Guillermo Caviasca
Análisis del tratamiento de la deuda
externa durante el Kichnerismo a partir de la crisis actual
La deuda, el estilo kirchnerista y el relato
La deuda externa ha ingresado en nuestras vidas nuevamente, y por la puerta grande. Durante casi 10 años el discurso, o relato kichnerista, se sustentó en varias patas. Una de ellas era la “solución” del tema de la deuda que había sido una de las claves de nuestras crisis desde la última dictadura. Cuando Néstor abonó al contado 10mm de u$s al FMI, haciendo una enorme difusión de este hecho como una acción patriótica de independencia nacional, mucha gente lo interpretó como el fin del problema de la deuda. De la misma forma se presentó la inmediata anterior “quita” a los bonistas. Sin embargo el fallo judicial de un ignoto juez de Nueva York parece colocar nuevamente a nuestro país al borde del abismo[1]. En primera instancia dejamos discutir para más adelante si es cierto ese “abismo” que se abriría ante nosotros con el “default”, o cuales son las políticas que nos conducirían directamente hacia un abismo (que no son precisamente un “default”) que ya conocemos de varias experiencias a lo largo de nuestra historia[2].
Las decisiones de Griessa representan
solo a un porcentaje menor de bonistas, del 7% que no aceptó las condiciones
del canje kirchnerista. Parecería una exageración tal alharaca por tan pequeño
problema de unos usureros irreductibles. Y así lo interpretó al gobierno desde
el comienzo, pensando que nada iba a pasar. Sin embargo la cosa ya hace dos
años comenzó a crecer como una bola de nieve.
Las decisiones del juez en parte son extremas (tal como se
presentan en la prensa) y expresan la política más audaz de los sectores más
duros del sistema financiero. Su éxito necesariamente potenciará a nivel
mundial un poder supranacional radicado en los estados imperialistas centrales
de occidente. Será un paso en la concentración de poder de la fracción
capitalista mas vinculada al mercado financiero. Un paso más de la
globalización neoliberal. Esto último es sorprendente, ya que se produce en un
momento en que hace años el “neoliberalismo” como modo de acumulación de la
etapa parece haber agotado sus posibilidades llevando país tras país a la
catástrofe.
Sin embargo, lo viejo parece no querer morir y contraataca
con fuerza. En realidad la crisis sigue siendo una oportunidad de negocios del
capital financiero. En nuestro país los bancos siguen siendo el sector de la economía
que mas gana, aun cuando los demás pierden: recordemos que también fue Néstor
quien llevo adelante la compensación a los Bancos por la pesificación
asimétrica, un salvataje al sector mas ganador y clave de las reformas
neoliberales[3]. Y
ese sector sigue siendo ganador hoy.
Muchos economistas burgueses plenamente partidarios del
imperialismo y la globalización miran con recelo este fallo porque impide
flexibilidad en la solución de las crisis y coloca la soga a cuello de los
países endeudados poniéndolos al límite de sus posibilidades, desestabilizando
gobiernos y debilitando los consensos en el sistema mundial. Pero no nos
olvidemos que es neoliberal el pilotaje de la crisis en Europa, que es
neoliberal el golpe que en Ucrania desató la guerra civil actual. O sea, si
bien el fallo de Griessa puede ser extremo para el caso de buenos pagadores
como Argentina, no lo es tanto, ya que el neoliberalismo sigue imperando en las
ideas globales de las políticas económicas de los países occidentales y de los
organismos financieros.
Además es un fallo posible jurídicamente ya que nuestro gobierno
desde la época de Menem y ratificado por Kirchner aceptó someterse a esa
jurisdicción judicial, renunciando explícitamente a la soberanía. Aunque solo
afecta a un pequeño grupo de acreedores, la posibilidad de un fallo de este
tipo siempre existió, si bien muchos lo desestimaban por sus consecuencias
políticas y económicas, o sea extrajudiciales[4]. Debemos señalar tal como muchos lo hacen hoy que la cesión
de soberanía es excesiva y muestra la cara más nefasta y corrupta del sistema.
La recuperación es a todas luces necesaria, es una tarea recién se “discute”
hoy en esferas gubernamentales (por imposición de Griesa) después de 10 años de
gestión.
Lo raro para el relato, lo que hace
ruido, es la forma en que el fallo afecta a nuestro país gobernado por un
equipo que basó su consenso en el ataque al neoliberalismo y que buscó hacer de
eso conciencia. Pero aquí también hay un límite, ya que si nos salimos del
discurso los cambios no fueron tantos. Cuando comenzó el gobierno de Néstor, a
Cristina se le atribuye una frase que sintetiza el problema: “nuestro gobierno
va a ser de mucha política y poca economía”. Indudablemente hubo mucha
economía. Pero el sentido de la idea planteada era que se avanzarían en muchas
acciones políticas destinadas a reconstruir las instituciones, el consenso en
el sistema; se realizarían los cambios necesarios para su funcionamiento y para
calmar el conflicto social, y para reconstruir la capacidad nacional de generar
riqueza. Una riqueza que se repartiría en partes desiguales entre
transferencias al exterior, acumulación de los burgueses locales, consumo de
las clases media y trabajadoras sindicalizadas, y asistencia a los “sectores
vulnerables”. Sin alterar sustancialmente las relaciones económicas
fundamentales que hacen al modo de acumulación.
Este programa debía ser atractivo al mundo financiero
internacional y a los monopolios encargados de canalizar la “acumulación
primitiva” en el centro. Y a su vez debía satisfacer a los empresarios locales,
a los trabajadores y a los marginados. Una utopia donde se debía combinar
nacionalismo popular, con neoliberalismo, en un delicado equilibrio solo viable
por las enormes riquezas generadas en nuestro país. Uno de los factores de
equilibrio que debía ser abordado era el de la deuda externa.
La deuda y el kichnerismo
El 22 de
septiembre de 2003 Néstor Kirchner ofreció, desde Dubai, una quita del 75%
sobre una fracción de nuestra deuda externa: unos U$S 78.000 millones de los títulos
en default, como propuesta para encontrar una forma de pago ajustada al nivel
de crecimiento de la economía local. Esa quita implicaba para estos “buitres
buenos”, si aceptaban la propuesta, que se les entregaban nuevos papeles a
cambio de los defaulteados. Se embolsarían una ganancia que podía llegar al 300%
sobre el capital invertido en el momento de la compra de nuestros devaluados títulos
de deuda en cesación de pagos[5], sin
dudas menor al más del 1000% que pretendían, pero igualmente suculenta. Estos
nuevos títulos ajustaban su rentabilidad a las tasas de crecimiento del PBI
etc. lo que preanunciaba sin dudas un beneficio enorme. Así lo entendieron los
fondos que administran el 93% del total de esas perversas cuestiones. El
gobierno argentino les aseguraba una ganancia muy importante[6], así
la rentabilidad futura prometía ser mayúscula, ya que en general la Argentina anunciaba un
ciclo de buenos dividendos a la salida de la crisis, como se estaba verificando
con la recuperación acelerada de la economía por esos años. Los cupones atados
a la marcha de la economía que se ofrecieron como incentivo a los bonistas
contemplaron todos los años –hasta 2012 y con excepción de 2010– un promedio de
1500 millones de dólares anuales, que por sí solos permitieron recuperar hasta
el 50 % de la inversión inicial. Esta es una de las claves de la visión
kichnerista sobre la deuda: acordar con los acreedores y los organismos
financieros una forma viable en la que Argentina garantice el pago de su
tributo anual al sistema.
¿Cómo fue la
evolución de la deuda en esta década larga que llega a su fin? El 23 de
diciembre en medio del levantamiento popular y la crisis orgánica más fuerte
que se haya desatado en argentina Rodríguez Saa asumió la presidencia y dio un
discurso de barricada en el que anuncio la suspensión de pagos de la deuda en
medio de la ovación de la asamblea legislativa. La deuda pública ascendía
entonces a US$ 132.143 millones y los títulos públicos[7]
representaban el 72,2 por ciento del total. Al momento de declararse el
default, algunos principales acreedores del país eran argentinos tenedores de
bonos, que los habían adquirido principalmente a través de los fondos de
jubilación y pensión que administraban las AFJP (como vimos la quita incluyó un
bono para ellas los cuasipar que les reconocían el 70%). En el año 2008 Cristina
estatizó las AFJP lo que revirtió en una “nacionalización” de una parte de la
deuda externa, que se contabiliza dentro de la deuda “intraestado”. La segunda
medida de Saa se basaba en no devaluar sino crear una moneda paralela. Con la caída
de Saa (en solo una semana) el bloque devaluador encabezado por Duhalde, la UIA (e integrado por Kirchner,
De la Sota, los
medios etc.) impuso la brutal devaluación del 2002. La devaluación implicó un
cambio de la coyuntura económica y financiera del país.
Néstor paró su política económica sobre tres situaciones que
le fueron ventajosas. Una, la devaluación con su tremenda transferencia de
recursos a la burguesía y protección
para los productos nacionales. Devaluación cuyos costos sociales heredó
Kirchner (salario real pulverizado entre otras), pero ya superado el momento
mas duro del costo político. Dos, el ciclo favorable de precios internacionales
de bienes primarios. Con su doble
“beneficio”: el ingreso a las arcas de estado por impuestos a la exportación; y
por el atractivo a inversiones “extractivistas”. Y tres, el “defalult”
declarado por Rodríguez Saa[8] a fines del 2001 durante la semana que ejerció la
presidencia, en medio de la crisis orgánica, social, económica y política[9] más fuerte de nuestra historia. No pago que permitió
reconstruir la capacidad económica del país, al igual que a Carlos Pellegrini
120 años atrás durante la crisis del 90 y de la Barning Brothers[10]. La suspensión (parcial) del pago de la deuda fue aceptada
como necesaria por el imperialismo (como en la época de Pellegrini), siempre
que fuera para poner en orden la casa y así poder seguir pagando en poco
tiempo.
Un dato interesante es que frente a la cesación de pagos la
presidenta maneja un doble discurso: por un lado ataca la medida como para
despegarse frente al poder imperialista y mostrar que ella no haría jamás algo
así (quizás por el marco político que le dio Rodríguez Saa: como hecho de
soberanía y no de negociación económica); pero por otro aclara, entre sonrisas
cómplices, que fue durante los meses que no pagamos la deuda cuando el país
volvió a crecer.
La deuda
(según como se calcule) equivalía a mas del 160% del PBI en el 2002. El canje
fue aceptado por el 76 % de los bonistas en el 2005 y por el 93% en el 2010.
Quedando fuera y litigando en tribunales extranjeros el 7% restante, los
llamados Buitres. El camino elegido por Néstor dejo de lado otras
posibilidades, como avanzar con la investigación sobre la legitimidad de parte
de ella (notoriamente ilegal). También aceptó que los nuevos acuerdos de pago y
de vinculaciones con el mundo de las finanzas reconocieran desde el Estado la
validez del CIADI[11], de
tribunales extranjeros “poco amigables” (mejor digamos imperialistas, que es
más correcto) y demás vinculaciones al sistema. Sin embargo el gobierno
resolvió distanciarse de los monitoreos de nuestro planes económicos por parte
del FMI pagando en bloque 10mm U$S (sin desafiliarse). Esto permitió llevar
adelante medidas económicas con autonomía sin
confrontar ni iniciar un proceso de desglobalización. Tampoco avanzó en
el impulso de mecanismos financieros internacionales con países amigos, o
alternativos a los occidentales (a pesar de que aumento notoriamente nuestra
vinculación comercial con China y que el marco geopolítico regional e
internacional era favorable). El gobierno eligió el camino de sugerir en
diferentes foros la “reforma” del sistema vigente sin avanzar efectivamente en
otras alternativas.
En el 2002,
según datos del INDEC, el PBI toco un piso de 230mmU$S. Con las “situaciones”
nuevas como base: default, acenso de los precios de los bienes primarios
exportables y devaluación, ya en el 2003 (año de la asunción de Néstor a la
presidencia) la tendencia de aumento del PBI había comenzado y se encontraba en
unos 260mm. A principios del 2014 se encuentra en más de 510mm (con frenazos en
el 2008 y desde el 2012). La deuda evolucionó de la siguiente forma: durante el
período menemista-aliansista la deuda (total) creció en forma constante en
valores absolutos y relativos (al PBI) de representar un 20% del PBI a la
salida de la crisis del 1989[12]
hasta cerca de un 80% del PBI el 2000.
Con la crisis
y el derrumbe del PBI la deuda sube en el 2002 a más de un 160%. Pero
es de destacar que con el paso del pico de la crisis, ya a fines del 2002 la
deuda está en disminución, un 135%. La deuda pública era de 191mm en 2004, el
95% del PBI[13]. Siguiendo los números
presentados por el gobierno, con la quita[14] del
75%, unos 65mm, la deuda pública bajó a 126 mil millones (145mm era la deuda
total). Hoy se encuentra en unos 240mm de los cuales entre el 50 y el 60% es
“intraestado”[15] (Sumando todos los ítems
posibles, pero no a los “buitres”, son unos 320mm la deuda total: 65mm de deuda
privada unos 10mm de deudas provinciales, CIADI, Club de París, cupones PBI).
Es un dato de la realidad que durante la
gestión K la relación deuda PBI caerá en forma constante hasta rondar en el
2011 la deuda total en el 40% y la pública el 20%. Lo que parece cambiar con una
tendencia a aumentar en este último año a partir de la “nueva política
económica” de retorno a los mercados hasta el 46% actual. También debemos
destacar que Argentina es el país de la región que mayor caída tuvo de la
relación PBI deuda (ver cuadro 7). Auque debemos destacar que si eliminamos el
pico de la crisis del 2001/2 esa caída es menor que la difundida, aunque sigue
siendo la mayor de la región. Es necesario mencionar que ningún otro país de la
región sufrió una situación como la del 2001/2 todos tuvieron sus crisis pero
ninguno un derrumbe catastrófico que haya afectado los guarismo económicos de
la misma forma[16]. Lo cual habla de la
tremenda perversidad del modelo argentino de neoliberalismo. O sea que en los
términos elegidos por el gobierno y valorados por las mediciones de los
mercados la política K fue exitosa.
Aunque el
“fallo Griesa” coloca en un aprieto esta
estrategia, aparece como un apriete: o cesión total a las presiones y con esta
cesión lograr la ansiada “vuelta a los mercados” que nos suministren los
fetiches dólar vs. Alternativas de financiamiento con recursos propios o
mercados alternativos (descartamos una política de liberación nacional que no
se encuentra en la mente del gobierno).
Son de
destacar tres cosas. Una que es importante comparar la evolución de la deuda no
con respecto a momentos excepcionales como el 89 o el 2002, sino frente a
momentos típicos y que permiten ver tendencias. Dos que el volumen de la deuda
nunca dejó de aumentar (salvo el año de la quita, ver cuadro 1). Y tres que si
bien es cierto que la relación deuda-PBI es más importante que el volumen, es
tan importante como la capacidad de pago del país respecto de los vencimientos
y demás temas relativos al drenaje de divisas al exterior que hacen a la
balanza financiera del país y con ella a la balanza total.
Durante la
década del noventa la balanza comercial fue deficitaria en un promedio anual de
U$S 8400 millones en dicho período. La evolución del saldo favorable del
comercio internacional se debió a varios temas entre ellos los precios de los
productos exportables y las medidas de base presentadas más arriba que
permitieron durante la década K un promedio anual de la balanza comercial
favorable de unos U$S 14.000 millones, lo cual expresado en términos del tamaño
de la economía argentina significó pasar de un déficit promedio anual de 1,6% del PIB en el trienio 1998-2000 a un superávit de 4,6%
del PIB en 2008-2010. Aunque en % del PBI el superavit comercial viene cayendo
desde un 16% a un 4% es bueno destacarlo. También, hasta el 2009
aproximadamente, la actividad industrial creció en mayor medida que la
actividad relacionada con el sector primario (aunque en “sector industrial” se
incluyen minería y otros productos muy poco elaborados destinados a la
exportación) Ver cuadro 8.
En importaciones
las de bienes intermedios (o sea insumos semielaborados para la industria) son
el rubro mas destacado. Su participación es mayor al 50 % del total y es mucho
mayor porcentualmente que en otras etapas de nuestra historia donde primó el modelo
de sustitución de importaciones. Y el segundo rubro son los bienes de capital.
Ambos rubros hablan de la debilidad del modelo industrial K, que continúa
extranjerizado y nada eslabonado, con lo que su sostenimiento implica un drenaje de divisas permanente, muy superior a
otra épocas y señalando su carácter estructuralmente dependiente[17]. Pero
esta crítica es arena de otro costal (aunque es parte de las causas de la
crisis general del modelo desde nuestra perspectiva que no escinde el tema
macroeconómico del tipo de economía que se pretende desarrollar). Lo cierto es
que durante una gran parte del periodo kirchnerista la balanza de pagos[18] fue
excedentaria, sostenida en gran parte por el alza de los precios de nuestros
bienes exportables (saldo positivo de la balanza comercial) y eso permitió
encarar las políticas de gastos y de “desendeudamiento” del gobierno.
Desendeudamiento que implicó compromisos de entre 5 y 10mm de U$S anuales.
Sin embargo la
balanza de pagos (resultante entre la balanza comercial y la balanza
financiera) en general tuvo una evolución diferente (preocupante desde el 2009).
Para el 2012 el déficit de la balanza de pago superó los 4mm U$S. Para el 2013
superó los 7mm U$S[19] (ver
gráfico 5). Esto no se relaciona solo con el tema de la deuda sino con otros
desequilibrios no previstos (aunque previsibles) como el tema energético, el
aumento de las importaciones debido al poco integrado desarrollo industrial.
Los déficits de los sectores electrónico (4mm U$S), automotriz (7mm U$S),
etc.), entre otras ramas[20].
Otro hecho
destacado del modelo K es que desde el default argentina no recibió financiamiento
externo digno de ser mencionado con preocupación. Lo cual marca una ruptura con
el pasado desde la dictadura (quizás la principal ruptura). Además, como bien
señala Cristina, fueron los años de cesación de pagos los que permitieron la
rápida recuperación de nuestra economía (al menos en números macroeconómicos). Muchos
critican desde “la derecha” este hecho que implicaría haber desaprovechado
financiamientos internacionales a tasas bajas. Pero eso parece más bien un
artilugio destinado a propagandizar el modelo de integración pleno al mercado
financiero mostrando los beneficios que trajo a países como Chile. Modelo que
claramente nosotros consideramos nefasto.
Desde el
comienzo de la recuperación se pagó con recursos genuinos del país entre 6 y
10mm de U$S anuales Para ser claros el aumento del pago de intereses desde el
2011 viene en esta progresión (no se el capital sino solo parte de los
intereses): 8.800 ó 9.400m en 2011, 10.200m en 2012, 10.800m en 2013 y 12.200m
en 2014[21]. En
este sentido la medida mas destacada, que tuvo enorme impacto político, fue el
pago por adelantado al FMI de 9810m U$S en diciembre del 2005[22],
poco después de haber acordado la primer quita a otra porción de acreedores y
representaba el 9% del total de la deuda pública en ese momento. El pago
permitió al gobierno llevar adelante programas económicos sin recibir monitoreos
ni tener que rendir cuentas al Fondo. Brasil había anunciado la misma medida
solo unos días antes con el mismo objetivo abonando de un solo pago 15500m U$S.
Recordemos que la deuda con el fondo es la relacionada con los créditos que
este realizan para “ayudar” a países en problemas (los famosos Stand By) y
están condicionados a su utilización en los temas que se acuerdan con el
organismo. Néstor lo presentó con enorme publicidad y muchos creyeron que se
había pagado la deuda, desde ese momento, es cierto, el tema deuda desapareció
de entre las preocupaciones cotidianas de los argentinos. Algunos detalles que
pasaron desapercibidos, es que el Fondo recibió el total de la deuda sin quita
ni investigación
Según la
presidenta los pagos de deuda totalizan unos 130mm U$S (otros datos dan 170mm).
Contradictoriamente en los últimos 4 años la deuda aumentó caso 60mm a pesar de
haber pagado más de 40mm (esta es la clave del “sistema de la deuda”). A lo que
hay que sumarle unos 80mm de “salidas” de capitales. Además el gobierno estima
en 205mm los capitales argentinos en el exterior (las estimaciones más
pesimistas hablan de 440mm). Las cifras son aproximadas y sin dudas sujetas a
discusión, pero aun las estimaciones mas conservadoras, muestran capitales que
equivalen a una argentina completa construida de nuevo, salidos del país
durante este periodo. Todos recursos genuinos producto del trabajo argentino de
los últimos 12 años.
Un elemento más
de la política kirchnerista de desendeudamiento que el gobierno destaca es que
existe un alto porcentaje de la misma que es “intraestado”[23]. O
sea que el Estado se debe a si mismo principalmente al ANSES y al BC. La
evolución es clara y demuestra una estrategia del gobierno: la deuda a
organismos públicos paso del 21,8 por ciento en 2008 al 2010 46,8% y en el 2011
al 53,8%, en el 2012 era 58% y en el 2013 59%. La tendencia es notoria desde el
2008 cuando estallo la crisis mundial y continúa con el actual cuello de
botella económico local. Es evidente que el gobierno no recurrió a préstamos
del exterior (en grado destacable) y que tomó recursos propios para financiar la
economía. Ello fue posible a partir de dos medidas fundamentales. Una, reforma
de la carta orgánica del BC y otra la nacionalización de las AFJP. Ambas
medidas recuperaron para en Estado el manejo de dos instrumentos centrales de
política económica y social, pero también fuentes de recursos importantísimas.
Esta política
tiene dos caras. La deuda intraestado es un mecanismo que permite obtener
recursos genuinos en forma inmediata a muy bajo costo económico y ninguna
dependencia externa. Sin embargo los recursos no surgen por alquimia, son
emisiones de pesos, bonos, fondos del Anses, BC o BN cuya reposición es
necesaria en algún momento. El no hacerlo colocaría en quiebra al sistema
jubilatorio o a los bancos o se saldaría con inflación y/o ajuste. El tema esta
en que ese financiamiento sea utilizado en inversiones que multiplique la
riqueza. Este fue el pilar de la economía de la deuda K en los últimos años.
Balance y perspectivas
“El
kirchnerismo será reconocido por haber resuelto el problema de la deuda externa”,
sentenciaban los escribas kichneristas en sus diarios y en la TV generando una sensación en
las masas de que “ya no había deuda externa”. Ese relato sirvió para hacer
política y generar el consenso K que tanto peso tuvo en los sectores progresistas
y populares estos 10 años. Sin embargo cuanto más grande e innecesaria es la
mentira más fuerte puede ser el golpe al despertar.
¿Pero fue
“todo negativo”? Frente al relato de la nueva independencia sin dudas decimos
sí. Pero por fuera del relato podemos ver otras cosas. Es evidente a partir de
los números que se presentan más arriba que hubo algunos cambios en el modelo K
de gestión de deuda que debe ser analizado como relativamente positivo
(relativamente a las gestiones de deuda anteriores desde la última dictadura):
balancear rupturas y continuidades y ponerlas en contexto. La relación deuda
PBI ha vuelto a ser normal, una parte sustancial de la deuda es con organismos
del estado (o sea del estado consigo mismo) y una parte sustancialmente mayor
de la deuda es en pesos.
De los datos
presentados antes se puede observar un sistema que el K adoptó para el
tratamiento del tema. Hemos elegido números de diversas fuentes (Indec, BM,
FMI, BC, diarios especializados, economistas críticos, CEPAL, etc.), hemos
visto que a pesar de que esos datos difieren y las conclusiones de largo plazo
que planten son diferentes, no alteran la posibilidad de hacer un balance
general de la economía argentina en el tema deuda. Para los próximos al
gobierno las curvas tiene picos de éxito más agudos y caídas mas atemperadas,
números mas abultados, etc. y para los más críticos eso se atenúa en sus picos
y se profundiza en sus caídas, peor nunca tanta como para cambiar la tendencia
general. No era nuestra intención hacer un análisis exacto de los números sino
determinar tendencias, para presentar nuestras hipótesis.
Otra
advertencia se relaciona con los números argentinos en el contexto regional y
mundial. Los países de America Latina en general mejoraron mucho sus
indicadores de PBI (per cápita), pobreza, desempleo, etc. la última década.
Argentina se mantuvo dentro de los mejores pero no descolló, fue parte de lo
normal (ver gráfico 4). Sin embargo un detalle es que si comparamos en un plazo
mas largo previo a la crisis del 2001 o mejor, previo al menemismo, la situación
Argentina actual no es destacadamente mejor y quedaría muy por debajo de las
pendientes alcistas de las curvas de los demás países. Cualquiera que mire una
estadística completa de indicadores macroeconómicos va ha ver un deterioro de los
mismos acelerado en el lapso 95-2002; y un deterioro también notorio de los
indicadores sociales en el periodo 90-2002 (según datos del BM y de la CEPAL).
Por último
creemos importante destacar que a veces estos indicadores macroeconómicos deben
ser analizados y no vistos superficialmente, ya que los números que muestran
pueden ser engañosos o deben ser interpretados de acuerdo a intereses de clase
o nacionales. Nos preguntamos ¿debemos medir el PBI o el PBN (producto bruto
nacional)? O sea excluyendo lo que generan dentro del país los capitales
extranjeros que lo capitalizan fuera. Algunos pueden responder que esto se hace
difícil por el grado de transnacionalización de las economías. Sin dudas es
así. Pero también debe ser un dato a pensar cuanto vale un enorme PBI generado
por una economía cuyo grado de extranjerización es extremo. Según en INDEC ese
rasgo estructural de la economía argentina llega al punto que de las 500
compañías que más facturan en el país, 324 son extranjeras. Situación que el K
no alteró a pesar de las nacionalizaciones conocidas.
Por otra parte
también nos debemos preguntar por la composición del PBI, ya que si un
cartonero, un vendedor callejero, un trapito o un limpiavidrios facturan (o es
incorporado a alguna formalización o blanqueo) aporta al PBI. Y conocemos en
Latinoamérica especialmente economías cuya composición de empleo informal es
enorme y tiene un gran PBI. Básicamente no es lo mismo una fábrica metalúrgica
por mas pequeña que sea que el equivalente estadístico de lavacoches. No es lo
mismo una economía primarizada que una industrial, etc. Aunque el K puede
exhibir el mérito de ser el único país latinoamericano que no se re-primarizó
(en términos relativos) en la región, a pesar de ser un modelo en que el “motor
principal” es sin dudas primario exportador y apuesta a seguir así. Cada uno de
estos temas debería ser iniciador de otro artículo.
El hecho de
que una parte importante de la deuda sea en pesos y una porción sustancial con
organismos del Estado da la sensación de hacerla también más manejable. Es
cierto, si el Estado se debe a sí mismo se financia con su propio crecimiento
en el largo plazo: si le saco al ANSES 10mm debo generar esos 10mm de
crecimiento económico real, un crecimiento que genere más riqueza colectiva.
Una posibilidad aceptable si uso bien los recursos y que el estado puede
manejar con más flexibilidad y libertad. Pero si no, si las inversiones que
realizo con esos 10mm no generan riqueza, producirá presiones inflacionarias, déficits
y cargo sobre la población mediante un ajuste, al menos en el área a la que le
saqué el dinero.
Si aceptamos
las reglas que nos impone de la estructura socioeconómica, los números
kichneristas son exitosos. Los K aducen que una política más audaz implicaría
un mayor grado de enfrentamiento al poder internacional y que nunca estuvieron
dadas las correlaciones de fuerzas necesarias para ello. El campo de la derecha
está dividido, a pesar que el relato lo muestra homogéneo. Una parte aparece
denunciando al gobierno por haber desarrollado esta política con desvinculación
de los mercados y haber desaprovechado financiamiento barato y por ello
derrochado recursos y engrosado peligrosamente el gasto público. Pero una parte
sustancial de la derecha ve con bueno ojos en general la gestión K en tema
deuda. Tal es así que algunos de los más conspicuos economistas de la misma
afirman que el equilibrio entre PBI y deuda logrado por el K es sin dudas un
piso auspicioso para volver a endeudarnos, y por eso apoyaban explícitamente la
“nueva política económica” K que Griesa parece haber hecho fracasar.
La nueva
situación que se desarrolla con sorpresa de propios y extraños con el fallo de
Griesa abre la posibilidad de un nuevo canal de sangría. Pero es absolutamente
necesario destacar que la actual discusión se encuentra dentro de la lógica
general con la que el gobierno kichnerista abordó el problema de la deuda desde
un comienzo. Esto es así ya que, como subraya la presidente en los más diversos
foros, nuestro país es “pagador serial” y esa virtud ha sido llevada a un
límite por el gobierno. Ya que, suponen los funcionarios, que hemos
reconstruido nuestra economía de tal forma que se encuentra aun más integrada
al mundo y produce excedentes suficientes para satisfacer una cantidad
superlativa de pagos al exterior sin que eso implicara un colapso que volviera
a poner en peligro a los acreedores.
El problema del gobierno con el tema de la deuda está en que no ve
otro horizonte que los "mercados internacionales" y el "sistema
mundial". Los discursos de la
presidenta insisten en la necesidad de Mercados "más justos" con
mejores organizaciones y disposiciones que los "controlen". O
sea el gobierno maneja la idea de que existe una identidad de intereses entre
nuestro país y sus acreedores internacionales, basada en la necesidad de estos
últimos de recibir su tributo anual en una medida razonable. Eso se deviene de
una idea que también el gobierno sostiene en forma permanente: que se debe pasar
de “anarco capitalismo” (sería el neoliberalismo de los 90 suponemos, modelo
que seguiría vigente los países centrales) hacia un “capitalismo serio” donde
existiera una razonabilidad en lo que hace al comercio internacional, la
competencia, y el funcionamiento financiero global. La presidente insiste en
esto, en la necesidad de una mayor y mejor organización del mundo globalizado.
O sea cree que existe un “imperialismo bueno” o no comprende la naturaleza del
imperialismo, ni siquiera la del capitalismo, y menos aun del mundo financiero.
Si bien esa necesidad de cobrar existe y es una posible carta a
jugar en ciertas situaciones de negociación, el límite de lo que significa
pagar para el mundo de las finanzas no se ajusta a las posibilidades de un
pueblo que necesita sus riquezas para su propio desarrollo. En las concepciones
económicas de los acreedores internacionales, de la burguesía trasnacional y en
la ideología de las potencias imperiales, el esfuerzo que deberemos hacer es
siempre mayor. Además el K parece de haber comprendido a fondo el “sistema de
la deuda” cuya situación de equilibrio ideal no se basa en que los países
paguen sino en que se endeuden y se globalicen.
El sistema es por naturaleza
"malo", o más bien competitivo, el capital tiene hambre voraz de
ganancias, cuanto más fáciles mejor, y si estas son grandes no se detiene ni
ante un genocidio. La naturaleza del capital es la competencia, la apropiación
de recursos al más bajo precio, la explotación de la mano de obra lo más
rentablemente posible, etc. El capital es como un animal salvaje: no puede ser
domado. Sólo el Estado puede eliminar al capital de importantes sectores de la
economía, construir murallas y puertas, que impidan su voracidad.
Por eso con la estrategia Kirchnerista
vamos a perder. Porque sólo se tiene la oportunidad de ganar cuando los
generales a la cabeza de tus ejércitos tienen la capacidad de ver con realismo
el escenario táctico y estratégico del combate. Y nuestros “generales” no
construyen las herramientas necesarias para la batalla. No lo hicieron estos 12
años cuando fue posible nacionalizar la banca, el comercio exterior, regular la
producción e inversión de capital para hacerla efectiva en la creación de un
proceso industrial integrado. No construyeron las distancias necesarias de los
organizamos financieros, no construyeron nuevos escenarios financieros
internacionales capaces de ser nuestro respaldo, etc. Y eso lo pagaremos hoy.
Con la
estrategia actual oculta también que la deuda es falsa e ilegítima, ya que su
monto es, en gran parte, producto de refinanciamientos impagables de
refinanciamientos anteriores también impagables. En muchos casos fueron transas
fraudulentas tal como se demostró en la causa Olmos cuya sentencia favorable
fue dictada por un tribunal argentino del Juez Ballesteros. Allí se demostró
que existían vicios de origen que ameritaban una auditoria antes de seguir
pagando. Pero ningún sector político nacional se preocupó en hacer cumplir los
dictados de la justicia, a diferencia de lo que hacen hoy con Griesa. Eso
introduce un nuevo y superior elemento de análisis. No existe tal fallo
judicial inapelable de un ignoto juez de NY que ha puesto de rodillas a nuestro
gobierno. Lo que se muestra a través del fallo Griesa es que la voluntad de
presión de un pequeño grupo de especuladores financieros pretende ser más fuerte
que la de nuestro Estado.
Las medidas
tomadas durante este año: el pago al CIADI de 500m U$S (donde Argentina tiene
acumuladas demandas por 20mm U$S que sin duda se refinanciaran en el tiempo con
nueva deuda), el acuerdo con el Club de Paris por cifras que en su conjunto son
superiores a la deuda que se anunciaba, el pago a Repsol de cifras superiores a
lo razonable, fueron todos pasos necesarios dados para volver a los mercados.
El K arrió una de sus últimas banderas: la del “desendeudamiento”, la
independencia del FMI. Pero estas medidas fueron vistas como una señal de
debilidad más que como un gesto de “buena voluntad”. Confiar en el imperialismo
es un error.
El gobierno busca
encolumnar a todos tras la patriótica política de “vencer” a Griesa y nos
permitan pagar a los acreedores que entraron al canje para que no caigamos en
el “temido” default, que dejaría a todos sin cobrar nuevamente. Esa es su
opción de máxima. Si lo logra un nuevo hecho patriótico será anunciado: el
acuerdo con los “buitres” que aceptarán bonos por una cifra muy superior a lo
que reclaman. Dirán que vencimos a Griesa al haber pagado a los acreedores que
entraron en el canje y haber acordado tomar nueva deuda para pagar a los
“buitres”, sin caer en el Default. En caso contrario sen seguirán buscando mecanismos
para cumplir con los compromisos pactados hasta el momento.
Paradójicamente el “éxito” (acordar con los
buitres pactando un arreglo intermedio) nos permitiría volver a los mercados.
Para nuestra perspectiva sería la peor opción. La deuda pública aumentaría de
inmediato si se repite la emisión de bonos consumada para acordar con REPSOL.
Lo mismo ocurrirá si se abonan las comisiones y punitorios que obtuvo el Club
de París. Pero lo más grave viene después, ya que los 1300-1500 millones de
dólares que se llevarían los primeros buitres constituirán el anticipo de los
12.000-15000 millones, que exigirá la segunda oleada de bonistas en litigio.
Según lo
pactado hasta hoy los vencimientos de la deuda pública en el 2015 se elevarán
hasta 13800m U$S y se mantendrán en torno a esa cifra o un poco mas en los
siguientes años hasta el 2018 en el mejor de los casos si no se producen nuevos
acuerdos como los del Club de París, se siguen pagando nuevos juicios al CIADI
o nuevos bonistas realizan nuevos juicios[24]. A
partir de ese año los vencimientos caían mucho. Esa era la opción que manejaba
el gobierno, si se observaban los vencimientos, antes de los últimos acuerdos
se observaba un incremento notorio de los mismos hasta el 2018 (allí ya
empezaba a caer) y posteriormente parecían extinguirse. Con esta argumentación
los economistas K (y la mayoría de los opositores) consideraban que el
endeudamiento era una opción posible, sustentable y hasta necesaria. Los nuevos
acuerdos emisiones de bonos, refinanciaciones ya habían hecho crecer los
vencimientos en una cifra cercana a los 75mm hasta el 2020 que se pensaban
“pilotear” con acuerdos de regreso a los mercados. Ahora bien la nueva situación, altera ese
panorama ya que implica una vuelta acelerada y masiva al endeudamiento[25]. Contra
estas opciones “catastróficas” es que lucha el gobierno, intentando llegar a un
acuerdo de endeudamiento “razonable”. Pero como vemos solo los nuevos
vencimiento programados son una tremenda carga para una economía en crisis, o
sea sin dudas deberán ser nuevamente refinanciados reinsertándonos a pleno en
el supuestamente superado sistema de la deuda.
Epílogo
La construcción de la épica kichnerista ha sido un punto
clave del modelo de acumulación política K. Lo que llaman “el relato”. El
relato tiene en algunos casos elementos de verdad, más o menos. Pero tiene un
pivote sobre el cual se apoya toda su posibilidad de ser aceptado: la
existencia de una abrumadora presencia de políticos, economistas, periodistas,
divulgadores diversos que se ubican en posiciónes más reaccionarias que la
política oficial. El gobierno dedica un gran esfuerzo a eliminar sus
oposiciones por “izquierda”. Por ello la actual épica de defensa de la patria
contra los buitres es posible. La oposición se muestra pidiendo ceder más, y
más rápido. La polarización existe, y aunque sea de matices, cuando aceptamos
las reglas esos “matices” no son menores: la “derecha” quiere pagar todo a
cualquier precio, los “progresistas” quieren negociar algo. Entonces la
política que describimos es fuertemente propagandizada para el consumo interno
como “patriótica”.
El Kichnersmo expresa una idea particular respecto del
peronismo, más bien una crítica particular al mismo. Desde el comienzo de su
mandato Cristina (con un énfasis que no se vio en Néstor) señaló que el rol del
movimiento obrero organizado debía ser limitado. Señaló en una de sus alocuciones
ante las cámaras del Congreso que “los sindicalistas no habían entendido en
otras épocas la necesidad de limitar sus reivindicaciones y que eso era parte
de la responsabilidad de los fracasos del pasado”. Esta crítica es en realidad
un replanteo de la visión tradicional del peronismo respecto al rol del
movimiento obrero en el Estado. Es un crítica que se entronca plenamente con la
crítica tradicional, elaborada por el antiperonismo liberal, aunque más
moderadas. Pero la cuestión es que precisamente era la organización obrera la
base de poder del peronismo, como una idea fuerza de Perón en su convicción de
buscar un equilibrio entre capital y trabajo.
Aquí entra el segundo tema.
Cualquier política que se plantee un nivel de independencia respecto de los
grupos dominantes a nivel nacional o internacional, o un cambio que implique
choques con fracciones de las clases dominantes debe ser la expresión de una
alianza social que exprese un poder capaz de sostenerla.
Se perdieron 10 años óptimos para acumular poder en ese
sentido. Aún manteniéndonos dentro de una lógica reformista, sin perspectivas de
cambio radical, algunos cambios clave no fueron realizados a tiempo o
directamente desechadas cuando aparecieron como propuestas. Avanzar sobre la
hegemonía del sistema financiero, nacionalizando la banca, o los depósitos, o
creando una nueva ley de entidades financieras que controle ese sector del
capital. Controlar el comercio exterior, con un “IAPI del siglo XXI”.
“Desglobalizar” la economía saliendo de los organismos que nos atan al
imperialismo en sus formas mas evidentes como el Ciadi o los tribunales
internacionales. Crear una economía más integrada nacionalmente, más
industrializada y eslabonada. Aprovechar los nuevos escenarios mundiales con
una óptica nacional de largo plazo y no sólo como negocios inmediatos. De hecho
Argentina hoy esta más vinculada económicamente a China y Brasil que a
cualquier país de occidente tradicional. Apostar a la creación de nuevos organismos
económicos internacionales de reemplazo que nos articulen en forma mas democrática
con nuestros posibles aliados regionales y mundiales, etc.
El fallo de Griesa dio un golpe a la
estrategia de re-endeudamiento. El gobierno se plantea ahora como resistiendo
una agresión imperialista e insiste en que podemos vivir con lo nuestro sin
recurrir a los mercados financieros como lo hemos hecho hasta ahora. Es cierto,
pero a esta altura de la situación requiere un paquete de medidas audaces que
dudamos que se tomen. Sabemos que en realidad se quiere volver a la estrategia
anterior. Las últimas indicaciones hablan de que se avanzará en la judicialización
del tema Griesa en la ONU
y en La Haya. Nos
parece extraño que eso tenga algún resultado positivo. Esos tribunales son solo
foros imperialistas, por ejemplo recientemente La Haya pretende obligar a Rusia
a abonar 50mm de U$S por la expropiación de una petrolera, en un fallo
claramente político en medio de la lucha de occidente por apropiarse de Ucrania
y la resistencia Rusa. La respuesta Rusa corrió por otras vías, una de ellas su
interés por más asociación con América Latina. La estrategia de nuestro
gobierno puede ser correcta si es para patear la cosa para delante lo más
posible, mientras se replantea una reorientación estratégica geopolítica. Pero
si lo anunciado por nuestros funcionarios de que buscan litigar para democratizar
el mundo financiero a partir de nuestra causa, son unos idiotas.
En realidad la alternativa para
nuestro país es un programa nacional de largo plazo que se sustente en las
cases populares y que retome las ideas de liberación nacional. Un programa de
reformas que ante cualquier traba aborde nuevas reformas y no concesiones, hasta
llegar a la transformación profunda de las estructuras que nuestro país y AL
necesitan.
Cuadros básicos
Grafico 1 - Evolución de la deuda total desde 1976 hasta 2014
(tomando como referencia inicio y fin del mandato)
Graficos 2 y 3 - Balance de pagos y PBI (el total esta en gris punteado)
Grafico 4 - comparativo de América Latina
Grafico 7 - Evolución
de la Deuda
externa en % del PBI (lo de estado de bienestar es una audacia de la fuente) Ya
que las variables a ser tenidas en cuenta para categorizar a un “Estado de
bienestar” no son centralmente la relación Deuda/PBI, sino grado de
participación de la clase obrera en el ingreso nacional, grado de beneficios
indirectos, grado de sindicalización, homogeneidad del proletariado y de los
beneficios sociales de las clases asalariadas, pleno empleo, etc. Variables que
no analizamos en este trabajo
Grafico 8 –
evolución del comercio exterior argentino en las ultimas tres décadas
Guillermo
Caviasca
Julio 2014
[1] A lo largo de este artículo se
repiten términos de la jerga económica cuya claridad entre los legos no es
mucha. Por eso presentamos en esta cita algunas “traducciones” simplificadas.
Otras las iremos aclarando en citas a medida que aparezcan. “Quita”: termino
que significa que sobre el valor de mercado de los bonos de la deuda argentina
en default tal como cotizaban en ese momento se ofrecería unos nuevos bonos a
menor valor. “Default” es un termino técnico en ingles que significa que se
suspende el pago de la deuda. “Canje”: es cambiar un instrumento financiero por
otro; por ejemplo: acciones, bonos, cupones, (son papeles que representan un
determinado valor, con un tipo de ajuste se su rendimiento de intereses) por
otros bonos cupones, nuevos de diferente valor nominal con un diferente tipo de
cotización y obtención de intereses.
[2] Desde el primer empréstito
internacional de Rivadavia en la década de 1820, nuestro país pasó por
diferentes procesos de endeudamiento. El primero es el que mencionamos de
Rivadavia con la
Baring Brothers. Posteriormente un nuevo proceso se da en el
post rosismo, que estalla en la década de 1890. Bajo el gobierno peronista de
los cuarentas la deuda prácticamente desaparece. El proceso de endeudamiento
recomienza hacia el final del gobierno de Perón (suavemente) se profundiza, con
el FMI en el periodo de Frondizi. Pero solo con la última dictadura comienza el
actual ciclo de endeudamiento con sus fatales consecuencias. Este nuevo ciclo
pega un salto cualitativo bajo el régimen menemista con el “megacanje” de 1994.
[3] El presupuesto 2004 había asignado
14mm $ para compensar a los bancos, cuando aun esas entidades estaban
“blindadas” literalmente ante el temor de ser asaltadas por depositantes
estafados; y con una amplia conciencia en la población de que eran responsables
de la catástrofe..
[4] Fue el Megacanje del 94 el que instauró el sistema. Y
se realizó forzando la legislación vigente la cual preveía que “El Poder Ejecutivo queda asimismo facultado
para prestar la garantía de la
Nación, (…) para someter eventuales controversias con
personas extranjeras a jueces de otras jurisdicciones, tribunales arbitrales
con dirimente imparcialmente designado o a la Corte Internacional
de Justicia de La Haya”.
Sin embargo desde Menem se sostiene que: “Autorízase la inclusión, en las
condiciones de emisión de los Bonos emitidos, de cláusulas que establezcan la
prórroga de jurisdicción en favor de los tribunales ubicados en la ciudad de
Nueva York (…) y la renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana ...”
artículo 4to. Decreto Nº 1161/94 del 15 de julio de 1994 firmado por Carlos
Menem y Domingo Cavallo.
[5] La deuda que se dejo de pagar (eso significa “entro en
default”) y renegoció Néstor era solo una parte del total. La deuda tiene
varios componentes y diferentes acreedores. Uno de ellos eran papeles (títulos)
que cotizaban en bolsa producto de procesos de renegociación anteriores como el
“megacanje” de 1994. Ese porcentaje era administrado por diversos fondos de
inversión que operaban con los bonos de una cantidad de accionistas
individuales (personas o empresas) para hacerles ganar dinero mediante el juego
especulativo.
Más allá de que en el sistema
de la bolsa sean todos “buitres” se utiliza ese termino para designar a los
fondos de inversión que aprovechan situaciones de crisis de países para comprar
sus activos devaluados en el mercado y después sacar enorme rentabilidad en
poco tiempo cuando esos países se estabilizan. ¿Cómo operan estos capitales
especulativos en la era del neoliberalismo? (y como siguen haciéndolo en la
actualidad): La apuesta es a nichos de
valorización financiera rápidos, las llamadas “burbujas” que después de unos
años estallan. Una movida de este tipo, muy significativa para nuestra
economía, se produce después de la crisis del 2007 que es el inicio de la mayor
crisis financiera mundial que comenzó con el estallido de la burbuja inmobiliaria
en los EEUU (crisis de la hipotecas). A partir de ella hay una búsqueda de
nuevos vehículos financieros que permitan ganancias rápidas y seguras. A partir
de la crisis de las hipotecas, fuertes flujos de dinero que escapaban de las
economías centrales y encontraron en los mercados de las commodities (en
particular de la soja) un buen refugio. A partir de allí se inflan estos
mercados con fuerte impacto en las economías emergentes. Cabe mencionar como
muestra, el hecho que la tonelada de soja a fines de 2007 rondaba los u$s300,
mientras que seis meses después superaba los u$s 600 la tonelada. De allí el
intento de apropiarse de esa renta por parte del Estado con las retenciones.
[6] Los bonos emitidos para el canje ajustaban su
rentabilidad anual mediante un interés medido de diversas formas: CER, daban
intereses de acuerdo a la inflación (de allí una de las razones aducidas para
manipular el INDEC). PBI: daba interés de acuerdo al crecimiento del PBI, etc.
El primer canje estuvo compuesto por un menú de títulos: bonos Discount (o
Descuento), Par, Cuasipar y cupones de PIB, todos se emitieron bajo legislación
local y de Nueva York, en pesos, dólares, euros y yenes, dependiendo del origen
del tenedor. Los bonos Par se entregaron sin quita –por cada cien dólares de
deuda a reestructurar se entregaron cien de bonos Par– y vencimiento en 2038.
En el caso de las emisiones en pesos, se ajustaban por CER. El Descuento se
entregó con una quita de 66,3 % y vencen en 2033. Finalmente, los Cuasi Par
(emisión exclusiva para las ex AFJP) reconoció el 69,9 % y vence en 2045. Los
cupones (no son bonos: de renta fija; ni acciones: de renta variable) pagan
siempre que el crecimiento supere un umbral previsto en el papel (un promedio
de 3,3 por ciento). Hasta el momento pagó 398 millones de dólares en 2006, 815
millones (2007), 1329 millones (2008), 1407 millones (2009), 2482 millones
(2010) y 3275 millones (2012). Estos papeles ya pagaron 50 % de la renta
acordada como máxima.
[7] Los
Títulos Públicos son Papeles (bonos, cupones, etc) de deuda que emite el Estado
Nacional, las Provincias o los Municipios. Como cualquier título de deuda, el
emisor (en este caso el Estado) se obliga al pago del capital invertido más una
ganancia (representada generalmente por intereses). En otras palabras,
quien adquiere un título público ya sea nacional, provincial o municipal; le
“presta” dinero al Estado a cambio de la devolución del mismo en un período
determinado más una suma de intereses. Recordemos que las deudas del estado con
los ahorristas confiscados en el 2001 y con los jubilados se pagan con bonos de
este tipo.
[8] Rodríguez Saa gobernador de San Luis
en ese momento, accedió a la presidencia nombrado por la asamblea legislativa
después de la huida de De la Rua
y su equipo como consecuencia de la rebelión popular iniciada el 19 de
diciembre. Saa solo gobernó una semana por no conseguir consenso entre los
grupos dominantes en medio de una situación de crisis orgánica. Mientras que
“por abajo” las masas en las calles desconocían la representatividad del
conjunto de la elite política tradicional. El día de su asunción el puntano
declaro la suspensión del pago de la deuda.
[9] Crisis
orgánica, concluía Gramsci, era una oportunidad de reacción o de revolución.
[10] En
1890 el excesivo endeudamiento especulativo de
nuestro país, infló el sistema monetario de tal forma que al estallar la
burbuja creada hizo que fuera imposible saldar los pagos de la deuda. Ese año
1890 vio una revolución (la del parque), la caída del gobierno de Juarez
Celman, que fue reemplazado por el vicepresidente Carlos Pellegrini, quien
suspendió el pago de la deuda y buscó reconstruir lazos con una porte de los
revolucionarios. En poco tiempo el país volvió a ser un buen pagador.
[11] El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias
relativas a Inversiones (CIADI)
es una institución del Banco Mundial con sede en Washington.
Una de sus finalidades es dotar a la comunidad internacional con una
herramienta capaz de promover y brindar “seguridad jurídica” a los flujos de
inversión internacionales. Nuestro país es el que más juicios afronta en esa
institución (50 juicios) que coloca en “pie de igualdad” a privados con
estados. En general los procesos de crisis donde existe intervención estatal
sobre privados transnacionales, el CIADI interviene para obligar a los estados
a garantizar la renta privada tal cual se considera “normal” en el sistema
financiero neoliberal. Recientemente nuestro país arreglo 5 casos por 500m U$S.
[14]En realidad las observaciones de los críticos agudos
señalan que las cifras del canje pueden ser otras menos alentadoras: a)
El canje se hizo sobre unos 82mm U$S entre diversos bonos de los que se podía
optar. Fueron aceptados 62mm en el 2005. b) Para esos 62mm se emitieron
nuevos bonos por 35mm U$S, esto es una quita del 43.5 % (27mm). c) El
Ministerio de Economía (ME) dijo que el stock de deuda se había reducido con esta
operación en unos 65mm U$S (producto de 192mm antes del canje contra 127mm U$S
después del mismo), lo que no era cierto porque el stock pre-canje no era de
192mm – como decía el gobierno – sino de 173mm y porque el stock post-canje no
era de 127mm U$S – como consignaban los datos oficiales – sino de 147mm d)
El ME abultó el stock de la deuda pre-canje incluyendo dentro de la misma 19mm
de intereses atrasados que no correspondía computar porque el devengamiento de
los intereses se interrumpe al momento del default (pero los incluyó como si
laq cesación de pagos no hubiera existido, lo hizo para hacer más atractivo el
canje omitiendo el período de “default” en un gesto de “buena voluntad” a los
acreedores). También omitió en el stock post-canje el importe de los bonistas
que no entraron en la operación (los Buitres), entonces de 20mm U$S (por ello
se sanciono la “ley cerrojo” que impedía cualquier renegociación con los que no
habían aceptado el canje, aunque después se dejo de lado y actualmente esta
otra vez en “sin cerrojo” para intentar que los Buitres acepten negociar . e)
Se ocultó la cuantificación de tres nuevos rubros asumidos por la
administración Kirchner con las obligaciones del Megacanje de Menem-Cavallo de
1994: 1. Unos 12mm U$S de intereses capitalizados por anatocismo (lo que no
pagas se suma automáticamente al stok de deuda) durante el decenio 2005-2014,
2. Ajustes por inflación de la deuda en pesos (según coeficiente CER), que para
los primeros años implicaba un aumento por indexación del orden de los 4mm U$S
anuales, y 3. El pago de cupones ligados al PBI por valor de 30mm U$S (que
representaban el 48 % de los bonos canjeados).
[15] El
BCRA tiene prestado al Tesoro casi 70.000 MD (45.700 + 23.200 = 68.900 MD), de
los que los 2/3 son en dólares. También el ANSES.
[16] Argentina es el país de
América Latina en que se dio la mayor caída de la relación PBI/deuda. Del 2002
al 2012 Argentina y Chile fueron los únicos Países de la Región que lograron esta
situación de sus mediciones macroeconómicas, pasando del 164,2% al 39,1% y del
112,8% al 91,5% respectivamente. Aunque si tomamos como referencia el 2001 las
cifras para chile serian las mismas pero para Argentina hablaríamos de un 80%
al 40%. Venezuela y Brasil fueron los Países que más se endeudaron, pasando del
80,6% al 115,3% y del 93,5% al 109,7% respectivamente
[17] Durante la década del 90 la apertura de la economía
(relación entre importaciones, exportaciones con el PBI) alcanzaba al 22%
mientras que en la década Kichnerista supera el 40% lo que hace a la economía
más vulnerable a las coyunturas externas. Esto se acentúa teniendo en cuanta
las características señaladas sobre la composición de klas importaciones y el
absolutos “deseslabonamiento” de las ramas de nuestra industria. Estamos “mocho
mas integrados al mundo, y somos muchos menos autónomos económicamente.
[18] La balanza de pagos es un registro de
todas las transacciones monetarias producidas entre un país y el resto del
mundo en un determinado periodo. La balanza de pagos en la Argentina está dividida
en tres grandes bloques o subbalanzas: cuenta corriente: balanza
comercial, servicios, rentas. Cuenta de capital: transferencias de capital y
activos no financieros. Y cuenta financiera: incluye inversiones en el interior
y exterior del país, préstamos y depósitos. Para ver el conjunto, además, hay que
tener en cuenta la variación de las reservas
[19] Resultados del balance de pagos según el INDEC hasta
el tercer trimestre de 2013 fueron los siguientes: Cuenta Corriente: - U$S
2.871 millones (déficit) Cuenta Financiera: - U$S 3.077 millones (déficit) Errores
y Omisiones: - U$S 1.966 millones (déficit) Estos números negativos dieron como
resultado una caída en las reservas del Banco Central de U$S 7.879 millones.
[20] Es una apuesta posible desarrollar
una rama industrial y que esta resulte deficitaria para el país en un
principio. Quizás pueda ser comparativamente deficitaria en relación a otras
industrias de países mas desarrollaros. Pero nuestro país mantiene y aumenta
los déficits con los años. Por ejemplo la vedette del modelo, las automotrices
incorporan en esta década un 70 % aproximadamente de componentes importados,
mientras que hace 40 años la relación era inversa.
[21] Hablamos de 42mm de U$S en 4 años el
equivalente a 750000 viviendas de buena calidad, cifra cercana a la solución
del déficit habitacional. O se podría reconstruir completo el sistema
ferroviario e instalar industrias para la producción de material desde rieles
hasta locomotoras. O 18 presas hidroeléctricas como la “Néstor Kirchner”.
[22]El
pago representaba menos del 9% del total de la deuda pública argentina de
126.400 millones de dólares y según el Presidente, el pago adelantado le
permitirá al país ahorrar casi 1000 millones de dólares, en concepto de
intereses.
[23] La
evolución de la deuda que el Estado tiene con otros organismos públicos, como
el Banco Central, la ANSeS
y el Banco Nación, paso del 2011 al 2012 de US$ 94.612 millones (22,1% del PBI)
a US$ 114.767 millones (26,1% del PBI). El aumento fue impulsado principalmente
por los adelantos transitorios que el Central giró al Tesoro. Esta política le
permitió al Estado cambiar de acreedor: antes eran principalmente privados y
ahora son organismos públicos
[24]
Durante el 2014 hay vencimientos por 12.200m U$S.. Es el 73.8 % más que lo
previsto pagar en el 2013. En este año los vencimientos de Capital son 44.300m
U$S y se prevé tomar nuevas deudas por 57mm U$S, es decir, por 12.700m más:
toda la deuda que vence se refinancia – íntegramente – y además se toma deuda
nueva. La deuda viene aumentando: 14.600m U$S en 2011 y 18.800m en 2012, 12.100m
en el 2013; y para el 2014 está proyectado otro aumento, de 12.700m. O sea la
deuda aumento 58.200m de U$S en 4 años.
[25] 2015
vencen 17.400m 2017 y 2018, 15.400m y
12.300m respectivamente, 2019 casi 10mm en 2020 crecden se nuevo a 16.300m.
Guillermo,
ResponderEliminarLo lei por arriba porque estoy en el trabajo. Pero ante todo y como preliminar: ¡Felicitaciones!
Un análisis extenso, complejo y muy necesario.
Lo imprimí para estudiarlo con más detalle, y lo voy a pasar a los compañeros para su lectura.
Después te escribo un comentario más acorde al posteo.
Abrazo!