La defensa
nacional en la era de la oligarquía financiera global
“La guerra entablada por una comunidad -la guerra entre
naciones enteras-, y particularmente entre naciones civilizadas, surge siempre
de una circunstancia política, y no tiene su manifestación más que por un
motivo político” Carl Von Clausewitz
Esta típica definición se encuentra desafiada
hoy a un nivel de complejidad producto de las nuevas relaciones de dominación a
nivel mundial: una transnacionalización, anonimato y diversidad de formas que
nos obliga a pensar la organización de nuestras comunidades nacionales y su
defensa de nuevas y más complejas formas
Partimos de una serie de definiciones a priori.
Una, el ejercicio de la soberanía (como, quienes la ejercen) es un asunto
principal de toda comunidad. El Estado es la forma política actual aún vigente
de organización de las comunidades. Entendemos como “comunidad” la formación
social específica ligada por diversos lazos estructurales, económicos,
políticos y culturales. El ejercicio de la seguridad interior y la defensa
exterior, son atributos básicos de la soberanía, sin ellos no existe tal cosa.
No hay soberanía sin defensa, no hay defensa sin FFAA (aunque puede haber FFAA
sin defensa ni soberanía)
Una visión completa de cualquier aspecto de la
vida social en general debe ser pensada en el marco de la etapa historia en que
se encuentra la sociedad en cuestión, tanto en su desarrollo propio, como en relación
con el desarrollo del resto de la humanidad.
En general tendemos a pensar “la defensa” con
los criterios a los que estamos acostumbrados: el de los Estados-nación de los
siglos XIX y XX. Sin embargo todas las sociedades humanas han tenido alguna
forma particular de ejercicio de la fuerza, tanto hacia dentro de las mismas
como en relación con otras comunidades.
Si el capitalismo (el socialismo también, y en
la practica con mayor esfuerzo que el capitalismo) creo Estados-nación que se
definían en forma precisa frente a los demás. A partir de esto se calificaba su
nivel de desarrollo e independencia entre la comunidad de Estados del mundo (imperialistas
de primero o segundo orden, sub-imperialistas, dependientes, semi-coloniales, coloniales).
En la actualidad pareciera que el capitalismo de esta nueva época tiende a
disminuir notoriamente la capacidad de esos Estados creados a lo largo de los
siglos para ejercer la soberanía en el territorio que los mapas les asignan,
aún como entidades administrativas dependientes.
Soberanía
nacional o transnacional
¿Que es la soberanía?: Es un término
sustantivo, en teoría política es la categoría que designa la autoridad
suprema que posee el poder último e inapelable sobre algún sistema de gobierno.
En diferentes formaciones sociales, esta autoridad puede residir en Dios, en el
Monarca, en una casta o clase social privilegiada, en otro país o comunidad
ocupante, en alguna institución, o en el pueblo en general con diferentes
grados de mediación.
¿Cómo se manifiesta la soberanía en concreto?
Uno de sus aspectos necesarios es el ejercicio de la autoridad, el monopolio de
la coerción. Pero la autoridad soberana debe tener un alto grado de consenso,
debe ser “legítima” o sea aceptada. En ese sentido la soberanía, es lo que hace
a la existencia de la comunidad, y el sistema político que la expresa hace al grado
de participación de los integrantes en la referida comunidad. En ese sentido se
define quien y cómo se detenta esa soberanía y se expresan dos de sus atributos
centrales: la seguridad interior y la defensa exterior
La soberanía es más que el
control militar y de seguridad de un territorio. Desde el vamos un Estado no
existe como Estado-nación si su mercado nacional no tiene múltiples intereses y
vinculaciones internas, más que externas. Como tampoco existe la soberanía en
las sociedades industriales, financieras, interrelacionas, en las sociedades
capitalistas modernas en general, si la autoridad de la comunidad no se
extiende a esos “territorios” industriales o financieros. O sea si la defensa y
sus atributos de fuerza no son capaces de garantizarla en esos “territorios”. O
mas bien, por la negativa, la soberanía, o parte de ella, reside en quienes detenten
la autoridad sobre esos territorios industriales o financieros (podríamos extenderlo
a culturales ahora que se ha mercantilizado y concentrado en gran medida la
producción de la cultura, etc.).
Como vemos en la actualidad la presencia
de las multinacionales, del capital globalizado, la difuminación de las
fronteras en lo que hace a la circulación de capitales y mercancías es una
política que con fuerza viene imponiéndose en el mundo de forma avanzada desde
la década de los 80/90. Esto no es novedad si lo analizamos desde una perspectiva
amplia, históricamente. Cuando la era del imperialismo, y aun décadas antes,
las potencias del siglo XIX imponían la apertura de mercados a cañonazos. Solo debería venir a
nuestra mente tanto las invasiones inglesas como la guerra del Paraná.
Sin embargo la novedad es la dimensión de la apuesta actual,
ya que en los siglos XIX y XX el rol de los Estados como sujeto últimos de soberanía
no era cuestionado abiertamente ni en teoría, en todo caso las instituciones
estatales locales “mediaban” con la potencia dominante.
Hoy (y esto si es novedad) una
serie de instituciones globales y organizaciones sociales, financieras y políticas
transnacionales se ubican por sobre los Estados. Son financieras, políticas, de
“libertad de prensa”, de comercio, ecologistas, de DDHH, productoras de recetas
para la legislación laboral, previsional, comercial, de salud, hasta penal… O
sea funciones estatales, con sus respectivas instituciones y legislación
transnacional, que buscan ubicarse sobre el Estado nacional: colocar la soberanía
aun más lejos de los pueblos.
Allí vemos los países sometidos a
tribunales extraterritoriales para cuestiones que son patrimonio indiscutible
de la propia definición como comunidad soberana. Tribunales de justicia o de
arbitraje ubicados más allá del “común acuerdo de que un tercero medie”. Sino
que aparecen instituciones en las que el Estado “delega” parte de su soberanía,
tal como las provincias argentinas lo hacen en el Estado nacional. Para
mencionar solo algunos de los más conocidos y reconocidos por nuestro país: GAFI
(Grupo de Acción Financiera Internacional), que controla el flujo de capitales.
El CIADI, dependiente del Banco Mundial, mediante el cual Argentina reconoce un
espacio de resolución de conflictos y fiscalización transnacional en donde el Estado
es litigado por cualquier privado en temas de tratamiento de deudas,
nacionalizaciones etc. Los consabidos BM o FMI. La CIDH (Comisión Interamericana
de DDHH) cuyo rol intervencionista al ser un organismo de esta
institucionalidad global es claramente sesgado. Instituciones aun no
reconocidas, pero que se presentan con “fiscales” o “dadores” de políticas y
asesoramiento, como la SIP
en prensa u organizaciones, empresas y ONGs paraestatales transnacionales, en
ecología, salud, DDHH, género, cultura, etc. Instituciones que a través de su
presencia capilar dentro de la formación social nacional, y con ONGs tributarias,
actúan imponiendo sus agendas.
Es de destacar que en la
constitución de 1994 se incorporaron algunos tratados internacionales en pie de
igualdad, desterritorializando así parte de la soberanía. Ese fue un paso en la
construcción de la soberanía institucional transnacional. Algunos “parecen”
justos y “lógicos”. Pero la lógica global de esta transnacionalización de la
soberanía no es el respeto a la vida de las personas, sino la
“provincialización” de los Estados. Aun así sus símbolos exteriores se
mantienen, como sus instituciones, aunque parecen tender a ser degradas a
instituciones de gobierno y administración de un espacio de negocios.
Lo mismo pasa con las FFAA,
instrumento por antonomasia de la soberanía. Es en este marco de evolución, de
derrota de los pueblos, de perdida de derechos por la clase trabajadora, que
debemos pensar la cuestión de la defensa nacional y las FFAA. Porque en el
terreno de la historia, al no ser lineal ni positivista, sabemos que es
definido por la lucha. Que el rumbo y la forma que se definan las nuevas
instituciones que pretende crear el capitalismo para hacerse mas eficiente en
su saqueo, será consecuencia de esa lucha. Y allí juegan las formas de
organización de la defensa y las FFAA que propongamos. De esta definición
multidireccional salen nuestras hipótesis de defensa.
La defensa nacional en la nueva era de dominación integral
del capital
A partir de estas definiciones
proponemos pensar cual es la forma alternativa en la que se puede intervenir
para construir un desarrollo histórico de liberación. Como disputar el tipo de
progreso a las clases dominantes que lo conducen sin caer en anacronismos. O en
resistencias de tipo “luddistas”. Y específicamente como pensar esto en el tema
de la defensa, las FFAA y la soberanía nacional, en un mundo que nos impone una
defensa y soberanía transnacional. Porque no hay soberanía sin defensa, y no
hay defensa son Fuerzas Armadas. Puede haber FFAA sin soberanía pero al revés
nunca.
Una cuestión que creemos que es
importante aclarar es que, como ya Marx hace mucho tiempo señaló, “La tradición
de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los
vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a
transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis
revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los
espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su
ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado,
representar la nueva escena de la historia universal”. Se refería a la comuna
de Paris de 1848 y sus identidades. A que los revolucionarios de todas las
épocas visten sus proyectos hacia el futuro con el legado de la historia. Es
así que, advertimos, aunque estemos planteando que nuevas formas de dominación
requieren nuevas respuestas, estas se vestirán del lenguaje y las categorías de
las luchas por la liberación del pasado, de las tradiciones que son conciencia
colectiva. Que mucho de lo que se hace contra el avance de relaciones de
dominación y enajenación mas sofisticadas o nuevas, parece sólo “resistencia”.
Pero es también ofensiva. Todo tiene su aspecto de resistencia y de ofensiva,
de pasado y de futuro. Por eso la reivindicación de la autoridad del Estado-nación,
y de la defensa nacional es futuro y ofensiva.
Creemos que cada formación social
tiene sus propias expresiones militares y sus propias ideas de defensa, como ya
Clausewitz señalo hace casi 200 años. Esto es así aun dentro del mismo modo de
producción capitalista. Los ejércitos de masas que se enfrentaron en trincheras
en la Primera
guerra mundial o la revolución rusa, distan de los de la Segunda y aun más de la
guerra de Vietnam, de las luchas de liberación o de Malvinas. Hoy la guerra
tiene nuevas formas y requiere nuevas doctrinas que van de la mano del
desarrollo de los Estados, de la conciencia de los pueblos sobre la agresión,
la defensa y de la tecnología que se aplica a las actividades humanas. Y la
guerra es una actividad humana por excelencia, casi primigenia, tal como
lúcidamente señalaba Marx en sus escritos sobre las Formaciones económicas
precapitalistas.
Pero, no existe una instancia de
“paz” separada completamente de una instancia de “guerra”. De la guerra
pura a la paz pura (si es que esas cosas
existen) hay un continuo de situaciones que son las más comunes, tanto en lo
interno de cada sociedad como en las relaciones interestatales. Y a su vez es imposible
(y esto sólo lo intuyó muy lateralmente Clausewitz, pero si lo vieron algunos
marxistas) discriminar las luchas “civiles” de las internacionales. Esto, en la
actual etapa que vivimos, pareciera cobrar una fuerza desgraciadamente muy real
que debemos tener en cuenta, sin esconder la cabeza como el avestruz. Conflictos
que van desde Venezuela a Siria, desde Bolivia a Irán tienen ambos aspectos:
“La guerra es un camaleón porque en cada circunstancia cambia de carácter” ya
había señalado Clausewitz.
A pesar de autoinhibirnos en lo
que hace a FFAA y defensa ¿Es impensable que estas situaciones se den en
Argentina? Recordemos la muy acertada definición de De la Guerra
“la guerra no empieza por la acción del agresor, sino por la voluntad del
agredido de resistir”.
Doctrinas del Estado global
Actualmente se nos imponen en el
mundo formas militares de organización surgidas de un desarrollo acorde al
domino de la oligarquía global y sus formas estatales. La oposición a esto, y
las alternativas militares y de defensa necesaria, deberán esta acorde a las
nuevas formas y desafíos que esto
implica. En lo político, económico, tecnológico, etc.
El gobierno de la oligarquía financiera
nos propone una defensa nacional acorde a la existencia de una fuerza militar
global incontrastable, por fuera del control de los Estados-nación saqueados, y
unas fuerzas nacionales destinadas a garantizar el funcionamiento razonable de
los Estados-nación como espacios de negocios. O sea una fuerza que, en nuestro
caso, estaría cercana a una Gendarmería o Prefectura reforzada. Su doctrina
debe ir acorde a cumplir con la misión de actuar contra las “nuevas amenazas”
que nos presenta el orden global: delitos complejos transnacionales, narcotráfico,
terrorismo… Quizás alguna insurrección de envergadura.
Si nuestra política, basada en mantener la soberanía los mas
cercana al pueblo de cada país, es impedir y recuperar la capacidad de ejercer
el pleno gobierno: sobre “territorios” controlados por el capital transnacional
y sus instituciones de gobierno. Las FFAA que debemos disponer deben estar acorde
a esas amenazas a esas hipótesis de conflicto.
Una, muy clásica, es la del atlántico
sur, Malvinas y Antártida. Pero las posibles amenazas financieras, y desestabilizaciones
que surgen de ellas, implican a la defensa en general, la defensa del ciberespacio, la de las redes
de producción y difusión cultural, transporte y logística, la recuperación y
defensa de nuestra fuentes de recursos de las que hoy estamos desposeídos o a
los sumo cobramos un impuesto (útil para el mantenimiento de nuestro gobierno
“provincial”). Frente a esto, el desarrollo de una base económica y tecnológica para la autonomía nacional y la
ocupación concreta del espacio aéreo, marítimo y espacial. Para empezar, de estas
amenazas y necesidades salen las necesidades de nuestras FFAA.
Y volviendo a la tradición y
memoria popular, las ideas básicas del peronismo expresadas en 1944 en la UNLP , por el entonces coronel
Perón: Defensa nacional, justicia social, “nación en Armas” y desarrollo
económico independiente, eran temas articulados. Estas ideas sirven de base. Por
todo esto la defensa no es una cuestión sólo de militares, lo es de todo el
pueblo.
La defensa nacional es un tema ausente en la democracia. Si
antes de los ochentas lo que estaba en juego era la pelea entre DSN y de
Defensa nacional, entre un desarrollismo anticomunista y un antiimperialismo
peronista o no. La democracia desde 1983 careció de política de defensa, en
consonancia se produjo un vaciamiento de las FFAA. Y consideramos que no es
casualidad que esto haya ido de a mano con la colonización del capital
transnacional y con los “Acuerdos de Madrid” firmados en la época de Menem con
Gran Bretaña. O sea este periodo de gobiernos legitimados por elecciones
periódicas tuvo “política hacia los militares” pero no “políticas de defensa”.
Lo malo no es la existencia de una política de “control civil” (que debería
llamarse de integración de las FFAA con la nación y su pueblo) o de
“democratización”, ni menos de juzgamiento y castigo de los crímenes cometidos
en todos los planos. Lo grave, sí, es la “confusión” de esto con “políticas de
defensa”, es más, la contraposición que parece promoverse entre defensa y DDHH.
Esto es urgente de superar.
Como construir la defensa nacional
Dicen los economistas burgueses
que toda crisis es una oportunidad. Y desde un punto de vista marxista
podríamos pesar que la crisis es una oportunidad de pensar en el cambio y/o la
construcción de nuevo. En el caso de las FFAA su crisis (que es la crisis de
nuestra nación) las ha llevado a un piso. Hoy está casi todo por hacer. El
cambio de gobierno iniciado con Alberto Fernández puede ser un momento
histórico en ese sentido. Para empezar hay que tener un proyecto de país y una voluntad
política, de allí saldrán las FFAA para defenderlo y hacerlo posible en lo que
corresponde. Remitiendo nuevamente a Clausewitz y sin intención de aburrir
“Así, el objetivo político, como causa original de la guerra, será la medida
tanto para el propósito a alcanzar mediante la acción militar como para los
esfuerzos necesarios para cumplir con ese propósito. En sí misma, esa medida no
puede ser absoluta, pero, ya que estamos tratando de cosas reales y no de
simples ideas, lo será en relación con los dos Estados oponentes. Un mismo
objetivo político puede originar reacciones diferentes, en diferentes naciones
e incluso en una misma nación, en diferentes épocas. Por lo tanto, cabe dejar
que el objetivo político actúe como medida, siempre que no olvidemos su
influencia sobre las masas a las que afecta”
El problema de la defensa
nacional en Argentina parte de dos condicionamientos básicos. Uno
presupuestario y otro cultural. El
presupuestario es el hecho que nuestras FFAA han subsistido con una asignación
de entre el 0.8 y 1% lo que las coloca entre las fuerzas militares que menos
dinero reciben en el mundo. Ubicándose entre los 20 países que gastan menos del
1%, varios de los cuales son Kosovo (país credo por la OTAN y protegido por esta)
Malawi, Mauricio, Panamá, Suiza, para poner ejemplos. Y muy por debajo de los
promedios elijamos del grupo de países que queramos (zona euro, países pobres,
ricos, grandes o pequeños), cuyo promedio ronda entre el 1.5 y 2% depende lo
conflictivo de la zona.
Nuestras FFAA reciben una
asignación presupuestaria que se ubica también por debajo del mínimo estimado
para que una fuerza armada se pueda sostener en tiempo de paz. Argentina tiene
el presupuesto militar de países cuya defensa se recuesta en otros más
poderosos, o de países vencidos en guerra, u ocupados. Aunque el presupuesto
militar lo hemos comparado en forma absoluta, también lo debe ser estudiado
forma relativa de acuerdo a dos categorías. Una, los países de la región, y dos
los países de similar PBI o índice de desarrollo. En ambos casos Argentina se
encuentra muy por abajo de nuestros vecinos estadísticos. 1.3% en promedio en
America latina (Uruguay 2%, Brasil 1.5% Chile 1.9% Bolivia 1.5%, ojo! Panamá y
Haití 0%). Y si lo comparamos con otros de similar envergadura, como Turquía,
Irán, Sudáfrica, por ejemplo también estamos muy atrás
De esta forma, en la práctica, el
conjunto del presupuesto militar argentino se asigna a sueldos. En sus
escalones más bajos los salarios militares están en torno al nivel de pobreza,
lo que sumado a la pérdida de prestigio y al veto a que un militar, por mas
idóneo que sea, ocupe algún puesto en el Estado etc. ha ahuyentado a las clases
mas acomodadas de la carrera militar. También se ha incrementado el porcentaje
de gente del interior del país por sobre las de las zonas centrales que forman
parte de las fuerzas. La asignación presupuestaria no alcanza para el
mantenimiento en condiciones de las instalaciones, ni para la alimentación
adecuada de las tropas. Y sólo muy pocas maniobras se pueden realizar. Llagando
los pilotos de la Fuerza Aérea
a carecer de las horas de vuelo necesarias. El ultimo gobierno de Mauricio
Macri, como cierre de una etapa, desfinanció y/o produjo la parálisis de los
centros de investigación y desarrollo y las fabricas vinculados a la defensa. Llegando
inclusive, acompañados de representantes de la embajada norteamericana, a
concurrir al CITEDEF y ordenar la destrucción de los misiles en desarrollo.
En este breve resumen vemos el
deterioro de las FFAA cuyo derrumbe es sin dudas desde los 90, aunque después
de Malvinas haya comenzado el intento de desarmarlas desde el exterior, y la
“desmalvinizacion” haya aparecido como política de Estado. Solo con Menem se
pegó el gran salto hacia atrás. Vale destacar también el deterioro o
envejecimiento del material en general. Algunas variables llegaron a un piso y
se estabilizaron, otras mantienen una caída que al llegar al borde de 0 se tornan
asintóticas. Salvo una, que es el personal militar: unas 105000 personas para
las tres fuerzas que permanece estable desde que se creó el sistema de soldados
voluntarios. Aunque con una pirámide poco razonable al tener unidades con
oficialidad y sub oficialidad pero muy pocos soldados: Regimientos del tamaño de
compañías y compañías de la dimensión de pelotones. Brigadas aéreas sin aviones
y bases navales sin barcos. Sin embargo la calidad del personal parece
sostenerse en esta situación desfavorable.
Como y para que recuperamos las FFAA
Para recuperar la defensa
nacional hay que responder varias cuestiones
¿Creemos que argentina necesita FFAA? Esta pregunta se
responde en las primeras páginas de este artículo. Pero la cuestión es si la
“sociedad argentina” hoy esta dispuesta a sostener la construcción de unas FFAA
de las dimensiones necesarias que sean el sostén de las aspiraciones soberanas
de territorio y recursos que proclamamos. Teniendo en cuenta además que, de
acuerdo a las hipótesis de defensa que se deducen de este trabajo, esta es una
cuestión de todo el pueblo.
En este sentido un desafío de
base es trabajar los que llamamos “cultura de la defensa”. Hacer una pedagogía nacional
que instale en las masas a través de la educación, el deporte, los trabajos
solidarios y los aparatos culturales del estado y privados, los desafíos
geopolíticos y los problemas de largo plazo de nuestro país. Y en ese programa pedagógico
integral de masas, incluir la cuestión de la defensa y las FFAA. El pueblo y
sus organizaciones deben ser “sujeto de la defensa” y las FFAA uno de sus
pilares.
Para ello debemos pensar la defensa
en dos sentidos. Uno en sentido amplio: la defensa como señalaba el entonces
Coronel Perón en exposición de 1944 en la UNLP , es mucho más que la fuerza armada. Son
todas las fuerzas materiales y espirituales de la nación, organizadas para
garantizar la independencia y el derecho a decidir autónomamente nuestro rumbo.
Por los tanto defensa es las finanzas, los recursos naturales, la industria, el
bienestar de las masas, la cultura, la integridad territorial que es la base de
los demás, la ocupación por argentinos y por trabajo argentino de todo el
territorio de la patria. Unas FFAA construidas para defender todo esto y
enfrentar las agresiones que implica esta decisión. Las FFAA tal como están
concebidas desde la primera mitad del siglo XX fueron un pilar de la industrialización
independiente y el desarrollo científico tecnológico y deben recuperar ese rol,
pero sobre todo esa conciencia. Sin embargo es el pueblo el que esta antes.
Podemos ver claramente las
“hipótesis de conflicto” (que llamamos “hipótesis de defensa”). Porque desde la
concepción integral del conflicto, las disputas en el mundo actual despliegan guerras
y agresiones contra los Estados que luchan por su independencia. Pero una
independencia de nuevo tipo contra las nuevas cadenas de dominación. Esas
agresiones guardan diversas formas y son combinadas. Una agresión financiera o
la rebelión de de un grupo de ricos locales, puede ser combinada con presiones diplomáticas
y/o militares. Y con intentos de generalizar la violencia en la sociedad agredida,
y eso se frena tanto interna como externamente con una fuerza militar sólida y
conciente de nuestros enemigos, de sus obligaciones con su pueblo y con la
nación. Pero fundamentalmente, como esas agresiones son integrales, capilares,
se deben frenar en cada terreno y para ello es el pueblo organizado el que debe
actuar como actor de la defensa nacional integral.
La defensa en sentido estricto es
lo que hace principalmente a las FFAA su doctrina, equipamiento, formación y
despliegue. En nuestra concepción debe incluir a las masas populares y las Organizaciones
Libres del Pueblo que las encuadran. Las tareas de reconstrucción y liberación
solo se pueden cumplimentar con una amplia participación de las masas, también
en las cuestiones militares. Para ello es necesario poner en debate la estructuración
de un “servicio civil de defensa y reconstrucción nacional”, en relación con
las FFAA, ofreciendo estas sus capacidades, logística organizativa y
técnica. Allí se puede organizar las
áreas de catástrofes y otras de asistencia crítica, y permitirá a los sectores
populares formarse y trabajar en tareas colectivas periódicas. Esto a su vez
acerca a las FFAA al pueblo, a los problemas cotidianos graves y es una vía de
formación en la “cultura de la defensa”, fuera del individualismo, en un
servicio colectivo.
El desafío inmediato y
estratégico es la Antártida ,
Malvinas islas y mares circundantes. Allí hay que ocupar con política y trabajo
argentino. Ampliar las bases antárticas y crear un polo antártico en Tierra del
Fuego, con una flota y aeronaves que garanticen la más y mejor vinculación
entre el continente blanco y el resto del mundo. Hay que transformar las bases,
hoy dependientes de cada fuerza en bases conjuntas, en consonancia a la
evolución de nuestras FFAA en el mismo sentido. Hay que ocupar el mar argentino
con pesca argentina y desalentar la pesca con base en Malvinas y/o
depredatorias. Hay que activar astilleros y producir pesqueros y pesquería
local ampliando la industria tanto naval como alimenticia, bajo bandera
nacional. Ampliar los puertos en la Patagonia y astilleros en la misma región. De
debe construir una base conjunta en la costa sur patagónica de cierta
proyección.
Se esta en condiciones construir
una serie de plataformas asentadas en nuestro mar y subsuelo como base de
vigilancia e investigación al norte y sur de Malvinas, con helipuertos y
amarraderos, con proyectos de control de pesca , como “torres de vigilancia” en
nuestro amplio mar, esto es posible hoy, mas rápido y barato que una flota de
guerra. Sobre todos estos temas existen proyectos en carpeta dentro del Ministerio
de defensa, sujetos a las discusiones, presiones y concesiones que debemos
evitar. Se debe avanzar en la relación
con los vecinos, ya que hoy tanto Uruguay como Chile son la logística de
Malvinas y del saqueo del sur. Básicamente son aliados de Inglaterra y
adversarios nuestros, aunque sorprenda y sea en parte por nuestra
responsabilidad.
No nos podemos extender en este
tema con aspectos técnicos, pero si podemos decir que hay otras dos áreas
estratégicas de defensa nacional de este tipo geopolítico amplio. La Cuenca del plata en la
recuperación de la llamada “hidrovía”, hoy completamente extranjerizada (hemos
perdido la guerra del Paraná sin disparar un tiro). Y la que hace a recursos
del suelo y subsuelo, muy relacionado con la enajenación de tierra de frontera,
para ello hay que reconstruir una ley de fronteras nacional inspirándose en la
ley de 1944 firmada por Farrel y Perón. Aunque el limite de la constitución de
1994 y la provincialización de los recursos naturales es un tema jurídico macro
que debe ser revisado ya que atenta contra la Defensa nacional desde al
concepción que sustentamos.
La carencia de un plan para la
construcción de las FFAA de largo plazo, no sujeto a contramarchas políticas,
es uno de los principales problemas de las FFAA. Así, aún en estas décadas de
retroceso se dilapidan recursos. Por ejemplo cuando se moderniza el TAM o se
anuncia un nuevo modelo de avión, o se pone en marcha misilística o aviones no
tripulados en los centros de investigación y desarrollo, nunca se llega a salir
del prototipo, se ignora el avance o se los destruye. La puesta en marcha de la
producción sufre condicionamientos que no se relacionan ya con lo económico,
sino con lo político. Para los aviones Pampa por ejemplo se decide usar
recursos por mas de 160 millones de U$S en 12 Texan de entrenamiento,
inferiores a los Pampa, en vez de acelerar la producción, mejorar la fabrica
para establecer una línea de producción y clocar en el mercado en condiciones
nuestros aviones, que son buenos y competitivos en su rubro. Pasan los años y
la modernidad de los mismos se pierde, o los pedidos caducan. Lo mismo con los
tanques TAM, que modernizados son aceptables como tanques medianos para equipar
el ejercito. Hace unos 10 años se fabricó el prototipo mejorado más rápido y más
preciso. O la marina. En argentina existen varios astilleros casi paralizados,
en su época fueron de punta. Existen planos para la fabricación en el país de
lanchas patrulleras oceánicas de calidad (que cubrirían nuestras necesidades en
ese embrionario sentido) con un buque con capacidad de combate. Además dando
trabajo y desarrollando tecnología y experticia para proyectos mayores. Además
de poder entrar al mercado de países del tercer mundo con un barco de combate
barato y competitivo. Sin embargo se invirtieron 350 millones de Euros en 4 patrulleras
francesas desarmadas para seducir al país galo en que nos “ayude” a que se
apruebe el nefasto convenio MERCOSUR-Unión Europea.
Un inicio embrionario casi un
gesto pero con proyección es la creación del FONDEF que aportará unos cientos
de millones de dólares, y cuyo objeto es tener dinero extrapresupuestario para
garantizar proyectos de largo plazo relacionado con equipamiento y desarrollo
militar científico y técnico.
Dentro de los temas de defensa en
sentido restringido se encuentra la formación militar. Allí hay un núcleo duro
para contar con nueva camadas de militares patriotas comprometidos con su pueblo
y concientes de los desafíos y posibilidades de argentina en el mundo. La clave
se encuentra en las escuelas de guerra, de inteligencia, conjunta; en general
en el trabajo capilar al interior de esas instituciones de formación de militares.
Son instituciones prestigiosas, pero cuyo personal en lo que hace a la las áreas
que transmiten concepciones sociales, históricas, doctrinales y geopolíticas,
tiene una fuerte presencia de docentes civiles y militares cuyo horizonte es el
occidente noratlántico, sus problemas y “modo de vida”, y aun con resabios de
intelectualidad “gorila” oscurantista. Allí hay que operar con una intervención
que vaya más allá de inicuos cursos de género o derechos humanos, o de
programas que son puestos en manos de docentes reaccionarios. Quizás con una
“aproximación indirecta”. Nuestra Armada por ejemplo pareciera tener la
concepción hegemónica de que solo existe un “norte” en el norte de America. Las
relaciones internacionales de nuestras fuerzas deben ser diversificadas y
usadas para nuestro interés, para aprender de doctrinas y conflictos en el
mundo, y no para que nuestros militares sean cooptados, ideológica y
económicamente. Hay que diversificar, no es necesario negar a los EEUU, pero
existe Europa, Rusia, China, y sobre todo países como India, Sudáfrica, Irán u
otros que nos peden aportar. Sin dejar de lado el horizonte latinoamericano como espacio geopolítico que
debe tender a la defensa conjunta. Aunque es claro que ese desafío hoy esta en
suspenso con el desarme del UNASUR y sus organismos de defensa.
A modo de cierre
En la primera parte del texto
hablamos de que nos paramos en lo conocido, el pasado pero para pensar el
futuro. ¿Cómo son los conflictos de hoy? ¿Cómo operan las FFAA en ellos?
¿Cuáles son los nuevos frentes de combate? Y entonces ¿Cómo deberían ser las
FFAA que proyectamos para dentro de 5, 10 y 20 años? Sirve de muy poco invertir
en equipamiento que sea obsoleto en pocos años. Las FFAA del futuro ¿Cómo serán?
Sin dudas debemos preparar la las FFAA para ocupar nuestro territorio y
especialmente el Atlánticos sur. Pero esto no será útil si no nos preparamos
para la guerra en el ciberespacio, para tareas de inteligencia estratégica, comunicaciones
avanzadas, detección y control temprano sobre todo el territorio. Ya hablamos
de una guerra, hoy, desarrollándose en el mundo. Misiles, aviones no tripulados,
submarinos, armas antiaéreas tácticas y estratégicas. Unidades militares de armas
combinadas, perdiendo la compartimentación entre Fuerza Aérea, Marina y Ejército.
Y una población preparada para la defensa territorial integral. Con la
conciencia de los que consideramos “nuevos territorios” sujetos de soberanía.
Muchas mas cuestiones técnicas, podrían
ser planteadas respecto a las FFAA y su equipamiento. Lo mismo una evaluación
de viabilidad económica. Pero no lo desarrollaremos. Mas que por extensión,
porque creemos que Argentina debe recuperar un sentido de marcha, un horizonte,
un proyecto nacional, una “cultura de la defensa”.
Los tiempos y los recursos deben
surgir de allí. Debe recuperarse el consenso social en la necesidad de la
defensa nacional. Nuestro debate debe se en torno a como y que FFAA construiremos
en el corto, mediano y largo plazo. Salir del círculo vicioso del pacifismo y
el desarme, que es parte de la estrategia de saqueo e indefensión.
La historia de nuestro país no es la de unos pocos años de
la perspectiva individual, ni siquiera la de nuestra generación. Nuestra
historia es parte de una mucho mas grande que abarca los que nos precedieron y
los que nos sucederán. Es la historia por construir y defender una comunidad
nacional. Y debemos construir proyectos que abarquen varias generaciones.
Hay que tener la confianza en
nuestra fuerza como nación, hay que tener la decisión de decir que no. De debe
que avanzar a recuperar los que es nuestro. Y para poder decir que no, hay que
tener con que decir que no.
Guillermo Martín Caviasca
10/3/2020
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