Guillermo Martín Caviasca
Artículo publicado en revista De Pie
Artículo publicado en revista De Pie
Panorama
económico
Medio año de
gestión macrista
A siete meses de
la asunción de Mauricio Macri, un punteo de los principales frentes de avance
del gobierno y las nuevas tendencias económicas. El impacto de las medidas en
el pueblo trabajador y una economía nacional que tiene un sector exportador y
otro ligado el mercado interno.
Pasaron siete meses de gobierno
de la derecha neoliberal y en julio empezó el segundo semestre, periodo que
había sido profetizado como de inicio de la “recuperación” económica, después
del conjunto de medidas de ajuste que se impusieron arrolladoramente esta
primera parte del año.
Sin embargo los gobernantes han
pospuesto sus expectativas hacia el siguiente año. Desde una fuerte propaganda,
que tiene un efecto real en la opinión pública, se sustenta el programa
aplicado en la idea de que la “magnitud del descalabro económico dejado por el
kirchnerismo era mayor del imaginado”. Lo interesante de recordar es que los
mismos economistas del grupo gobernante en los primeros tiempos de asumir el
timón del Estado habían dicho que la cosa no estaba tan mal. Luego cambiaron su
discurso, sin dudas porque tenían la necesidad de lograr apoyo social a las
draconianas medidas implementadas. Las cuales tienden, en lo que hace a efectos
inmediatos sobre el trabajador común, a establecer un nuevo reparto de la torta
nacional en la que los asalariados disminuyan su apropiación del ingreso en un
20 o 30% en forma rápida.
La herencia
Kirchnerista
Debemos aclarar que (no lo abordaremos
a fondo en esta nota) la situación económica del país antes del balotaje no se
asemejaba a la de una crisis grave, ni anunciaba una debacle recesiva
inminente. Sí, había fuertes tensiones al interior del “modelo” que aumentaban
desde hacía varios años, un estancamiento y el deterioro de diferentes
variables económicas por causas internas propias de los límites del modelo,
entre ellas la muy baja tasa de inversión que fue de 14% en el 2003, 24% en el
2011 y cayó al 18% en el 2015. Estos valores son un poco inferiores al medio de
America Latina y están muy por debajo del 30 o 40% de los países que se
industrializan. Son similares a la de las estancadas economías del primer
mundo, la diferencia es que en ellas el ahorro interno es muy superior a la
fugadora de capitales economía argentina[1].
Hubo también causas
internacionales que impusieron. El final un amplio superávit de las cuentas
internacionales que acompañó el primer periodo kirchnerista hasta el 2008/9
(superávit tanto financiero como comercial). De esta forma la capacidad de
pagar deuda, en torno a los 10 mil millones U$S anuales, sostener la fuga de
capitales y financiar con recursos propios sectores deficitarios de la economía
como las automotrices o industrias de Tierra del Fuego[2],
se comenzó a resolver con déficit y deuda interna. Se pagaron 70 mil millones y
la deuda interna se multiplicó, es lo que se llamó ser “pagadores seriales”.
Además la financiación de una fuga de capitales de mas de 100 mil millones y
una cifra de transferencias al exterior de ganancias de las empresas
extranjeras con un techo de 5 mil millones por año (hasta la implantación del
control de cambios cuando unos 13 mil millones quedaron “bloqueados”[3].
No hay que hechar la culpa solo a factores externos ya que estos mismos muestran
el caráter excesivamente transnacionalizado de la estructura nacional, pero es
a partir de la crisis del 2008/9 donde se nota el primer embate fuerte luego
hay una recuperación con un paquete de medidas activadores desde el estad, y en
el 2013 comienza una nueva crisis que deviene en estancamiento. El “modelo K”
había llegado hace un tiempo a su límite, ésta crisis en realidad no mostraba
peores indicadores en general que en muchos otros países, el tema era hacia
dónde se realizarán los ajustes y qué orientación tendría el cambio. Cuando la Cristina Kirchner
anunció que había llegado el momento de la “sintonía fina” estaba reconociendo
los problemas. Aunque no fue el reconocimiento de la necesidad de
modificaciones estructurales que, aunque tardías, podrían haber ayudado a
modificar la estructura económico-financiera que es causa de nuestras
debilidades como indicamos arriba.
La toma del poder político en la
actualidad por el equipo más radical de la derecha abrió una oportunidad
histórica a los grupos económicos y financieros, al sector de la economía más
vinculado a la “globalización”. Se encuentra en un país con una performance
general bastante buena, con una clase dominante que acumuló riquezas y creció
durante 10 años y que no sufrió ningún embate recesivo. Tiene actualmente la
oportunidad de conducir la salida del “modelo K” y retomar el camino de
profundización del modelo iniciado en 1976. Necesitan “capitales” financieros o
reales para compensar el déficit comercial; deben sostener las ganancias y la
liberalidad en el manejo del capital por las grandes empresas evitando el
“proteccionismo” y necesitan darle un envión rápido a la tasa de ganancia con
una caída del salario. Sin embargo es de destacar que se encontraron con un
desafío complejo: ningún ajuste duro ni una política radical promercados se
implementó sin una debacle económica y/o política previa que la legitimara.
Entonces las medidas tomadas son
contradictorias en una economía como la argentina: una economía con cierto
grado de industrialización y en la cual una parte de la producción depende del
mercado interno y de cierto aislamiento de algunos precios respecto de los
valores de mercado. Por lo tanto la tarea del “nuevo relato” es generar la idea
de que la crisis actual en realidad es previa, y que ahora sólo llegaron sus
efectos a los bolsillos, que se vivió una ilusión de consumo popular, que el
despilfarro fue del Estado (y no de los grandes empresarios). Además de avanzar
con una catarata de escándalos de corrupción que pueden colocar al antiguo
equipo kirchnerista al borde la ilegalidad. Cosa sorprendente en un grupo de
funcionarios cuya enorme riqueza es difícil de justificar y fácil de emparentar
con las peores maniobras económicas realizadas en perjuicio del país.
Los frentes de
avances del PRO
La economía como todas las
ciencias se basa en hechos y datos de la realidad. Pero a diferencia de las
ciencias duras es una ciencia en la que lo social es condicionante de lo
matemático. Los datos duros, números, cuentas nacionales, balances por ramas, y
datos de ganancias, impuestos y demás tienen un valor diferente de acuerdo con
la mirada de clase con que se los encara, ni siquiera son los mismos los números
relevantes de acuerdo al interés nacional o transnacional, obrero o patronal. Es
bueno volver siempre a la misma pregunta ya planteada hace 100 años cuando
había dudas de los objetivos de una política ¿A quién beneficia?
En seis meses el gobierno avanzó en una
blitzkrieg de transformaciones que van desde lo macro e internacional hasta lo
micro y local mostrando su decisión de eliminar toda medida regulatoria o
limitativa para el gran capital, tanto las generadas por el kirchnerismo como
las que hubieran sobrevivido de etapas anteriores.
El primer día de su asunción se
produjo la derogación de los artículos de la ley de medios clave, que tenían
que ver con concentración, que imponían restricciones al mercado, al origen del
capital en el sistema de medios manifestando así su voluntad desregulación y
apertura a inversiones sin importar los efectos sobre el sistema reinstalando
la idea de que el mercado se autorregula[4].
A fines de junio, se modificó la
ley de tierras, así se tiende eliminar las limitaciones establecidas por el
kirchnerismo de 1000
hectáreas en las zonas centrales (o equivalente en otras,
que deberían fijar las provincias) mediante diversos artilugios. Eliminan el
límite del 15% de territorio a vender al capital extranjero, flexibilizan la
categorización de “extranjero” de un comprador y eliminan a las tierras en
áreas industriales como parte del cómputo de las 1000hs, todo con el objeto de
atraer compradores externos[5].
Según las discusiones existentes en el gabinete algunos sectores apuntan a
sacar también estos límites.
Hagamos un listado de los
principales frentes en los que el equipo macrista desarrolla su avance
promercado:
Eliminó las retenciones al trigo, al maíz y a la minería y redujo 5% las de la soja. Se
prometió reducir (eliminar en la campaña electoral) aun más, el problema que
encontró el gobierno fue el vaciamiento fiscal que esto implicaba. Esto implicó
en 5 meses una transferencia de ingresos del Estado a manos de estos sectores
de 1059 millones u$s en minería 9150 millones en agro. En lo “cotidiano” los
efectos sobre los consumidores que se deducen de la quita de las retenciones se
pueden evaluar con este ejemplo: en noviembre del año pasado la tonelada de
trigo costó en promedio $1260 en el puerto de Rosario, en diciembre pasó a
$1720, en mayo costó $2420 y la última cotización de junio fue de $2631. La
devaluación y la quita de retenciones dieron su fruto, sumada al efecto
“monopolio” que en el área harinas tiene como único protagonista a Cargill. La
soja, el girasol y el trigo aumentaron un 50% en pesos desde la asunción de
Macri, auque interviene factores externos la curva ascendente y sus
oscilaciones muestran que la política local es fundamental en estos precios[6].
La quita de las retenciones a la
minería es sorprendente ya que fue un sector privilegiado por el kirchnerismo,
en el que la libertad al capital extranjero se mantuvo y fomentó (en la línea
establecida por el código minero y la provincialización de los recursos del
subsuelo, impulsan una economía tipo “enclave” digna de una “banana republic” a
nivel provincias). Es uno de los sectores productivos que nos ubican en la
economía global de saqueo, que muy poco aportó al país más allá de mínimas
regalías a las arcas provinciales y nada a la industrialización local, son más
los costos sociales y ambientales que deja como consecuencia que lo que obtenemos
como contrapartida[7]
Eliminación de los controles cambiarios y devaluación. La tasa de interés del Banco Central LEBACS[8]
(4) se elevó al 38%, tuvieron una rentabilidad de unos 44576 millones $ unos
3000 millones de U$S mientras duraron, el último mes fueron disminuidas al 31%
con lo que el negocio se restringió y la especulación migró a bonos de deuda.
El Dólar pasó de 9,60 a 14,50 $, eso
benefició a los exportadores en 69447 millones $ ya que antes el estado
cambiaba U$S por dólar a 9,50 y paso a entregar 14,5 $ por dólar que ingresaron
por exportaciones[9]. Además,
la especulación del dólar futuro permitió ganar a los que apostaron a la
devaluación unos 70000 millones por la diferencia entre lo programado por el
anterior gobierno y lo realizado por el actual. No es posible juzgar aquí la
idea del kirchnerismo en los “a futuro”, que ya implicaban una devaluación
moderada del 14% contra el 50% de Macri, pero pareciera indicar la voluntad K
de condicionar o impedir una devaluación brusca (como la que se produjo y que
implicó las ganancias especulativas de los compradores de “futuros”).
Mientras tanto la inflación implicó una transferencia a través del consumo desde los asalariados hacia los empresarios en general de 86875 millones. El total por estos ítems especulativos: 281106 millones, unos 20000m U$S fueron a los bolsillos de las patronales como efecto inmediato de la política financiera.
Mientras tanto la inflación implicó una transferencia a través del consumo desde los asalariados hacia los empresarios en general de 86875 millones. El total por estos ítems especulativos: 281106 millones, unos 20000m U$S fueron a los bolsillos de las patronales como efecto inmediato de la política financiera.
Flexibilizó las restricciones a las importaciones con el objeto de dar más facilidades al mercado en el
comercio internacional. Si bien es cierto que los permisos de importación
(DJAI) no fueron eliminados sí fueron flexibilizados con la excusa de no trabar
la importación de insumos que no se fabrican en el país, una crítica de los
importadores de insumos desde los últimos años del kirchnerismo. El nuevo
sistema elimina las restricciones a los insumos que no se fabrican, flexibiliza
los que sí se fabrican e inclusive los productos de consumo final. Lo que
"parece" es que esa simple flexibilización administrada se extendió
con "excesiva libertad" (decenas de miles de permisos aprobados de un
plumazo no parece una administración muy protectora). Además en un momento como
éste, de crisis en varios flancos, se produce la suma de varios indicadores
retractivos: consumo en baja, importaciones competitivas, tarifas en alza, que
hacen una masa de desincentivos a la producción nacional. Todo esto desató las
alertas de las cámaras patronales y obligó al gobierno a limitar sus ímpetus
librecambistas, al menos por ahora, limita las versiones aún más duras (con
sólo escuchar a Melconian, presidente del Banco Nación o Espern, un vocero del
“subconsciente” económico del macrismo, sabemos que las medidas draconianas de
Aranguren en energía no son sólo por “inexperiencia” en la administración).
El perfil exportador tradicional
al que el gobierno intenta orientarse se refleja en la siguiente estadística
del INDEC. Durante el mes de abril las exportaciones aumentaron 2,7% con
respecto al mismo mes del año anterior, como consecuencia de un aumento de 10%
en las cantidades compensado parcialmente por un descenso en los precios. Este
aumento, por un valor de 138 millones de dólares, fue producto de las mayores
exportaciones de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y Productos
primarios, en tanto disminuyeron las de Manufacturas de Origen Industrial (MOI)
y Combustibles y energía. Las exportaciones de mayo de 2016 aumentaron 3,6%:
Macri pudo recibir con alborozo la información de que hubo un superavit
comercial de 439 millones U$S cuando desde mediados del 2013 la situación era
deficitaria; sin embargo las MOI siguieron cayendo.
El sector industrial cayó un 16%
en la participación en las exportaciones hasta mayo[10].
Mientras que las importaciones de los más variados rubros de consumo crecieron
del 10 al 40% interanual[11]
(con un notorio retroceso de las importaciones para el consumo industrial). En
total los productos primaros pasaron a representar en Mayo el 31% de lo
exportado, las MOI disminuyeron al 25% mientras que las MOA ascendieron al 42%[12].
De acuerdo con datos del Estimador Mensual Industrial (EMI), la actividad
industrial de mayo de 2016 presenta una caída de 4,3% con respecto al mismo mes
del año 2015. En los primeros cinco meses del año con respecto a igual período
del año anterior la producción manufacturera muestra una disminución de 3,0%.
Los datos a lo largo de estos
meses marcan la tendencia de la nueva etapa:
El consumo cayó un 20% aproximadamente, esto va de la mano de la intención del gobierno de hacer disminuir la participación de los asalariados en la renta nacional y recomponer la tasa de ganancia empresarial. La caída de la producción nacional se puede dar por dos vías: aumento de las importaciones y caída del poder adquisitivo de los salarios.
El consumo cayó un 20% aproximadamente, esto va de la mano de la intención del gobierno de hacer disminuir la participación de los asalariados en la renta nacional y recomponer la tasa de ganancia empresarial. La caída de la producción nacional se puede dar por dos vías: aumento de las importaciones y caída del poder adquisitivo de los salarios.
Según la CAME las ventas en los
comercios minoristas no pararon de caer: 2,3 en enero; 4,5 en febrero; 5,8 en
marzo; 6,6 en abril y 9,2 % en mayo[13].
Si comparamos los meses de junio del 2015 y 2016 la caída en todos los rubros
de consumo varía del 10 al 20% (salvo alimentos y medicamentos, rubros inelásticos,
con caídas en torno al 2%). Es consecuencia de la política antiinflacionaria
del gobierno que se basa en una disminución del consumo a través de la caída
del poder de compra de los asalariados.
La variación del consumo no se
asocia en forma necesaria con la variación de la producción nacional, eso
depende de la capacidad protectora del modelo y a la “competitividad” de la
rama. Puede haber un boom de consumo de importados baratos con lo que la
producción seguiría cayendo y aumentaría el desempleo, como sucedió con el
“proceso” y el menemismo. En este sentido vemos como se expresa en el Congreso
y a través de presiones de diversas asociaciones patronales el conflicto con el
gobierno por la sanción o sostenimiento de medidas que protejan al empresariado
asociado al mercado interno y con suficiente espalda: por ejemplo, el grupo de
Massa asociado a De Mendiguren expresa esa posición. Éstas presiones parecen
tener más repercusión y efectividad que las destinadas a defender los ingresos
de los asalariados: todas la paritarias aún la de los gremios más fuertes
(camioneros) o más combativos y ubicado en ramas de tasa de ganancia
exorbitante (aceiteros) se firmaron a la baja, cuando hablamos de una inflación
que superará el 40% (la mayoría de los gremios apenas supera el 30% y los no
sindicalizados aún menos).
También es destacable que la
cuestión de las exportaciones e importaciones se relaciona muy fuertemente con
variables externas fuera de control directo del cualquier gobierno, acorde al
grado de transnacionalización del aparato productivo. Nosotros en estos
momentos debemos tener en cuenta la situación de los dos principales socios comerciales
argentinos que es de crisis económica y política en Brasil, que se encuentra en
recesión prolongada, y cierta disminución del crecimiento en China; como
también la crisis económica y ahora política de Europa cuyas consecuencias aún
se están por ver, pero que pueden preanunciar un mundo más competitivo y la
caída de los precios de mercado de los comódities. Todo esto afecta
negativamente los programas del gobierno macrista de mayor apertura económica y
reinserción de “argentina en el mundo”. Es decir dificulta el avance de mayores
vinculaciones con occidente e “inversiones masivas” y debería llevar a
revalorizar algunas políticas alternativas ensayadas por el kirchnerismo con el
tema, MERCOSUR, America latina, sur-sur, BRICS, acuerdos con Rusia, distensión
con Irán, etc.
La reubicación geopolítica es un tema complementario, pero no menor, que impulsa el
actual equipo. El acuerdo del MERCOSUR con la Alianza del Pacífico es
una reedición del viejo ALCA o sea la creación de un área de librecomercio en
América. Sin dudas de concretarse este avance planteará duros desafíos, un
golpe al aparato industrial local que puede ser en muchos casos demoledor[14].
Argentina ya participó como observador con la nueva administración de CEOs
La dureza de los términos del TPP,
así como el de los otros dos Tratados similares que Estados Unidos impulsa en
Europa (el TTIP) y el resto del mundo (el TISA, que abarca a 52 países), es
tal, que en los tres casos se vienen desarrollando negociaciones en secreto, y
se propone y compromete a los Estados firmantes a seguir manteniendo ese
secreto durante cinco años. Pretenden otorgar un marco de inversiones y
libertades a las transnacionales por arriba de los estados y un status que las
transforman un poder transnacional megaestatal. Inclusive las grandes
corporaciones nacionales de países como Canadá han elevado sus protestas al
conocer ciertos trascendidos de las cláusulas secretas.
La deuda externa
nunca nos abandonó pese a la propaganda kirchnerista. Sin embargo la política K
respecto de la misma permitió lo que llamaremos un desendeudamiento relativo:
disminuir el monto global respecto del volumen del PBI e irse transformando los
componentes de la misma en deuda intra-estado y en pesos[15].
A fines del 2014 la deuda pública con organismos y bonistas era de 130000
millones U$S y representaba el 39% del total que se aproximaba a los 250000
millones U$S, el crecimiento se explicaba con deuda interna, más que por toma
de deuda externa y los vencimientos con organismos eran pagados luego de ser
refinanciados (o haberles aplicado la famosa “quita” del 2005) con recursos
genuinos. Sólo hacia el final el kirchnerismo comenzó a emitir deuda
financiera, pero tuvo que enfrentar la voracidad de los grupos más rapaces del
mercado, los cuales le imponían, para acceder a financiamiento externo, el pago
de los bonos “buitres”[16].
Pero el PRO tiene una filosofía
distinta. Para ellos tomar deuda en el mercado mundial y en dólares es sano.
Aunque (según ellos mismos admitían) esta debía ser a tasas bajas gracias al
shock de confianza que produciría un presidente promercado. No es así, la deuda
tomada en estos 6 meses ha sido a tasas altísimas que no tienen que envidiar a
las del periodo anterior (en torno al 7% cuando en el mundo las tasas en
dólares rondan el 1% y una tasa común puede llegar el 3 o 4%) y pagó 16 mil
millones a los buitres malos dejando abierta la posibilidad de nuevos juicios.
En 2015 la deuda pública en
Argentina que dejó el kirchnerismo (por todo concepto: pública y privada,
externa e interna, en dólares y en pesos, bonos en litigio y deuda pensada para
infraestructura) era de 300000 millones U$S lo que representaba más del 50% del
PBI (una deuda que venía en crecimiento rápido). Aunque son 241000 millones la
deuda bruta que es la que se toma para los cálculos inmediatos. Un crecimiento
del 11% aproximadamente respecto del 2014. Aunque la gran mayoría era interna,
en general asumimos que solo son exigibles las acreencias externas y no las
intra estado, y que las deudas en litigio o presupuestadas no entran a la
contabilidad. Entonces vemos que la deuda externa bruta total a fines de
diciembre de 2015 (en torno al 40% del total) se estimó en U$S 157.792
millones, de los cuales U$S 83.844 millones correspondieron al Sector Público
no Financiero y Banco Central; otros U$S 69.615 millones, al sector privado no
financiero, y USD 4.333 millones al Sector Financiero (sin BCRA)[17].
En esta situación el gobierno de
Macri aplicó su filosofía de volver a los mercados, transformar la composición
del endeudamiento y avanzar en el endeudamiento externo (aunque no pudo dejar
de recurrir al endeudamiento interno y sostener el déficit fiscal). En seis
meses la deuda externa aumentó en 33000 millones de U$S. Aproximadamente creció
un 11% del total y un 20 % de la deuda externa. Este endeudamiento se debe al
pago a los buitres unos 16500 millones U$S, los 5000 millones U$S que recibió
el gobierno (y que salieron rápidamente del país). Y las provincias comenzaron
la emisión de bonos en dólares a altas tasas en dólares para financiarse, que
explican gran parte del aumento de la deuda, tasas a 9 u 8 % (1100 millones
solo la PBA ,
Chubut consiguió en Julio 650 millones a una tasa levemente superior al 7%)
sumado a los bonos emitidos por nación que son 5000 millones (al 7%) 1100 al 8%
y 1490 m
U$S en letras. En julio se emitieron otros 2000 millones de deuda en bonos. El
crecimiento de la deuda externa y en dólares parece ser una avalancha
Se incrementó la fuga de capitales producto de la liberalización del mercado financiero tema
que el kirchnerismo no tocó salvo en los últimos años con medidas restrictivas
pero que no alteraron el marco legal heredado[18].
Si hablamos de deuda y “necesidad de divisas” (dólares financieros) vemos que
la principal razón de esta necesidad no está en la compra de insumos
industriales, ni equipamiento de bienes de capital. Sino en el financiamiento
de tres cuestiones básicas del sistema inaugurando por Martínez de Hoz en 1976:
la remisión amplia de utilidades de las compañías extranjeras radicadas en el
país[19],
el pago de la deuda y la fuga de capitales (“formación de activos en el
exterior”). Si tomamos solo el periodo kirchnerista: los giros de utilidades
pasaron de 800 millones U$S en el 2003, a más de 4000 millones en 2008, cayendo
con la crisis a unos 1000 millones y volviendo a elevarse hasta el 2013 cuando
las restricciones frenaron la salida quedando bloqueaos hasta el 2015 unos
13000 millones. Con la deuda se fueron unos 70000 millones U$S; y 110000
millones U$S por “formación de activos en el exterior (según registros
oficiales). Unos 230000 millones de U$S (mínimo según registros oficiales)
aproximadamente en 12 años.
El Banco Central informa
oficialmente que unos 4200 millones U$S salieron del país en 3 meses del 2016
para sumarse a la "formación de activos en el exterior",
incrementándose a más de 6 mil millones en los dos meses siguientes, lo que da
una fuga de más de 1000 millones por mes. Habrá que ver como se estabiliza esta
fuga, pero ya muestra un incremento respecto del periodo kirchnerista hasta que
se instaló el “cepo” cuando la salida de divisas se complicó.
El sector privado acumula
“activos externos brutos” por 226 mil millones U$S a fines del 2014 según datos
del BC[20].
Los organismos internacionales calculan en más de 400 mil millones U$S el
capital fugado del país, en esto radica la expectativa del gobierno de que sean
en primera instancia declarados para que se les pueda cobrar impuestos, y en
segunda instancia repatriados por “confianza” al estar en el gobierno los
mismos fugadores de capital (cosa que no sucederá y que ha dado lugar a fuertes
disputas al interior del equipo gobernante). En comparación deuda externa es de
158 mil millones. El titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, afirmó
que "la economía argentina es acreedora neta respecto del resto del mundo,
no deudora". La política del gobierno para “atraer” esos capitales es más
flexibilidad, buenas tasas y “blanqueo”, y la continuidad y profundización del
modelo financiero inaugurado en 1976. Lo que probablemente signifique
especulación, desinversión y mayores fugas de capitales como se ve en esos
meses iniciales.
Avanzó la reducción de personal en la administración pública, en paralelo con señales
claras de que el gobierno no intervendrá (o es su espíritu hacerlo lo menos
posible) en las política de las empresas privadas relacionadas con el empleo.
El objetivo es que las empresas regulen por reglas de mercado su personal.
Recordemos que el kirchnerismo había desarrollado una política de contención de
despidos y de sostén del salario[21].
Aunque sin cambiar la estructura de relaciones laborales heredadas, la
rehabilitación de las paritarias, sumado a un inorgánico crecimiento de la
economía y un impulso a la industria, permitió a los trabajadores defender
mejor sus condiciones salariales y de estabilidad.
El veto a la ley antidespidos se
transformó en una victoria patronal muy grande, al no contar con respuesta de
las centrales sindicales, que jugaron a la desmovilización de sus bases.
Teniendo en cuenta que esto fue después de un impresionante acto que mostró una
capacidad de movilización y de fuerza sindical, desperdiciada en negociaciones
bajo la mesa. Entre noviembre y mayo últimos se eliminaron 103608 empleos
privados registrados y 64000 públicos. Hasta abril la caída del empleo privado
había sido del 1,3 %. según el relevamiento de la Subsecretaría de
Políticas, Estadísticas y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo.
Los principales sectores
afectados por disminución del empleo en la industria durante el primer
trimestre del año fueron las fábricas textiles con una caída del 5%, la
industria maderera con el 7,6%, la de maquinarias y equipos con el 3,1% y la
automotriz con el 3,5%. Los porcentajes de caída son en toda la industria y
aumentan en la disminución de horas trabajadas por obrero, lo que indica una
caída mayor de la actividad con suspensión de horas extras, suspensiones rotativas
(que aumentaron notoriamente a partir de abril) y demás estrategias para evitar
despidos por parte de las patronales.
Esta tendencia continuó los
siguientes meses. Sólo en abril se perdieron 48.486 fuentes laborales, un 0,8 %
respecto de marzo. Comparada con abril del año pasado la baja fue de 0,7 %. Los
mayores retrocesos en materia laboral estuvieron vinculados con la
construcción, con una baja interanual de 10,7 %[22],
muy asociada al parate brutal de la obra pública. También se agregan en el
último mes la crisis del sector petrolero, en este caso la caída de la
actividad en este sector está relacionada con causas externas, sin embargo a
pesar de los enormes beneficios que el gobierno da a las empresas, el empleo de
unos 50000 trabajadores está en discusión. La misma situación de riesgo se
extiende a Tierra del Fuego donde las políticas del gobierno colocan a la isla
en situación de inviabilidad económica de consecuencias que aún no sabemos
predecir.
Disminuyó los subsidios y aumentó en forma brutal las
tarifas de luz, agua y gas. Esto merece
un capítulo aparte, el tarifazo supera al de Celestino Rodrigo en 1975 y tiene
la meta de cumplir la fórmula de Aranguren “el 20% del ingreso familiar debe ir
a consumo de energía”. Los 200, 500 o 1000% de aumentos han hecho saltar el
gasto familiar de un asalariado en servicios básicos (el salario medio ronda
los 10000$) a niveles insostenibles sin poder disminuir el consumo de otras
cosas. Además las empresas industriales han sufrido el impacto al incrementarse
la energía que consumen para producir en cifras que afectan el costo final de
sus productos encareciéndolos en momentos de caída del consumo y competencia
externa (que en muchos casos parecen tornarlas inviables).
El relato oficial sobre los
subsidios tiene una contradicción que es importante observar. Por un lado el
Estado se “ahorraría” recargando en el bolsillo de los asalariados (haciendo
disminuir el salario real) lo que antes pagaba a las empresas privadas: sin
embargo éstas empresas siempre recibieron subsidios del Estado que no usaron
para la inversión (ahora solamente cambia el hecho de que el dinero saldrá
directamente de los trabajadores) ¿Dónde irá entonces el dinero que ahorra el
gobierno? Sin dudas no a los asalariados En el mismo sentido se encuentra el
aumento el transporte de pasajeros realizado también de forma también brutal.
Esto generó fuertes movimientos de resistencia en la mas amplias capas
sociales, obligando al gobierno a retrasar los aumentos a ver formas de
disfrazarlos de “comunicarlos mejor” (sorprendente e hipócrita eufemismo) pero
la voluntad de imponerlos no se ha evitado. O sea que antes de fin de año será
aplicado y a principios del año que viene nuevamente se pretende completar el
“readecuamiento de tarifas”.
La caída de los precios del petróleo también es un dato que afecta la política económica
retrayendo las inversiones (por ejemplo en Vaca Muerta) y afectando la
rentabilidad de las petroleras. La regulación del precio del barril es del 2007
cuando se fijó en 42 U$S mientras que el precio internacional superaba los 100.
La política era precios bajos para el mercado interno (el precio internacional
era libre). A partir de la hecatombe que obligó a la nacionalización de YPF los
precios comenzaron a aumentar en el mercado interno. Con el derrumbe de los
precios internacionales la política se revirtió completamente. Macri/Aranguren
(ex gerente de Shell y Secretario de energía) sostiene precios subsidiados de
82 U$S para el mercado interno y de 67 U$S para exportación, mientras que el
barril internacional ronda los 62U$S.
El gobierno se comprometió a
transferirles a las exportadoras 5000 millones U$S, una cifra muy grande para
un sector que tuvo enormes ganancias en la década K[23].
Las consecuencias son un elevadísimo precio del combustible local que se
aproxima a los más altos del mundo e implica una transferencia desde los
consumidores de 1000 millones U$S a las empresas. A pesar de lo cual no han
logrado que vengan nuevas inversiones ni asegurar el empleo de los
trabajadores.
En una política de muy difícil
explicación honorable se importa gas de Chile a precios más altos que lo que
implicaría importarlo de Bolivia. Una política que más que regulada por
intereses de mercado “parece” realizada por un agente de intereses corporativos
devenido en ministro (en general la mayoría de los funcionarios de la Alianza PRO son agentes de este
tipo en cada área), que a su vez intentó imponer un tarifazo a la población que
rondaba el 1000% con la excusa de la falta de gas, a su vez generada por las
mismas empresas y su desinversión y saqueo de dos décadas. Además de orientarse
hacia el nuevo eje de los tratados de libre comercio y el acercamiento al eje
del Pacífico. El tarifazo actual de gas va directo hacia los bolsillos de las
petroleras[24], no es
sólo la quita de subsidios sino que hay además un aumento directo en dólares
del precio que se les paga por metro cúbico de gas producido. Esa transferencia
es de alrededor de U$S 2.800 millones anuales. Esta suma la embolsan las
petroleras sin ningún tipo de contraprestación, ni en inversiones, ni en
compromiso de no despedir trabajadores, ni en nada.
La estructura económica
La economía argentina se compone
de dos sectores con intereses divergentes: uno articulado principalmente al
mercado externo u otro al mercado interno. El primero es el hegemónico y parte
del sistema mundial. El kirchnerismo mantuvo un equilibrio entre ambos
intentando ayudar a que el sector industrial encontrara proyección en mercado
exterior para mejorar su escala y rentabilidad. Podemos simplificar y decir que
los grupos económicos y las transnacionales, el sector financiero y el complejo
agrario se encuentran articulados al mercado externo (las automotrices por
ejemplo venden sus productos en el MERCOSUR y son parte de un complejo
regional), mientras que la pequeña y mediana empresa, los productores de bienes
finales de consumo y los contratistas del Estado se articulan con el mercado
interno.
También podemos simplificar y
decir que de las 500 empresas más grandes menos de un tercio son nacionales, y
explican menos del 15% de las utilidades[25]
¿Como sostenía el modelo K el equilibrio? manteniendo e incentivando los
negocios globales y locales de la empresas transnacionales y paralelamente
sosteniendo la demanda popular en el mercado interno y a través de la obra
pública. Ante los límites de este modelo el macrismo responde inclinando la
balanza claramente hacia el sector externo[26].
Gasto público con el Kmo rondaba
el 40% hacia el final y habia crecido sostenidamente. Era una de las medidas
anticíclicas con las que se intentaba mantener la actividad económica. Macri
siguiendo recetas ortodoxas lo disminuyó al 15 en estos meses, lo que produjo
un parate en la economía que realimento la recesión. Se vio obligado a ir
subiéndolo frente una crisis que puede transformarse en catástrofe. Quizá el
segundo semestre la tendencia alcista siga; ese camino es parte de las disputas
al interior del gabinete entre el ministro de economía (ajustador “blando”) y
el presidente del Central (“ajustador duro”). Las peleas entre estas dos
tendencias en el gabinete se extienden a lo que fue el alza de tasas (otro
elemento que coadyuba al freno de la producción
y en nada alimenta a inversión productiva.), el ajuste de las tarifas de
servicios y energía en general,
El gobierno deberá encontrar una
salida a los cuellos de botella que la situación le impone a la realización de
su plan. Si la idea maestra estratégica es posicionar a la Argentina
geopolíticamente a la derecha del tablero regional, profundizar la inserción
agroexportadora y terminar la reconversión estructural argentina iniciada en
1976, deberá ganar tiempo e impedir que el descontento termine en un
desbarranque de levantamiento o motines por hambre que impidan sus objetivos
centrales. Por un lado el “cuco K” parece aun tener efecto, sin embargo la
crisis generada por el macrismo deberá ser atemperada en un plazo no muy largo,
en ese sentido quizás el PRO acepte algunas correcciones a sus políticas
inmediatas, sosteniendo el déficit e intentando reactivar la obra pública.
Dependerá indudablemente de cómo lo ayuden los factores externos: precio de los
“comodities”, préstamos e inversiones, situación de los mercados globales y una
evolución política regional y mundial que lo acompañe. Tiene la base del sostén
de los precios de los productos agrarios y una organización de la deuda que
“permite” endeudarse.
El actual gobierno vuelve a
replantear el viejo dilema oligárquico de “las industrias naturales” que son
las articuladas al complejo exportador y con ventajas comparativas vs. las
“industrias artificiales” que son las que cubren el mercado interno a costos
mayores que la media mundial, que requieren mayor inversión en equipos
complejos para mantenerse a tono con el progreso técnico y no se articulan directamente
con el complejo exportador de bienes primarios (metalúrgica por ejemplo). Es el
más interesante debate nacional, que se origina en el siglo XIX, se da en la
década del 30 y con el Plan Pinedo del 40. Un debate que fue resuelto
temporalmente por Perón con un programa de incentivo de las industrias de
consumo que reemplazaban la producción importada y con ellas de la expansión de
la clase obrera industrial moderna y un sindicalismo poderoso, articulado con
un programa de largo plazo de desarrollo de industrias básicas y tecnificación
(que no llego a cumplirse). Debemos recordar que el mismo Pinedo planteaba que
el modelo agroexportador debía ser complementado con un desarrollo industrial
ya que no podía sostener a la población moderada pero creciente del país, y en
ese sentido se esforzaba por dar una solución oligárquico dependiente al
problema de la industria. Cuando se habla de “distorsiones populistas” no
debemos perder de vista que en el plano económico y social se refiere a este
debate de origen, que remite a la
Argentina en general y a un lugar específico en la división
internacional del trabajo como granero del mundo.
Guillermo Martín Caviasca
UBA/UNLP julio 2016
Los datos duros de la nota fueron tomados de
estas páginas:
[1] Para entender mejor el
significado de estos números veámoslos en el contexto mundial y regional de
países no occidentales. El grupo comprendido por los países de Asia en
desarrollo (que incluye a China y la
India ) ha tenido un fuerte incremento, tanto en su tasa de
inversión como de ahorro interno, y consecuentemente, del crecimiento económico
(6,5%). En el período 1991/98 la inversión alcanzó el 33,9% del PIB, para 2014
alcanzó el 42,3% (China, una economía planificada mixta el 48%). En el caso del
ahorro pasó de 32,7% a 43,4% durante 2014 (China ahorra casi 50 puntos de su
PIB). En América Latina y el Caribe la situación de la inversión ha empeorado
con el transcurso del tiempo, ya que pasó de 21,3% en 1991/98 a 20% en 2014 y
ubicándose casi 5 puntos por debajo del promedio mundial con una tasa de
crecimiento del 1,3%, 2 puntos por debajo de la expansión global. La tasa de
ahorro interno ha verificado el mismo comportamiento: en los 90 era del 18,5%
del PBI y en 2014 alcanzó los 17,3 puntos. Nuestra región es importadora neta
de capital ya que la tasa de ahorro e inversión no alcanza a sostener las
mínimas necesidades del crecimiento vegetativo y reposición de equipos. La tasa
de inversión se relaciona directamente con la tasa de crecimiento y con la
necesidad o no de recursos externos.
[2] El déficit de la industria automotriz ronda los 10 mil
millones durante el kirchnerismo, aumento a valores entre 15 y 25 mil millones
durante los seis meses de gobierno de Macri. Las exportaciones cayeron en
junio 47,1% y las ventas de importados aumentaron 23,7%. El problema esta basado
principalmente en el intercambio con Brasil y por que el 70% de las autopartes
son importadas. Desde el 2002 al 2012 la producción automotriz creció el 260% y
la cantidad de obreros ocupados el 115%. Existen unos 34000 asalariados
directamente ocupados en las terminales automotrices y se calcula que un total
de 136000 son los trabajadores del complejo automotor en su conjunto El déficit
de Tierra del Fuego es de entre 3 y 7 mil millones U$S a lo largo del periodo
kirchnerista. También porque las industrias electrónicas y de electrodomésticos
son en gran parte armadurías e importas el conjunto de sus componentes en
proporción superior a la automotriz, además se agrega que el estado exime de
impuestos (IVA, ganancias, aranceles) a las industrias allí instaladas: unos 30
mil millones de $ para el 2016 (en el 2014 fue de 18mm, un poco mas de 15mm en
el 2013 con un acenso vertiginosos desde la crisis del 2008 cuando rondaba los
2000m). A pesar de algunas ideas en la practica no se avanzo enana estructura
productiva mas eslabonada localmente que es el principal problema de estas
ramas. Frente a ese panorama complejo podemos ver que el empleo industrial paso
de 4629 personas en el 2005 hasta las 15184 en el 2015 siendo el 26% de la
población ocupada. Existen 56 empresas de las que las 10 mas importantes
explican la amplia mayoría de las importaciones y subvenciones estatales las
que entre el 2008 y 2010 pegaron un salto exponencial. En la Isla , los problemas que
venían de arrastre desde el 2013 se han agravado mucho con el acenso de Macri y
su “sinceramiento”, teniendo en cuenta que las medidas de promoción y
protección logran que en sus ramas la producción fueguina cubra casi el 100% de
la demanda nacional.
[3] Es interesante destacar
que durante el periodo Kta las inversiones extranjeras fueron un promedio de
7800m U$S anuales con caídas en el 2008 y 2014 pero en el 2015 las inversiones
llegaron a los 11000 m .
Lo que no se condice con el argumento antiK de que el “modelo” ahuyentaba al
capital foráneo. Por el contrario todos los informes de grupos económicos
hablan de la facilidad de la inversión en Argentina, del trato privilegiado y
de la liberalidad de remisión de utilidades. Recodemos que las facilidades a la
“inversión extranjera” fue una de las principales vías para la salida de
capital del país, es por eso que los controles de los últimos tiempos debido a
la “restricción externa” fogonearon la oposición el Kmo.
[5] Es de señalar que la ley de tierras del kirchnerismo
imponía un limite del 15% a la propiedad externa y consideraba extranjeras
firmas cuyo paquete accionario fuera más de un 25% de origen externo< que
ahora debe tener mas del 51%. Sin embargo solo el 6% de la tierra esta en manos
extranjeras, aunque la mayoría en regiones de frontera o zonas de potenciales
riquezas mineras (también de frontera). Ya la política anterior era muy
flexible en este sentido la nueva política debería alertar a los que les
interesa la defensa nacional. Ver: http://www.ambito.com/845514-gobierno-cambio-la-ley-de-tierras-y-flexibilizo-venta-de-campos-a-extranjeros
[6] Ver http://news.agrofy.com.ar/granos/precios/series-historicas/pizarra
En cada aumento de este tipo en un mercado desreglado se refleja inmediatamente
en un aumento de los precios del mercado interno
[8] La diferencia entre la tasa LEBAC y lo que paga el
banco a sus clientes se transforma en una ganancia extraordinaria para el
banco, además de empujar hacia arriba las tasas para créditos.
[9] La Cámara de la
Industria Aceitera de la República Argentina
(CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que
representan un tercio de las exportaciones argentinas, ingresaron en julio
divisas por 700 millones U$S, muy por encima de los u$s 320 millones previos.
Cifra que preocupaba al gobierno los primeros meses (quizás tenga que ver con
el repunte del dólar). El monto liquidado desde comienzos de año hasta el 01 de
julio asciende a 13.281 millones U$S, contra los apenas 708 m acumulados para el
mismo período del año pasado, lo que es un espaldarazo a Macri.
[10] La recesión en la
industria se manifiesta así: una caída en cantidad 11% y precio 5%: Vehículos
diversos, tubos, aceites industriales, cajas de cambio, laminados, artículos de
cuero, etc. Compensado por el aumento de productos primarios y manufacturas de
origen agrario (que cayeron en precio pero aumentaron mucho en cantidad):
aceite, trigo harina y maíz a la cabeza. Afecta en parte la crisis del Brasil.
En estos meses nuestro comercio es sumamente deficitario con China, EEUU y
Brasil.
[11] Los textiles importados
aumentaron en el mes de mayo un 46,3% interanual. Un industrial del sector
manifestaba a los medios que el problema de las importaciones podía ser muy
grave inclusive para las industrias consolidadas, que ya habían “cerrado” unos
2000 talleres (pequeños nos imaginamos). Recordaba este empresario de una
charla con un gerente de un gran hipermercado internacional. El gerente de
decía que debían dejar de insistir con las trabas a las importaciones y pensar
en la competencia de “la Salada ”
la venta callejera ilegal. El industrial le contestaba que ese hipermercado de
hecho se proveía a nivel mundial de productos de “las Saladas” de todo el
mundo. Que por ejemplo pretendían importar productos textiles de Bangladesh
(una inmensa “salada” de trabajo híper explotado) que esa política transformaría
a Argentina en una inmensa Salada y un escenario de venta callejera masivo.
Esto lo señalaba un patrón de cierta envergadura, y habla a las claras de un
sector de la burguesía que tiene conciencia de la implicancia del proyecto
macrista
[12] En 2012, las manufacturas representaron 68% de las
exportaciones totales de bienes del país. Las manufacturas de origen
agropecuario (MOA) explicaron el 33,9% de las ventas externas, en tanto que las
de origen industrial (MOI) dieron cuenta del 34%. Le siguieron en importancia
los productos primarios (24% de las exportaciones en 2012) y los combustibles y
energía (9%). En los primeros seis meses del 2015 las MOI representaron el 31%
las MOA el 40% los productos primarios el 25% combustibles y energía el 4%. Las
MOI fueron el componente de mayor dinamismo entre 2003 y 2012, período en el
que crecieron a una tasa anual acumulada de 14,6%. A partir de ese momento se
nota un estancamiento pero no retroceso en los porcentajes aunque si un
retroceso general en el monto total de ingresos por exportaciones del 1,7% del
2014 al 2015. En los primeros 5 meses del 2016 las MOI representaron en 27%,
las MOA el 42% los productos primarios el 31%. Las entidades patronales de la
industria electrónica anunciaron en julio una caída de la actividad en torno al
40%, encabezada por las PYMES del sector.
[13] Según CAME “Las bajas anuales más
fuertes se sintieron en: Electrodomésticos y artículos electrónicos (-19,6 por
ciento), Bijouterie (-13,1), Materiales para la construcción (-12,7), Bazar y
regalos (-11,9) y Ferreterías (-11,6)”, dice el informe. También cayó el
consumo interno de vinos (un 15%) que fue compensado por el aumento de la
exportación (un 13%). Materiales de construcción el 13% materiales de
electricidad el 12% rubros que afectan un sector importante como la
construcción en pequeña y mediana escala.
[14] Ver. Leandro Morgenfeld http://www.diariobae.com/article/details/73816/argentina-frente-a-los-tratados-de-libre-comercio
[15] En el 2005 la deuda se
organizaba de esta forma 73,3%del PBI, 8% deuda del sector público, 25% en
manos de organismos multilaterales, 67% en manos privadas, 34,8% extranjera. En
el 2014 se organiza de esta forma: el 61% pública (intraestado), el 13,2 con
organismos extranjeros, el 25,5% con deudores privados (bonistas), siendo los
mayores acreedores el Banco Central, el Ansses, el banco Nación y el FGS;
representa el 43% del PBI en el 2014 y mas del 50% en el 2015, ascendiendo
desde el 33% que llego a representar en el 2011 como vimos antes el momento en
el que se comenzó a deteriorar el balance de pagos nacional. Finalmente el
kirchnrismo muestra el logro de que la deuda pública en manos privadas en dólares
solo llega al 9% del PBI, es la deuda de mayor complejidad de financiación.
[16] Siguiendo su filosofía y con la
necesidad de recursos externos el kirchnerismo pago deudas al BM, al CIADI y al
Club de Paris con recursos genuinos, esperando así poder acceder a los mercados
de deuda con cierta facilidad y a bajo costo pero esto fue trabajo por las
demandas de los “buitres” que ahora el Macrismo paga con liberalidad, sin por
ello obtener mejores condiciones del mercado.
[17]) Claramente este endeudamiento interno expresaba
las tensiones que el gobierno de Cristina debía encarar para sostener su modelo
y los problemas del mismo. Según el último dato publicado, la deuda per cápita
en Argentina en diciembre del 2015, fue de 7500 U$S por habitante mientras que
en el 2014 fue de unos 4700.
[19] El BC se refiere solamente
a los U$S sacados del país por empresarios y ahorristas argentinos y no
maniobras especulativas de capitales globales oportunistas.
[20] Tanto el empleo como el salario se habían
estancado (o disminuido levemente) en los últimos años. Acorde con una
situación en la que durante el 2014 el PBI creció un 1,5% y en el 2015 un 2,5%
(situación de estancamiento). En el 2016 se prevé una ciada importante del PBI,
del empleo y del salario (una dura recesión).
[21] Los elevados niveles de
rentabilidad de la inversión extranjera y liberalidad del mercado permiten
utilidades como porcentaje del stock de IED promediaron 10% durante el período
2006-2010, mientras que se redujeron levemente a 9,9% en 2011 y a 7,8% en 2012.
Entre las principales firmas extranjeras del país (las 324 más grandes) la tasa
de utilidades sobre ventas promedió el 13,2% entre 2010 y 2011 y alcanzó el
11,0% en 2012.
[22] La construcción es seguida en su caída por explotación
de minas y canteras, con el 5,8 por ciento; actividad pesquera, el 4,9 por
ciento; y agricultura y ganadería, el 4,7 por ciento. En la industria
manufacturera la baja de empleo promedio fue de 1,4 por ciento, pero en
términos absolutos fue la segunda más abultada (18.071 puestos) solo en abril.
[23] Desde el inicio de la privatización el (no es
exagerado llamar) saqueo brutal del petróleo y el gas, se desarrolló sin
interrupción hasta la nacionalización parcial de fines del periodo kirchnerista,
cuando el país estaba al borde de quedar totalmente vaciado de recursos
hidrocarburíferos. Ver: http://quedudarnoteparalice.blogspot.com.ar/2014/12/analisis-de-la-nueva-ley-de.html
[25] Existen alrededor de 509
mil empresas registradas en Argentina en los sectores industriales, de comercio
y de servicios. La mayor parte de estas firmas corresponden al segmento de
microempresas (70% del total: quioscos, taxis, empresas unipersonales o con muy
pocos empleados baja composición orgánica de capital y poco valor agregado,
etc.). Siguen en importancia el segmento de PYMEs, con 141 mil empresas
(facturación anual limite para una pequeña y una mediana empresa por sector
varia desde 8,2 millones $ para una pequeña empresa agropecuaria, a 220
millones para una mediana empresa comercial. Son 28%), y el de grandes
empresas, con más de 9 mil compañías registradas (Superan los niveles
anteriores. Son el 2%, aunque entre ellas hay grandes diferencias, una capa
superior de 500 grandes empresas se encuentra el grueso del capital extranjero
y de la alta burguesía). A nivel sectorial, el sector de servicios concentra la
mayor proporción de empresas con 55% del total, seguido por el comercio (34%) y
la industria (12%). Si bien las grandes empresas constituyen el segmento más
pequeño, generan el 49% del empleo asalariado registrado en el país (aunque hay
que diferenciar entre los grupos económico y las que se aproximan mas a una
empresa mediana). Las PYMEs, por su parte, emplean al 39% de los trabajadores
registrados, en tanto que las microempresas emplean al 12% restante
[26] Debemos indicar que el
kirchnerismo fue sindicado como un “cuco” para las inversiones extranjeras,
pero durante el periodo K en IED (inversión extranjera directa) se registró mas
de 100 mil millones U$S a razón de unos 7800m por año, una cifra no
despreciable, muy bien ubicada en la escala latinoamericana. Los flujos de IED
creciendo a una tasa promedio anual de 43% desde 2003 hasta 2008, año en que
alcanzaron un monto de US$ 9.726 millones. En 2009, en el marco de la crisis
internacional disminuyeron; a partir de 2010 volvieron a crecer, alcanzando su
tope en 2012 (US$ 12.116 millones). Es decir que mantuvo e incremento en
algunos rubros la transnacionalización y en áreas clave de la inserción
Argentina en el comercio mundial como minería, energía, complejo agroexportador
la presencia del capital extranjero fue notable. El sector manufacturero
concentra la mayor proporción del stock de IED, con un 38% del total en 2012.
El sector de recursos naturales cuenta con una participación menor (32%),
seguido por el sector de servicios (30%). Desagregando: petróleo (17%); la industria
química, de caucho y plástico (10%); el sector financiero privado (9%); el
sector de comunicaciones (6%); la industria automotriz (6%); y los metales
comunes y su elaboración (5%)
excelente trabajo. muy clarificador.
ResponderEliminar