Alegoría de la caverna
Platón
Platón
Guillermo Caviasca
UBA/UNLP
Abordamos en este artículo la Alegoría de la Caverna, de Platón. Analizando su significado desde el punto de vista ideológico, en el sentido fuerte que planteaba Lenin, como forma de ver el mundo de una clase social. Y desde el punto de vista histórico en su contexto y proyección al contexto presente. Para, a traves del relato platónico, interrogarnos sobre la vigencia actuál de la idea propuesta por el filósofo griego.
Como muchos saben Platón expresaba sus ideas a través de la forma de un
diálogo. Pero no lo hacía en una conversación entre él y un otro real o
friccionado, sino a través de diálogos entre su maestro Sócrates y un
interlocutor o varios. Todos sabemos también que Sócrates no escribió, sino que
su forma de hacer escuela era caminar y hablar, desafiar con problemas a
circunstanciales interlocutores. Caminaba con sus discípulos, hablando con
ellos.
Por otra parte los interlocutores que crea, o recrea, Platón, Glaucón en
nuestro caso de La Caverna ,
en general sólo les cabe un rol de afirmador o descubridor de verdades a través
de su interlocutor, o una breve explicación de lo que comprendió, algún desafío
para que Sócrates precise mas sus puntos de vista, o de cómo el atiburado
acompañante recapacitó de su error. Entonces los "Diálogos" en
general cuentan de parte de los interlocutores de Sócrates intervenciones
caracterizadas por el "ciertamente", "Me lo imagino",
"es natural", "en efecto", etc.
Es claro que no hay un debate sino que conocimiento es unidireccional,
es estructurado en su transmisión mediante un dialogo para que sea mas fácil su
aprehensión y el refuerzo de los aspectos fundamentales.
Esto es así porque para Platón la verdad, la belleza, la sabiduría,
inteligencia, bondad, ya existen y no están sujetas a debate, más bien es un
camino a descubrir y alcanzar, es "la vedad absoluta" es la
"Idea absoluta" que llega hasta Hegel. La que aparece metaforizada
por Platón/Sócrates en “el Sol”.
Para pensar el la alegoría de La Caverna desarrollada en el libro VII hay que
retrotraerse al Libro VI. Allí Sócrates/Platón dialoga con sus interlocutores
cuestiones relativas al Estado ideal, a la forma de gobierno más perfecta y a
quienes deberían ser los que ejercieran la autoridad en ese Estado ideal.
Recordemos que para los grandes filósofos griegos la unidad política por
excelencia era la Polis. Algo
así como una ciudad Estado, pero más que ello si nos atenemos a lo que tiene
que ver con ciudadanía política, la
Polis es el ámbito de máxima realización de la humanidad de
las personas, en “todo”, y es donde se realiza la política y la vida. La Polis es total es un modo de
vida del individuo en la comunidad
Para Platón (asumimos como ideas de Platón todas las que éste pone en
boca de Sócrates y sus interlocutores), son “los filósofos” los que deberían
gobernar un Estado perfecto. Para Platón los filósofos son las personas en
condiciones de inteligencia y espíritu para conocer o aproximarse a los Bueno y
lo Bello, en un sentido de bueno o bello absoluto (no en el sentido cotidiano),
lo que es el camino a la Verdad
(también absoluta) alcanzable a través de la inteligencia y la razón.
Es aquí donde Platón presenta el significado del Sol que tanta
importancia tiene inmediatamente después en La Caverna. Le comenta al
interlocutor, que una persona tiene ojos para mirar, y que pude haber dibujos
coloridos en algún objeto para ver, pero que la claridad de cómo los veamos
depende de la luz, si se esta en la oscuridad no veremos nada, si es la luz de
la luna veremos poco y si el objeto es iluminado por el Sol veremos los colores
vivaces y con claridad. El Sol es la clave, el Sol esta fuera de nosotros,
existe más allá de nosotros y es el que nos permite ver las cosas como son. Es
el camino de la inteligencia y la razón hacia la verdad.
—Pues
bien -dije-, este (el sol) pueden decirme que es el vástago del Bien (Con
mayúscula, el bien absoluto), que el Bien ha engendrado análogo a sí mismo (no
tiene otro origen que si mismo es el principio de todo). De este modo, lo que aquel
lugar pensable respecto del pensamiento y de lo que se piensa, esto es el sol
en el lugar visible respecto de la vista y de las cosas que se ven.
—¿Cómo?
Explícate mejor.
—Los
ojos, tú sabes, cuando se los vuelve sobre objetos cuyos colores ya no están
iluminados por la luz nocturna sino por el resplandor de la luna, ven débilmente
y parecen casi ciegos, como si no tuvieran claridad en la vista.
—Así
es.
—Pero cuando el sol brilla sobre ellos, ven
claramente, y parece como si estos mismos ojos tuvieran claridad.
—Sin
duda.
—Del
mismo modo piensa así en lo que conviene al alma: cuando fija su mirada en
objetos sobre los cuales brilla la verdad y lo real, lo piensa, conoce y parece
tener inteligencia. Pero cuando se vuelve hacia lo sumergido en la oscuridad,
lo que nace y perece, entonces opina y ve débilmente opiniones que la hacen ir
de aquí para allá, y parece no tener inteligencia.
—Eso
parece, en efecto.
—Entonces,
lo que aporta la verdad a las cosas cognoscibles y al que conoce le otorga la
facultad de conocer puedes decir que es la Idea del Bien. Y por ser causa de la ciencia y la
verdad, concíbela como cognoscible, y aun siendo bellas ambas cosas -el
conocimiento y la verdad-, para considerar correctamente el asunto,
consideramos que la Idea
del Bien es algo distinto y más hermoso que ellas. Y así como dijimos que era correcto
tener a la luz y a la vista como afines al sol pero sería erróneo creer que son
el sol, ahora es correcto considerar que ambas cosas, la verdad y el
conocimiento, son afines al Bien pero sería erróneo creer que una u otra fueran
el Bien, ya que la naturaleza del Bien es mucho más digna de estima.
—Hablas
de una belleza extraordinaria, ya que produce la ciencia y la verdad, y además
está por sobre ellas en cuanto a belleza. Sin duda que no te refieres al
placer.
-¡Dios
nos libre! Más bien sigue examinando la comparación
—¿De
qué modo?
—Creo
que puedes decir que el sol no sólo aporta a las cosas que se ven la facultad
de ser vistas, sino la generación, el crecimiento y alimento, sin ser él mismo
generación.
—Eso es cierto.
—Y así dirás que a las cosas cognoscibles no
solo les viene del Bien el ser conocidas sino que también les llega de El el
existir y la esencia, aunque el Bien no sea esencia, sino algo que se eleva más
allá de la esencia en cuanto a dignidad y potencia.
Como vemos en esta parte de los Diálogos, Platón asigna al Bien, la
categoría de principio absoluto, el Sol es el que aporta La Verdad , “a las cosas
cognoscibles” y lo hace más allá de la inteligencia de los individuos. En
realidad es “la idea de Bien” la que permite la iluminación que le de a la
inteligencia la capacidad de, a través del a Razón, ver le verdad, o sea “las
cosas como son”. La vedad existe tal como es, no necesariamente como la vemos.
Y completa esta idea unos párrafos mas adelante
—Comprende
entonces la otra sección de lo pensable, si digo que la razón misma aprehende
por medio de la facultad dialéctica, y hace de los supuestos no principios sino
realmente supuestos, los que son como peldaños y trampolines hasta el principio
del todo, no supuesto y tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que de él
dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo
sensible, sino de Ideas por medio de ellas y en dirección a estas, hasta
concluir en Ideas.
Libro
IV traducción Conrado Eggers Lan
Es el idealismo absoluto. La vedad se accede a través de la ideas. El
debate entre dos supuestos acerca de algo, un debate orientado por la Razón e iluminado por la Idea de Bien absoluto
(Divino). Pero no aferrado a la materia, a pesar de que la materia existe tal
como es, pero la idea absoluta esta antes. Elevándose así hasta la Verdad sobre las cosas. O
sea, si bien Platón o desdeña la observación, por el contrario, pone por arriba
de esta a La Idea ,
y el debate racional para alcanzarla a partir de verdades relativas que son
“peldaños y trampolines”.
Hasta aquí todo pareciera indicar que Platón, sostenedor de que existe
una verdad absoluta más allá de lo sensible cuyo origen es cuasi divino y hacia
la cual debemos avanzar, es solamente un conservador o esta en el origen de las
ideas elitistas. Puede ser, aquí no ponemos en cuestión las implicancias de su
pensamiento en ese sentido. Claramente Platón está cuestionando la democracia
ateniense, al político típico, el demagogo, que encandila al demos con su
oratoria, y que considera responsable de haber llevado a Atenas al desastre
frente a Esparta en la guerra del Peloponeso.
Lo que si advertimos es que, el concepto de Idea, asociada a lo Bueno y
lo Bello, accesibles a través de la inteligencia y la Razón , no son sostén específico,
o intrínseco, o directo, de ideas reaccionarias o conservadoras.
Si vemos el pensamiento de grandes filósofos, como Hegel , quien esta en
la base del Marxismo, o de Rousseau quien esta en la base de todo pensamiento
democrático radical, veremos la propuesta platónica. Para ir al caso del filósofo
ginebrino. Es claro que cuando habla de la diferencia entre “la voluntad de
todos” y “la voluntad general” esta retomando la idea platónica de la
existencia de una verdad que representa el interés estratégico de una sociedad
mas allá de las aspiraciones coyunturales de una mayoría circunstancial, en la
que señala, gobiernan apetitos. Y que esa voluntad general es expresada por
alguna institución que va más allá de una asamblea.
Mariano
Moreno escribía el 15 de noviembre de 1810 en La Gaceta de Buenos Aires, en
pleno fragor de la lucha por la emancipación “No tienen los pueblos mayor
enemigo de su libertad, que las preocupaciones adquiridas en la esclavitud.
Arrastrados de la casi irresistible fuerza de la costumbre, tiemblan de lo que
no se asemeja a sus antiguos usos; y en lo que vieron hacer a sus padres,
buscan la única regla de lo que deben obrar ellos mismos. Si algún genio
felizmente atrevido ataca sus errores, y le dibuja el lisonjero cuadro de los derechos,
que no conocen, aprecian sus discursos por la agradable impresión que causan
naturalmente, pero recelan en ellos un funesto presente, rodeado de inminentes
peligros en cada paso que desvía de la antigua rutina”. Es parte de un texto
donde las referencias a la antigua Grecia aparecen como argumentos de
autoridad, Y son casi calcadas de las preocupaciones de los filósofos griegos
que presentamos aquí, para ser aplicadas a la situación del Virreynato del Rio
de la Plata en
1810. Son también las preocupaciones de contemporáneo Rousseau, de los
revolucionarios franceses, y en general de todos los revolucionarios al
presentar ante las masas propuestas que hacen que lo “natural” de las imágenes
“de la caverna” en las que se vivió inmerso siempre, sean solo falsedades.
Y así podríamos extendernos hasta los partidos revolucionarios.
No es que Platón fuera un “revolucionario”, claramente buscaba la
afirmación de principios y el establecimiento de una sociedad estable gobernada
por una elite de filósofos en condiciones de acercarse a lo Bueno, a La Verdad. La existencia
de una verdad que es discernible a través de la inteligencia, que eso es en
general hecho por una minoría, y que esa minoría debe intentar desvelar al
resto de la sociedad, es platónica.
Aclarados estos temas, que consideramos prerrequisitos para entender la Alegoría de La Caverna , es posible
avanzar sobre ella. Platón escribe el diálogo de Sócrates con Glaucón.
-Después
de eso –proseguí– compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su
falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una
morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda
su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello
encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos,
porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más
lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego
y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique
construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante
del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.
– Me lo imagino.
-Imagínate
ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de
utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera
y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
–
Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
-Pero
son como nosotros.
Aquí Platón muestra la clave de todo este relato “son como nosotros”.
Nuestra vida, que consideramos real, es como la de los prisioneros de la
caverna, veamos por que.
-Pues
en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra
cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que
tienen frente a sí?
– Claro
que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
-¿Y no
sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique?
–
Indudablemente.
-Pues
entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando
a los objetos que pasan y que ellos ven?
–
Necesariamente.
Y si la
prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de
los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que
lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
– ¡Por
Zeus que sí!
¿Y que
los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos
artificiales transportados?
-Es de
toda necesidad.
Primera parte de la Alegoría. Sócrates describió a Glaucón su idea, y
dejó claro que para los que viven en la caverna las sobras proyectadas por los
titiriteros son toda la realidad.
Continúa Platón
–
Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su
ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos
fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar
mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento
fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué
piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran
fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia
cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los
objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar
preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que
considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le
muestran ahora?
– Mucho
más verdaderas.
– Y si
se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría
de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por
considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?
– Así
es.
– Y si
a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo
antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser
arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le
impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los
verdaderos?
– Por
cierto, al menos inmediatamente.
–
Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En
primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de
los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y
los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo
y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que,
durante el día, el sol y la luz del sol.
– Sin
duda.
–
Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en
otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en
su propio ámbito.
–
Necesariamente.
-Después
de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las
estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún
modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
-Es
evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
El desarrollo es claro, la luz es el conocimiento, lo verdadero, pero
acceder a ello cuesta, los objetos reales no son reconocidos como tales ya que
la experiencia de vida dice otra cosa. Los sentidos están embotados y es un
proceso, cada vez, primero los objetos en si, después el fuego, mas tarde el
exterior y finalmente el Sol origen de toda la Luz , elemento clave en el relato de Platón para
que los sentidos humanos, entre ellos la inteligencia, y las cosas como son,
puedan ser iluminadas y aprehendidas. Es un proceso de elevación, como la misma
caverna esta pensada en el relato, desde abajo hacia arriba. Desde la oscuridad
y la proyección de sombras hacia el sol que ilumina la naturaleza y todas las
cosas. Un proceso que desarrolla una persona del conjunto
Sigue el relato
– Y si
se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus
entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio
y que los compadecería?
– Por
cierto.
–
Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las
recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los
objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de
cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de
ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría
deseoso de todo eso y envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquéllos?
¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y “preferiría ser un
labrador que fuera siervo de un hombre pobre” o soportar cualquier otra cosa,
antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida?
– Así
creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.
–
Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no
tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
– Sin duda.
– Y si
tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con
aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente
hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo
nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber
subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría
la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos
hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
-Seguramente.
Como vemos Platón no otorga al hombre que descubrió la Luz y con ella la realidad la
capacidad de que su “revelación” sea comprendida por el resto de sus antiguos
compañeros de la caverna. Cuya “realidad” (alienada) solo le permite saber de
la existencia de un mundo de sombras y proyecciones. Platón no le otorga al
hombre liberado la capacidad de revelar su verdad, pasaran a considerarlo loco
o hasta querer matarlo.
Ahora viene el desenlace, la explicación y a aplicación de la Alegoría al mundo real.
– Pues
bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio
de la vista con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el
poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas
de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te
equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír.
Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es
que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez
percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas,
que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el
ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y
que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo
privado como en lo público.
-Comparto
tu pensamiento, en la medida que me es posible.
El relato continúa pero hasta aquí lo fundamental. Como señala Platón al
principio: los habitantes de la caverna somos nosotros. El mundo que vivimos es
un mundo de tinieblas, de fuegos, sombras, títeres y titiriteros. Creemos con
firmeza que es real, todo a nuestro alrededor esta organizado para que así sea.
La actualidad pareciera hacer la
Alegoría una terrible realidad más dura y ampliada. ¿Cuales
eran para Platón las sombras en su tiempo histórico? Recordemos siempre que los
filósofos griegos no eran demócratas, tampoco partidarios de la dictadura,
creían en un gobierno, en una “república”, que permitiera el acceso al gobierno
de los mejores. Algo muy difícil mediante reglas institucionales, como bien
señalara el heredero de Platón, Aristóteles.
Muchos ponen el eje en que admiraban a Esparta, estado militarista, pero
donde una elite de ciudadanos concentraba todo el poder y se mantenía
equilibrada en riqueza. Pero en los filósofos atenienses Esparta también
funciona como una idea para desafiar.
Sin embargo Esparta es la crónica de un fracaso, poco ha dejado más allá de sus
hazañas militares, ni siquiera una ciudad admirable para los arqueólogos.
Fueron Atenas y otras ciudades griegas donde floreció la ciencia. Quizás fuera
solo el “método” de la comparación lo que fue usado con Esparta, triunfadora
sobre Atenas.
Y quizás el principal problema de todos los filósofos y científicos
griegos sea que su sociedad se basaba en la esclavitud en el desprecio al
trabajo manual, y por lo tanto no podían apreciar el valor del origen de todas
las cosas, que la realidad era fruto del trabajo y no de las ideas, o que las
ideas y el trabajo, la creación iban de la mano. Cosa que en Aristóteles llega
al límite de lo posible para el pensamiento de su época
Varias `preguntas que podemos hacernos:
¿La caverna es el hogar de la mayoría? Si es así como puede funcionar un
sistema que rompa con las estructuras que esclavizan las conciencias y dominan
la producción de riqueza. ¿La caverna es siempre el lugar do casi todos, o sólo
en periodos históricos o sólo parcialmente? Las revoluciones son procesos en
los que se sale de la caverna hacia la luz, o simples convulsiones al interior
de la misma.
Si la minoría, o "los filósofos" para Platón, son portadores
de la verdad ¿Cómo se identifica que es la verdad? Porque para él La Vedad , lo Bueno, Bello, es
absoluto, es de origen divino, es un principio que ya existe y los Filósofos
descubren, la divinidad ilumina y permite ver, la Razón y la inteligencia
asimilar.
Pero eso es muy religioso, digamos. Porque como se deduce del mismo
pensamiento griego, nuevas cavernas pueden ser presentadas como La Verdad. Entonces ¿Si las
imágenes proyectadas son claramente una no verdad, como identificamos la
realidad en otras versiones propuestas, y no una nueva caverna? El mismo
exterior podría ser otra gran caverna. O quizás solo una parte del eterno
camino hacia la Verdad ,
hacia lo Bueno y lo Bello.
La alegoría de La
Caverna es muy inteligente, quizás la primera explicitación
del funcionamiento de la alienación en la sociedad humana. Sin embargo si
revertimos el idealismo por una concepción materialista como hizo Marx hace 150
años quizás podamos pensar que la
Verdad , los Bueno y lo Bello tiene parámetros de
identificación que no dependen de la divinidad y con ella de cada secta
religiosa (política o espiritual)
¿Estamos fuera o dentro de la
Caverna , los militantes que participan de movimientos de
transformación social?
La respuesta actual pareciera ser desalentadora. Pero al estar formulada
dentro de ella, y con las tinieblas y proyecciones de sombras diversas, hasta
que la misma luz del sol se confunde. Los titiriteros han construido
proyecciones ideológicas que sólo nos permiten ver sombras de la realidad.
Guillermo
Caviasca
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