Guillermo Caviasca
Parte I
Ucrania. Una nueva
batalla de la tercera guerra mundial
A simple
vista el conflicto en Ucrania no debería implican una gran dificultad de
posicionamiento para cualquier organización popular. De un lado está occidente:
Europa y los EEUU. Y del otro Rusia. Los “occidentales” son nuestro problema y
los rusos no. La conclusión es clara.
Sin
embargo las cosas no son tan sencillas, tal es así que numerosos grupos de
izquierda o “progresistas” han vacilado en su posicionamiento o directamente se
han manifestado a favor de los “revolucionarios” de la Plaza Maidan de Kiev.
Nos adentraremos en la importancia y complejidades de este nuevo conflicto.
Consideramos que para abordar el
problema, como todos los que se vienen desarrollando en los últimos tiempos en
la arena mundial, hay que pensar tres planos distintos y después ver la
combinación de ellos. 1) la situación geopolítica mundial y como opera el
conflicto a ese nivel. 2) las características nacionales, las contradicciones
regionales, las características políticas estatales del enfrentamiento, la
naturaleza del los gobernantes.3) el bloque de clases que se alinea en cada
bando sus intereses y potencialidades.
Esto
implica en concreto por ejemplo: Rusia es una potencia que busca discutir su
rol como tal en el mundo a los EEUU (lo mismo China). No es un país socialista,
ni contrario a los grandes capitales saqueadores. Pero es una potencia
“alternativa” que reinstala la “disputa” y eso abre espacios, grietas que
pueden ser aprovechados para que los países dependientes encuentren mayores
márgenes de autonomía para liberarse.
Abordando el problema desde el plano
interno, por ejemplo: Cuando hablamos de movimiento de masas que, en general,
no son estrictamente movimiento de clase, la cuestión debe verse en forma
“compleja”. Antonio Gramsci aconsejaba
cinco punto para caracterizar la progresividad o no de movimientos en
apariencia (solo en apariencia) similares “1) contenido social de la
masa que adhiere al movimiento; 2) ¿qué función tiene en el equilibrio de
fuerzas que se va transformando (…)?; 3) ¿qué significado, desde el punto de
vista político y social, tienen las reivindicaciones que presentan los
dirigentes y que encuentran una aprobación? ¿a qué exigencias efectivas
corresponden?; 4) examen de la conformidad de los medios con el fin propuesto;
5) sólo en última instancia y presentada en forma política y no moralista, se
plantea la hipótesis de que un movimiento tal será necesariamente
desnaturalizado y servirá a fines muy distintos de aquellos que esperan las
multitudes adheridas”.
Un movimiento democrático o de
autonomía nacional en el seno de Siria, que se apoya en el imperialismo
occidental y se alía con conservadores y reaccionarios es claramente contrario
a los intereses progresistas de las masas Sirias y de los pueblos oprimidos del
mundo. Sin embargo el movimiento autonomista popular que las provincias del
este de Ucrania, que aparece enfrentado a la coalición fascista neoliberal
golpista, es claramente progresista y coloca a la “nacionalista” potencia rusa
en un desafío que va mas allá de sus intereses hegemónicos de gran potencia.
Una visión parcial nos puede hacer ver al nacionalista Putin como un líder
antiimperialista o, inversamente, a cualquier protesta de masas sea la egipcia,
brasileña, libia, siria, venezolana, o la de Kiev, como progresista, por el
contrario todas son de naturaleza distinta y sus potencialidades muy
diferentes.
Un poco de historia
Los ucranianos y los rusos son
eslavos de religión ortodoxa. El primer núcleo de entidad política de la zona
fue la Rus de
Kiev allá por el año 900, que es identificada por los rusos como su primer
entidad “nacional”. La
historia de Ucrania, el sur de Rusia y Crimea se desarrolló con sucesivas
invasiones. Por allí estaban unos pueblos denominados Escitas, pasaron godos,
Alanos, Cazaros, Hunos, etc. Algunos de ellos formaron reinos que convivieron o
se fusionaron con la población griega. Tal es así que la soberanía Bizantina
(muchas veces teórica otras efectiva) fue reconocida hasta el siglo XV en
Crimea. Los mongoles destruyeron de Kiev y masacraron a su población. Aunque
también la toma del último asentamiento Genovés (Feodosia/Kaffa) fue seguido de
la masacre de sus pobladores. La “Rus” fue arrasada por los
mongoles y el núcleo estatal se traslado al Moscovia. A partir del siglo XIII
se fue expandiendo hasta construir el Imperio Ruso. Pero la región de Ucrania
tuvo un devenir diferente. No podemos encontrar en ella una unidad estatal
continua hasta su unificación bajo los Zares. Y aún allí, una parte de lo que
hoy es Ucrania, fue durante siglos provincia de los estados Polaco/lituano y
Austrohúngaro. Recién los soviéticos después de la segunda guerra mundial
unificaron las actuales provincias Ucranianas. La Ucrania con capital de
Kiev solo gozo de independencia en dos periodos. 1) entre el 18 y el 20 con las
tropas alemanas primero y la reacción anticomunista apoyada por occidente
después. Y 2) entre el 41 y el 44 bajo la protección de las tropas alemanas con
un régimen Nazi. Con la
desintegración de la URSS
en 1991 por primera vez los ucranianos tuvieron un estado soberano plenamente.
De este muy sintético relato se puede inducir las diferencias entre ucranianos
y rusos en términos étnicos/culturales/económicos etc. no son muchas. Muchos
rusos son habitantes de Ucrania. Pero, al interior de
Ucrania existen diferencias más importantes basadas en historias regionales
diferentes, en una mayor identificación con occidente o rechazo a Moscú.
Es clave para entender el conflicto
que las regiones del Este y Sur de Ucrania se encuentran mas rusificadas desde
el siglo XVIII y que tuvieron una mayor participación en la revolución. Sin
embargo es de destacar que hubo una importante resistencia de masas a los
bolcheviques entre el campesinado ucraniano del centro y oeste. Y que a su vez
los Bolcheviques fueron vistos en muchos casos como invasores. Esa fue la base
de un nacionalismo ucraniano desconfiado de Rusia
Otro detalle a tener en cuenta es
que las regiones “prorusas” son las industriales y mineras de más fuerte
presencia proletaria. Esto no es una novedad ya que allí se asentaron los
programas quinquenales de industrialización soviética. Tal es así que solo dos
de las regiones rebeldes (Lugansk y Donetsk) representan el 16,5 % del PBI ucraniano
centralmente originado por la minería y la industria pesada.
Las revoluciones de
colores
Ucrania
fue una de las más destacadas experiencias de “revolución” procapitalista y
prooccidental de nuevo tipo. O sea de creación y movilización de masas para
derribar un gobierno díscolo a los mandatos de occidente y del mercado (que es
lo mismo). Con esta afirmación debemos destacar dos cosas. 1) que en varios
casos (el ucraniano entre ellos) los gobierno acosados por occidente y sus
masas “democráticas”, son corruptos o/y autoritarios y/o gobernados por una
oligarquía burguesa rapaz. Pero poco confiables para occidente, y/o miembros de
bloques antagónicos a occidente. 2) que los movimientos de masas generados que
se identifican como “revoluciones de colores”, la “revolución naranja”
ucraniana del 2004 son, en verdad, movimientos de masas. Con amplia
participación juvenil, de sectores populares, de ONGs, de movimientos sociales
por libertades sectoriales, legítimas en general.
Es
interesante destacar como desde el imperialismo occidental se incentivan y
manipulan una serie de reivindicaciones sectoriales, culturales, étnicas,
ecológicas, de género, de libertades individuales, juveniles, etc. Algunas
reales, otras generadas. Algunas progresistas, otras no tanto o utópicas. Pero
el hecho que se debería intentar pensar es como y por que desde el imperialismo
se consigue hacer pié al interior de otros estados para debilitarlos o
deslegitimarlos a través de reivindicaciones que son (en varios casos)
legítimas. Aunque su concreción no afecte dos cosas: una el rol hegemónico de
las potencias occidentales, y dos la apropiación de plusvalía (obrera y/o
nacional) por los grupos económicos. Sin embargo también es tomar como alarma
que los movimientos nacionales, de resistencia, o de clase, deberían tener más
en cuenta estas cuestiones.
El ex
oficial de inteligencia Vladimir Putin ha sido perspicaz, y es consecuencia de
comprender esta estrategia occidental que marcamos más arriba, su insistencia
que el mundo del futuro debe “respetar las tradiciones culturales de cada
país”. En realidad Putin lo que esta proponiendo es una plurinacionalidad de Estados
con sus culturas nacionales y sus propias definiciones sobre estos temas, con
soberanía plena. Frente a la idea de “multiculturalidad” que viene de los EEUU
y definiciones universales sustentadas por la ONU como organismo regulador de la soberanía.
La lucha
es integral y a fondo entre dos propuestas de capitalismo distintas, y de
funcionamiento del sistema de estados opuesta. Como se ve, leyendo con atención
en la misma prensa occidental, enormes cantidades de dinero fluye para
financiar estos movimientos “pacíficos” y una también enorme campaña de
legitimación mediática, produjeron reiterados éxitos, sobre todo en países donde
sus gobiernos eran ampliamente criticables. Como el caso Ucraniano, tanto en el
2004 y como el actual 2014 contra Yanucovich. Es una estrategia de ejercicio de
esta “soberanía mundial”.
En el 2004 la acción de “colores”
tuvo éxito y las elecciones dieron un ajustado triunfo a los políticos
prooccidentales (también oligarcas supermillonarios y corruptos pero vinculados
a occidente). Vinculo que implica alejarse de la esfera política, económica,
militar y cultural rusa por una paulatina incorporación a la europea y yanqui.
La
política neoliberal y la existencia de una fuerte oposición en las regiones
industriales y cercanas a Rusia (que incluyen grandes empresarios industriales)
le enajenó rápidamente el electorado y en la siguiente compulsa electoral el
referente del “partido de las regiones” representante de la oligarquía
industrial Yanucovich ganó, frenando el proceso de incorporación a “Europa”.
Las
“revoluciones de colores” bajo pantalla democrática, lo que proponen
estructuralmente es la incorporación al mundo económico europeo en forma
subordinada: planes de ajuste, desmantelamiento del sistema social e industrial
heredado de la URSS
y por lo tanto desindustrialización, desocupación y un destino de trabajador
barato migrante en Europa occidental.
En realidad nosotros conocemos el
“modelo”: es el “neoliberalismo” más crudo, receta sistemática que sostiene “el
occidente democrático” para los países que busca colonizar. El de Menem casi
calcado, con su supervisión del FMI y su discurso de las bondades de la
democracia de mercado. Pero los ciudadanos ucranianos de las regiones
industriales fueron más “avispados” que nosotros. Y resolvieron no entregarse,
aunque sus empresarios fueran tan vende patrias o corruptos y explotadores como
los nuestros. Sin embargo estos empresarios tenían la seducción del sostén que la Rusia de Putin les ofrecía
como sebo. Con la promesa de mantenimiento del viejo aparato industrial y una
asociación económica proteccionista que ya tiene éxito en Bielorusia. Era la
opción para los ucranianos: las libertades propagandizadas por los medios de
comunicación o intentar defender su trabajo y estabilidad.
Se buscó conscientemente aprovechar
las debilidades del gobierno oligárquico pro-ruso e incentivar el nacionalismo
Ucraniano (frente a Rusia, no contra occidente). Sin embargo no pudieron
imponer mediante presiones diplomáticas, económicas y movilizaciones pacíficas
la asociación a la UE
y despejar el camino para la OTAN
en la región. Entonces las protestas “democráticas” o “liberales” avanzaron
hacia el golpe de estado de derechas.
Devenir de la lucha y
su radicalización
Las movilizaciones de masas en Plaza
Maidan se iniciaron con el rechazo por la mayoría en el parlamento de la
propuesta de la UE
de asociar a Ucrania. Por el contrario Yanucovich optó por la política opuesta:
un acercamiento a Rusia y su propuesta de crear una comunidad económica común
con otras repúblicas ex soviéticas (alternativa y competitiva con la UE y los EEUU). A partir de
allí se rompió el precario compromiso político que permitía la gobernabilidad
de la ex república soviética. Los prooccidentales elevaron la apuesta a un
nivel cada vez mayor buscando la destitución del gobierno; y el gobierno apeló
a la represión.
Ante esto la oligarquía
prooccidental jugó una vieja y riesgosa carta: dio rienda suelta a los partidos
y bandas pronazis. El crecimiento del fascismo como movimiento de masas popular
es un fenómeno en auge en Europa, y merece una mención especial. Primero es de
destacar que las características de los nuevos fascismos son distintas en
Europa del Este respecto a Europa del oeste. En las ex repúblicas de la esfera
comunista, para empezar, no aparece como un problema destacado la migración
masiva de trabajadores baratos de países del tercer mundo. Es mas los eslavos
son también trabajadores baratos en occidente. La cuestión es distinta. Hay un
irredentismo nacional (con componentes reales e inventados en diferente dosis),
un odio al atraso (frente al espejismo occidental), un rechazo a la experiencia
comunista, en general implantada desde afuera (o que es sentida como al)
fracasada.
La combatividad de un fascismo, con
cierto arraigo y tradición local, en medio de movilizaciones de masas contra un
gobierno desprestigiado que tenía su base social y económica en las regiones
más lejanas, definió la situación y Yanucovich cayo. La alianza
oligárquico-neoliberal con el nazifascismo demostró ser un cóctel que impedía
cualquier nuevo compromiso y la situación avanzo hacia una nueva etapa.
Los gobernantes que se hicieron del
poder en Kiev tienen la convicción de derrotar definitivamente a sus
adversarios, alejarse de Rusia, y eliminar a los oponentes “prorrusos” como
alternativa política suprimiéndolos política, económica y culturalmente:
eliminaron el ruso como lengua, firmaron los pactos con occidente y anularon
los hechos con Rusia, y comenzó a hablarse de la incorporación a la OTAN.
Así fue que las regiones que la prensa presenta
como “prorrusas” (en realidad las zonas industriales, cuya subsistencia corre
riesgo con el modelo neoliberal), avanzaron en un incontenible proceso
secesionista, tanto mayor cuanto mayor cuanto menor era dentro de ellas la
presencia de oligarcas y estructuras posibles de ser captadas por la propuesta
occidental. Primero Crimea clave estratégica para Rusia, y luego las provincias
de Lugansk y Donetsk pidieron la independencia o la federalización.
La presencia del fascismo fue brutal
en otras regiones “prorrusas”. 4000 milicianos de “Sector Derecho” cayeron en
el industrial puerto de Odessa sembrando el terror y produciendo una masacre en
la Casa de los
Sindicatos digna de condena internacional (que ni siquiera se esbozó) y
procedieron a asesinatos y detenciones selectivas en Kharkov la mas grande
ciudad del este. Mediante el terror y la defección de los oligarcas prorrusos
asustados por el cariz radical que tomaba el enfrentamiento, algunas regiones
fueron “pacificadas”, o la menos frenado su camino hacia la insurrección, por
ahora.
En dos provincias la rebelión se
hizo del poder mediante los clásicos métodos insurreccionales de masas, creando
órganos populares de gobierno, desconociendo al gobierno golpista de Kiev. De
hecho una embrionaria situación de doble poder se estableció en el país. Como
toda situación de doble poder no puede ser indefinida, ni pacífica.
La geopolítica de
Europa.
Son en primera
instancia las “causas internas” las que permiten el desarrollo de los
conflictos. Esas “causas” pueden ser espontáneas o generadas, pero deben
existir. La geopolítica en el nivel de las disputas entre potencias, es tan
potente que es imposible permanecer ajeno a ellas. Una política nacional que no
tenga una doctrina geopolítica propia esta destinada al fracaso o a ser una
hoja en la tormenta.
Garmsci
presentaba una propuesta metodológica para entender las relaciones de fuerzas
en los diferentes planos. Decía que “1) Una relación de fuerzas sociales
estrechamente ligadas a la estructura (…) 2) Un momento sucesivo es la relación
de las fuerzas políticas; es decir, la valoración del grado de homogeneidad,
autoconciencia y organización alcanzado por los diferentes grupos sociales”. Y
agregaba que en ese plano era la conducción del Estado nación “como organismo
propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima
expansión del mismo grupo” era clave para el despliegue concreto de las
políticas estructurales. “3) El tercer momento es el de la relación de las
fuerzas militares, inmediatamente decisivo según las circunstancias. (…) en él
se pueden distinguir dos grados: uno militar en sentido estricto, o
técnico-militar y otro que puede denominarse político-militar. “Un ejemplo
típico (extremo n de r), es el de la relación de opresión militar de un Estado
sobre una nación que trata de lograr su independencia estatal. La relación no
es puramente militar, sino político-militar”.
El quiebre de la situación en
Ucrania implica un desafío a la política Rusa y altera la relaciones de fuerza
en los tres planos que sugiere Gramsci, “transformándose en una coyuntura
estratégica”. Es un golpe que de concretarse implicará una victoria para
occidente y los EEUU en frenar el rol internacional que Putin estaba
desempeñando, claramente, a partir de su freno (junto con China) a la invasión
a Siria. Pero no es Occidente un único bloque monolítico. Europa, especialmente
Alemania (la principal potencia económica) jugaron sus cartas de “conquista” en
Ucrania. Sabemos que el capitalismo en crisis necesita nuevas zonas de
colonización para descomprimir sus propias contradicciones: nuevas zonas de
saqueo: una permanente “acumulación primitiva”; tesis de Marx que creemos
correcto corregir por “acumulación por desposesión” (como sugiere David Harvey,
ya que da cuenta del carácter permanente se saqueo, la especulación y la expropiación violenta).
Sin embargo Alemania, y detrás de
ella el resto de Europa (menos Inglaterra socio de los EEUU), quedaron
embretadas por la intervención Yanqui que jugó sus cartas a golpear a fondo a
Rusia. Alemania quedó con poco margen de acción y Europa apareció nuevamente
como furgón de cola de la política yanqui. La agresividad norteamericana impide
cualquier compromiso o reparto de zonas de influencia (federalización),
haciendo caer mas escalones la autonomía europea (vergonzosamente cuestionada
con el “secuestro” de Evo Morales). Son reales las apelaciones de Putin a que
Alemania y Europa tengan su propia política y no se dejen llevar por EEUU.
Por otra parte Rusia jugó hasta
ahora sus cartas con sorprendente eficiencia. Anulando la posibilidad de que la OTAN se quede con Crimea, la
ocupó con sigilo y rapidez. Pero la intransigencia del neoliberalismo fascista
transformó las protestas en el Este del país. Los rebeldes avanzaron en la
creación de dos “repúblicas populares” (Lugansk y Donetsk) cuyo liderazgo
parece avanzar hacia un frente popular (con la convocatoria a la movilización
de los sectores populares para la resistencia a Kiev, proponiendo reformas y
nacionalizaciones). Eso es un desafío para Rusia, el cual no sabemos si será
superior a sus fuerzas y convicciones. El gobierno nacionalista Ruso encabeza
una formación social capitalista donde también existen poderosos intereses
oligárquicos, que temen jugadas demasiado audaces y que se encuentran
vinculados al capitalismo global (aunque tengan contradicciones). O sea los oligarcas
no gobiernan Rusia pero son un poder enorme en su interior.
En el momento que escribimos estas
líneas una ofensiva militar en regla se lanza sobre estas “Repúblicas populares”
y los muertos se cuentan en cientos. El pedido de incorporación a Rusia de
estas provincias parece un tema de resolución más complejo que Crimea. En
Crimea Rusia tenia títulos suficientes y la península un estatus particular.
Pero los resistentes en el Este se encuentran provincias ucranianas y su
programa de acción evoluciona hacia posiciones de mayor radicalidad política.
Sin dudas la apuesta de Rusia era recuperar Crimea, federalizar Ucrania y
pactar con Europa una suerte de partición encubierta que satisficiera a todos
los bandos. Eso parece hoy bloqueado, las nuevas autoridades oligárquicas
salidas de una elección convocada por los golpistas cuentan con la legalidad
internacional para lanzar su ofensiva e ir por todo, como era el pacto inicial
entre neoliberales y fascistas.
La situación de Rusia queda entonces
atada a la capacidad de resistencia de los rebeldes de Lugansk y Donetsk; que
el terror negro del fascismo sea revertido en otras regiones por los sectores
obreros y populares; que los “nacionalistas” descubran que la “revolución” de
Maidan solo les augura una dependencia peor; y que las masas de jóvenes
liberales se desencanten del espejismo occidental. Por el lado de la política
internacional, estará por verse la posibilidad de que Rusia este en condiciones
de operar internacionalmente para “bloquear” la maquinaria militar ucraniana,
viendo la posibilidad de imponer algún tipo de protección militar estratégica a
las zonas donde surja resistencia a Kiev, sin intervención directa: al estilo
ya conocido de la OTAN
en Yugoslavia, Libia, etc.
Guillermo Caviasca
Parte II
Digresión sobre Crimea,
Malvinas y la posición Argentina en un escenario mundial “pluri-imperialista”
Comparar el caso de Crimea con un hipotético caso de
Malvinas en que decidan su destino en plebiscito sus pobladores es un desconocimiento
de la cuestión. No solo eso, aparece como la defensa de un statu quo donde la verdad, la democracia, los límites o atributos
de la soberanía, quedan bajo el manto de “la ONU”. Siendo que este organismo, tal como esta
configurado hoy, es una herramienta de expresión de intereses tal como se
organizaron después de la caída de la
URSS y el fin de los No Alineados.
Permitir que se la
ONU la que defina las soberanías nacionales, los derechos
humanos, las posibles acepciones del concepto libertad, etc. es resignarnos al
gobierno global del imperio occidental y su escala de valores, regido por los
EEUU. Pero la crisis, la emergencia de nuevas potencias y los desafíos que estas
imponen abren oportunidades que pueden ser aprovechadas por países como los
nuestros que debe darse un proyecto nacional propio acorde a la nueva etapa.
Conozcamos historia
Si consideramos que la historia comienza cuando se
“civiliza” un territorio, o sea cuando hay pueblos ciudades, actividad
agrícola, comercial y artesanal. La historia de esa península tiene una
continuidad evidente desde el 700
ac cuando los griegos (milesios) fundaron numerosas
colonias comerciales y de poblamiento en torno al mar Negro y principalmente en
Crimea. Había población griega en amplios territorios clave como lo que es la
zona del hoy Sebastopol y toda la franja sur de la península al menos. (Esto
también era así en el resto del Mar Negro). Esta situación de pobladores
griegos creo una cultura de ciudades y comercio que existió muchos siglos y es
la raíz de la historia de esa región casi sin interrupciones hasta el presente.
La península y sus alrededores pasaron de un conjunto de poblaciones griegas a
ser el “Reino del Bósforo” luego a soberanía Romana, de allí a soberanía
Bizantina, luego a dómino Genovés (decenas de miles de genoveses poblaban sus
ciudades comerciales). Hasta el ataque y conquista otomana de Constantinopla
allá por el 1453, que rompió los lazos comerciales de la península con su
metrópoli y la transformó en breve en una provincia: el Kanato de Crimea
vasallo de Sultan otomano. Ya desde el año 1200 mongoles y turco-tártaros
venían avanzando en la región y debilitando los señoríos griegos.
Los nuevos ocupantes hegemónicos turco-tártaros
establecieron una nueva civilización que desde tribus nómades crearon un
Estado: el Kanato de Crimea y su dominio se prolongó allí hasta la ocupación
Rusa (primero polaca en la mayoría de Ucrania central y occidental, no en
Crimea ni en la parte oriental dato no menor). Pero no eliminaron ni a la
antigua población de Crimea ni de Ucrania.
Tampoco
durante esos siglos desaparecieron las poblaciones antiguas sino que
convivieron con sus dominadores que no fueron mayoritarios ya que el Nomadismo
no puede suplantar al sedentarismo y las tribus al Estado.
Cuando los rusos ocuparon esa región en el siglo XVIII
derrotando al Sultan y destruyendo en Kanato de Crimea, se establecieron sobre
una base poblacional previa y desde allí surgió la nueva urbanización Rusa de
la península, mientras que los Tártaros quedaron relegados.
Esto provocó que tártaros (al menos un aparte) fueran
partidarios de las tropas alemanas cada vez que llegaron (en el 18 y en el 41,
los “blancos en la guerra civil y los occidentales cada vez que pudieron como
en la guerra de Crimea): defendían su interés como minoría oprimida nacionalmente.
La excusión de los tártaros por Stalin dejo a los rusos, que ya estaban desde
antes en mayoría (eran el una parte destacada en la época de Carolina la grande
y la primera minoría a principios de siglo XX). Stalin (un georgiano) aumento
la rusificación. Pero los tártaros también habían sido invasores solo dos
siglos antes y destruido la civilización anterior.
Indudablemente Stalin buscó aumentar la homogeneidad
étnica y cultural del país, la cual es la base que sustenta un Estado nación en
el tiempo. Pero no invento a los rusos en Crimea. Y la vinculación de Crimea a
Ucrania es una acción de Kruchev para disminuir las tensiones internas de la URSS.
Es un
lugar estratégico para Rusia desde siglos (al igual que Malvinas lo son, cada
vez más a medida que van pasando las décadas. Era imposible que la Rusia de Putin, que busca
recuperarse después del colapso pos soviético, aceptara que esa región pasara a
ser parte de una Ucrania miembro de la comunidad europea y la OTAN. Y tenia títulos y
apoyo popular para evitarlo y así lo hizo, creemos que correctamente.
Malvinas: argentinas o colonia imperial
Nuestra presentación sobre el tema
Crimea se debe a que nuestro gobierno (Argentino) cometió el grave error
inicial del equiparar Crimea con Malvinas. Preguntamos ¿donde están los
centenares de miles de “Kelpers” con una economía y una tradición de miles de
años que desean ser parte de su patria inglesa? No existen. En cambio si vemos
un enclave militar con un par de miles de civiles que viven del saqueo colonial
a 16000 km.
de su metrópoli. El mínimo poblacional necesario para continuar el saqueo y la
amenaza militar del imperio en la región. Las islas eran un territorio despoblado hasta su
descubrimiento por Franceses/Ingleses/Españoles. Después de una disputa de algunas
décadas, allá por el siglo XVIII, basada en su ubicación estratégica y no en
derechos de sus habitantes ni antecedentes históricos, quedo para los españoles
que establecieron una base con una pequeña población. Con la independencia del
Virreynato, que paso a ser las Provincias Unidas del Río de la Plata, Malvinas quedó bajo
su jurisdicción específicamente del Estado de Buenos Aires. Luego de un periodo
corto de cierto abandono el naciente Estado nacional se hizo cargo. Hasta el
ataque yanqui primero y británico inmediatamente después Malvinas tuvieron
autoridades, población y actividad económica. Modestas pero las tuvo, unas 130
personas habitaban las islas antes del ataque yanqui. La sorprendente
excusa del ataque de la corbeta estadounidense Lexington se debió a que
consideraba “piratería” el hecho de que las autoridades Argentinas cobraran
impuestos por pesca a los navíos de esa nacionalidad que operaban en la cosa
patagónica: una tradición que las potencias mantienen en el tiempo inalterable.
La población fue desalojada por los británicos y después
de una resistencia de unos meses de los gauchos de la zona los ingleses
establecieron sus autoridades coloniales. Quizás 130 personas parezcan pocas,
pero para la época no lo eran. Ya que hoy las islas cuentan en la con unos 3000
habitantes que dependen en gran parte de la presencia militar inglesa para
sostener la mayor base extranjera en America latina, y la vida económica que
esa presencia permite, sino la población sería menor. Si los ingleses hubieran
instalado hace 100 años 10000 colonos y hoy hubiera 100000 ingleses en las
islas la situación seria irreversible.
Que es una nación o como ser una nación
La política internacional de un país
independiente
Como vemos Crimea es absolutamente diferente y que el
gobierno haya tenido esta confusión es un dato significativo de su percepción
respecto del mundo en que se desarrolla nuestro país: Para crear una nación
existe lo que se suele denominar “principio de umbral”. Esta muy discutido cual
es. ¿Crimea es una nación? no creo, es una región con identidad propia en el
marco de una nación mayor, eso parece mas lógico. ¿Lo son las provincias del
este y sur que hoy luchan contra el gobierno golpista de Kiev? Quizás, sin
dudas en el marco de un equilibrio regional y bajo protección Rusa.
Malvinas no llegan ni por aproximación a ese principio.
Pero aquí la discusión es otra. Quizás la creación de nuevos estados nación en
base al fraccionamiento o desgajamiento de algunos existentes, puede preocupar
a España (caso catalán y vasco). Destruyo a Yugoslavia y siguió fraccionando a
Serbia hasta hoy. Inclusive puede ser problemático para Chile y su unidad
nacional por el caso mapuche si este evoluciona en un nacionalismo antichileno.
Pero sin dudas no puede ser el caso Malvinas salvo que aceptemos como
“principio de la ONU”
microestados que en realidad son protectorados que no son sustentables ni
política, ni demográfica, ni económicamente. Los ejemplos que hemos puesto
hablan de la ambigüedad de la lucha nacional, que debe ser analizada en cada
caso ya que no es unívocamente ni progresista ni nacional, puede o no serlo.
Para el caso Ruso (como fue para el Serbio, en parte) hablamos mas que de una
independencia, la adhesión de determinados grupos de población significativos a
un estado distinto al que viven. “Análisis concreto de la situación concreta”
recomendaba Lenin
En lo que hace
a la geopolítica Argentina, regional y a la cuestión de las relaciones de
fuerzas que permitan mayores márgenes de maniobra a política nacionales: un mundo donde haya varias ponencias en disputa, es mejor.
Es mejor un mundo “pluri-imperialista” que la hegemonía yanqui.
Chávez hablaba de un nuevo mundo “multipolar”, pero
creemos que esa apreciación, correcta en general; es en parte utópica, porque
el término elegido es “neutro”. Nos vemos encaminados a un mundo “pluri-imperial”.
Aunque es claro la resistencia Yanqui a perder la hegemonía absoluta, y la
incapacidad demostrada por los países europeos de hacer política más allá de
los EEUU. Pero el avance de China, Rusia y otras sub “potencias” regionales muestra
que el mundo unipolar, o el ·”imperio” de los posmodernos, carece de viabilidad
histórica.
El tema es no ser ingenuos y creernos que hay “potencias
buenas” que piensan en un destino colectivo de la humanidad equilibrado. La
cosa no es “cambiar de collar, sino dejar de ser perro”. Creemos que nos encaminemos
hacia un mundo de potencias competitivas y con tendencias pluri-imperiales, un
mundo mas fluido, quizás con cierto parecido al mundo anterior a la segunda
guerra mundial. Sin que esta afirmación signifique subestimar el hecho de la
mayor transnacionalización del capital de esta primera mitad del siglo XXI
respecto de las décadas en torno al 1900. Esta realidad hace mas complejas y
contradictorias las políticas imperiales nacionales y las de los grupos
económicos.
Pero es claro que en ese juego de intereses no santos,
algunos espacios serán posibles de negociación, de abrirse paso entre las
brechas conflictos de intereses y resquebrajamientos de hegemonías. Trazar acuerdos
que abran caminos que permitan desbloquear el desarrollo nacional, al aparecer
posibilidades diversas, competencia que vuelvan menos monolíticos los controles
imperiales occidentales.
Y si relacionamos el caso ruso/crimeo/ucraniano con
Malvinas, con el nuevo escenario geopolítico a partir del fin del dominio
absoluto de los EEUU. Habría que preguntar a los fetichistas de la ONU y a los que defienden una
política diplomática como esfera con independencia de las demás (militar,
económica, cultural) si creen que mediante peticiones formales en la ONU vamos a lograr algo. Si
vemos como fueron los votos en el consejo de seguridad en este caso y lo
comparamos con los votos a lo largo de la historia con el caso Malvinas ¿de
donde piensan que vamos a sacar apoyos para recuperar las islas? cuya
recuperación nunca NUNCA va a ser posible si no se realiza una presión
económica, militar etc. mucho mayor que la actual. Eso se logra con un marco de
alianzas adecuado. Deberíamos dejar de creer que vamos a convencer a alguien en
la ONU, menos a
nuestros enemigos. En La ONU
podemos conseguir los votos del bando opuesto al que hoy nos alineamos.
Pero deberíamos pensar como se presiona a un apotencia
como Inglaterra, podríamos hipotetizar que valdría mas para recuperar Malvinas
comprar aviones al Rusia o China y no a Israel como se esta haciendo. etc. etc.
Que Rusia o China o alguna país más equivalente en su dimensión con el nuestro aceptarían
transferirnos tecnología, y no frenar nuestro desarrollo. Tuvimos el complejo
militar industrial mas grande de America latina y no fue una carga para el país
al contrario fue un impulsor y padre de industrias. Y esto podría extenderse al
campo financiero y demás. El tema es que visión geopolítica del mundo tiene
nuestro país y como se ubica a partir de ella. Nuevamente chinos y rusos en su
juego de TEG han tomado nota de la importancia Argentina (potencial, material)
y Putin invito a Cristina ala cumbre de los BRICS.
Pareciera que nuestra clase dominante y nuestra “elite” (o
estamento) de políticos cuando hablan del mundo y nuestro aislamiento o
posibilidades se refieren automáticamente a Europa occidental y los EEUU. Hasta
cuando piensan las relaciones con China las establecen con el mismo criterio de
los oligarcas del 80 o del 30. Hay un universo posible, solo es necesario y
proyecto nacional estratégico y un poco de audacia.
Nuestra
diplomacia leguleya y cipaya se alineó automáticamente con “los principios de la ONU” que son de conservación y
proyección del statu quo del mundo unipolar de los 90. Afirman que “hay un doble estándar”, que se “niega el
referéndum en Crimea y se acepta en Malvinas”; extraño argumento ya que la
votación de los Kelpers pareció claramente un fracaso, donde unos mil ingleses
votaron seguir siendo ingleses. Finalmente una llamada de Putin a
Cristina sirvió para que la diplomacia tuviera que corregir su error (sin dudas
con alguna sugerencia “crematística”), pero el “error” espontáneo habla de cual
es la concepción estrecha en temas geopolíticos y militares de nuestra elite
dirigente.
Guillermo Caviasca mayo 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario