de ser un aprendiz de oído de
Kant, pero eso sólo logra confirmar cuál era la matriz filosófica más avanzada
de la época de la revolución burguesa y que Clausewitz pertenecía a lo más
avanzado del pensamiento prusiano de esos años. Recordemos que la obra de Marx
tiene una genealogía en la que Kant ocupa un lugar destacado, en él se origina
la concepción de la relación entre teoría, idea, y práctica. Por eso, quizás,
Clausewitz era de tan fácil aprehensión por los marxistas.[12] “Duelo”
(la categoría genética inicial de Vom
Kriege) tiene en común (con “mercancía” de Das Kapital[13])
ser abstracciones que, a la vez representan formas elementales, unidades de análisis,[14] este
paralelismo en la exposición conceptual, está en la raíz filosófica del
pensamiento de la época. Los
marxistas revolucionarios han apelado en muchos casos a una definición de la
teoría como “guía para la acción”, no en el sentido de un pragmatismo
politicista que ofrezca una teoría para cada acción a tomar, ni una teoría
abstracta hiperflexible en la que encajar las novedades históricas; sino en el
mismo sentido que Clausewitz. La teoría no será un lugar de donde tomar recetas
aplicables a toda situación, sino un desarrollo que pueda servir de “puente”
entre la práctica previa, la actual y la futura;[15]
como también una base conceptual desde donde interpretar, entendiendo que entre
el “concepto” y la “realidad” media la vida social concreta.
Lidell Hart
elabora una definición propia de estrategia destinada a evitar la confusión
entre la conducción política y la militar: “el arte de distribuir y aplicar los
medios militares de modo de cumplir con los fines de la política”. Y presenta
una serie de consejos que son aplicables tanto a la política como a la guerra,
que se han titulado “Aproximación indirecta”[16]
cuya aplicación puede ser entendida tanto para la política, las luchas
sociales, como para la guerra.
Hart prefiere
además agregar una nueva distinción dentro del ámbito de la estrategia: entre
estrategia superior o gran estrategia y estrategia pura o estrategia militar.
La primera es casi un sinónimo de la política. Su función es “coordinar y
dirigir todos los recursos de una nación, o grupo de naciones, hacia el logro
del objetivo político de la guerra, el fin definido por la política como
fundamental”. Se relaciona con los recursos económicos, el potencial humano,
recursos morales, en general se refiere a la capacidad de generar la base moral
y material, diplomacia y economía, propaganda y legitimidad, para alcanzar el
fin propuesto más allá de la conducción específica de una operación militar o
diversas batallas. Y concluye el estratega inglés “mientras el horizonte de la
estrategia está limitado a la guerra, la gran estrategia mira más allá de la
guerra, hacia la paz subsiguiente. No sólo deberá combinar los diversos
instrumentos, sino también tendría que regular su uso, para evitar perjuicios
al futuro estado de paz”. La “gran estrategia” está en la frontera de la
geopolítica, la complementa, despliega y/o modera. Busca afanosamente que la
teoría militar sirva pero no implique una confusión entre conducción política y
militar. Además confronta con “los teóricos del ataque frontal” que impusieron masacres
en la guerra de trincheras. Los teóricos del ataque frontal (el francés Foch y alemán
Ludendorff son los paradigmas); sin embargo estos lo mismo que la línea
hegemónica de la escuela alemana es sólo parcialmente heredera de Clausewitz. Los
marxistas eligieron en este sentido un desarrollo más provechoso de las ideas
del general prusiano.
Hart es injusto
con Clausewitz, confronta con él por las interpretaciones de su teoría hechas
por diversos militares que llevaron sus apreciaciones hacia “el extremo lógico”
contra el que el alemán advertía claramente. Hart critica a militares que
desarrollaron tesis que se apartaron claramente de Clausewitz en aspectos
sustanciales, como Ludendorff, Foch, o (sin ser militar) el mismo Hitler, quien
a pesar lograr reunir en el la jefatura política y militar, perdió de vista la
“gran estrategia”. La clave de la crítica de Hart es el hecho de que la
conducción militar absorba ala política,
como sucedió en Alemania a medida que avanzaba la “Gran guerra” transformando al
Estado mayor en la verdadera autoridad de la nación, y reduciendo la estrategia
al “fin militar”[17].
En realidad la
definición del prusiano de que “la guerra es la continuación de la política por
otros medios” debería ser entendida como: “la guerra es una de las formas de
llevar adelante la política en casos extremos” o sea es una forma de hacer
política. No que la política y la guerra son lo mismo, o que la guerra puede
reemplazar indistintamente a la política, o que en época de guerra la
conducción militar cobra primacía en el conjunto de la nación, o que “práctica”
militar es equivalente a la “practica” política. Como bien expresó Clausewitz
al definir que el “fin” militar y el “fin” político no son lo mismo y no están
al mismo nivel. Cuestión que en la doctrina germana tuvo una línea de evolución
distinta.
Existe una
hipótesis que pondremos como ejemplo. La del “ascenso de los extremos” que, mas
allá de que haya sido estudiada o no por los actores políticos y militares
revolucionarios, opera en la práctica (como muchas otras, pero ésta lo hace en
forma catastrófica) en terrenos diversos. “Dado que el uso de la violencia
física en todo su alcance no excluye en modo alguno la participación de la
inteligencia, aquel que se sirve de esa violencia sin reparar en sangre tendrá
que tener ventaja si el adversario no lo hace. Con eso marca la ley para el
otro, y así ambos ascienden hasta el extremo sin que haya más barrera que la
correlación de fuerzas inherente”.[18]
Interesante reflexión planteada al comenzar su estudio. La guerra empuja a cada
uno de los contendientes hacia los extremos en los cuales sólo la acción y el
peso del enemigo marcan sus límites. Clausewitz define la ascensión a los
extremos por una triple acción recíproca: “Así pues, repetimos nuestra frase:
la guerra es un acto de violencia, y no hay límites en la aplicación de la
misma; cada uno marca la ley al otro, surge una relación mutua que, por su
concepto, tiene que conducir al extremo. Esta es la primera interacción y el
primer extremo con el que topamos”.
Y continúa, “Razonando
en lo abstracto, la mente no puede detenerse cerca de un extremo (…) pero toma
una forma diferente cuando pasamos de lo abstracto a la realidad (…) este
objetivo de la guerra en lo abstracto (…) el desarme del enemigo, raramente es
logrado en la práctica y no es condición necesaria para la paz”. Hacia el final
de su tratado señala que “La coacción,
que nosotros ejercemos contra el enemigo, estará regulada por la magnitud de
nuestras exigencias políticas y por las del enemigo (…) la diferencia de medios
(…) las condiciones de los estados (…) voluntad, el carácter y capacidades de
los gobiernos”. Para Clausewitz ambos bandos llevarían estos esfuerzos mediante
una acción recíproca hacia los extremos, “pero, entonces, se perdería de vista
la discusión de las exigencias políticas, los medios ya no tendrían relación
con el fin”. Para alcanzar el fin político de la guerra “se debe renunciar a
las necesidades absolutas” que su teoría plantea en abstracto. Y entonces es a
partir de aquí donde el razonamiento abandona el terreno de la ciencia exacta y
se transforma en un arte. E insiste mas delante “una teoría que sólo atendiera
esa guerra absoluta, condenaría o excluiría, como errores, todos los casos en
los que las influencias externas alteren la esencia de la guerra. Este no puede
ser el objetivo de la teoría, que debe ser una ciencia de la guerra en
circunstancias reales o ideales”.[19]
Como vemos el
prusiano explicita que la conceptualización esta aislada de las condiciones
sociales en que se da el conflicto. Es una teoría que el prusiano se preocupa
por moderar explícitamente en varias ocasiones. Sin embargo creemos que la
“dialéctica de los extremos” se cumple en forma sorprendente en reiteradas
ocasiones tanto en lo militar, como en lo político. Especialmente en este
último caso es causa de graves daños cuando las concepciones militares “en
abstracto” tiñen en concreto el despliegue la de política en organizaciones que
se enfrentan en el campo nacional y en condiciones de guerra civil o cuasi
guerra civil.
El desarrollo de
Colmar Von der Goltz pude ser considerado legítimamente como continuador de
Clausewitz, especialmente en el aspecto político militar que nos interesa, y
más que la mayoría de sus compañeros de armas. El militar llegó a Mariscal de
los ejércitos alemán y turco. Fue modernizador de las FFAA turcas antes de la
primera guerra mundial y uno de los hombres mas influyentes en el imperio del
Kaiser Guillermo II, aunque no fuera bien recibido por sus colegas de la elite
militar germana dado lo innovador de sus propuestas, al parecer consideradas
demasiado “populistas”. Fue un militante nacionalista, reformador y hombre de
orden. Si bien creía en la necesidad de dotar a la población de bienestar,
consideraba la agitación producto de alborotadores. O sea en este sentido sigue
pensando la teoría como Clausewitz para la lucha entre estados.
Goltz vio con
claridad y en forma superior a sus colegas ciertos elementos de la guerra
franco prusiana del 70/71. Tomó nota de forma no exitista de la victoria.
Valorando de forma vanguardista (en clara línea de Clausewitz, lo que muestra
que era un estudioso astuto y abierto) la insurgencia popular francesa contra
las tropas germanas. Goltz sentencia que ese levantamiento popular causó
grandes dificultades a las fuerzas victoriosas de futuro Kaiser. La insurgencia
del pueblo francés después de la
capitulación del ejército está en el centro de sus advertencias, y no está
demás pensar en la Comuna de Paris, contra la cual las fuerzas alemanas se detuvieron
dejando la represión a los propios franceses. O sea que la rebelión popular
devenida en París en la última Comuna se transformó en guerra civil entre
franceses, lo que ahorró a Alemania sacrificios de tomar una ciudad insurgente,
en el marco de una Francia insurgente.
Consideraba Goltz
que un “pueblo en armas”, en operaciones de insurgencia es de enorme
efectividad en la defensa del territorio, y arriesga que si la situación de
insurgencia se hubiera sostenido y la dirigencia francesa se hubiera propuesto
desarrollarla, las tropas propias hubieran tenido comprometida la victoria. Por
eso comienza a elaborar su doctrina de
“Volks in Waffen”, de tintes “populistas” y que generará cierta prevención
en la aristocracia Junker.[20] Señalamos
que esta doctrina que propicia la unidad y conciencia del Volks implica en la idea de “pueblo en armas”, no “pueblo en
guerra” o “estado cuartel”, sino una nación que este económicamente dotada para
encarar conflictos prolongados con recursos propios.
Sin embargo existe
un punto en el que Goltz se aleja de Clausewitz[21]. Es en
el como tratar la insurgencia del pueblo vencido y ocupado. Es un hombre del
imperio y del imperialismo alemán, piensa en Alemania, y en ese sentido se
diferencia de Clausewitz, que si bien piensa en Prusia, escribe un análisis
mucho más abarcativo, conceptual, que intenta explicar la guerra en general. Cuando
le toco administrar la Bélgica ocupada y tuvo que enfrentar la resistencia de
la población dictó una famosa instrucción en la ordenaba, para reprimir las
acciones de sabotaje de las guerrillas belgas, el castigo colectivo de las aldeas
cercanas. Esto iba en contra de los escritos de Clausewitz y de sus posiciones
concretas cuando los ejércitos prusianos ocuparon Francia en 1815. Allí el entonces
joven general manifestó (en contra de Ginesseau, Blucher, etc.) que “La
crueldad librada a sí misma hace renacer la guerra a muerte”, afirmando que un
castigo excesivo y desproporcionado podía generar reacciones peores y era
inmoral.[22]
Aunque no esta
de más pensar que Goltz, como uno de los más importantes generales políticos y
estrategas del II Reich, no tenía en mente a los vencidos en el despliegue de
sus teorías políticas y estratégicas. Ya que buscaba la grandeza imperial de
Alemania, una grandeza que debía ser en cierta manera ofensiva contra otras
potencias imperiales. Era un hombre que buscaba una unidad del “volks”
conciente, ideológica, contrario a los conflictos sociales internos. Es claro
que sus trabajos, y en lo que estos influyeron en la elite militar nacionalista
argentina, la doctrina de “Das Volks” es repensada para una nación “defensista”,
y que la “unidad nacional” es en busca independencia y desarrollo, y no para una
potencia que lucha por un nuevo reparto del mundo para tener “Un lugar bajo el
sol”.[23]
Guerra y política en el marxismo revolucionario
Las
transformaciones reales del arte de la guerra son, por lo tanto, consecuencia de las
modificaciones de la política y lejos de ser argumentos a favor de la
separación, constituyen por el contrario, la prueba más sólida de su íntima
conexión[24]
Lenin define en
su artículo “Tres fuentes, tres partes integrantes del marxismo”[25] de 1913
“lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el
pensamiento de avanzada de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió
como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más
grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo”.
Y estas doctrinas eran para Lenin las que se desarrollaron en la filosofía
alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés. Por ello no es
descabellado pensar que, siguiendo este mismo razonamiento, fuera la filosofía
militar prusiana de Clausewitz otra fuente de base que se critica y desarrolla
por ser el pensamiento mas avanzado y moderno, que surge en un tiempo histórico
revolucionario y que toma de ese tiempo las doctrinas e ideas más avanzadas,
pero en el plano militar. Por lo tanto pensar a las doctrinas clausewitcianas
como una cuarta fuente del marxismo, puede aparecer arriesgado pero no
descabellado y mucho menos desechable.
Esta hipótesis
puede ser criticada y de hecho ha sido debatida,[26]
sin embargo creemos que es válida. Desde nuestra posición adscribimos la tesis de Cristopher Hill que presentamos
en la introducción. O sea, no es necesario ver cuantas citas transparentes hay
de tal o cual autor para encontrar una prefecta genealogía de las ideas, sino
ver la “influencia” y allí sí vemos como Calusewitz está presente en el
marxismo desde los mismos Marx y Engels. Por la simple razón de la afinidad de método
y fuentes, tanto en Marx como Engels y después Lenin, Gramsci, etc. con el
general prusiano. Clausewitz es dialéctico, y analiza históricamente. También
es “genético” como Marx en El Capital.
Su concepto de “duelo” puede ser asimilado al de “mercancía” y su análisis de
la guerra moderna al de la producción capitalista moderna. O sea, como en las
mas variadas ramas de la ciencia (Morgan en antropología, Ricardo y Shmit en
economía, Hegel o Crocce en filosofía, Hobson en imperialismo, etc.) los mas
famosos pensadores socialistas se basan en lo más avanzado producido por los
“pensadores burgueses”. Y lo más avanzado en la cuestión militar era
Clausewitz.
En realidad
cualquier marxista que se ubicara en el terreno de la lucha de clases y de la
revolución, debía tener en cuenta que la “guerra” era un fenómeno social, tanto
nacional, entre comunidades, como al interior de las mismas, entre clases.
Además debía tener en cuenta que la sociedad es un todo, y que por lo tanto lo
militar, tanto la técnica de lucha concreta como la estrategia más amplia y las
concepciones de relaciones de fuerza, etc. permitían nutrir las concepciones
marxistas. Más que nutrir, brindar elementos para su desarrollo. Y es Clausewitz
en donde eso aparece con una claridad meridiana en su más famosa (y muchas
veces malinterpretada) definición: “la guerra es la continuación de la política
por otros medios”. Para los marxistas la revolución es un hecho político y
social, la guerra civil el punto mas alto y la guerra internacional su
consecuencia normal. Pero lo más importante es que la continuidad de la lucha
política, tanto civil como internacional, sólo diferenciada por la disposición
elevada y organizada de la violencia armada, hace que las ideas de Clausewitz
puedan ser utilizadas para pensar la lucha política, sin guerra. Por eso el
marxismo esta plagado de metáforas y precisiones extraídas de la ciencia
militar.
De aquí podemos
diferenciar tres escuelas. Primero, la de los clásicos hasta Lenin, y Gramsci,
que con sus matices constituyen lo padres fundadores. Segundo la del comunismo
de la tercera internacional soviética. Y tercero la de los movimientos de
liberación nacional de posguerra.
Lenin es tributario
de Clausewitz, aunque amplía la incumbencia, de sus planteos desde un universo
político y social que el prusiano concebía internacional, hacia la lucha de
clases y la guerra civil. De hecho lo hizo explícito en reiteradas ocasiones
hacia 1915, definía que “era uno de los grandes escritores de la historia
militar en el que Hegel ha contribuido a fecundar sus ideas”. Es clara la
admiración leninista hacia el militar, como en general por el desarrollo de
Alemania, tanto en ideas como en el plano de lo material, y es eso hay cierta
continuidad tanto respecto de Marx pero sobre todo de Engels. Y debemos
destacar que Lenin es el mas fuerte inspirador organizativo de los MLNs de la
segunda mitad del siglo XX (inclusive de los nacionalismos no marxistas), mucho
mejor conocido que los mismos Marx y Engel (y mucho más que Gramsci y otros).
Cuales son las
diferencias entre Lenin y Clausewitz. La más importante es que para el alemán
los Estados son unidades homogéneas que juegan sus intereses en el campo
internacional. Busca construir los factores espirituales necesarios para la
unidad nacional mediante reformas militares políticas y sociales al interior de
la monarquía prusiana, los “factores morales” destacan en su teoría. Lenin
concibe con claridad que la unidad de análisis son las clases, que son las que
a la cabeza de los Estados juegan sus intereses. Busca construir la unidad de
la clase, no de la nación.
Para Lenin la
forma en la que cada país haga la guerra dependerá de sus condiciones internas.
Entendidas estas no sólo como su desarrollo material y espiritual del pueblo
(como en Goltz), sino el tipo de dominación de clase existente. En esto tampoco
hay diferencia sustancial con Clausewitz para quien “cada época había tenido
sus propias formas de guerra, sus propias condiciones restrictivas y sus
propios prejuicios. Por lo tanto cada una tenía su propia teoría de la guerra
(…) Por consiguiente es necesario juzgar los acontecimientos de cada época,
teniendo bien en cuenta las particularidades de su tiempo, y sólo el que pueda
situarse en el punto de vista de cada época particular –menos por el estudio
inquieto y minucioso de los detalles que por una visión aguda de sus rasgos
principales- es capaz de comprender y apreciar a sus generales”.
El socialismo es
para Lenin un objetivo estratégico práctico en una guerra que expresa la
contradicción fundamental y es la guerra entre las fuerzas de la burguesía y
las del proletariado, la característica de la época. La guerra necesaria y
principal; una guerra “objetiva”. Para poder llevarla adelante en condiciones
de victoria Lenin construye una fuerza centralizada un “Partido de combate”, y
este partido es el “Estado mayor” que dirige la lucha del proletariado en la
guerra y en la paz. Así toda la estructura evoluciona hacia lo “militar” en
momentos de agudización de la lucha de clases. El “centralismo democrático” que
debe regir la vida del Partido leninista da cuenta de que el líder bolchevique
entendía la diferencia entre lucha política y lucha militar. El problema está
en que cuando la interpretación de las condiciones de lucha se entiende como de
guerra en forma muy prolongada, el centralismo democrático tiende al
centralismo (tal como claramente lo interpretaron los montoneros en nuestro
país y blanquearon la práctica organizativa real de un partido político militar[27]) y por
lo tanto el partido leninista es casi una fuerza militar-política.
El objetivo es
la “toma del poder” como “maniobra de asalto a la fortaleza capitalista” y cobra
una centralidad permanente. Esa es la pelea política central de una fuerza
revolucionaria, sea como la describe Gramsci en forma de “guerra de posiciones”
o como en mismo italiano adjudica a Lenin, asalto directo y guerra de
maniobras. Los principios leninistas aparecen claramente expresados en la
tercera internacional y sus “21 condiciones”.
Clausewitz
advierte: “Pero el fin político no es por ello, regla despótica; debe adaptarse
a los medios a su disposición, y de tal modo, cambiar a menudo completamente,
pero se le debe considerar (teóricamente) siempre en primer término. La
política, por lo tanto, intervendrá en la acción total de la guerra y ejercerá
una influencia continua sobre ella, hasta donde lo permita la naturaleza
explosiva que la misma contiene”[28].
Interesante descripción de la dialéctica entre guerra y política donde la
acción (militar) y el fin político (plan) se influencian mutuamente y donde la
primacía del fin político sólo es determinante en función de la correlación de
fuerzas. Además, la acción modifica la correlación de fuerzas, o sea que la
teoría es dinámica, pero no lineal, ya que nada determina que la relación mejore
para uno de los bandos, sólo la capacidad subjetiva y el acierto en comprender
el escenario político.
En el mismo
sentido, Mao planteaba que “la guerra es una pugna de fuerzas, pero el estado
inicial de éstas cambia en el curso de la guerra. Aquí el factor decisivo es el
esfuerzo subjetivo por lograr más victorias y cometer menos errores. Los
factores objetivos proporcionan la posibilidad del cambio, pero para convertir
en hechos esta posibilidad, es necesaria una política correcta y el esfuerzo
subjetivo. Aquí lo subjetivo desempeña el papel decisivo”.[29]
Desde lo estrictamente militar, Clausewitz define que “no se pueden tener
objetivos políticos que superen la capacidad militar de realizarlos”. Mao, en
el mismo sentido, agrega la capacidad política como clave para lograr una
evolución de la correlación de fuerzas que permita una transformación favorable
de la misma.
Para Clausewitz
la guerra absorbe a la política cuando el fin de la lucha es de un interés
político vital para los campos enfrentados ¿Qué más absoluto fin que la
revolución socialista que pone en peligro la existencia de toda una clase
social fundamental como la burguesía? Quizás por esto mismo la advertencia que
los estrategas de diferentes signos hicieron sobre no perder de vista el fin
político, la paz subsiguiente.
En el mismo
sentido, Antonio Gramsci realizaba algunas advertencias y marcaba la frontera
existente en la aplicación de los conceptos cuando son utilizados en lo
específicamente militar o en lo político: “En la guerra militar, logrado el fin
estratégico de la destrucción del ejército enemigo y de la ocupación de su
territorio, se da la paz. (…) que el fin estratégico sea alcanzado sólo
potencialmente; (…) que el ejército victorioso "puede" ocupar el
territorio enemigo. La lucha política es enormemente más compleja. (…) puede
ser parangonada con las guerras coloniales (…) el ejército vencido es desarmado
y dispersado, pero la lucha continúa en el terreno político y en el de la
"preparación" militar. Así, la lucha política de la India contra los
ingleses (…) conoce tres formas de guerras: de movimiento, de posición y
subterránea”[30]. La
guerra militar y la guerra política aparecen aquí como dos momentos, parte de lo
mismo pero diferentes. La lucha subterránea es “más política”, también militar
pero en un sentidote guerra no convencional, integral, político militar.
Al pensamiento
de Gramsci se lo puede relacionar con el pensamiento de Clausewitz. Aunque para
el prusiano lo político y lo militar son esferas diferentes: un general tiene
un ámbito de incumbencia claramente definido (al menos en tanto jefe de
tropas). Para Gramsci y para todos los revolucionarios, esas esferas se
encuentran entremezcladas. Estos planteos del italiano visualizan el plano
militar de la lucha política: preparación, guerra subterránea. Plano de una
lucha de clases revolucionaria, asociándolos a las luchas de resistencia
nacional. Y también marca su diferencia con lo que es la guerra entre naciones,
entre la estrategia militar pura y una estrategia militar revolucionaria o
contrarrevolucionaria. Inclusive Gramsci pareciera estar dialogando con Hart
cuando realiza sus advertencias, y específicamente cuando habla del
“arditismo”.[31]
El italiano analiza
la relación de lo político con lo militar en las condiciones de guerra civil o
conflicto político interno agudo. Y no lo hace desde una preocupación militar
sino política: ¿cómo llevar adelante la lucha en un territorio controlado por
el enemigo? Lo que significa ¿cómo hacer política revolucionaria bajo la
hegemonía de las clases dominantes? Lo anterior nos muestra lo siguiente: a)
que inclusive en lo militar, la idea de los grandes estrategas no es aniquilar
al enemigo sino generar el escenario que permita imponer condiciones; y b) que
en las formas de lucha política la cuestión es más compleja (abarca lo militar,
lo incluye, lo excede), lo que implica que conceptualizaciones militares pueden
resultar buenas como simplificación, para presentar un panorama general del
enfrentamiento, pero no para construir el marco doctrinario del despliegue
político concreto.
Sin embargo en
Mao: “La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma del
poder por medio de la lucha armada, es decir la solución del problema por medio
de la guerra. Este revolucionario principio marxista-leninista tiene validez
universal, tanto en China como en los demás países”.[32]
Y se asemeja a la la idea clausewitciana “aniquilación en masa de las fuerzas
enemigas” y no eludir el combate militar.
Fue Ernesto
“Che” Guevara quien dio una vuelta de tuerca más a la conceptualización de la
lucha armada como vía política central para la toma del poder, ya que precisó
algunas definiciones para las condiciones latinoamericanas. “1) Las fuerzas
populares pueden ganar una guerra contra el ejército. 2) No siempre hay que
esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco
insurreccional puede crearlas. 3) En la América subdesarrollada el terreno
de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo”.[33].
Entonces lucha armada, y específicamente la guerra de guerrillas en forma de
foco, constituye la forma principal de lucha y de organización revolucionaria
durante los periodos preparatorios o cuando no están dadas las condiciones
revolucionarias.[34] O sea,
“lo militar” genera la política, y más aún, la fuerza militar, la columna
guerrillera es la conducción política. En este sentido Guevara parece
aproximarse a Ludendorff. El ejército aparece como el enemigo central al que hay
que golpear, el sujeto sobre el cual se hace efectiva la política de la
guerrilla. El Che ofreció una resolución militar al problema político y de la
transición de la lucha económica o político reformista, hacia la lucha por el
socialismo.
En su escrito
“Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana”[35]
el Che planteaba, tomando elementos de Lenin y de Clausewitz, que “Táctica y
estrategia son los dos elementos sustanciales del arte de la guerra, pero
guerra y política están íntimamente unidas a través del denominador común, que
es el empeño en lograr un objetivo definitivo, ya sea el aniquilamiento del
adversario en una lucha armada, ya la toma del poder político”: la lucha armada
aparece como estrategia y el fin político de la misma es la destrucción del
enemigo golpeando a su esqueleto militar. “Este es uno de los temas más
debatidos, más importantes también, y donde quizás nuestra revolución ponga más
puntos divergentes con otros movimientos revolucionarios de América. Nosotros
debemos expresar con toda claridad nuestra posición”.
Fue el Che, como
vimos, el que planteó un método de resolución estratégico al problema de la
situación revolucionaria leninista y, por lo tanto, a los tiempos y formas de
la toma del poder: La guerra de
guerrillas: Un método, era el subtítulo del libro que exponía su tesis. “La
lucha inicial de reducidos núcleos combatientes se nutre incesantemente de
nuevas fuerzas; el movimiento de masas comienza a destacarse, el viejo orden se
resquebraja poco a poco en mil pedazos y es entonces el momento en que la clase
obrera y las masas urbanas deciden la batalla”. La guerrilla es la vanguardia
que abre paso para un movimiento insurreccional de masas. Señala el Che que el
apoyo del pueblo hace invencible a un núcleo militar pequeño.
Y afirma que
frente a otras estrategias “Nosotros basamos nuestra oposición a usar otra
táctica en América en dos argumentos”: uno, se debe destruir al ejército
opresor. Y dos, que como la lucha es continental, ésta debe tomar la forma
armada en todos los países, y no remitirse a tácticas nacionales individuales, ya
que el imperialismo derrotaría a cada avanzada por separado. Si bien hay puntos
de contacto con Clausewitz o Goltz en la eficiencia de las milicias y sus
tácticas guerrilleras contra fuerzas militares profesionales, es claro que para
estos la cuestión se basaba en enfrentar a un invasor extranjero y que las
milicias eran complementarias del ejército formal que debía desarrollarse o
pelear en paralelo; como también que para ambos teóricos alemanes lo político
seguía conduciendo los militar y a la “nación en armas” por fuera del campo y
el tiempo de la batalla. Solo con Ludendorff se produce el salto hacia la
conducción militar del conjunto.[36]
Perón y la estrategia de la nación en armas
“Desde Bonaparte,
la guerra, después de haberse vuelto (…) un asunto de toda la nación, había
revelado una nueva naturaleza, o mas bien se había aproximado mucho mas a su
naturaleza verdadera (…) la violencia primitiva liberada de toda restricción convencional
(…) la causa era la participación del pueblo en ese asunto de Estado”[37]
Juan Domingo
Perón es el más importante exponente de la doctrina militar germana en nuestro
país. Lo es por la dimensión que alcanzó en la conducción de un movimiento
político de enorme influencia, porque llegó a la conducción del Estado, y por
que fue un intelectual militar que desarrolló su carrera en la teorización y la
lucha de ideas al interior de las FFAA y luego a nivel país en su conjunto.
El pensamiento
de Perón es claramente tributario de Clausewitz, pero lo es más aún de Colmar
Von der Goltz.[38]
Teniendo en cuenta la época podemos ver que la formación del futuro líder se
encuentra muy influenciada no sólo por el pensamiento militar alemán sino por
el balance que los militares alemanes hacen de la guerra y de la época. Tanto
en la cuestión de la “cohesión interna” de la nación, como en el desarrollo de
una estructura económica autárquica. En uno de sus más importantes discursos
programáticos, el de la inauguración de la cátedra de defensa nacional en la
Universidad de La Plata, en 1944, donde
el entonces coronel expone su pensamiento es “estado puro”, las referencias directas a Goltz son
determinantes. Hasta excesivas, tal es así que la idea de “guerra total” y
“nación en armas” son conceptos no linealmente equiparables como él hace, ni
ambos son desarrollados por Goltz.
Sin dudas para
Perón como para Clausewitz entre los intereses humanos individuales y sociales
existe una contradicción y a su vez una unidad. En ese sentido la guerra es una
cuestión de toda la nación, de todos los ámbitos y existe tanto en la
“preparación” como en el combate mismo: “esa unidad consiste en el concepto de
que la guerra no es mas que una parte de las relaciones políticas y en
consecuencia, de ninguna manera una cosa independiente”. Por eso al ser sólo un
medio no anula la política sino que esta sigue existiendo. Los lineamientos de
la política son los mismos tanto en la guerra como en la paz. “Es verdad que la
guerra tiene su propia gramática pero no su propia lógica”.[39]
Por ello la política puede ser pensada con categorías militares, pero no como
una guerra en si misma, con la misma lógica, no con la misma gramática. Y esto
es claro cuando recorremos las páginas Conducción
política, de La Comunidad Organizada
o La Doctrina Peronista. Se nota la
ideología de un militar nacionalista, elementos de corporativismo, de
planificación, o de intentar superar la representación liberal individual por
la sectorial, pero no hay una penetración del militarismo en las propuestas de
sociedad, ni de organización, ni tampoco en el análisis.
En el mismo
capítulo V Clausewitz plantea que “Si la guerra pertenece a la política, tomará
naturalmente su carácter. Si la política es grandiosa y pujante. La guerra
también lo será y aún podrá alcanzar la cima en que aquella toma su famosa
forma absoluta”, en este sentido el desarrollo de Goltz, es coherente, Das Volks in Waffen profundiza la línea
calusewitziana en la época de la revolución industrial y con Alemania como
potencia. Es el conjunto de la fuerza de las modernas naciones, todo el pueblo
se compromete en el triunfo militar, los ejércitos son de masas y maquinarias
técnicas complejas. Más aún la fuerza de la nación con todas sus energías,
producción y recursos se organiza para el triunfo (en la paz y en la guerra),
donde lo militar es el emergente de la potencia nacional y el momento más duro
de una lucha integral entre naciones. Pero es destacar que en Goltz (y esto es
continuación de Clausewitz) se destaca la idea de “volks” elegida en el título
de su obra es pueblo/masa, etimológicamente “muchos”, mas que “nación” que en
alemán seria “das ganze volks”. La elección del título no es menor para
entender la idea del mariscal alemán y una fuerte orientación nacionalista y
“populista” que será de gran influencia en la oficialidad argentina.
¿Cual es la
relación entre Perón y Lenin? aunque ambos partan de Clausewitz sus caminos son
distintos. Lenin toma a Calusewitz y lo desarrolla en aspectos que hacen a la
lucha de clases y la guerra civil mediado por Franz Mhering.[40]
Mientras que la línea de Perón desde Clausewitz transita hacia Goltz. Este
busca la cohesión nacional a través de reformas sociales y la potencia de la
nación, autárquica e industrial. Busca dotar al volks de la ideología (identidad colectiva nacional) y los
beneficios sociales necesarios para hacerlo un luchador conciente, si es necesario
un partisano autoorganizado, y dotar a la nación de la capacidad económica y geopolítica
en una competencia en la que Alemania se sentía cercada. De allí parte Perón y
los militares nacionalistas. Quizás Perón leyó a Goltz con mayor agudeza que
otros y lo adapto a la realidad de un país como Argentina. Como vemos
comprendió que “volks” es “pueblo”, cuestión que en la traducción original del
Círculo Militar fue tergiversado por “nación” que no es lo mismo en sus
implicancias concretas.
Lenin por el
contrario busca dotar al proletariado de una dirección política con capacidad
de conducir una guerra de clases hasta la victoria, o sea no busca la cohesión
nacional, sino la victoria de una clase sobre su antagonista principal, romper
la unidad nacional que hace a la cohesión del sistema y fundar sobre las ruinas
del sistema burgués uno nuevo. O sea enfrentar con el mayor grado de
organización posible a un parte del pueblo con otra. Es así como la utilización
de Clausewitz en ambos casos es distinta. Perón piensa al prusiano en clave
nacional, mientras que Lenin lo hace en clave de clase.
¿Cuál era el
pensamiento de Perón? Primero, como ubicar a la Argentina en un mundo en
competencia donde las potencias buscaban saquear a los países con recursos
naturales; y como lograr que en un mundo industrial lograr que un país que se
formó (o fue formado) con la exportación de recursos naturales se inserte con
autonomía y estabilidad social. Segundo, resolver una obsesión que cruzó su
vida desde los primeros años, la que podemos sintetizar en su apotegma “la
organización vence al tiempo”. Las cuestiones organizativas y de conducción lo
desvelaron, tanto mientras estuvo al frente del Estado como en el exilio, para
mantener la unidad del movimiento y su rol de jefe del mismo. O sea, le
preocupaba la organización de la nación para un mundo en lucha, y la
organización de la conducción política de esa nación.
En el libro
clásico Conducción política, que
recoge sus charlas en la Escuela Superior Peronista durante su primer gobierno,
el General presentaba los conceptos de táctica y estrategia orientados a la
estructuración de su movimiento en forma efectiva y disciplinada. Definía
Perón: “Comencemos por establecer que la conducción política tiene dos aspectos
bien diferenciados, ya sea que se trate de lo estratégico o de lo táctico. Lo
primero comprende el conjunto. Lo táctico es la ejecución por las partes. Lo estratégico
es la guerra, lo táctico es la batalla o las batallas. De esa manera es preciso
comprender que aunque ambas cosas corresponden a lo mismo, pertenecen a
actividades distintas. Así la táctica depende de la estrategia, y se realiza en
absoluta dependencia de las finalidades fijadas por ésta”. Mas adelante
planteaba cuál es el rol de la conducción estratégica: “1) Mantener la unidad
del Movimiento, imponiendo por todos los medios la Unión, Solidaridad y
Organización. 2) Mantener la orientación ideológica y la unidad doctrinaria. 3)
Mantener y desarrollar las relaciones internacionales del Movimiento Peronista.
4) Aprobar y revisar las resoluciones tácticas que, por su importancia, puedan
tener aspectos que interesan a la conducción estratégica”.[41]
Es un esquema
desarrollado para la conducción de una fuerza política con cierto paralelismo
con la conducción militar de un ejército, aunque no debemos exagerar, como
muchas veces se hace. Perón tenía claro que conducía una fuerza política que
debía moverse en un terreno diferente al militar: por un lado la administración
de la nación; por otro la conducción de las masas populares. Parece, más bien,
que la concepción de Perón de la “estrategia” es una forma de conducción y
organización para la ejecución de una “gran estrategia” en el sentido de Lidell
Hart.
Creemos que esta
cuestión de la organización y la conducción, tan importante en los debates y
las luchas al interior del peronismo, oculta la verdadera idea estratégica del
pensamiento de Perón cuyo planteo inicial y fundacional pensamos situarlo en su
discurso inaugural de la cátedra de Defensa Nacional de la Universidad de La
Plata, en 1944. Abreva de una cantidad de fuentes diversas: del socialismo, del
fascismo, de la doctrina social de la iglesia, del nacionalismo
latinoamericanista, FORJA, etc. Pero las ideas Colmar Von der Goltz son la base
sobre las cuales se estructuran el resto de los aportes. La idea del alemán es
que la nación debe estar capacitada materialmente para enfrentar los desafíos
de la guerra, y eso excede el momento del combate sino que se relaciona con la
organización social y productiva (la potencia, unidad y autosuficiencia) en
tiempos de paz. Complementariamente el pueblo debe estar sano, en buenas
condiciones sociales como para sentirse parte de la nación a la que nutre
indistintamente como obrero o como soldado.
En La Plata
Perón sostuvo estas ideas y las adapta al contexto local, dándole una forma
propia y cruzándolas con sus otras influencias. La diferencia central con Goltz
esta en que Perón planteaba la existencia de dos tipos de naciones: las que
poseen recursos y por ello son pacíficas, y las que carecen de ellos y por eso
son agresoras, ubicando como es obvio, a la Argentina entre las primeras. Como
es obvio Alemania se encontraba entre las segundas, o disputando un lugar entre
las segundas. Pero tanto para Perón como para Goltz el conflicto social es una
anomalía a superar.
Para Perón la
cuestión de la Defensa Nacional se relacionaba con el concepto de “guerra total”:
“Las fuerzas armadas están representadas por la piedra o el metal que
constituye la punta de la flecha; pero el resto de ésta, la cuerda y el arco,
son la nación toda, hasta la última expresión de su energía y poderío (…) En
consecuencia, no es suficiente que los integrantes de las fuerzas armadas nos
esforcemos en preparar el instrumento de lucha, en estudiar y comprender la
guerra (…) Es también necesario que todas las inteligencias de la Nación,
cada una en el aspecto que interesa a sus actividades, se esfuerce también en
conocerla, estudiarla y comprenderla, como única forma de llegar a esa solución
integral del problema que puede presentársenos”.
La razón
política de la necesidad de defensa nacional, era para Perón (siguiendo a
Clausewitz) “la necesidad o ambición de un bien, que un Estado tiende a
mantener o conquistar, para su perfeccionamiento o engrandecimiento”. Para ello
siguiendo a Goltz, los estados deben estar preparados en tiempo de paz
asegurando la armonía entre las clases, la salud y la fortaleza de la población
nacional sin exclusiones y desarrollando las industrias que hacen poderosos a
los Estados modernos.
Perón veía el rol de los EE.UU. en ambas
guerras y su enorme poder industrial, lo que se relacionaba con la idea de
guerra integral y la necesidad de poder industrial y económico propio. “Durante
mucho tiempo, nuestra producción y riqueza ha sido de carácter casi
exclusivamente agropecuaria” afirmando que esto limitaba el crecimiento
poblacional, preocupación de un general en un mundo donde la potencia nacional
se relaciona también con el numero de su población productiva (mercado interno
y cantidad de obreros) y posibles soldados sanos. Continuaba mas adelante “Saturados
los mercados mundiales, se limitó automáticamente la producción; y por añadidura,
la entrada al país de la mano de obra que ella necesitaba (…) El capital
argentino, invertido así en forma segura, pero poco brillante, se mostraba
reacio a buscar colocación en las actividades industriales, consideradas
durante mucho tiempo una aventura descabellada (…) Una política inteligente nos
hubiera permitido montar las fábricas para hacerlos en el país, las que
tendríamos en el presente, lo mismo que una considerable experiencia
industrial; y las sumas invertidas habrían pasado de unas manos a otras:
argentinas todas (…) Lo que digo del material de guerra, se puede hacer
extensivo a las maquinarias agrícolas, al material de transporte, terrestre,
fluvial y marítimo, y a cualquier otro orden de actividad (…) Maquinarias, si
no las poseemos en cantidad ni calidad suficiente, pueden fabricarse o
adquirirse tantas como sean necesarias (…) A las materias primas nos las
ofrecen las entrañas de nuestra tierra, que sólo esperan que las extraigamos”. Se
deducen de aquí las líneas generales de un proyecto estratégico de país. Los
desafíos y enemigos a enfrentar. La relación entre estrategia militar y
política nacional es transparente y un intento de aplicación a nuestra realidad
de las teorías de Clausewitz y Goltz. Es por ello que interpela a todas las
clases e insiste en su “organización”, tanto por los posibles beneficios de la
colaboración como por la necesidad de una articulación para enfrentar los
desafíos como nación, más allá de la lucha de clases..
Pero también hay
una relación directa con la idea de “guerra total”,[42] que
puede ser una distorsión (y en algunos casos negación) de las ideas de
Calusewitz; y al menos una exageración de las de Goltz. Ludendorff, quien
escribió sobre este concepto después de la Primera Guerra, parte de una
conclusión y agrega varios elementos. La concusión era la del “derrumbe del
frente interno”, que es asumida por los militares argentinos como causa de las
derrotas de Alemania y Rusia.[43] La
conclusión era que la ·”guerra total” implicaba la necesidad de subordinar el mando
político al militar y elevar el concepto de “pueblo en armas” a una categoría
militarista. Para Ludendorff lo que le faltó a Alemania fue una mayor
militarización y una mayor subordinación de los mandos políticos a los
militares. No vemos que este planteo en la práctica haya tenido una influencia
en la doctrina peronista más allá del enunciado de Perón. Quizás el concepto de
“unidad síquica” tenga un parentesco, no con la doctrina, pero si con la idea
de “unidad nacional” y doctrina nacional como ideología de todos[44]. Habría
que ver, nuestro país no vivió una guerra convencional en ese periodo y las
luchas de clases o políticas militares no aparecían como “guerras” aún, tal
como lo hicieron una década después con la DSN. Pero es de señalar que cuando
el país estuvo en guerra civil en 1955, el mando del Estado pareció quedar en
el Ministerio de guerra y Perón renunció ante los generales.[45]
A modo de cierre
La
llegada a Argentina de doctrinas emanadas de militares que nutren las ideas
políticas se puede rastrear por dos caminos distintos pero que abrevan en una
misma fuente:[46]
el pensamiento de Clausewitz. Desde filas militares, la gran influencia
adquirida se debe a la proyección de los militares nacionalistas en la política
argentina desde la década de 1920 y la influencia de la escuela alemana en
ellos. Es la obra de Colmar Von der Goltz la que media entre Clausewitz y los
militares argentinos con su teoría de Das
Volks in Waffen que se proyecta sobre
la sociedad y el estado nacional a través de Perón y el peronismo. La segunda
vía es la izquierda leninista y las fuerzas revolucionarias de los sesentas y
setentas. En estas organizaciones la proyección de Clausewitz se da a través de
la mediación inicialmente de Lenin, cuyo desarrollo de la teoría prusiana va
hacia su aplicación a la lucha de clases y con ella a la acción política
general. Podría pensarse a Clausewitz como una “cuarta fuente” del marxismo.
El
desarrollo de la teoría de Clausewitz en sus implicancias sobre el conjunto de
la sociedad, más allá del combate militar y de los tiempos de guerra, es muy
interesante. Tanto el marxismo como el nacionalismo se han nutrido de ella. El
hecho de que estas dos vertientes ideológicas tengan una contradicción, en
tanto “unidad nacional” y “luchas de clases” son ideas contradictorias (aunque
no siempre ni en todos los escenarios; sí lo son conceptualmente), no impide
que en ambas corrientes se encuentren desarrollos fecundos, como hemos
presentado someramente aquí.
Definía
Clausewitz que la estrategia era el “arte de emplear las batallas como medio
para lograr el objetivo de la guerra”. Si extendemos esta definición al campo
de lo político, por ejemplo llamamos “batallas” a hechos de la lucha de clases,
la definición es ordenadora. Pero si, como señala Hart (y advierte Gramsci)
reducimos estrategia a conflicto, y militarizamos (en términos amplios) su
resolución, el concepto de “estrategia” se acota, se hace “cortoplacista”,
reduciéndose a la articulación de diversos campos de batalla.
Lo que hemos
intentado hacer, como una presentación inicial, es ver algunos elementos en los
cuales “lo militar” invade, o nutre, “lo político”. En algunos casos creemos
ver que hay fronteras conceptuales en las ideas militares (o
político-militares) que superan el hecho de la conducción de un conflicto, como
en Alemania en la primera guerra mundial, en donde se confunde batalla militar
con estrategia geopolítica. O como en algunos casos de luchas revolucionarias
donde lo estrictamente militar invade lo político. O sea cuando no se logran
superar las advertencias de Gramsci. El tema es que la frontera entre lo
político y lo militar es difusa ya que son parte de un mismo fenómeno, y más
aún cuando asumimos que la “violencia” se encuentra presente en algún grado en
todas las luchas. Pero, más allá de “grado” de utilización de la violencia por
las partes que defina la existencia de “guerra”, son dos formas distintas del
mismo fenómeno y, aunque convivan, eso no debe perderse de vista. Como
sentenció Clausewitz: tienen “la misma lógica, pero no la misma gramática”. La
utilidad, los desafíos y las confusiones que sugiere esta definición es un tema
a desarrollar y estudiar en las diferentes situaciones históricas.
[1] Hill, Cristopher, (1980) Los orígenes intelectuales de la revolución inglesa, Alianza
Barcelona. “Introducción”.
[3] Marx Carl, (1987) Elementos
fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) México,
Siglo XXI Tomo 1 Pág. 436-137 y 451.
[6] Aron, Raymond (2009) Sobre Clausewitz. Bs.
As. Nueva Visión. Revista Relaciones Internacionales Nº
40 (Segmento Digital) Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) – Primer
semestre de 2011.
[7] Landstrum,
es en
Prusia y Alemania una milicia, guardia nacional o territorial, preparada para
la resistencia a la invasión con tácticas complementarias del ejército
tradicional, o tácticas guerrilleras. El Teniente Coronel José de San Martín
desarrolló estas tácticas en la batalla de Bailén coordinado guerrillas y
fuerzas de línea, cosa que después repetiría en
mayor y más compleja escala en nuestro continente.
[8] Ancona, Clemente
(1979) “Influencia de De la guerra
de Clausewitz en el pensamiento marxista
de Marx a Lenin”. En: Clausewitz en el
pensamiento marxista, Pasado y
presente. Siglo XXI México. La revista señala que la carta es del 7 de
enero de 1885 (adjudicándle esta fecha a Aron), lo sorprendente es que Marx murió en 1883. La carta es
en realidad de 7 de enero de 1858, quizás sea un error de corrección de sus
escritos. Ver De Zavala, Juan (1983) “Carl Von Clausewitz 1780-1831 teórico de
la estrategia”. En: Revista del centro de
estudios superiores navales. México.
[9] Si bien Clausewitz aparece mencionado en las obras de
Marx y Engels, no lo es asiduamente. Sin embargo es el intelectual y militante
marxista aleman Franz Mehring quien hacia hacía principios del siglo XX publicó
varios trabajos donde Clausewitz es una de sus fuentes fundamentales, como Guerra y política entre otros.
Sentenciaba la vinculación del Antiduhring
con De la guerra en forma de
superación marxista del mas avanzado pensamiento militar burgués.
[11] Es interesante que los Discursos a la nación alemana de Fitche son tomados por Juan José
Hernández Arregui como base para explicar el nacionalismo de liberación y el
peronismo.
[13] Los escribimos en Alemán para resaltar el parentesco
cultural entre ambos pensadores entre los cuales median menos de 50 años
[14] Fernández Vega, José. (1993) Carl Von Clausewitz Bs. As. Almagesto.
[16] Los principios de la “aproximación indirecta”
de Hart son también una fuete de ideas para orientar la política, las luchas
sociales e inclusive las económicas. No los desarrollaremos aquí como una
alternativa y superación al “ataque frontal” que, según Hart, fue la evolución
de las ideas clausewitcianas, por falta de espacio. Sólo señalamos que no son
alternativos como él plantea, sino un desarrollo. Sus tesis se encuentran en
diversos sitios virtuales pero puede consultarse: Estrategia de aproximación indirecta
editado por el Circulo Militar, Bs. As. 1984.
[17] Es interesante analizar como Lenin observa la
centralización de la producción alemana durante la guerra bajo una autoridad y
un plan, como un ejemplo práctico para la construcción del socialismo.
[20] Interesante es que como, a similitud de los planteos
leninistas en “Tres fuentes, tres partes…”, la idea de “pueblo en armas” puede
ser tomada como una fuente extraída de la experiencia político militar francesa
en calve clausewitciana.
[21] La evolución de la teoría militar alemana desde el
origen del ejército prusiano con Federico Guillermo o con Federico el Grande en
el siglo XVIII, hasta su destrucción total y la desaparición de Prusia en la
Segunda guerra mundial, tiene diferentes interpretaciones. ¿Hasta donde hay
continuidades lógicas y necesarias y hasta donde hay rupturas, bifurcaciones y
caminos alternativos? ¿Hay una línea directa de evolución entre Calusewitz,
Moltke, Goltz y Ludendorff? ¿O las rupturas dentro de un mismo campo de
formación son suficientemente significativas? Estas cuestiones, que no
responderemos acá, son suficientemente significativas, no solo para rescatar al
ejército prusiano como un campo de desarrollo destacado de ideas y prácticas,
sino para interpretar el desarrollo del marxismo revolucionario que mamó de la
doctrina militar alemana parte de sus ideas.
[22] Quizás esta advertencia pueda ser aplicada a la Guerra
a muerte que realizaron los patriotas independentistas republicanos contra los
araucanos y realistas.
[26] Ver: Ancona, op. cit. Creemos con el autor y
con nuestro aporte de la idea de “influencia” de Hill, que la obra de Marx y de
Engels es un desarrollo natural del pensamiento de Clausewitz. También que
Lenin, Gramsci y las siguientes generaciones de Marxistas incorporan al
prusiano como fuente directa y fundamental.
[27] Firmenich, Mario. (1973) “Charla que la Conducción
nacional baja a las bases”. En: Baschetti, Roberto (1995) De Cámpora a la ruptura, Bs. As. De la campana
[29] Mao, Obras,
Tomo I, Pág. 108.
[30] Y agrega más adelante respecto a la
problematización de la política en términos militares: “Esto sea dicho
manteniendo implícito el criterio general de que los parangones entre el arte
militar y la política deben ser establecidos siempre cum grano salis, es
decir, sólo como estímulos para el pensamiento y como términos de
simplificación ad absurdum”. Gramsci (1999). Podemos relacionar esta
sugerencia con las críticas de Lidell Hart.
[31] Gramsci se refiere a la utilización de
operaciones comando por parte de los revolucionarios en la guerra civil. Sin
embargo en el “lenguaje” gramsciano, estas advertencia es extendible al
conjunto de la teoría militar. Y aún más, se puede extender como respuesta
(hiperbólica) a las críticas de Hart.
[32] Mao, Obras
Tomo VIII Pág. 129.
[33] Guevara, Ernesto Obras completas Bs. As. Legasa, 1995.
[34] Lenin escribió en un artículo de 1913 que las
condiciones de una situación revolucionaria enorme descontento político,
agudización de la miseria, activación de la lucha fuera de lo común, etc. Que
los de arriba ya no pueden seguir gobernando como hasta ese momento y los de
abajo ya no aguantan seguir gobernados de la misma forma. Se encuentran
fácilmente en la web.
[36] Por razones de extensión no podemos en este artículo
avanzar en el desarrollo hacia las condiciones de despliegue de movimientos
revolucionarios concretos y nos quedamos en definiciones de algunos de los más
importantes inspiradores de los mismos. Esto implica una doble limitación, ya
que por un lado en el siguiente apartado al abordar a Perón tendremos un caso
concreto que unifica en si mismos tanto el plano de las idea como el de la
práctica. Y por otro, el desarrollo concreto de la teoría es también
indispensable para entender su eficacia.
[38] El jefe militar había sido el representante
del Imperio Alemán en las fiestas del centenario y allí había tomado contacto
con la oficialidad local. Su trabajo Das
Volks in Waffen traducido en nuestro país por su hijo el coronel Fredrich
Von der Goltz como La nación en armas
(quizás para adaptarlo a los gustos mas aristocráticos de la época, ya que como
alemán y dominado prefecto del castellano e hijo de Golz debía conocer
perfectamente la traducción correcta: volks: “pueblo”, más que “nación”)
aparece como sustrato del pensamiento de muchos oficiales especialmente los de
la corriente industrialista de la que Perón es un exponente. Es de
destacar que Fredrich, sirvió en el ejercito argentino varias décadas desde su
llegada a principio de siglo y que varias ramas de sus descendientes viven en
nuestro país.
[40] La interpretación de Lenin puede tener una
influencia fuerte de Mehring como señala Clemente Ancona en el trabajo que ya
mencionamos. Sin embargo la “influencia” de los marxistas anteriores puede
haber sido más o menos fuerte y rastreable, pero es claro que Lenin dedicó una
atención especial a Clausewitz. A la que hay que sumar los elogios esporádicos
de Engels y Marx, lo que se tiene que haber traducido en aportes. Además es de
destacar la admiración crítica de la potencia y organización del capitalismo
alemán profesada por los bolcheviques y que cuando Lenin tuvo que hacerse cargo
finalmente de gobernar Rusia sin que se desarrollara una revolución en el resto
de Europa, las tareas de desarrollo económico para la independencia fueron
centrales.
[42] El pensamiento de Perón debe contextualizarse. Surge
en el marco de la segunda guerra mundial, donde el concepto de “pueblo en
armas” se desplegó en todos los beligerantes y donde la “guerra total” apareció
con sus más duras consecuencias. Si bien aún en 1973 el viejo general seguía
sosteniendo en general sus ideas tal como se deducen de Goltz, no así la idea
de “guerra total” como lo hizo en la segunda guerra y la inmediata pos guerra.
Eso es así porque las ideas de Goltz, son mas amplias y trascienden lo militar
y las situaciones de guerra, mientras que las de Ludendorff no.
[43] Los militares argentinos interpretan la derrota
alemana siguiendo a sus colegas germanos. Perón claramente lo hace así y
extiende esta causa a Rusia. A pesar de que en la Revista militar del periodo se encuentran interpretaciones
variadas.
[44] Sin embargo la idea de una ideología nacional esta en
Clausewitz como “fuerzas morales”, y mas fuerte en Goltz, donde ya cobra
estatuto de política de estado fundamental para la geopolítica nacional.
[45] Se puede leer sobre este tema al mismo Ludendorff, o a
su crítico Lidell Hart en La estrategia
de aproximación indirecta ya mencionada. Para en caso argentino vale la
pena señalar también que el “Plan conintes” parece darle a la autoridad militar
un gran poder. Aunque no sobre el conjunto de la economía y demás espacios de
la sociedad. Como dijimos esto parece tener que esperar a la DSN. También podemos
señalar que Perón nunca amenazó con renunciar ante las instituciones
correspondientes formalmente, sino ante los militares o la CGT. También queda
por analizar la Ley de Defensa peronista, en el sentido de que sucedía con la
conducción política del Estado en caso de guerra, o el mismo plan de Conmoción
interna del Estado, sancionado durante en gobierno peronista pero aplicado con
fuerza sobre el mismo peronismo después de su derrocamiento.
[46] En realidad existen sectores, comúnmente designados
como de derecha, que desarrollan posturas o tesis militaristas o de
militarización de aspectos de la vida social muchas veces ancladas en un
rechazo al liberalismo burgués desde un punto de vista conservador y anclado en
ideas tradicionalistas. Su influencia se dio especialmente durante los gobierno
de José Félix Uriburu y de Juan Carlos Ongania, aunque solo parcialmente y en
algunas tendencias de esos gobiernos. Estos claramente no abrevan en Clausewiz,
ni Goltz, ni ningún miembro de la esuela alemana, ni de sus críticos, sino que
es otra vía.
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